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El urbanismo y la planeación moderna

Las Ciudades más bonitas del mundo
Este artículo pretende mostrar rutas de entendimiento de la tensión entre urbanismo, planeación y fragmentación urbana, con el fin de abrir líneas de interpretación y análisis sobre la ciudad moderna a través de un repaso histórico-crítico de los procesos urbanos en los que ha intervenido –en distintos periodos y distintas formas– el afán por ordenar y gestionar el espacio de la ciudad. 

Las Ciudades más peligrosas 
Dicho repaso contempla, en primer lugar, una aproximación conceptual a la historia del urbanismo moderno y a la planeación, lo que permitirá, en segundo lugar, un análisis aproximativo de las formas de planeamiento local de la ciudad de Medellín, a través de la vanguardia con los debates y acontecimientos mundiales, durante el siglo XX y comienzos del presente.

Para conocer el artículo publicado en la Revista Historia y Sociedad, Nro. 26, MEDELLÍN, COLOMBIA, ENERO-JUNIO DE 2014, PP. 17-51 de clic aquí

De la Ciudad Global al Río Distópico


Distopia::021 - Um Projeto de Cidade Global
(28 minutos - Brasil e Colômbia)



Uma cidade que vive uma tensão cotidiana, um projeto de apagamento da memória coletiva e o afastamento sistemático dos pobres do mar. Distopia::021 é um video documentário sobre a revitalização da zona portuária do Rio de Janeiro no horizonte dos megaeventos esportivos internacionais (Copa do Mundo de 2014 e Jogos Olímpicos 2016).

Crónicas Urbanas

Cuando castiga el sol

Panorámica Centro de la ciudad
 Parque de San Antonio.
Fotografo: Carlos Vidal
Es mediodía, los rayos inclementes del sol dimensionados por el cemento inhabitable del parque San Antonio, alejan toda forma viviente de la hostil loza. Los vendedores ambulantes buscan el refugio de las sombras en alguno de los cuatros arbustos del lugar; entre estos vendedores se encuentra el joven Samuel de quince años, vendedor de jugo de guanabana, habitante del sector de Niquitao y uno de los protagonistas anónimos del diario vivir del centro de Medellín. 

Samuel. Foto: Juan Fernando Hernández. 2012.
 Sabe que el calor del sol es su aliado y, al contrario de otros vendedores da continuas vueltas alrededor del yermo parque. Es entonces cuando los valientes transeúntes que se atreven a cruzarlo, divisan a Samuel con su delantal blanco y su nívea piel de porcelana - que lo hacen resplandecer bajo la excesiva luz meridiana - como una aparición que arrastra un oasis ambulante, y cuyo liquido blanco disipa la sed por solo mil pesos.
 
Samuel es el ángel adolescente de la guanabana, socorre a los ciudadanos castigados por el sol. También es el querubín de su madre, que se muere de cáncer en un cuarto de inquilinato, donde convive con el y otra hija dos años mayor que Samuel y quien también vende el jugo lechoso de la deliciosa fruta.

Una noche, en su camino de retorno al lugar donde guarda su carrito guanabanero, una explosión cercana a la Plazuela San Ignacio ensordeció por un momento los oídos de Samuel, y con asombró, sus ojos observaron caer extremidades humanas a su alrededor. Desde entonces afirma no temerle a nada, ni siquiera a los funcionarios de espacio público que no respetan su estatus angélico, su condición de salvavidas cuando el reseco asfalto agrede como verdugo los pasos del caminante, cuando el sol del verano citadino en el San Antonio castiga a quienes osan permanecer allí más de un minuto.

Un siglo de vida en Medellín. Fundación Viztaz.
Cada tarde, cuando el astro rey esconde sus látigos, Samuel el ángel de la guanabana, repliega sus alas, tan blancas como la pulpa de aquella fruta, y marcha a su cuarto de inquilinato a posar un beso sobre la frente de su madre.

Parque de San Antonio. Foto: Juan Fernando Hernández. 2012.
Juan Fernando Hernández
juferh@yahoo.com       

Vivienda en Altura: Paisaje del Edificio.



El investigador y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, que pertenece a la Escuela del Habitat de la facultad de Arquitectura y la Grupo de Estudios Urbanos, acaba de publicar en el ultimo numero de la Revista de la Universidad de Antioquia un escrito donde hace una refelxión sobre la conurbación y la vivienda en altura, ya sea de interes social o de alto costo en una ciudad que cada vez más prioriza esta "solución" haciendo más palpable y visible este modelo. Las y los invitamos a descargar, compartir y analizar el artículo que se refiere de una forma u otra al paisaje del edificio. Haz Clic Aquí para descargarlo.


