In memoria Michel Foucault

Micro-seminario conmemorativo de los 30 años de la muerte de Michel Foucault

La Alianza Francesa de Medellín y su Mediateca Arthur Rimbaud, convocan al Micro-seminario conmemorativo de los 30 años de la muerte de Michel Foucault, dictado por el profesor Luis Alfonso Paláu Castaño, Doctor en Historia y Filosofía de las Ciencias de la Universidad de París I (Sorbona-Panteón).

Tendremos sorpresas como traducciones inéditas hechas por el Profesor, además se pretende hacer de este Micro-Seminario taller, todo un ejercicio de promoción de lectura, de un autor y de su obra y de cómo esta última repercute en sus amigos y colegas, y por ende en los que lo leen.

Michel Foucault está vigente aun, por eso nos sumamos a las diversas manifestaciones que hay en la ciudad sobre nuestro autor en mención.

Los que quieran asistir por favor indicarme por medio de correo electrónico su interés en asistir, para yo inscribirlos y poder tener control para mandarles las lecturas que antes de cada seminario serán enviadas para que sean debatidas.

Programación.
Mayo 8: Foucault y la filosofía. < Entre Kant y Lévi-Strauss: sujeto y racionalidad occidental… Eribon y sus biografías; Veyne … su amigo y biógrafo >.
Mayo 15: Foucault y las ciencias. < Arqueología del saber en vez de historia de las ciencias; Dumézil-Canguilhem; Historia de la locura; Nacimiento de la clínica; las Palabras y las cosas; Arqueología del saber…>
Mayo 22: Foucault y la historia < Vigilar y castigar; la prisión y los hombres infames; Yo, Pierre Rivière…; Herculina Barbin; My secret life… el biopoder y las minorías >
Mayo 29: Foucault y la ética < Historia de la sexualidad y cristianismo; la paradoja de los pecados de la carne y el Foucault, autor post-mortem… Foucault y el pensamiento queer >

INTERMUNDOS

Cartografías al acecho



Este proyecto está conformado por varios colectivos y artistas organizados en función de acechar las problemáticas asociada al proceso de gentrificación que vive el Centro de la ciudad de Medellín, en el marco de la exposición Contraexpediciones Antioquia, Museo de Antioquia, Medellin, Colombia, Abril del 2014.
En una serie de encuentros que se desarrollan en el Centro buscamos crear solidaridades para realizar nuestro trabajo en este espacio.
La ciudad imaginada cuenta con su propia distopía urbana en su centro histórico >> Ese centro que tomó fuerza en la ciudad industrial ha venido transformándose de forma paulatina >> precisamente desde el período donde esta ciudad llegó a ser la más violenta del mundo>





Historia & Subjetividad


Plantear como objeto de estudio del grupo la relación entre historia y subjetividad, implica comenzar un cierto tipo de "militancia" por una historia interesada en las formas de construcción de la subjetividad. Esto conlleva no "suponer" al sujeto en el relato histórico sino fabricarlo como el elemento más verás y, a la vez, más problemático de la narrativa. El momento neoliberal actual hace posible considerar muchas formas de sujeción y de captura de la subjetividad en ese proceso contemporáneo de mercantilización de la vida humana. Pero, ¿cuántos otros modos de funcionamiento de la subjetividad es posible visualizar en la modernidad y de qué manera hacerlo? ¿Cómo implementar análisis del funcionamiento histórico de la subjetividad? ¿Cuáles son los conceptos y las teorías que nos permiten develar la subjetividad como objeto y como problema?

De otra parte, si el estudio de las formas históricas de la subjetividad conlleva el uso de una caja de herramientas en beneficio de la implementación de un sistema interpretativo con el cual podríamos darle un lugar al sujeto en la historia, dichas herramientas, ¿estarían por fuera de análisis concretos? o, más bien, forman parte de un campo inmanente en el cual existen posturas específicas con respecto al funcionamiento de la subjetividad en la modernidad. Dicho de otro modo, no podríamos disociar los análisis de los mecanismos disciplinarios de las sociedades disciplinares de la producción de cuerpos dóciles y útiles en tanto subjetividades concretas e históricas. Lo cual implica asumir la discusión sobre la relación "Historia y subjetividad" no como un asunto "metodológico" sino quizás, más bien, como una postura política. Entonces, ¿Qué entendemos por postura política? ¿Será que toda relación con la verdad y con el saber conlleva posiciones políticas que en el mundo académico se invisibilizan?

