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Crítica del Presente

Las teorías de Gabriel Tarde: 

una perspectiva analítica del neoliberalismo



Este trabajo intenta recuperar a Gabriel Tarde haciendo reseña favorable a sus teorías, anclando sus ideas fundamentales con la discontinuidad neoliberal, con el problema del gobierno, con el asunto de las lógicas imitativas de la producción de una nueva subjetividad, fundamentada justamente en un gobierno que rompe con lo parroquial, que suscita un tipo de comportamiento de los sujetos en el mundo. Ese es el objetivo, volver al vitalismo de las teorías de Gabriel Tarde, que son parte integral para la generación de un pensamiento crítico sobre el neoliberalismo, y así brindar una pequeña luz para iluminar la discusión.

Para descargar el artículo, hacer clic aquí

Divagaciones canguilharawayanas

Tocadora de tímpano. La autómata de Maria Antonieta.
¿De dónde viene eso de que tenemos necesidad de pensar por oposiciones bipolares? Algunos, a partir de Platón y Aristóteles, pretenden que eso procede de la oposición entre la izquierda y la derecha[1]; otros dirán que es la diferencia de los sexos la que comanda el binarismo de nuestro pensamiento. La figura de Cyborg tiene el interés de proponer un enfoque neodialéctico de las dicotomías. El propio término “cyborg” es una palabra-valija, compuesta de dos partes: cibernética y orgánico, irreconciliables, imposibles de fusionar, y sin embargo irrevocablemente asociadas la una con la otra, en una unidad coja.

Se considera a menudo a un individuo viviente con un estimulador cardíaco o con una bomba de insulina como “Cyborg”. El dispositivo le permite vivir acallando su dolor o paliando sus insuficiencias del organismo. Pero al mismo tiempo, la inserción de la máquina en el cuerpo marca una intrusión por medio de la cual el cuerpo es como anexado a un régimen de regulación que lo rebasa; parece renunciar a una parte de su autonomía para entrar en un régimen de dependencia de la técnica.

Repensar Cybor en Organorg, es decir que los humanos han integrado desde hace tiempos técnicas en ellos, en sus gafas, en sus vestidos, en sus palabras, que nunca han sido naturales, en bruto, que nunca han estado por fuera de la técnica. En suma, que Cyborg no es un objeto futurista; que el compuesto de organismo y de máquina, o también de humano y de técnico existe ya.
Intergalactic Pin-Ups who fulfill Sci-Fi fantasies
Dicho de otro modo, la maldición de Ícaro ha sido levantada[2], la violación infligida a RoboCop fue alejada[3], y la angustia ligada a la intrusión del Bioport se ha desvanecido[4].  Una vez sus contornos han sido rediseñados (o debilitados) ya Cyborg sólo es en Organorg sólo un nuevo nombre para designar la instrumentación o el recurso a las herramientas, teniendo como cláusula adicional un cierto tipo de inserción de la herramienta en el organismo, no por un injerto sino por una composición individuada.

Organorg es el resultado de una larga tradición de instrumentos y de toda una cultura de objetos que podemos reinterpretar como medios de mejorar sus actuaciones y de completar sus facultades. Organorg (organismo con instrumentos exteriores integrados) aparece ciertamente como un nuevo compuesto fuertemente individuado, pero este individuo nuevo se encuentra provisto de un conjunto de dispositivos (los cinco sentidos orgánicos o diferentes instrumentos perceptivos que le proveen diversos datos de los que podría hacer uso: visión infrarroja, percepción ultrasonido, etc.) que contribuyen todos a su conservación como individuo. El individuo exige, para realizar su objetivo (sobrevivir) que se opere un triaje normativo en su medio, una valorización de su entorno.