Historia y Estudios Urbanos

La producción del espacio


1. La  tensión entre Polis y Urbs productora del espacio social urbano.

Polis, entendida como el espacio ordenado y memorioso; Como lugar de panópticos y de la racionalización ordenada de los espacios; de la memoria histórica homogénea y la forma global como totalidad espacial; del perímetro urbano, de la estabilidad, el patrimonio y la conservación.

Urbs, entendida como el tejido vivo, dinámicas barriales, espectáculos, desorden y caos urbano; los trancones, la movilidad y el transporte; la gentrificación, la connurbación, la densificación y el sinecismo; los grafittis, los tabloides, la prensa y la publicidad; la constante desterritorialización semiótica; archipiélagos urbanos, metápolis y posmetropólis.

Lo que configura la producción del espacio contemporáneo no es la abstracción racionalista de la ciudad funcional, de la Polis moderna, sino la fantasmagoría de lo nuevo, la complejidad de las ciudades contemporáneas en permanente transformación y la reestructuración de la facultades perceptivas que produce la urbs contemporánea.  La ciudad moderna viene siendo sustituida por procesos de urbanización que no solamente revientan sus límites sino que también la reconfiguran en sus espacios internos.  Así como la industrialización transformó  el paisaje urbano de Medellín, no sólo por la instalación del sistema industrial, del parque industrial y del comercio sino también por los cambios demográficos y la construcción de vías, barrios, edificios y zonas residenciales; hoy en día, la sociedad de servicios, los promotores inmobilarios, las grandes superficies comerciales, los nuevos problemas de movilidad, el paisajismo urbano, la ciudad seductora de los eventos, los congresos, el turismo, los hoteles, los restaurantes marcan el espacio urbano de la ciudad contemporánea pero no la delimitan.


2. La geohistoria de la ciudad.

La ciudad es el entramado entre el cuerpo humano y el cuerpo arquitectónico que se influencian entre sí.  La relación de los cuerpos es lo que funda la ciudad, es decir, para que exista la ciudad no sólo es necesario el establecimiento de configuraciones arquitectónicas. La funcionalidad de los espacios es política; responde a las necesidades subjetivas y objetivas de los individuos.  La piedra es el escenario de la participación, de la orientación, del encierro o del constreñimiento. Los espacios están pensados para posibilitar múltiples condiciones socio-espaciales. En lo que concierne al hombre contemporáneo, el desplazamiento y la velocidad producen una desensibilización frente al espacio circundante: una virtualización de la realidad. La pasividad para él alude a la no participación, a un orden existencial que hace referencia a la falta de contacto.

La ciudad facilita un espacio que protege la carne pero la segmenta y la aisla.  Archipiélagos urbanos producidos por los procesos de connurbación incesantes de la “Endless city”. La ciudad posmoderna para Soja es la ciudad globalizada, fragmentada, generadora de procesos de exclusión que sólo se pueden contrarrestar con propuestas de justicia espacial.

3. La ciudad moderna:


El capitalismo produce sus espacios y los utiliza de distintas maneras para lograr su reproducción. Una de esas maneras, es la compresión espacio-temporal que posibilita una aceleración en el tiempo de rotación del capital. Otra, es la producción inmobiliaria urbana, dirigida por los bancos y caracterizada por la especulación y la segregación socioespacial. 

En París, durante el siglo XIX, el capital financiero se unió al planeamiento urbanístico para generar un nuevo campo de especulación y de beneficios. Las relaciones contradictorias entre capital y espacio, las grandes obras del urbanismo haussmmaniano es decir, la apertura de los grandes boulevares son procedimientos asociados al desarrollo del capitalismo en Francia durante el segundo imperio de Napoleón III y, serán procedimientos urbanos presentes en los procesos de renovación urbana en muchas ciudades a partir de ese momento. La capital y la modernidad se unieron en un particular lugar y tiempo (París) para producir la renovación urbana que configura la modernidad citadina más ejemplar y de la cual escriben Balzac, Flaubert, Baudelaire y Zola; también intelectuales como Saint Simon, Proudhon, Marx y Walter Benjamin. 