Si este seminario contribuye a comprendernos más como sujetos políticos, en tanto, a través de él, podemos elucidar no sólo una comprensión "del mundo" sino nuestra situación en él, considero que le daríamos el lugar que corresponde a la relación "historia y subjetividad"

Seminario del grupo Narrativas modernas y crítica del presente.

Cada 15 días a partir del 25  de abril. Hora 10:00 am. Lugar: Bloque 43. Tercer (3) Piso. Universidad Nacional. Sede Medellín.

In memoria Jacques Le Goff

LE MONDE | 21.01.2014 a las 17h38 • Actualizado el 01.04.2014 a las 12h05 |
Entrevista con Nicolas Truong

Historiador medievalista de renombre internacional, autor de una obra monumental, Jacques Le Goff publicó la Edad Media y el dinero (Perrin, 2010), a la Búsqueda del tiempo sagrado, Jacques de Voragine y la Leyenda dorada (Perrin, 2011), la Edad Media explicada en imágenes (Seuil, 2013) y, más recientemente, el 9 de enero, ¿Es realmente necesario cortar la historia en tajadas? (Seuil, 224 p., 18 €).

¿Por qué apadrinar la colección « Histoire & civilisations »?
Me parece que esta colección responde a una exigencia esencial de la edición en el dominio de la historia: poner a disposición de un gran número de lectores una suma de conocimientos que, sin tener que ver con la erudición, es necesaria para la educación del honesto hombre actual.  Esto me parece tanto más importante cuanto que, en algunos países entre los que está Francia, la historia está hoy en retroceso en la enseñanza.  Se trata de un error inquietante, pues la historia es individual y colectivamente necesaria para la comprehensión del mundo y para nuestro rol en su funcionamiento.
¿Incluida la historia antigua y medieval?
Es necesario volverle a dar importancia e influencia al conocimiento del pasado antiguo y medieval; nuestra existencia vive de herencias y esas herencias no son un simple regreso nostálgico al pasado.  Son y deben ser un trampolín para el porvenir.  En este marco, la parte asignada a la larga duración en importantísima.  Me parece por lo demás que, en el periodo que vendrá, será importante que tengamos especialistas en lo que hoy se llama la prehistoria, en la que –pienso que gracias en particular a la arqueología– se debería descubrir de nuevo testimonios que permitirán responder mejor a la pregunta: « ¿De donde venimos ? »
Los historiadores pueden aportar principalmente dos cosas.  La primera es el conocimiento de las herencias.  Si es verdad que yo no creo que haya un sentido de la Historia, a pesar de todo, la historia vive en parte de herencias que debemos conocer para aprender, y para aprovecharlas y saber utilizarlas.  Por otra parte, el conocimiento de la Historia y el espíritu histórico nos forman para servirnos mejor de lo que constituye un dato fundamental de nuestra existencia individual y colectiva: el tiempo.  El mundo y nosotros mismos evolucionamos, cambiamos, y es la historia la que constituye esas mutaciones.  La historia en tanto que materia de conocimiento es la que permite poner en perspectiva las mutaciones que operan en la hora actual.
¿Qué es lo que distingue a una civilización de una cultura?
La civilización reposa sobre la búsqueda y la expresión de un valor superior, contrariamente a la cultura que se resume en un conjunto de costumbres y de comportamientos.  La cultura es terrestre cuando la civilización es trascendente.  La belleza, la justicia, el orden… sobre ellas se construyen las civilizaciones.
Considere el trabajo de la tierra, la cultura producirá lo útil, el arroz, allí donde la civilización engendrará la belleza, creando jardines.
En el Oriente extremo, las diferencias entre las civilizaciones china y japonesa se expresan en la estructura de sus jardines.  El jardín chino ama el desorden y el secreto, mientras que el jardín japonés es muy ordenado y le concede un sitio importante al agua.  Se adivinan sus influencias religiosas y espirituales, aunque expongan dos relaciones muy diferentes con lo religioso, con una religión del misterio por un lado, el taoísmo chino, y por el otro con una religión de la luz, el shintoismo japonés.