Entonces ¿hasta dónde se puede mantener la distinción Cyborg/Organorg? Como ocurre con toda pareja, la distinción se mantiene y al mismo tiempo se marchita. Si se los quiere acercar, habremos de recordar que Cyborg (tal como lo concibieron Clynes/Kline) tiene pretensiones extremadamente modestas. Si les creemos, es un simple dispositivo que no modifica lo humano más allá de lo que lo haría leer un libro o conducir una bicicleta. En particular, la identidad sexual de Cyborg no está alterada: él-la sigue siendo hombre o mujer. Sin embargo, forzoso es constatar que pasando del laboratorio experimental a la filosofía y a la ficción, Cyborg ha escapado de alguna manera de sus creadores; necesariamente, las creaturas se ensalvajan. 

Pienso pues que lo biológico y lo político deben ser desconectados. Sostengo incluso que el sexo debe desaparecer de nuestras cédulas de ciudadanía, o de nuestra inscripción a la seguridad social, como marcador de identidades en los documentos administrativos. No comprendo por qué se me pregunta que precise si soy un hombre o una mujer en el momento de tomar un avión.  Pues en este punto pienso que la sociedad es todavía demasiado fijada en la idea de identidades estables que hay que preservar, mientras que una sociedad democrática debe permitir que se expresen toda suerte de identidades y de historias individuales.  Y para eso, no tiene por qué reglamentar y regimentar los sexos de las personas, apoyándose en ninguna base natural.

El libro de Thierry Hoquet es una consagración a la figura socrática de Cyborg para cuestionar las dicotomías que recorren hasta nuestros días la tradición filosófica. La que nos interesa en la actualidad es la del femenino y del masculino, y la manera como ella funciona como apropiación de la cultura por parte de lo masculino.

Para conocer la traducción realizada por Luis Alfonso Paláu C del segundo capítulo, Cyborg y organología general puedes descargarlo haciendo clic aquí.

Para conocer la traducción por Luis Alfonso Paláu C de la entrevista que le hicieron en  Cahiers philosophiques, puedes descargarla haciendo clic aquí.