Hoy en día, los proyectos de renovación urbana involucran a ciudades norteamericanas, europeas y de America latina. La noción de que el espacio es cada vez más dominado por el capital con la finalidad de su reproducción, implica formas de desplazamiento espacial y social en nombre de la circulación y el consumo. Los planes urbanísticos son vistos ahora como formas de movilización de economías estancadas. Pero, en un proceso de investigación crítica de la ciudad, cabe preguntarse a qué precio se produce todo esto.


¿Por qué Urbano?

Tríptico noche y amarillo. Luis Bernardo Escobar. 2011.
Las interrupciones morfológicas y la producción de formas espaciales, mentales y corporales desde lo urbano es difícil superarlas sólo acudiendo al urbanismo y la modernización. Todos incluso los planificadores, arquitectos, estetas, urbanistas saben que falta algo. La crisis de lo urbano no es en vano. Los anteriores fragmentos de las urbs que mediatizados se convierten en lenguaje de un territorio imaginado y hecho, similar y diferenciado, parafraseando a Francesc Muñoz en Urbanalización. Paisajes comunes, lugares globales es lo que moramos, discutimos e investigamos hoy, en el presente espacial de la vida citadina como nueva experiencia y acontecimiento.

La estetización de los espacios  urbanos, privados y públicos, busca estimular la experiencia cotidiana de la vida metropolitana dando una impresión de ciudad democrática y civilizada. En las últimas décadas, en muchas ciudades colombianas y del planeta, hemos presenciado el paso de una planeación urbana ocupada principalmente de la vivienda, la movilidad, la idoneidad de los espacios públicos y comerciales hacia una consideración de la gestión urbanística en términos de proyecto y diseño
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Parque Biblioteca España
Parque Biblioteca San Javier
Parque Biblioteca La Ladera
Este paso genera un nuevo tipo de intervención espacial que puede considerarse como simple maquillaje insulso que oculta los verdaderos problemas urbanos y sociales de una metrópoli o como la implementación de una nueva estrategia de equidad social, en la medida en que se extiende el rediseño espacial a todos los escenarios urbanos de una ciudad. Las zonas pobres, los territorios deprimidos, los barrios populares también son incluidas en este bello paisajismo urbanita que propone sitios con diseño contemporáneo y con nuevas comodidades.

Ciudad simulacro o simulada; mimesis que genera conformismo y pasividad; redistribución justa y adecuada de los recaudos municipales y tantas otras críticas o alabanzas atraviesan, hoy en día, estás prácticas gubernamentales o privadas de gestión urbana.

Piedra y Cielo. Luis Bernado Escobar.
La ciudad fragmentada de los territorios difusos crea las centralidades de los territorios proyectados en detrimento de los vividos. Es aquí donde La ciudad postmoderna, magia y miedo en la metrópoli contemporánea. Las Postmetrópolis, sus estudios críticos sobre las ciudades y las regiones se ponen a prueba con la nueva concepción de justica espacial, área regional, derecho a la ciudad y vida digna.

“Las ciudades son fascinantes, incluso hoy en día, precisamente porque cuestionan tanto la ilusión vana del orden como la fantasía del desorden y porque ponen de manifiesto hasta qué punto son falacias ideológicas las preferencias estéticas a favor de un estado o del otro. La  ciudad es frustrante para el dictador pero también para el ropavejero”[1]. La ciudad como espacio donde se producen determinadas prácticas sociales y la ciudad como el cumulo de relatos que ayudan a producir dichas prácticas refuerzan la atracción, seducción y encanto.

Hay una necesidad de estudiar los fenómenos urbanos desde una esfera argumentada, humana, subjetiva en pos de producir análisis y teorías propias de las especificidades de las ciudades, en los procesos a escala local-mundial, como lo es el actual “modelo Medellín” a nivel global. Las aglomeraciones de personas y la diversidad de viejas y nuevas espacialidades en Medellín actualizan de una u otra forma tanto los discursos que se fabrican y los modos en los que la lectura se lleva a cabo, y estas formas de representación que se practican y encarnan, a la vez, secundan la construcción de una ciudad cada vez más móvil y más múltiple[2] donde urgen miradas y prospectivas de la ciudad, que debe ser investigada, cuestionada, puesta a prueba en los escenarios de la formación, el debate público y el trabajo con comunidades barriales, sociales, gubernamentales e investigativas.
En la misma línea de ideas, los pocos grupos de investigación, centros, académicos, redes sociales, investigativas y de trabajo que abordan o tienen como objeto o línea de investigación el universo urbano, los urbanismos y la Urbanalización en Medellín y Colombia, nos dan pie para arriesgarnos a buscar consolidarnos y fortalecer espacios, alianzas con ellos y nuevos grupos y laboratorios, frente al lugar que ocupa la ciudad y sus re-significados ante los nuevos dispositivos, equipamientos, instituciones, tecnologías, discursos y modelos.