Pero para tomar un ejemplo más próximo de nosotros, existe una oposición fuerte entre el jardín inglés y el jardín francés; el primero es enredado, es un lugar romántico, propicio para la ensoñación, mientras que el segundo es muy construido y estructurado, es un jardín cartesiano, erigido sobre el terreno de la racionalidad.  La cultura privilegia la idea de utilidad, de seguridad y de riqueza, contrariamente a la civilización, para la que lo espiritual y lo estéticos tienen mucho más valor.
¿Cómo nacen las civilizaciones?
Las civilizaciones son humanas; son pues los seres humanos o las instituciones las que favorecen su eclosión.  Pero se plantea la cuestión del lugar: ¿dónde nacen ellas?  Sin discusión, la ciudad es para mí el gran foco de la civilización.  En cuanto a las personas, se puede conectar el nacimiento de la civilización a la voluntad de potencia de los individuos; es el llamado y el constreñimiento que rodean las potencias que crean en torno a ellos ese deseo de realzar su prestigio y reforzar su dominación.  Es la voluntad de los faraones de sobrevivir a la muerte por medio del recuerdo que ha dado las pirámides.  Las religiones son las más grandes productoras de civilizaciones.  Piense en el papel de los templos en las diversas civilizaciones, entre los aztecas, los incas, los mayas, como en occidente, donde la iglesia –que bien pronto reemplazó el templo– ha sido un elemento esencial del paso de la civilización antigua a la civilización medieval, cristiana y moderna.  Es la ambición y la búsqueda de valores superiores que transforman una cultura en civilización.
« Nosotras civilizaciones, ahora sabemos que somos mortales. »  ¿Cómo se debe comprender esta frase de Paul Valéry, escrita en 1919?
Es ante todo una reacción al desastre y a las destrucciones de la guerra del 14-18.  Tras estas palabras está la idea de que los monumentos, las instituciones y las ciudades pueden sufrir destrucciones materiales que arrastren también con sus valores.  No son sino hipótesis pero es posible que algunas civilizaciones muy antiguas de la América pre-colombina, o del África, hayan podido desaparecer por las guerras.  Pero en un segundo momento, Paul Valéry identifica civilización y cuerpo humano, y por tanto la idea de muerte brutal y desastrosa es reemplazada por la de extinción, por la de muerte lenta.  Las civilizaciones podrían desaparecer porque ellas no logran ya mantener una natalidad capaz de prolongar la humanidad que lo mantiene, o de producir los bienes de consumo suficientes para perdurar.  En efecto, las civilizaciones viven en una tierra donde su existencia física no está completamente al abrigo de destrucciones.
¿Diría Ud. como Marx que a cada técnica le corresponde una organización social, y que el molino, por ejemplo, simboliza la sociedad feudal?
Hay algo de verdadero en esta frase de Marx, y se puede decir que el pensamiento moderno, incluso si está alejado de una aplicación sistemática y restringida del pensamiento de Marx, ha sido marcado por su concepción de la importancia de la economía y de la historia.  Sin embargo, yo pienso que una creación, una desaparición o una mutación de civilización exige tiempo.  Es necesario ligar la historia y el desarrollo de las civilizaciones con el desenvolvimiento del tiempo.  Una civilización toma tiempo en crearse, en evolucionar, en morir, en transformarse o en transmitir herencias.  En la historia y la reflexión sobre las civilizaciones, la idea de herencia es fundamental.  Una civilización está hecha con frecuencia de capas o de donaciones de valores, de tradiciones que se inscriben en el tiempo.  Los hombres son siempre herederos.
Hay una noción de la que se ha abusado mucho, es la de « revolución ».  En la historia de la humanidad, ellas son muy raras, y aparte de las revoluciones francesa y bolchevique, yo veo pocos cambios tan globales y brutales.  Y como François Furet, pienso que la revolución francesa duró todo el siglo XIX.  El encendido de ella data claramente de fines del siglo XVIII, pero todas las ondas que han destruido el pasado y hecho nacer una nueva sociedad se tomaron bastante tiempo para producir sus efectos.  Así mismo, no es de un día para otro que la revolución bolchevique modificó el espacio ruso y una parte de la Europa del Este, y del Asia.
¿Existe una dinámica de las civilizaciones, como Fernand B Braudel (1902-1985) decía que existía una dinámica del capitalismo?