[1] T. Hoquet, op. cit., § 12.3.  < 12.3 A/simetrías    “¿De dónde viene el dos?” pregunta Cyborg.  “Todo el cuerpo está trabajado por un principio de simetría”, responden los Amigos de lo Dual; de esta manera, izquierda/derecha estaría en el origen de todas las parejas.  La dicotomía nacería de la bilateralidad.  Platón observa: se divide por dos, como existe el miembro derecho y el miembro izquierdo, y uno se deja guiar por esta duplicidad orgánica (Fedro, 265 e – 266 a).  Y Aristóteles observa: “el hombre tiene dos partes superiores e inferiores, anteriores y posteriores, izquierdas y derechas”; ahora bien, sólo estas últimas dan impresión de simetría.  ¿Por qué pues –se pregunta Cyborg– concederle ese privilegio a izquierda/derecha?  Y sobre todo ¿por qué el propio Aristóteles, tan pronto haber escrito: “las derechas y las izquierdas son casi semejantes en sus partes e idénticas en todas las cosas” viene a añadir: “pero las izquierdas son más débiles que las derechas”? (Aristóteles, Historia de los animales, I, 15) Cyborg gruñe: Aristóteles revela pues que la simetría es un mamarracho, porque siempre hay un lado más grueso o más pequeño que el otro.  Los Amigos de lo Dual están en aprietos.  Pues ¿por qué diablos tachar a la izquierda de imbecilidad?  ¿Por qué uno de los lados es siempre proscrito, maldito, destinado al oprobio?  Si en todo esto sólo se trata de suponerle una simetría al cuerpo, ¿para qué introducir la asimetría si solo se la va a degradar, a desvalorizar?  Cyborg parte encolerizado.  La pretendida simetría del cuerpo no explica nada. Pero no por ello deja de ser temiblemente contagiosa. Contagio o desbordamiento, cuando Lord Verulamio, habiéndole asignado dos manos a la naturaleza para que ella opere, las llama lo caliente y lo frío (F. Bacon, Sylva Sylvarum, I, 68); contagio aún en Newton, que para concluir su Tratado de Óptica, entabla un paralelo entre la uniformidad de los movimientos del sistema planetario, tan maravillosa que ella es necesariamente el “efecto de una voluntad e inteligencia”, y “una uniformidad de los cuerpos de los animales, quienes poseen generalmente un lado izquierdo y derecho semejantemente formados” (Alfaguara, 1977, p. 347)>
[2] < “2.8.  Ícaro.  Cyborg sabe que su ensamblaje es necesariamente inestable y que él parece marcado con el sello de una maldición: la del imposible injerto de la técnica sobre el organismo, del órgano adquirido sobre el órgano nativo.  Por una parte, lo adquirido perpetuamente se desprende de lo nacido; por otra parte, lo nativo se degrada y se muere, aunque el final lo adquirido termine por ser inútil y obsoleto.  Es esta labilidad de Cyborg-ensamblaje a la que a veces se le da el nombre de Ícaro.  A veces se opone Ícaro a los optimistas ensalzadores de Dédalo.  Ícaro significa entonces el castigo de la falta moral, el precio que debe pagar quien cae en el exceso (hybris), en el orgullo que desafía a los dioses.  Cyborg reconoce que Ícaro es un despilfarrador, un calavera acróbata e imprudente, el loco del stunt , el Rémy Julienne de la filosofía.  Pero Ícaro significa también la gracia, el gesto magnífico que se autoriza de ir a ver hasta dónde puede elevar su stuff, antes de que este se fije o se funda.  Ciertamente Dédalo ha llegado a buen puerto; pero ¿es realmente envidiable su suerte?  La locura y la gracia de Ícaro nos enseñarán quizás a imaginar un Cyborg feliz”.  Aquí mismo, infra p. 157 >
[3] < “2.9. RoboCop o la competencia de los stuffs.  RoboCop es un acoplamiento sobre lo que queda de un stuff humano en jirones.  RoboCop es Cyborg en la carnicería, la amputación del stuff nativo; es Mambrú se va a la guerra en la época cibernética, un cuerpo-tronco que aún palpita del que se apoderan una medicina carnicera y un capitalismo depredador para transformarlo en producto y en eslogan publicitario; el “super-tombo” de “nueva generación”.  RoboCop interroga la equivalencia mecánico/viviente, la integridad del individuo y el respeto de su stuff.  La mutilación es crucifixión; los torturadores tiran primero de la mano derecha, le infligen los estigmas.  Una vez amputados los miembros nativos, los instrumentos de acero funcionan como un stuff de reemplazo, una prótesis; pero el cirujano decide también amputar el segundo brazo del cuerpo-cadáver de Murphy, que todavía funcionaba; aquí la prótesis se vuelve sustituto, con el fin de producir un policía más resistente y más performativo.  Los órganos adquiridos ¿mas que ser un complemento de los nativos, serán su posible mejoramiento (enhancement)?  Si seguimos este linaje, llegaremos a las piernas en láminas de carbono de Oscar Pistorius, tan rápidas que todos quieren las mismas; y a las hipótesis de Hans Moravec sobre la posibilidad de telecargar, de programar un espíritu en una máquina, para hacerlo inmortal”.  Aquí mismo, infra, pp. 157-158 >
[4] < “2.12. Allegra Geller o el imposible bioport.  Cyborg se detuvo mucho tiempo ante esta frontera; ¿cómo conectar lo orgánico con lo electrónico, el carbono con el silicio?  El cerebro es un medio acuoso o húmedo cuya comunicación funciona por la circulación de iones; el chip de silicio es un dominio regido por una circulación electrónica.  Entre los dos sistemas, no hay verdadera comunicación o cableado real posible.  En el mejor de los casos, se podría pues meterlos en contacto separándolos por una finísima capa, para permitirle al chip que mida la actividad eléctrica de la célula, espie lo que pasa, sus transistores captan señales.  ¿Cómo asegurar el cableado o la conexión, interfaz, pasar de una inteligencia aislada a una inteligencia distribuida, o de una mónada a un enjambre zumbador?  En eXistenZ, los juegos están directamente conectados en el stuff de la que juega.  Para hacerlo debe pues estar provista de un “bioport”, la toma o el canal donde se inserta un cordón de apariencia umbilical y llamado “ombicuerda”, que liga su organismo a una consola video-orgánica llamado “biopodo”.  Aquí mismo, infra, p. 160>.