Entendemos que las narrativas de la vida metropolitana son suscitadas por el dinamismo de las urbes modernas, pero también, que la ciudad se construye paralelamente a sus relatos e imágenes, que los necesita y le son indispensables para poder dotarse de sentido; de un sentido difuso que es al mismo tiempo contestatario y arraigado, ambiguo y preciso. Desde principios del siglo XX Medellín se convirtió en un campo de batalla simbólica y visual en el que cualquiera puede pasear por las calles sólo como espectador. Por ello la intención individual y colectiva de producir conocimiento, debate académico, oficial y mediático, y transformaciones en las estrategias, discursos y prácticas de planificación e intervención urbana con el fin de generar conocimiento práctico, participación y derecho a la ciudad, sinergias, cinecismo, vida digna y espacio público urbano.
  
¿Ciudad-es? Luis Bernardo Escobar. 2012.
[1] FRITZSCHE, PETER, Belín 1900. Prensa, lectores y vida moderna. Siglo XXI, Buenos Aires, 2008, pp. 17.
[2]  AMENDOLA, GIANDOMÉNICO, La ciudad postmoderna. Celeste, Madrid, 2000, pp. 169.

Centro de Estudios Urbanos

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A la manera de Manuel Alvarez Bravo. Investigación visual y fotografía Camila Florez Quintero.
“La ciudad no es un artefacto o una disposición residual
Por el contrario, la ciudad encarna la verdadera naturaleza de la naturaleza humana.
 Se trata de una expresión de la humanidad en general
y específicamente de las relaciones sociales generadas por la territorialidad”
Morris Janowitz, Citado en Posmetrópolis, Edward Soja

Contextualizar una investigación en un escenario urbano no coincide con la obligación de tener un referente espacial como lugar donde ubicar acontecimientos o como el deber ser de dibujar un territorio donde se efectúan cierto tipo de prácticas sino que, más bien, responde a la convicción de que han sido las ciudades a lo largo de toda la historia las que han configurado y de las que ha dependido el funcionamiento de todos los elementos que constituyen la vida humana.

Ha sido en las ciudades donde se han establecido todas las formas de vida humana; los espacios de poder han tenido como centro de funcionamiento las ciudades; las economías, los mercados y las relaciones de intercambio son prácticas propiamente urbanas; las técnicas y las tecnologías tienen como escenario de efectuación las ciudades y sus espacios.

Podría decirse que el mundo rural -el que se ha considerado el “antípoda” del urbano-, funciona gracias y a favor de las ciudades: la mayor parte de los recursos producidos por las comunidades rurales están destinados para el abastecimiento de las ciudades, pero la creación, distribución y amoblamiento de los espacios rurales depende de insumos netamente urbanos.

Las conexiones viales, económicas y políticas más importantes para las especialidades rurales se establecen con las ciudades. Las migraciones a la ciudad ha venido aumentado desde los dos últimos siglos de forma vertiginosa. Por lo tanto, la ciudad entendida como prácticas sociales y el espacio urbano como lugar de relaciones e intercambios no deberían ser analizados dentro de sus límites territoriales; en efecto, están en relación con otras espacialidades y se presentan más como la “sede de un control territorial” que como un enclave nominal. Sin embargo, este mundo históricamente urbano, constituyente fundamental de las relaciones sociales, ha sido poco incluido en las problematizaciones académicas y sociales.

A la manera de Manuel Alvarez Bravo. Investigación visual y fotografía Camila Florez Quintero.
La primacía del tiempo como eje articulador de muchas de las investigaciones ha hecho que el espacio sea solo un dato referente a la localización geográfica. Lo que aquí se pretende es, por el contrario, dar mayor relevancia a las espacialidades urbanas como productoras de tiempos y subjetividades múltiples.

No obstante, sería inexacto sugerir una cierta luz de soluciones de continuidad en relación a las diversas ciudades y a sus tiempos diferenciados. No es lo mismo hablar de la Atenas de Pericles que de la Nueva York multicultural; tanto los tiempos locales como la configuración socioespacial establecen las especificidades de los entornos urbanos. Las ciudades, de esta forma, dependen de las condiciones de existencia de una determinada época.