La dinámica de las civilizaciones tiene muchas fuentes.  Una de ellas es la necesidad natural.  La necesidad de alimentación puede engendrar una civilización en la que un alimento o una forma de cocina toma un valor extremadamente importante, como el arroz o el maíz.  Pero la dinámica de las civilizaciones reposa igualmente en la necesidad de comunicar.  Entre los instrumentos esenciales de las civilizaciones, se encuentran las vías terrestres y navales.  Por ejemplo, para la civilización portuguesa, la ruta marítima fue el pilar.
Por supuesto que las necesidades intelectuales y espirituales juegan un rol fundamental.  Por ejemplo, la escuela ha sido un instrumento considerable en la historia de las civilizaciones, al diseminar un saber que permitió el mantenimiento de una civilización viviente, y que transmite igualmente herencias y prepara las evoluciones.  El saber didáctico está en el primer rango de los dones civilizadores de la Grecia antigua; después la escuela del pedagogo del pueblo hasta la de Sócrates y de los grandes filósofos de Atenas.  Y en la actualidad, lo que se llama « la investigación » participa de este enriquecimiento de la civilización, de una civilización tecnológica y científica.
La civilización medieval mantuvo una relación ambigua con el cuerpo, cuerpo ora renagado, oculto o desvalorizado, ora glorificado como el de Cristo.  ¿Existen tensiones dinámicas en la Historia y en las civilizaciones?
Sí, pero ellas son de diversas naturalezas.  El pensamiento chino nutre una tensión entre dos polos, el ying y el yang, mientras que la civilización occidental reposa sobre una tensión fundamental entre el bien y el mal.  Para los occidentales, esto parece evidente, mientras que es una construcción de la Historia que pensó que todo el territorio del pensamiento y de la acción evolucionaba entre dos dominios opuestos, en lucha casi constante.
Personalmente, he tratado de tender hacia un terreno neutro, pero rápidamente me ha dado cuenta que no se permanece mucho tiempo en esa neutralidad.  Tendría ahora más tendencia a considerar que existe un cierto número de entre-dos que entran ora en el dominio del bien, ora en el del mal.  Y esta diversidad de posiciones me parece que está más próxima de la realidad y da más garantía de paz.  Hay en las civilizaciones un globalismo que permitiría hacer su retrato, y una diversidad que se expresaría en una película.
¿Se puede hablar de « choque de civilizaciones », como lo ha hecho Samuel Phillips Huntington (1927-2008)?
Ha habido en la Historia conflictos de civilizaciones, pero de acá a generalizarlos –como se lo hizo en una obra de la que se ha hablado enormemente– creo, como muchos, que es un error.  El período de la colonización (siglos XIX - XX) ha estado marcado por choques de civilizaciones, como en la antigüedad han existido enfrentamientos entre los griegos y los persas, y en la Edad Media durante las invasiones mongolas.
En desquite, contrariamente a lo que se piensa, los grandes descubrimientos no han jugado un papel civilizador esencial.  Ciertamente que han materializado una vía de comunicación hasta entonces desconocida, y marcado la posibilidad de innovaciones futuras en los países descubiertos como en los que los descubren, y en todas las regiones vecinas, pero ellos no han tenido el efecto a la vez inevitable, obligatorio y considerable que se les ha atribuido.  Algunos descubrimientos no han ido más allá de un encuentro; otros han tomado mucho tiempo para dar su más profundo resultado; tome el caso del descubrimiento de América; no se vuelve verdaderamente importante sino a fines del siglo XVIII, en el momento de la fundación de los EE. UU.  Suramérica vivió exactamente durante el siglo XVI como la Europa medieval; hubo que esperar a Bolivar para que el descubrimiento diera sus frutos.
Para mí, el período que corre de fines del siglo XV hasta mediados del XVIII es un sub-período de una larga Edad Media, un sub-período que conoció novedades debidas a migraciones alimenticias (el tomate, el maíz, etc.), como también a la expansión de los metales preciosos.
¿Por qué dice Ud. que la ciudad es el crisol de las civilizaciones?  ¿No han existido civilizaciones rurales?