Pierre Macherey

George Cangilhem
Cuando Canguilhem tuvo conocimiento de la primera gran obra de Foucault, Historia de la locura, sobre la que tuvo que escribir un informe en tanto que jurado de tesis, inmediatamente subrayó su carácter innovador, y su importancia, mucho más allá de los límites concedidos a un trabajo especializado que concernía la historia de la psiquiatría; algunos años más tarde, hacía aparecer en la colección Galeno que dirigía en PUF, Nacimiento de la clínica, la obra de Foucault que sin duda más le interesó porque su tema lo concernía de más cerca, y a la que a menudo se refirió en sus propios trabajos[1]. 
En fin, cuando Les Mots et les choses fue puesto en circulación, le consagró con el título «¿Muerte del hombre o agotamiento del Cogito?», un importante estudio aparecido en 1967 en Critique en el que, tomando su defensa contra sus contradictores o sus censuradores –se estaba entonces en plena querella del humanismo– él elogiaba la “lucidez” del proceder de Foucault, a propósito de la que llegaba hasta sugerir en conclusión que ella podría jugar con respecto a las ciencias humanas un rol comparable al que había jugado la Crítica de la razón pura para las ciencias de la naturaleza.
Michel Foucault
Uno de los últimos escritos de los que Foucault autorizó su publicación fue la retoma de una presentación general del camino de Canguilhem, que había sido redactado en 1978 en el momento en que lo tradujeron en los EE. UU.; ese texto, titulado en su versión definitiva “la Vida: la experiencia y la ciencia”, es sin duda uno de los más importantes y de los más pertinentes comentarios que hayan sido consagrados al pensamiento de aquel que, en la conversación, Foucault llamaba en ese momento –sin ironía, y siendo él avaro en este tipo de efusiones– “nuestro viejo maestro”ðð 
Se puede pues decir que Canguilhem y Foucault se han reconocido (en el sentido fuerte del término), e incluso en parte reconocido el uno en el otro a través de intereses y valores que compartían en común; entre ellos se tejió una relación intelectual fuerte que podemos suponer jugó un rol no despreciable en el desarrollo de sus respectivos pensamientos.
Para conocer la traducción realizada por Luis Alfonso Paláu C, de la ponencia presentada el 1º de junio de 2016 por Macherey en el marco de una jornada de estudios sobre «Michel Foucault y la subjetivación» (Universidad Paris-Est Créteil), puedes descargarla haciendo clic aquí



[1] Al final de la parte complementaria, redactada «veinte años después», con la que termina Le normal et le pathologique, Canguilhem señala que «en páginas admirables, conmovedoras, del Naissance de la clinique, Michel Foucault mostró cómo Bichat hizo «girar la mirada médica sobre sí misma, para pedirle a la muerte cuentas de la vida» (Le normal et le pathologique, Paris, PUF/Quadrige, 1988, p. 215).  Esta conversión de la mirada que él llama también «eversión», es la que el propio Canguilhem ha tratado de practicar.  Los dos libros de Foucault, Histoire de la folie (1961) y Naissance de la clinique (1963) son añadidos como referencia en el Suplemento a la bibliografía de la nueva edición, en 1966, de La connaissance de la vie, lo que subraya la importancia que Canguilhem les concedía.
ðð < M. Foucault.  "La vida: la experiencia y la ciencia".  Revista de Metafísica y Moral.  90º año/#1.  Enero-marzo/1985.  tr. Paláu, publicada in Sociología 18, Medellín: Universidad Autónoma Latinoamericana, Julio/1995 >