Así, las ciudades de la modernidad tienen características que les son propias. La primacía de la razón, la utopía del progreso, el fortalecimiento y asentamiento casi absoluto del sistema capitalista, la industrialización de las mercancías, la mercantilización de los objetos, el nacimiento del pensamiento urbanista y del urbanismo como disciplina, el crecimiento de la población, la instrumentalización de los cuerpos para la producción, la migración, la consolidación de los sistemas de transportes y de comunicación, el declive del Arte y la proliferación de las vanguardias artísticas, el nacimiento de la sociedad del consumo y del espectáculo, la emergencia de “nuevas” clases sociales son condiciones constituyentes de las transformaciones de las ciudades en la modernidad.

A la manera de Manuel Alvarez Bravo. Investigación visual y fotografía Camila Florez Quintero.
De hecho, cualquier objeto de estudio que aborde cuestiones modernas no debería eludir a la ciudad como campo problemático; y así, como advertirían Baudelaire y Benjamin, son justamente las ciudades los escenarios que sostienen todos los espectáculos de la modernidad.

Alejándonos de los reduccionismos conceptuales es posible sugerir que el epítome de la modernidad es la expansión y aglomeración constante de la ciudad; “La noción de ciudad implica la aglomeración de una población, o sea la concentración del asentamiento y de las actividades; estas últimas se diferencian del aprovechamiento directo del suelo porque llevan a la especialización y contribuyen sobre todo al intercambio y a la organización de una sociedad”[1].

De esta forma la ciudad moderna, como todas las ciudades, tendría unas formas de organización social más o menos constantes y unos modos de distribución del territorio y de los elementos urbanos que implican la construcción de una estructura social. En otras palabras, la modernidad urbana conlleva inexorablemente a tener una relación pensada y estratégica con el espacio y con los modos de vida en él representados, que posibilite, por ende, tener cierto control sobre la población y sus hábitos urbanos.

La creación de las espacialidades modernas están dirigidas precisamente al “progreso permanente, avances tecnológicos, democratización, nivelación de las formas de vida, decidida orientación hacia el tiempo y el dinero, movilidad en aumento, y aceleramiento de la circulación (y de las modas) y del monumentalismo”[2]. Tales características posibilitaron la acelerada transformación de las ciudades a partir del siglo XIX a favor tanto de la regulación como del dinamismo moderno.

A la manera de Manuel Alvarez Bravo.
Investigación visual y fotografía Camila Florez Quintero.
Si bien las ciudades modernas orientaban sus formas de gobierno y de legitimación en los marcos de los grandes metarrelatos: “emancipación progresiva de la razón y de la libertad, emancipación progresiva o catastrófica del trabajo (fuente de valor alienado en el capitalismo), enriquecimiento de toda la humanidad a través del progreso de la tecnociencia capitalista”[3], la condición misma de la modernidad, tal cual lo argumentaron Lyotard y Berman, es la de tanto absorber permanentemente los discursos originados en su seno como la de crear constantemente ilusiones y fantasmagorías que susciten prácticas sociales en favor de la consolidación de la economía capitalista.

El eclecticismo moderno sería entonces la condición de posibilidad y existencia de las ciudades. Es decir, la condición de la modernidad es el desvanecimiento y la reinvención constante de sus discursos; y de eso depende la fuerza que pueda llegar a tener en una sociedad.Dicho eclecticismo es precisamente el que da sustento a la movilidad urbana; las características de la ciudad moderna atañen no solo al movimiento y a la eficacia de las relaciones políticas, económicas y sociales mediadas por unos espacios funcionales construidos para posibilitarlas sino a la circulación de unos imaginarios urbanos producidos por los dispositivos mediales.

Periódico El Colombiano. Septiembre de 2006.
Fotografía: Víctor Jiménez.
La prensa, la radio, los espectáculos masivos, las exposiciones universales y nacionales y la publicidad son unos de esos dispositivos que emergen en la modernidad y terminan por refinarla. Y, como más adelante se expondrá con detenimiento, la capacidad de tales dispositivos radica en que, más que informar y representar unas realidades urbanas, las induce y produce. La imagen de una ciudad en movimiento constante y en continua construcción implica la imagen de la fragmentación: la “ciudad collage”[4] moderna es la ciudad dividida en reductos funcionales y estratégicos que permiten una relación racionalizada del espacio. No obstante, un mundo convertido en ciudad y el triunfo de ésta sobre las relaciones sociales ha posibilitado que los principios de racionalidad espacial se expandan y se multipliquen en favor de las orientaciones y los itinerarios individuales.