No veo muchas.  Debo confesar que desde que se habla de civilización, se encuentra la ciudad, incluso cuando se trata de civilizaciones antiguas.  El Egipto antiguo, los imperios y reinos del Cercano-Oriente, el Imperio romano, la cristiandad, la América pre-colombina, el Extremo Oriente y la India antigua, por todas partes las ciudades han jugado un papel esencial.  La Grecia antigua tenía a Atenas, Esparte, Corinto… e incluso las civilizaciones de Mesopotamia eran civilizaciones de la ciudad.  ¿Por qué?  Porque la ciudad ofrece dos cosas necesarias a la creación: el número y la proximidad.  Es por esto que entre los pilares de la civilización europea, yo he retenido la escala del barrio.  La ciudad es una asociación de vecinos.
Ella hace que nazca un comportamiento, una institución a la que no se le ha prestado la debida atención en la Historia: el artesanado.  Su importancia comienza desde la antigüedad.  Entre los antiguos griegos y los romanos, el faber, el herrero, es un personaje esencial.  Fabricaba el arado, necesario para la agricultura, las herradura y muchos otros utensilios esenciales para el desarrollo de la civilización.
En el siglo XI, en Francia, dos acontecimientos casi contemporáneos transformaron la Edad Media: el nacimiento del pueblo, con la reunión de los campesinos en aglomeraciones que respetaban la misma estructura, con la iglesia y el cementerio en el centro; y los primeros movimientos comunales que han marcado el encargase de su gobierno por parte de los habitantes, lo que se llama los burgueses.  La instalación en las ciudades de los hermanos dominicos y franciscanos, cuyo oficio consistía en predicar, reforzó la comunicación.  La ciudad se volvió más que nunca un centro de producción y acabó así poseyendo todos los medios importantes que le han permitido se un motor.
¿Se puede decir que existen civilizaciones « calientes » y « frías »?
Se puede decir que existen regiones más animadas y creativas que otras, en el dominio económico, artístico o en el de la enseñanza.  Por ejemplo, Italia fue un país que siempre se distinguió en la Europa medieval y que era más calientes que la mayor parte de los otros de la cristiandad.
¿Cuáles son los marcadores de las civilizaciones?
Es necesario distinguir los marcadores existentes de los que han desparecido.  Los que han resucitado los historiadores, los antropólogos y los sociólogos son muy diversos.  Puede ser un alimento, en Irlanda existío toda una civilización de la papa, una gran parte de la actividad de la ciudad giraba en torno a los efectos de su cultivo.  La civilización es algo globalizador.
¿Por qué habla Ud. de una mundialización en el tiempo y en el espacio?
El problema es el del espacio, del área geográfica y de las relaciones que mantienen los espacios de las civilizaciones entre ellas.  Es preciso diferenciar tres estados esenciales: el contacto, el intercambio y la fusión.  El contacto es lo que ocurre durante los grandes descubrimientos, y su instrumento ha sido el barco.  El intercambio ha tenido lugar entre los países europeos y los descubiertos; se crearon intercambios comerciales tanto como intelectuales.  Y luego llegará un momento en que entre los dos países en contacto y en intercambio se operará una cuasi-uniformización.
Ninguna región ha conocido por el momento esta fase, contrariamente a lo que dicen algunos periodistas y políticos, especialmente con su concepto de norteamericanización del mundo.  Creo que ese fenómeno de fusión no existe todavía; todavía estamos en una fase de intercambios, pero de intercambios desiguales.
¿Se puede hablar todavía de civilizaciones, o ya finalmente no queda sino una sola, la del mundo globalizado?
Hemos entrado en un nuevo período de la Historia, cuyo instrumento principal es el computador.  Le ponemos la cara a un instrumento que aún no se ha difundido por todas partes y que no lo ha hecho en el mismo grado de saturación.  Creo que por primera vez –y de mejor manera que el teléfono o la televisión–una herramienta se volverá casi universal y podrá tener una civilización digital.  Apenas si estamos hoy en el estadio de contacto; hay que tener paciencia para saber si logrará nacer una nueva civilización.
trad. Luis Alfonso Paláu, Medellín, abril1º de 2014 a todos mis alumnos historiadores, in memoria Jacques Le Goff
Algunas de sus obras para descargar en la red:

