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La Ciudad Graffiti

Experiencias Vivas - Investigación Acción - Narrativas


Escrituras otras, cantos y narrativas creativas de las historias del Graffiti, las artes, las prácticas y las resistencias en Medellín y el Valle de Aburrá.

Para ver y descargar el artículo, ir al enlace aquí

https://pomotecestudios.unaula.edu.co/2021/03/22/experiencias-y-metodologias-biografico-narrativas/

La ausencia total de planificación


Darío Ruiz Gómez 

En una entrevista del canal de “Teleantioquia” a un grupo de constructores, uno de estos, anuncia que en Sabaneta tiene cincuenta proyectos de vivienda. Lo que más sorprende al visitante de este municipio es la manera como cambió la imagen de la población con la inmisericorde proliferación de torres de vivienda y una irracional densificación  que no tuvo en cuenta las normas urbanísticas que exigen, universalmente, un debido retiro de la acera, áreas de recreación, escala, trazado de vías, amoblamiento,  lo justo ante la presencia de una nueva población. Porque ante la ausencia total de planificación se ha comenzado a destruir la malla existente, caotizando la vida cotidiana de los antiguos habitantes. ¿Estaban preparadas para esta densificación las redes de acueducto, de electricidad, de alcantarillado? ¿Fueron construidos los nuevos recolectores de aguas negras? ¿Previó la Secretaría del medio ambiente la protección del paisaje como uno de sus valores más característicos, caso de la cuenca de la quebrada “La doctora”? ¿Previó la necesidad de defender los valores ambientales de los viejos barrios como un necesario valor de referencia?

Sabaneta Campeón
Es en este punto donde la reglamentación debió ser más intransigente ante los llamados constructores y su desmedida densificación que ignoró la necesidad de equilibrar, sin trauma alguno, las nuevas construcciones con el casco tradicional. La tarea previa de urbanizar los terrenos no se ha cumplido y el desorden comienza a mostrar sus efectos letales.¿Dónde estaba la oficina de Planeación? ¿No se habló de Sabaneta como el nodo de un plan ejemplar de integración con los municipios vecinos y de construir el rascacielos más alto de Latinoamérica? ¿Qué clase de urbanistas fueron capaces de engañar a los ciudadanos y autoridades con semejantes despropósitos? Cuando otro de los constructores entrevistados dice orondamente que aún quedan para densificar barrios como Belén, La Floresta, La América, se está refiriendo nada menos que a los barrios que se salvaron de esta locura inmobiliaria que acabó con El Poblado, Boston, Buenos Aires, barrios  donde todavía hay calles y arbolado,  esquinas, vida de vecinos, escala arquitectónica, una forma de urbanización que debe ser defendida como el derecho de sus  habitantes  a vivir en los espacios que legitimaron.

Es aquí donde me pregunto por la ausencia de una entidad como el Área Metropolitana supuestamente encargada de la planificación ambiental del desarrollo urbano de los distintos municipios que la componen, encargada de velar por la calidad urbana de todo el Valle de Aburrá, por la debida reglamentación de la construcción, evitando que los bordes urbanos se conviertan en tierra de nadie, que los constructores olviden las reglamentaciones vigentes y necesarias para la convivencia ciudadana, evitando mediante los debidos y periódicos informes, tragedias anunciadas como las de La Gabriela. El urbanismo es siempre la responsabilidad de contar con una lectura precisa de los distintos procesos urbanos  evitando  que estos caigan en la anarquía, impidiendo  los  abusos contra los ciudadanos.  Esto es evitar las consecuencias de deterioro, lumpenización,  propios de las malas  soluciones de vivienda y de la pérdida del tejido social a través de la especulación.

¿Solamente responsabilidad de los Curadores? La politiquería, el amiguismo han ido permitiendo que  algunas de estas entidades caigan en manos de personas no idóneas que desconocen la complejidad de una problemática, cuya solución es fundamental para resolver los problemas de absurda inequidad que vivimos, el desplazamiento, como abierto despojamiento de la propiedad, la presencia creciente de gentes de la Costa y del Chocó, de los pueblos, que buscan ser integrados a la vida de la ciudad, bajo un replanteamiento territorial,  el aumento del desempleo, complejidades económicas, políticas, que no están siendo enfrentadas debidamente, tal como lo exige una ciudad cuya estructura social se ha modificado radicalmente debido a los conflictos internos, a la presencia de capitales sin origen conocido. 

La Vida Graffiticante

 Jóvenes, músicas y arte urbano.

El arte urbano en lo local ha estado asociado al ámbito académico y a diferentes artistas reconocidos que por sus participaciones en bienales, concursos, proyectos en exteriores y espacios que llamamos públicos, asociamos con esta categoría.