Ahora bien, según la tesis de Santiago Castro-Gómez la entrada del capitalismo en Colombia tuvo como condición de posibilidad el ingreso, en un primer momento, de un “capitalismo imaginado”[5]. Capitalismo narrado, visual y simbólico, que tuvo como raigambre las viejas relaciones sociales pero que las transformó sutilmente orientándolas a unas condiciones propias y creadas por el mismo capitalismo. El ideal de reconocimiento de unos actores sociales con las condiciones individuales y sociales capitalistas vigentes en Europa y Estados Unidos posibilitó la paulatina entrada, a través de los medios de comunicación, de este “capitalismo imaginado”;

...diversos actores sociales empezaron a identificarse imaginariamente con un estilo de vida capitalista para el cual no existían todavía las condiciones materiales. Es en esta identificación que se van formando los “sujetos” que harán posible que el capitalismo se convierta luego en la forma hegemónica de producción en Colombia. El mudo simbólico de la forma-mercancía “interpela” a los individuos (los llama, los convoca, los seduce) para convertirlos en sujetos deseosos de materializar los símbolos del progreso que la mercancía ofrece: riqueza, salud, confort y felicidad.[6]

Aun así, este “capitalismo imaginado” no debe entenderse sólo como condición de posibilidad sino como la condición de existencia del capitalismo. Pues tanto la modernidad como el capitalismo dependen de mantener un flujo constante de imágenes y narrativas que los estén tanto reafirmando en su influjo social y en su fuerza económica como renovando constantemente. Sin ahondar sobre la discusión de si la modernidad es propia del capitalismo o viceversa, sabemos que entre el uno y el otro a existido una concomitancia hasta cierto punto pragmática.

A la manera de Manuel Alvarez Bravo.
Por lo tanto las imágenes de mercancías, espectáculos, eventos sociales, exposiciones, objetos técnicos, cuerpos y ciudades son parte constituyente del capitalismo y la modernidad misma. Es decir, entre imaginación y realidades capitalistas existe el mismo grado de ficcionalización. Por lo tanto, ni un “capitalismo imaginado” ni un “capitalismo real o materializado” posibilitan al otro, sino que los dos son integrantes fundamentales para la inserción de unas espacialidades, de unos dispositivos y de unas prácticas sociales característicos de estos dos ejes explicativos.  Lo que entonces tanto la modernidad como el capitalismo provocan es el asentamiento constante de una violencia simbólica a  través de muchos frentes que los perpetúa como los productores de las nuevas subjetividades; éstas subjetividades cinéticas creadas lentamente a partir de los finales del siglo XIX en nuestro país y tempranamente en Medellín -con respecto al ámbito nacional- son precisamente las que permiten que capitalismo y modernidad se arraiguen definitivamente.

Esta violencia simbólica estriba en que los esquemas ideales y representados difieren considerablemente de las realidades sociales. No obstante, aunque la asimilación paulatina de unos modos de vida se dibuje claramente desde la segunda década del siglo XX ésta violencia permanece como el alimento necesario para reforzar las nuevas formas de existencia del capitalismo. Por paradójico que parezca, la ficcionalización de tiempos, espacios y cuerpos son el principal elemento para la construcción de los tiempos, los espacios y los cuerpos modernos.


Punto cero y Barranquilla. Procesamiento digital.
Fotografía: Víctor Jiménez.
 Así, la construcción de las subjetividades urbanas está vinculada, en efecto, a la organización y distribución incesante del espacio de las ciudades y los dispositivos urbanos; pero es necesario advertir que el análisis de las subjetividades y de las prácticas sociales son el insumo principal para dicha organización.

Con todo, lo que aquí se ha querido y se quiere hacer evidente es que la ciudad moderna es un campo de acción y de relaciones transductivas y móviles que ponen el acento en los principios de una racionalidad difusa; difusa en tanto que el poder ya no se encuentra concentrado en la figura de un soberano que tiene la potestad absoluta sobre la vida de sus súbditos, sino que se multiplicó para quedar fragmentado y constituir así una “microfísica del poder”. Los poderes de la modernidad como los espacios de la ciudad tienen cada uno su campo de acción y su grado de efectividad sobre la vida de los hombres.