Caminando y haciendo ciudad

VIDA URBANA: ESPACIO PÚBLICO
Darío Ruiz Gómez

“Cuando los centros comerciales remplazan el espacio público es síntoma de que una ciudad está enferma”, ha dicho Enrique Peñalosa. Hace ya algunos años estuvo en Medellín, Alain Touraine uno de las más grandes pensadores en la actualidad. Sentados, conversando yo mismo le hice esta observación sobre los centros comerciales a lo cual él me replicó que no era cierto porque en medio del desamparo urbano los ciudadanos los habían convertido en los espacios más importantes para el intercambio social. Primero, digo yo, porque la desaparición del espacio público ha sido causado por los poderes que manejan la ciudad y que de manera irracional han deprimido barrios tradicionales para dejarlos en manos de la delincuencia. El caso del Centro de Medellín continúa siendo muy representativo a este respecto: es cierto que la avenida Oriental era una vía necesaria para configurar un nuevo sector de vivienda y oficinas pero lo que se hizo fue un tajo que destruyó sin miramiento alguno lo que constituía un invaluable patrimonio.

Un pensador como Gilo Dorfles me lo señalaba cuando aún no se había comenzado a destruir un tejido urbano donde la calidad de sus arquitecturas, de sus espacios era algo único. ¿Bajo qué razones se expulsó a los ciudadanos del parque de Bolívar y perdió la ciudad un espacio de tanto valor estético? ¿Bajo qué razones los burócratas de Planeación destruyeron la idea de centralidad necesaria como lo fue Junín y dejaron la ciudad sin espacios cívicos? ¿Cómo se condenó a la depresión al mayor patrimonio de arquitectura moderna de los años 40-50-60, verdadero motivo de orgullo? El mural de Pedro Pablo Lalinde completando la valiosa casa que fue cortada en su costado, nos da idea de lo que supuso esta irracional destrucción cuyo objetivo con el derrame de valorización sobre el sector de la Estación Villa era, supuestamente, el de “renovación de un área en deterioro” cuando el verdadero deterioro comenzó con esta acción depredadora que expulsó a los antiguos habitantes y llenó sus calles de mendigos, recicladores. Lo que fue un barrio maravilloso se convirtió hasta hoy en una excrecencia urbana. El bello edificio de la Estación Villa que hoy sería un centro cultural fue arrasado una noche.

Era, tal como lo describí en ese entonces, el llamado urbanismo de tábula rasa, para el cual había que arrasar manzanas enteras para dar paso a su idea de “progreso”. Pero mientras en muchas ciudades los sectores deprimidos han sido rehabilitados, renovados, bajo la perspectiva de un urbanismo integrador que impide que se arrase con un necesario patrimonio arquitectónico – el proyecto de renovación de las Torres de Fenicia en Bogotá es hoy, un buen ejemplo de esto- aquí se abre una vía, una obra pública sin haber previamente estudiado el impacto que tendrá sobre los sectores afectados, rediseño de espacios, de andenes, de las nuevas visuales  que, por un lado,  impidan el deterioro de lo que ya existe y por el otro renueve los lugares, los dignifique en el caso de los barrios apartados. Ya El Foro mostró la desaparición de parques, de andenes o sea del espacio público por excelencia, durante la administración anterior, algo que pudieron comprobar los visitantes. ¿Cuáles calles tienen hoy un recorrido sin obstáculos y sin peligros para el caminador de ciudad? Y si una ciudad no es peatonal ¿cómo puede hablarse de una ciudad democrática? La ciudad como la democracia, como el amor, es un gerundio, “caminando y haciendo ciudad”.  

Un leguaje eufemístico en el Foro Urbano Mundial

Darío Ruiz Gómez

En El Foro Mundial de Río el artículo primero de la Declaración final reza así: “El derecho a la ciudad debe constituirse como un derecho colectivo de las generaciones presentes y futuras a una ciudad sustentable sin discriminación de género, edad, raza, condiciones de salud, ingresos, nacionalidad, etnia, condición migratoria, orientación política, religiosa, sexual, así como de preservar su memoria e identidad cultural” O sea la concreción de los problemas que hoy en las ciudades continúan viviendo aquellos que son ciudadanos y aquellos que deben luchar para ser reconocidos como tales. En El Foro de Nápoles Amnistía Internacional convocó a reuniones para condenar la infamia de los desalojos. Recordemos al respecto que este tipo de atropellos por parte de algunos bancos debió ser condenado por el gobierno español ante las dramáticas escenas públicas a que este tipo de injusticia se prestó. Recordemos hoy en Medellín los cientos de familias desplazadas de sus viviendas bajo los imperativos económicos de los llamados Combos y su particular ordenamiento territorial, de los desalojados por no poder pagar hipotecas aberrantes.

El Foro de Medellín se convocó con la promesa de “compartir la fórmula que la convirtió en un ejemplo inspirador de renovación y equidad”. El Ministro de Vivienda ha dicho que uno de los factores decisivos para que Medellín sea hoy una ciudad más equitativa se debe a la construcción de las cien mil viviendas por parte de su Ministerio, lo cual obviamente no es cierto. Él mismo ha reconocido que no se puede seguir construyendo torres de vivienda sin previamente haberlos urbanizado, y haberlos dotado de los servicios y del amoblamiento que permitan que la vida se convierta en posibilidad de renovación, de cultura y no en verdaderos infiernos donde desaparece el intercambio social, se degradan las costumbres y surgen nuevas y más despiadadas formas de opresión.