Pierre Macherey

De Canguilhem a Canguilhem pasando por Foucault

Independientemente de las consideraciones personales y particulares que conducen a aproximar los recorridos teóricos de G. Canguilhem y de M. Foucault, una tal comparación se justifica sobre todo por una razón de fondo: estos dos pensamientos se han desarrollado en torno a una reflexión consagrada al problema de las normas; reflexión, en el sentido fuerte de la expresión, filosófica, incluso si ella ha estado directamente asociada en estos dos autores a la utilización de materiales tomados de la historia de las ciencias biológicas y humanas, y de la historia política y social.  Por esto esta interrogación común que, en términos muy generales, podría ser formulada así: ¿por qué la existencia humana está confrontada a normas?  ¿De dónde sacan ellas su poder?  ¿Y en qué dirección orientan ellas este poder?

Para conocer la traducción completa realizada por Luis Alfonso Paláu C, puedes descargarla dando clic aquí

Los Conceptos de Deleuze

El presente ciclo de conferencias pretende configurar un escenario de reflexión en torno a las propuestas conceptuales de Gilles Deleuze, articulando la filosofía con diversas disciplinas que incluyen las artes y las ciencias, en una suerte de juego de relevos poiético, para reconocer la potencia creativa y violenta que promulgaba el pensador francés y que derivó en una concepción nueva del quehacer filosófico, hasta el punto que otro gigante del pensamiento, Michel Foucault, diría que nuestro siglo sería deleuziano o no sería.



Los conceptos de Deleuze. Conmemoración a veinte años de la muerte de Gilles Deleuze
Organizan: ITM – Grupo de Investigación de la Facultad de Artes y Humanidades y Biblioteca Pública Piloto de Medellín.

Para más información ir a https://ciclodeleuze.wordpress.com/ 
http://www.webdeleuze.com/php/index.html
http://www.itmradio.edu.co/index.php/programas/ciclodefoucault

Pantopía

Acá tenemos la historia de un enamorado de la vida y de un curioso del mundo. Hijo de marinero, hombre de la tierra, rugbyman, filósofo, historiador de las ciencias, académico, Michel Serres ha querido darle la vuelta al mundo...

Entrevista con Martin Legros & Sven Ortoli. París: los Ensayos del Pommier, 2014. Traducido por Luis Alfonso Paláu C.  Medellín, marzo de 2015.


La alegría –afirma Spinoza en la Ética– es una pasión por la que el Espíritu pasa o transita a una más grande perfección” (Eth. III, Affec. def. 2 y 3 expl.).  Esta simplísima idea según la cual pensar, comprender las cosas por el pensamiento, nos reconcilia con el mundo y por ahí mismo nos hace más alegres, esta idea pues está en el origen del libro de entrevistas que tenéis entre las manos.  Pues, entre los filósofos contemporáneos, Michel Serres es aquel con el que más gozamos entrevistándonos.  Y no solamente por su carácter, que en efecto es muy jubiloso, a veces incluso travieso.  Ni tampoco a la vida que ha sido la suya, arriesgada, dura pero igualmente exaltada.  Sino a que, cada vez que lo solicitamos, ya se trate de interpretar un acontecimiento tan trágico como Fukushima, o de actualizar el pensamiento de un autor tan difícil como Leibniz, salimos del encuentro con la impresión de ser un poco más inteligentes, de comprender mejor –algo que no es tan corriente entre filósofos – y sobre todo, con el sentimiento de que tal inteligencia de las cosas nos asegura una más grande “conexión” con el mundo, una potencia indisociable de una forma de contentamiento.  Como si el pensamiento experimentase un júbilo al ver que no se ejerce en vano, que es eficaz, que se adecua al mundo.  Sí, si estamos destinados a comprender el mundo, es en esos momentos en los que pasamos, como lo dice Spinoza, “a una más grande perfección”.