Prácticas como el esténcil y el graffiti, herederas de vanguardias como el dadaísmo y el situacionismo, y músicas como el punk y el hip hop, realizadas por personas jóvenes de los barrios de las comunas, que no se declaran o parten de ser artistas, poco son tenidas en cuenta dentro del canon y el circuito artístico del “arte urbano” que opera en la ciudad.


Esta forma de vida estetizante callejera, tiene una aparición desde los años 70’s en Colombia, siendo experiencias y apropiaciones, que en el caso de Latinoamérica y de esta ciudad, les urge reconocerlas como aportes a la vida citadina de los espacios globales, al proponer la escritura y la música como elemento esencial en la constitución de una tribu urbana, parte del arte urbano y la cultura juvenil local.


Se dice que en Medellín dichas grafías, letras, inscripciones, escrituras, nombres de apropiación anónima, -pues la expresión visual de las paredes en general tiene un código de mensaje, de obra y no de nombre o de sujeto- datan de los años 80’s, para reaparecer entre 1993-1994, y posicionarse al comienzo del siglo XXI. Hoy se cuenta con más de 5 zonas de la ciudad con una cuarta y quinta generación de escritores jóvenes del graffiti, que van por las calles del Valle del Aburrá comunicando al dejar huellas, marcas y mensajes en el territorio conquistado.


Hasta ahora es necesaria una explicación o al menos una comprensión desde la diversidad y su estetización, a partir de lo humano y la cultura por medio de las gramáticas de las formas simbólicas y la vida graffiticante que subsiste allí. Se escucha poco, por no decir nada, a sus hacedores –seres territoriantes, escritores, poetas, pintores- a partir del lienzo en que se convierte para los practicantes urbanos –especialmente para las y los jóvenes- las paredes y muros de la ciudad, de concreto gris y ladrillo naranjado.


Sumado a que no se tiene en cuenta el significado del obrar y el impacto de esos procesos plasmados; ni su visión de sí el espacio urbano es público o privado; ni tampoco el relevante lugar que juegan como actores referentes de sus barrios al conflicto social y armado con sus escuelas de arte urbano y sus muros de graffiti. Lo cual, revitaliza y da razón de ser, aún más, de estas prácticas autoafirmadas en culturas y movimientos juveniles.


El Poder en las Paredes parte de esta situación manifiesta, arriesgándose desde la subjetividad y la recepción a indagar por la presencia y el (micro)-poder de los artistas callejeros dentro del arte urbano no oficial y la sociedad, de las personas, en especial las y los jóvenes, que utilizan los muros como medios de comunicación, expresión urbana y acción directa.

La ciudad Graffiti en Medellín. Siglo XXI, es una investigación artística realizada gracias al apoyo de las IV Becas a la Investigación, el Patrimonio y la Gestión cultural promovidas por la Secretaría de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Medellín; que busca permitir la puesta en ejecución de una red de escuelas de arte urbano, a partir de la investigación y el reconocimiento de la misma red por los actores organizados en encuentros y procesos de transmisión del hacer Graffiti; seres que se convierten hoy en constructores de convivencia, comunidad y en ejemplos positivos –a su estilo- de los barrios y las juventudes de Medellín y el Valle de Aburrá

Una narrativa mediática de Ciudad

¿Medellín innovadora?

Tomado del Periódico el Tiempo. Por:  |10:05 p.m. | 25 de Marzo del 2013

La ciudad innovadora es una narrativa mediática para manipular el imaginario colectivo del ego narcisista regional paisa.

“¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas? (…) ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?” (Bertolt Brecht, 1898-1956).
Si no hubiera sido por EPM y sus inmensas transferencias al municipio de Medellín, gran parte de los alcaldes que hemos tenido hubieran pasado a la historia sin pena ni gloria. Un billón de pesos anuales compra un monumento en la avenida La Playa. Los alcaldes han tenido plata hasta para hacer obras innecesarias, como las pirámides de la oriental, construidas por Sergio Fajardo. Obras faraónicas, como el puente de la 4Sur, alcaldía de Alonso Salazar, un puente que necesita otro puente al decir del titular de ‘El Colombiano: ‘Al puente de la 4Sur solo lo desahogará otro puente’ (marzo 8-2013). Muy gracioso. Comprar empresas por más de lo que valen, como Orbitel, Sergio Fajardo. Vender empresas para que la paguen con el flujo de caja, como Tigo compró a Ola, Sergio Fajardo, etc. Ahora, para innovar, UNE debe fusionarse con Millicom, alcaldía de Aníbal Gaviria: son las tendencias del negocio, según afirma un columnista exministro. ¡Unos genios para malgastar plata de la comunidad!
¿Innovadores? Claro que los antioqueños hemos sido innovadores, y no solo en puentes y carreteras, pues la naturaleza nos dio una geografía indómita y difícil. Nos gusta el trabajo, y la libertad. Nuestros campesinos hicieron la colonización cafetera, durante todo el siglo XIX, enfrentando la gran concentración latifundista de la tierra, concesiones de la Corona a algunos apellidos ilustres. Una verdadera reforma agraria, sin gobierno ni políticos, hecha por la misma gente. Tumbaron monte, sembraron fríjol, maíz, plátano, yuca y café, y mientras este último se tomaba su tiempo para entrar en edad productiva, iban levantando la familia, con los frisoles, y el sancocho, a los que acompañaban con marrano, gallina, aguacate y arepa.
El café permitió la industrialización. ¿Por qué tan lejos de la costa se logró montar industrias en donde la geografía no lo recomendaba? Por la democratización de los ingresos cafeteros, y por el desarrollo de la cadena de valor cafetera, de la finca a la ciudad y de la ciudad al puerto. Miles de puestos de trabajo dependían del café. El café y la industria democratizaron un país rural, conservador y clerical. Ser liberal era pecado, en palabras de un obispo paisa: mi papá escuchaba, tímido, misa en el atrio de la iglesia.
Ahora, a comienzos del siglo XXI, para innovar, todo lo que se había construido se dejó derrumbar, por las tendencias mundiales en economía. Las élites aceptaron la terminación del Pacto Cafetero porque ya no se usaba en un mundo globalizado, en donde el mercado determina los precios. Ruina cafetera, como lo denunciaron los cafeteros en sus manifestaciones por dos semanas, mientras el gerente de la Federación de Cafeteros, impotente, balbuceaba incoherencias. Ahora se repite la frase: por las tendencias mundiales en telecomunicaciones hay que fusionar a UNE. El mismo discurso. Los aranceles fueron rebajados, y la revaluación ha terminado por ofrecer una protección efectiva negativa. Es decir, libre comercio. Pero, todo por la innovación. El TLC, el mismo cuento: si no innovamos, entonces nuestros competidores tendrán un TLC y nosotros no. Nos llevan ventajas. Mercado libre para los medicamento: hoy tenemos precios más altos que en cualquier país de Latinoamérica.
Para innovar, en Medellín se vendió todo a los extranjeros: Colombiana de Tabaco, el Éxito, Coltejer, Fabricato casi, en manos de tiburones financieros, desapareció Siderúrgica de Medellín, industrias Apolo, OLA, etc. Sigan haciendo la lista. ¿Con qué hemos reemplazado estas empresas? La cuna está en ruta N, con H. Packard, un tiburón de las TIC, meciendo a nuestros creativos del ‘software’.
En Medellín, la más educada, se contrató el cambio de logo de EPM con un empresa de publicidad de Barcelona, en la alcaldía de Sergio Fajardo. No sé qué dirán los creativos antioqueños, pero no creo que les guste mucho que el trabajo se lo dieran a los catalanes para cambiar la M de EPM por una M que parece un corazón, abierto en un lado, sin cerrar. ¡Qué innovación! Eso sí, no soy ni antifajardista, ni fajardista, todo lo contrario.
¿Y qué ha pasado con tanta innovación? Tenemos en Medellín, la ciudad con el índice Gini –que mide la concentración de ingresos– más inequitativa de Colombia, con 0,61 en el Valle de Aburrá. La informalidad laboral es del 60%; la ciudad se desindustrializó, y los trabajos de servicios y mal pagados reemplazaron los buenos salarios de la manufactura, que en Colombia pasó en dos décadas de 24% del PIB al 13%, mientras el Gini pasó de 0,47 a 0,58. Una maravilla, que muy pocos países pueden mostrar. Igualmente, la revaluación, que destruyó la manufactura, el café, las flores, etc., también hizo a los ricos más ricos, a los bancos más grandes, y que aprovechan para invertir en el exterior a chorros y comprar barato. Muy pronto otros estarán en la revista ‘Forbes’.
Medellín se ganó el título de ciudad más innovadora del mundo, dado por los tiburones financieros de la Gran Manzana: el Citibank, un especulador financiero que cabildeó para que Bill Clinton y Robert Rubin hicieran la reforma financiera a su medida. El ‘Wall Street Journal’, el vocero de los intereses y la desregulación financiera que ha postrado en la miseria a millones de seres humanos, y el Urban Land Institute, un instrumento de los especuladores inmobiliarios planetarios. Mejores patrocinadores no hubiéramos podido conseguir para un premio internacional.
La ciudad innovadora es una narrativa mediática para manipular el imaginario colectivo del ego narcisista regional paisa, y convertir así, mediante la alquimia política, el premio en consenso social, al mismo tiempo que el ingreso se concentra más.
Medellín, de la tacita de plata, complejo de rico, a la ciudad más innovadora, una entelequia tecnocrática, mientras sus grandes problemas, inseguridad, desigualdad, desempleo, etc., permanecen sin resolverse. ¿Si escucharon a Hillary Clinton? Pregunta el alcalde a la periodista inquieta por la inseguridad y el crimen en la ciudad.