[1]    RONCAYOLO, MARCEL, La ciudad, Ed. Paidós, Barcelona, 1988, pp. 10 - 11.
[2]    FRISBY, DAVID, Paisajes urbanos de la modernidad. Exploraciones críticas, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 2007, pp. 32.
[3]    LYOTARD,  JEAN-FRANÇOIS, La posmodernidad (explicada a los niños), Ed. Gedisa, Barcelona, 1996, pp. 29.
[4]    Este termino es utilizado por Giandomenico Amendola en su texto La ciudad postmoderna para afirmar que la ciudad, en este caso la postmoderna -pero que puede ser usado con las precisiones conceptuales correspondientes para la moderna-, no tiene ni una coherencia espacial, ni simbólica, ni temporal, ni imaginada, ni visual, ni léxica que la permita representar.
[5]    CASTRO-GÓMEZ, SANTIAGO, Tejidos Oníricos. Movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá (1910 – 1930), Universidad Javeriana, Bogotá, 2009.
[6]    Ibid, pp. 26.

MEDELLÍN CIUDAD OCASIONAL

Laxa, Flexible, Cotidiana... 


Las ciudades en su proceso de transformación tanto social como física, sufren cambios los cuales se manifiestan en la configuración de espacios y territorios, estos se articulan y se desarticulan dependiendo de las situaciones  que los rodee y de cómo están configurados.  

Las  configuraciones  son  vistas, reconocidas y controladas por la  ciudad planeada, la ciudad que se articula por medio de sus instituciones y se inserta en el pensamiento racional, el cual establece diferentes normas  y parámetros para la ciudad, que por medio de los intereses y la noción de  progreso instaura diferentes alternativas para configurar el espacio según el imaginario adecuado, en el  caso de la ciudad de Medellín según la tendencia que tiene la ciudad de ser un centro de servicios, no como anteriormente se consideraba de una ciudad industrial. Debido a esto se crean soluciones de acuerdo a la ideología basada en conceptos neoliberales, los cuales se impulsan más hacia la oferta y la demanda, propuestas como: grandes centros comerciales  Santa Fe, Oviedo, Premium Plaza o grandes edificios financieros y centros de servicios como: Suramericana y Bancolombia.


Frecuentemente se toman modelos que centralizan y  delimitan  la ciudad, caracterizados en gran medida por edificios detonantes como: centros culturales, plazas, proyectos que desconocen los contextos sociales o la historia que estos lugares presentan; como lo expresa Manuel Delgado “en los espacios urbanos –edificios o plazas- parece como si no se previera la sociabilidad, como si la simplicidad del esquema producido sobre el papel o en maqueta no estuviera calculada nunca para soportar el peso de las vidas en relación que van a desplegar ahí sus iniciativas”, donde se ve una intervención desde la planificación dada en el papel, y no el espacio producido como una construcción social. 

La ciudad en su totalidad muestra dos facetas: la primera ya mencionada anteriormente, la ciudad planeada, la ciudad hipercodificada por la planeacion del pensamiento racional y por modelos que se implementan a través del estado, controlando e insertando una matriz de relaciones en el espacio. 

La segunda está conformada por la ciudad practicada, la ciudad que podríamos denominar  ciudad ocasional, donde las experiencias estéticas de lo ocasional emergen en lo urbano, concepto que lo miramos como lo define Manuel Delgado “lo urbano es una forma radical de espacio social, escenario y producto de lo colectivo haciéndose a sí mismo, en territorio desterritorializado en que no hay objetos sino relaciones diagramáticas entre objetos, bucles, nexos sometidos a un estado de excitación permanente”, este escenario está cargado de signos que se encuentran sumergidos en la piel de lo cotidiano, en las experiencias que se tiene en lo urbano, donde la cotidianidad es  espontánea, se expresa entre espacios efímeros que conforman una red de relaciones dadas por las personas y los objetos que se rodean.
  
Si bien esta ciudad se encuentra suspendida en el anonimato, se hace evidente en la piel de la cotidianidad, en las actividades diarias de las personas que se rodean, en su interacción, en su experiencia. 

La cotidianidad se expresa con mayor medida en lo urbano, donde la ciudad planeada no controla, emerge en la inconsciencia, en la carencia de lugar, en la deslocalización del territorio, son éstos espacios  donde surgen en gran medida estas pieles cotidianas que dotan de significados y definen – redefinen espacios, generando así la cotidianidad como pieles de lo urbano  y creando la piel como elemento estético. 