Ahora bien, extrañamente, la obra publicada de Michel Serres puede aparecer oscura y de difícil acceso.  Con respecto a esta palabra tan ágil y tan luminosa, tan encantadora a veces, uno se topa en sus libros con una resistencia más grande.  Son más trabajados, llevados por una ambición literaria que duplica la exigencia filosófica, pero que a veces, para nuestro gusto, le juega pasadas, malas pasadas.  A fuerza de trabajar la lengua como un poeta, el pensador disimula sus propios conceptos, tan inventivos sin embargo, bajo un estilo abundante.  Quizás esta sea una de las razones que expliquen la posición ambivalente de Michel Serres en el espacio público e intelectual; en tanto divulgador, capaz de hacer comprender la historia de las ideas a través de relatos gustosos, es apreciado por un amplio público, mientras que el autor y su pensamiento –sin embargo tan novedoso y contundente– siguen siendo más desconocidos, al menos en Francia .  Se conocen los vuelos líricos del orador o las límpidas exposiciones del profesor, pero sus conceptos ¿se los conoce?  ¿Incluso se los puede nombrar?  Para descubrirlos, no basta con la escucha de su palabra.  Es en los textos escritos donde se descubre el corazón de un pensamiento, sus ideas más importantes, sus proposiciones más fecundas.  Si quisiéramos recoger todas las promesas contenidas en la palabra de Michel Serres, sería en sus sesenta libros publicados desde hace cincuenta años, que habría que buscarlas.  Entonces ¿cómo hacerlo?  ¿No era posible conciliar la magia de la palabra y la profundidad de la escritura?

Un día nos le abrimos a Michel, con toda simplicidad, y le manifestamos la dificultad a la que nos exponía su pensamiento, a la vez tan inventivo y tan críptico.  Y se nos ocurrió proponerle la idea de un libro de entrevistas en el que él regresaría con nosotros al conjunto de su obra, libro tras libro, sobre lo que lo ha conducido a la filosofía, sobre los acontecimientos que lo han solicitado, sobre sus grandes conceptos.  Inmediatamente aceptó, sin vacilación ni condición.  Estábamos a fines de la primavera de 2011.  Decidimos comenzar a la entrada de septiembre.  Nos veríamos dos horas cada quince días.  Sería los jueves, ya en la Academia francesa, al final de la tarde luego de las sesiones hebdomadarias, ora cuando los inmortales no se reuniesen, en su casa, en Vincenne, en esa encantadora casita donde habita desde que lo nombraron profesor en la universidad de Vincenne en 1969.  La aventura duró dos años.  Para cada sesión, conveníamos por adelantado qué libro íbamos a leer, preguntas sobre las que queríamos interrogarle, o acontecimientos biográficos o históricos sobre los que deseábamos volver.  Atravesamos así por entero toda una vida y una obra filosófica.  Y al mismo tiempo hemos rehecho la historia del siglo XX.  Pues los acontecimientos que contaron para Michel Serres, y que se volvieron conceptos o ideas, no son los que retienen los historiadores o los periodistas.  A propósito del “fin” de la agricultura, del que ha sido testigo y del que ha sido el único filósofo que lo ha designado como un acontecimiento de alcance metafísico, Michel Serres exclama: “¿Ha leído Ud. en un gran titular: ‘Hoy, acabamos de presenciar el final del neolítico’ ?  Y sin embargo de esto se trata.  ¡Ningún periódico anunció esta noticia!”  La importancia de un acontecimiento para él  no se mide por el ruido que hace, sino por la duración que interrumpe, la longitud del período histórico al que le pone término (en este caso diez mil años…)  Comparando así los acontecimientos históricos del siglo con los que son susceptibles de entrar en lo que se llama el Gran Relato, como lo hemos hecho en una cronología comparada (ver anexo 1), se mide que es una verdadera contra-historia filosófica la que nos propone Michel Serres.
Muchas cosas nos han golpeado en el curso de estas entrevistas que merecen que nos detengamos un momento.  Ante todo nos hemos dado cuenta, gracias a esta frecuentación regular, que un filósofo en la acepción plena y entera de este término es un individuo que piensa todo lo que le ocurre.  Todo, verdaderamente todo lo que le acontece es elevado al estatuto de objeto pensable.  No es tanto una deformación profesional como una manera de hacer frente, de asimilar lo que perturba su vida cotidiana o lo que trastorna su existencia.  Transformando el afuera en objeto pensable, el filósofo lo “digiere” de alguna manera, y es esta “digestión” a la que se le debe sin duda las más grandes ideas filosóficas.  A manera de ejemplo tomemos el acontecimiento menos sujeto a meditación que le haya sobrevenido a Michel Serres en el curso de estos dos años; solamente tres meses después del comienzo de nuestras entrevistas, sufrió un paro vascular cerebral que afortunadamente no tuvo ninguna consecuencia.  ¿Cómo enfrentó el suceso?