O en un Foro prima el objetivo del análisis riguroso de las distintas problemáticas que vive la ciudad, enumeradas una por una, en la Declaración de Río o se cae en el facilismo de una rutina burocrática donde un leguaje eufemístico –“La mejor ciudad del mundo”, “La ciudad que innovó la equidad”- disfraza la dimensión dramática, insoslayable de una problemática que ya no da respiro y después de una tregua artificial, puede estallar de manera catastrófica. Una ciudad es siempre una problemática que se agranda permanentemente y por lo tanto debe ser enfrentada con los argumentos de la razón y no con los eufemismos de la patriotería provinciana. Unas escaleras eléctricas tiradas en un sector social deprimido no son un logro social sino un costoso capricho. ¿Por qué a ningún funcionario se le ocurrió mostrar las calles y los barrios tradicionales donde la vida de vecinos se ha afirmado contra la violencia y dónde el tiempo ha inscrito su memoria y su identidad y las arquitecturas no son modernas ni postmodernas sino solo arquitectura? Referirse a un desarrollo urbano con equidad es tener en cuenta que el patrimonio que los ciudadanos han construido a lo largo del tiempo no puede ser considerado como objeto de especulación ya que permitirlo es abrir las puertas a una violencia disfrazada de progreso.

Es necesario establecer, entonces, la diferencia que hay entre una crítica negativa, opuesta a toda renovación, a aceptar la incorporación de la pluralidad social, y, la crítica atenta a denunciar los eufemismos con que los mercaderes disfrazan sus negocios destruyendo la idea de ciudad, con que el capital mercenario se apodera de la fiesta y la manipula para sus intereses, con que se niega el derecho al reposo y se impone cínicamente el ruido, con que sigue mercadeando un tipo de vivienda degradante y anti urbana. ¿Cumplimos, entonces siquiera con algunos de los postulados de la Carta de Río o nos quedamos en la superficialidad? Es lo que nos queda por verificar.

Lo que fue confianza se tornó en ilusiones rotas.

Darío Ruiz Gómez

La marcha de la Dignidad reunió en Madrid a más de un millón de personas que protestaron por la falta de empleo, la privatización de la salud, el hambre. De la noche a la mañana lo que estuvo regido en España por el optimismo en la prosperidad, se tornó en desesperación ante la falta de empleo. Lo que fue confianza se tornó en ilusiones rotas. Esta desilusión se convirtió en el siglo XX en el Nihilismo o sea en el caer en la nada existencial. En el interregno que va de la terminación de la primera guerra mundial al inicio de la segunda, los comunistas fundamentan la esperanza en el advenimiento de una sociedad sin clases sociales pero preparan mientras tanto  patíbulos y Gulags. Ernst Bloch escribe “El principio esperanza”, Sartre siguiendo a Heidegger se limita a decir que “el ser humano es un ser para la muerte”. Teorías, especulaciones abstractas donde prevalece una triste resignación ante ese vacío.

Lo que demuestra la lucidez de Zygmunt  Bauman es señalar cómo en las tres últimas décadas las sociedades que confundieron el optimismo con el despilfarro, la esperanza con la adquisición de lujos, el futuro con el despilfarro económico fueron destruyendo sin misericordia alguna los fundamentos de la confianza mutua, de la fraternidad que une en las crisis, de la piedad que nos lleva a mirar en el rostro de los otros, nuestra propio destino. El consumismo no deja en su caída la imagen de un desempleado sino de un exconsumidor o sea de alguien que busca empleo en una economía en la cual el trabajo ya no cuenta. Lo contrario de lo que sucedió durante el llamado Crac del 29 cuando la ruina del sector financiero arrastró hacia la miseria a los trabajadores, empobreció los campos. La novela norteamericana nos dio la imagen de estos desempleados que hacen cola para recibir una sopa, que se vuelven vagabundos, o como en el caso de las mujeres se dedican a los oficios más humildes para sacar adelante a sus hijos.

Cuentos y novelas de William Saroyan pasaron a ser desde entonces la imagen de nuestra propia familia, el valor humano de la candidez, de la fuerza de lo solidario frente a la crueldad del sistema económico. Pensadores católicos como Gabriel Marcel  acompañaron al pobre recuperando la fe. Esta necesaria sentimentalidad bajo la cual se creó una estética de la solidaridad humana cambia radicalmente en la crisis del modelo industrial en los años 90 y su arrasamiento de toda esperanza tal como lo podemos ver hoy cuando la criminalidad se encarga de realizar el control social, el relato ya no es el de estos perdedores sino el de la estructura criminal: el thriller ocupa el lugar de la novela como análisis de sentimientos y costumbres. Los films de Todd Solondz desnudan la patética situación de las nuevas clases medias, el vacío que tratan de llenar recurriendo al psicoanálisis, la droga y la pornografía, la violencia convertida en espectáculo y la política en prolongación de un terrible simulacro.