La ciudad cotidiana por sus características arroja espacios indefinidos, pasajeros, en ocasiones se configuran y luego se desconfiguran, son codificaciones laxas, afectaciones que se encuentran fuera del alcance del planificador, mimetizados en las ocasiones, espacios como lo menciona  Giovanni La Varra “Post – it spaces have no predominant codification: they are vacant lots, residual spaces around the communications system, kinds of dikes around urbanized zones – spaces the planner´s gaze has left untouched” , los cuales son desarticulados, intersticios que quedan de la transformación en las ciudades tanto por sus infraestructuras civiles, como por su arquitectura. Estos espacios son auto referenciados,  no tienen cualidades espaciales permanentes y casi toda su constitución está dada por la ciudad cotidiana, la ciudad practicada. 

La cotidianidad afecta tanto a la ciudad como a su arquitectura, y debido a sus características se crea una estética particular que cobra valor en cuanto se observan y se sienten, una estética basada en los hechos urbanos que se expanden y se contraen dependiendo de su actividad, hablamos entonces de una estética expandida en el espacio “Mejor dicho una estética de los intersticios por los cuales se escabulle lo social y en los cuales se consolidan los lazos efímeros de unas sociabilidad también móvil y cambiantes… esa estética expandida que a los ojos de muchas miradas “cultas” se prestan más bien como la escoria residual de un comportamiento estético que ha terminado por contaminar la “cultura artística””.

Escrito por Sebastian Muñoz.

Barrio que fuiste y serás

Novela Corta, Cuentos y Relatos
"Aquel que dijo que el barrio es la única y definitiva patria del hombre, estaba descubriendo una geografía íntima y subvirtiendo teorías sobre próceres, escudos e himnos nacionales. Aquel que señaló que además de la infancia, el otro avatar que marca al hombre es el barrio (que para algunos se puede reducir a una calle o a una encrucijada), estaba dando pasos hacia la instauración de una metafísica de patios y entejados, de esquinas y balcones. Un antídoto contra la soledad –si es que la soledad requiere de esas contras- puede hallarse junto al mostrador de una vieja tienda o en las piernas de una muchacha que monta en bicicleta. Aquel otro que dijo que para la angustia existencial lo mejor era el olor a tiza y los tacos de billar, estaba quitándole trabajo a los psicoanalistas y dándole valor terapéutico a esa sociabilidad que nace y crece en el bar que está a la vuelta[1]"

El protagonista es el barrio. No. Me equivoco, la vida en el barrio. El barrio juega un papel protagónico como delimitación territorial y existencial; ¿pero, nos hemos preguntado por el origen del barrio no sólo como palabra sino como entidad territorial en la historia urbana? 

Comunas Populares. Zona Nororiental. Camila Florez Quintero. 2010.

Señoras jugando dominó. Camila Florez Quintero. Agosto de 2010.
El barrio tiene más de doscientos años de ser una entidad territorial y una construcción cultural, pero al igual que muchos hechos sociales está amenazada en el presente. Se inició hace siglos como lugar de otredad cultural y hoy se erige, paradójicamente, casi volviendo sobre sus orígenes, y tomando las palabras del profesor John Muñoz, en lugar de resistencia cultural en tiempos de globalización.


Por eso el mismo Spitaletta dice que al hablar del barrio “es como hacerlo de alguien que está en agonía, alguien que se está yendo, despacio eso sí, pero al fin de cuentas despidiéndose; porque el barrio es un pedazo de ciudad vieja, una entidad cada vez más pequeña, menos presencia, más pretérito que presente y casi nada de futuro” (p. 9). Terrible y pesimista diagnóstico, aunque con mucho de realidad, pues la torre de apartamentos jamás podrá ser un barrio, pese a las pretensiones de los publicistas que quieren acuñar la idea de barrio en altura. No puede haber barrio alejado de la superficie de la ciudad, con sus relaciones horizontales[2].

Para conocer el escrito completo de presentación del libro Barrio que fuiste y serás, del investigador Luis Fernando González Escobar. Clic Aquí


[1] Reinaldo Spitaletta, Barrio que fuiste y serás, Bogotá, Ediciones B Colombia S. A., 2011.
[2] Palabras de presentación del libro Barrio que fuiste y serás de Luis Fernando González Escobar. Profesor Asociado adscrito a la Escuela del Hábitat. Facultad de Arquitectura Universidad Nacional de Colombia sede Medellín. Biblioteca Pública Piloto de Medellín, 8 de junio de 2011.