La Vida, la Historia, el Gran Relato en la obra de Michel Serres. Presentación realizada por Luis Alfonso Paláu, 21 de abril de 2015.  Alianza Francesa de Medellín.

El trabajo crítico del pensamiento sobre él mismo


Olivier Razac se interesa en objetos originales y variados, como el alambre espino, la tele-realidad, la salud o el brazalete electrónico penitenciario. Inspirado en la obra de Michel Foucault, señala y analiza los formas de ejercicio del poder actualmente. Para sacar sus consecuencias éticas y políticas.

Algunas obritas tienen el poder de problematizar grandes objetos. Histoire politique du barbelé, el primer libro de Olivier Razac, es una de esas. En 2000, este filósofo que tenía entonces 27 años, supo hacer emerger la potencia simbólica del alambre arpado, a través de tres jalones históricos: la pradera norteamericana, la trinchera de la Gran Guerra, y el campo de campo de concentración nazi. “Instrumento de inscripción espacial de las relaciones de poder”, la propia forma del arpado ilustra su función. “Es un rasgo que cierra el paso y evoca inmediatamente la privación de libertad (como lo harían los barrotes de prisión). Pero además es un rasgo erizado, agresivo, cuyas puntas representan los cuchillos del poder. Rasgos y puntas, barrotes y cuchillos expresan directamente la vocación violenta y opresiva del alambre espino”. A esta reflexión sobre la delimitación del espacio le hace eco un artículo sobre el GPS aparecido en Fresh Théorie. El autor aclara en él ese deseo contemporáneo de localizar y de ser localizado.

¿Cómo funciona esto? Esta es la pregunta que no deja de hacer Olivier Razac. Funcionalista, el análisis de las formas del ejercicio del poder, y de los efectos de control que ellas producen, singulariza el proceder de este pensador que consagró su segunda obra a la tele-realidad entendida como un espectáculo zoológico (L´écran et le Zoo. Spectacle et domestication, des expositions coloniales a Loft Story). Del zoológico a la biopolítica (la vida como la apuesta del poder) no hay sino un paso. La Grande santé, su última publicación salida de su tesis, interroga diferentes visiones filosóficas de la salud que molestan, inquietan, sus representaciones estrictamente médicas. Estos pensamientos (Friedrich Nietzsche & Gilles Deleuze a la cabeza) tienen en común establecer otra salud, creadora y arriesgada, pues no se vive en la orden expresa de la conservación de sí y de la obsesión sanitaria: “La gran salud es puramente afirmativa. Su naturaleza no es la de oponerse a las obligaciones exteriores sino la de ejercer su potencia a partir de ella misma”.