La marcha de la Dignidad fue aprovechada, finalmente, por un grupo de agitadores en una feroz asonada para destruir lo que, para ellos, representa el escenario de lo que odian, cajeros, bancos, farmacias. Pero ¿qué piensan los verdaderos actores de la marcha o sea los desempleados, los muertos de hambre, los sin porvenir? ¿Qué pasó con los anteriores indignados? Amarga situación la de los parados: no contar con voceros propios. Ya sabemos lo que pasó con el falso líder agrario en Colombia, y nos damos cuenta de que los simuladores están tratando de ocupar el lugar de quienes deben ser los líderes espirituales de la comunidad en esta sin salida.

 P.D. Loable propósito el del Foro Urbano Mundial: ciudades para la vida.

El urbanismo como mentira.

Darío Ruiz Gómez


Las noticias sobre San Francisco son alarmantes: una burbuja inmobiliaria está poniendo en peligro la escala de la ciudad, esa equilibrada manera de hacer convivir el viejo casco urbano inmortalizado por tantos films, con la ciudad de los rascacielos. En Barcelona, Madrid los centros históricos llenos de vida, están siendo amenazados por un inesperado cambio de usos en lo que respecta a tipologías como farmacias, panaderías, librerías, para ser remodeladas para nuevos usos. Ya en los años 60 los bancos se levantaron destruyendo los viejos cafés tradicionales. Italia había marcado la pauta en cuanto a destrucción de estos patrimonios y su sustitución por arquitecturas comerciales que al entrar en desuso –a veces rápidamente- muestran su incapacidad para morir con dignidad estética. Este fenómeno, tal como lo evidencian tres novelas recientemente aparecidas, ya había sido analizado como una amenaza de la codicia irracional de los capitales emergentes.

En “Especulación” escrita por el genio de Thomas Wolfe en 1929, se denuncia los desastres que la especulación urbana causa en su ciudad natal como resultado de la codicia desmedida de grupos de empresarios, el paisaje, lo construido no cuentan en su afán desmedido de venta de terrenos para la especulación, de créditos de hipotecas, de construcciones sin las especificaciones necesarias y este huracán a cuyo paso se arrasa la conciencia moral, la justicia y que terminará en la desolación de la catástrofe financiera del llamado Crac del 29 recuerda lo que el capitalismo del siglo XIX supuso en Chicago imponiendo la fealdad. Aquello que Mumford llamó las “décadas oscuras”. La lucha de los grandes pensadores oponiéndose a estos atropellos es la historia de la incomprensión, de la intolerancia de los servidores de esta especulación “a nombre del progreso”.

La novela de Jhon Mortimer “El regreso de Titmuss” describe con ironía las preocupaciones de un personaje, heredero de un pequeño valle inglés y sobre cuya belleza va a caer un irracional plan de viviendas de altos costos, clubes sociales, piscinas o sea el escenario de los nuevos ricos manipulados en sus gustos por estos capitales y configurado por planificadores de ocasión como un verdadero Plan Parcial. El urbanismo como mentira. En este sentido y con tonos más vitriólicos la novela “Crematorio” de Rafael Chirbes – convertida en una buena serie televisiva- se adentra en el mundo corrupto surgido desde los trasfondos de esta economía, personajes podridos espiritualmente como Rubén el inescrupuloso constructor de estos grandes edificios edificados sobre la codicia desmedida, sobre el más despiadado arribismo y simulación cultural. Para Chirbes la destrucción del paisaje se convierte en el marco de referencia de este despeñadero moral porque el paisaje que desaparece fue el hábitat construido a través de generaciones de ciudadanos capaces de llenarlo de significados.

Liberen la mirada y fíjense en la manera acelerada con que una especulación sin escrúpulos respecto a los valores ambientales, defensa de las aguas, de los bosques nativos, del paisaje construido a lo largo de años por manos amorosas, está acabando de destruir un patrimonio como el del Oriente antioqueño. Conceptos manipulados como el de uso mixto han permitido que la vía de Llano Grande se llene de ventas improvisadas de materiales de construcción a la vista, al lado de malls que ya parecen abandonados a su suerte y por supuesto a un prematuro fracaso comercial. Urbanizaciones dislocadas unas de otras, la creciente contaminación de los ríos, han llevado por falta de planificación, de un  verdadero Plan Urbanístico, a un desorden que con el paso de los días convertirá este sector en una conurbación  desafortunada. Sin diseñadores gráficos, sin paisajistas, sin verdaderos defensores del medio ambiente, lo que debió ser un suburbio lleno de belleza y calidad de vida comienza a verse ya como el desorden y la fealdad.