Luego de ocho años consagrados a la escritura, “por fuera de la Educación nacional”, enseña desde hace un año en undécimo en un liceo privado. Este joven padre ha seguido todo su curso filosófico en la Universidad de París-VIII-Saint- Denis, cuya enseñanza marcada por Michel Foucault se distingue de entrada por la atención que se presta al contexto histórico y a las implicaciones políticas de las filosofías. “Fue leyendo a Michel Foucault que mi relación con la filosofía se volvió apasionada. Comprendí que las ideas, los conceptos, podían cambiar mi mirada sobre el presente”, explica él. Nacido en 1973 en Nueva Caledonia, Olivier Razac vivió en Costa de Marfil, antes de llegar a Francia a la edad de 4 años. El joven, titular de un bachillerato científico, primero ensayó en un IUT de informática. Una errancia a sus ojos. “A los dos meses me di cuenta con violencia que eso no era lo que yo quería hacer. Algebra booleana, problemas de lógica, ecuaciones, A o no-A, B o no-B… Cuando salía de allá mi cerebro estaba sobre-estimulado, pero yo sentía que eso giraba en el vacío; sólo tenía Aes y Bes en la cabeza”, recuerda este hijos de ingeniero que no tardó en cortar el cordón umbilical de su adolescencia. Una bellísima página de su segundo libro ¿no toma entonces un color biográfico? “Es posible volverse otro (…) La ética es un movimiento de desprendimiento del modo de vida en el que uno se ha implicado a tal punto que allí se ha enredado como en una red. Si uno se queda quietecito, no se da cuenta del enredo. Es en el momento en que uno quiere moverse, cambiar de sitio, que los hilos se transforman en lazos, y que se vuelve necesario cortarlos”.

Desprenderse de la domesticación social; el acto de filosofar, fundamentalmente, tiene que ver con la ética, y su descubrimiento de los estoicos fue determinante. La filosofía le aparece como el lugar en que puede ejercerse “una curiosidad general sobre todo, una apertura a todos los dominios, un deseo de llevar la mejor vida posible”. “Por esto mi negativa a la especialización…”, prosigue él. Rebotando de un centro de interés a otro, Olivier Razac prepara un libro sobre el brazalete electrónico penitenciario: “Hay un bloqueo crítico sobre estos objetos que dan la sensación de ser ventajosos. ‘Siempre es mejor que ir a prisión’, se escucha acá y allí. Esto es una ilusión, pues los que lo llevan no hubieran ido a prisión si el brazalete no hubiera existido. Hay una articulación necesaria entre los dos medios carcelarios; el medio abierto perenniza la prisión”.

Su recorrido original, consagrado a objetos heterogéneos, está movido por una misma idea fuerte. “La filosofía toma su sentido en el enfoque y no en el tipo de objetos que ella considera”, afirma Olivier Razac. Ese sentido que él le confiere a la filosofía crepita en esas palabras de Michel Foucault sacadas del Uso de los placeres, y que sirve de exergo a la última parte de la Pantalla y el Zoológico: “Hay momentos en la vida en los que la cuestión de saber si uno puede pensar de otra manera distinta a como piensa, y percibir de otro modo a como ve, es indispensable para continuar mirando y reflexionando (…) ¿Qué es la filosofía hoy si no es el trabajo crítico del pensamiento sobre él mismo? Y si en lugar de legitimar lo que ya se sabe ¿no consiste ella en buscar saber cómo y hasta dónde es posible pensar de otra manera?”. En estas condiciones, la filosofía tiene entonces que dialogar con su afuera, con lo que no es ella. “La pantalla y el zoo ha sido recibido por el medio artístico; Historia política del alambre arpado por los arquitectos. Espero con impaciencia las reacciones del mundo médico sobre la Gran salud”, confía Olivier Razac.

Bibliografía: Histoire politique du barbelé (La Fabrique, 2000), L’Écran et le Zoo. Spectacle et domestication, des expositions coloniales à Loft Story (Denoël, 2002), « The Global Positioning System » dans Fresh Théorie (Léo Scheer, 2005), La Grande Santé (Climats, 2006).

Philosophie Magazine, n°4 Septiembre 2006
tr. Luis Alfonso Paláu, Medellín, julio 7 de 2014.

Seminario sobre cultura y modernidad política

Libertad y liberación
Tres transformaciones: una técnica, otra en los sistemas de producción y finalmente una en la organización de la vida social y política, son condiciones de posibilidad para el nacimiento de una nueva mentalidad de gobierno y de una nueva práctica política basada en una gestión positiva de la vida. La valoración de la vida como factor primordial de gobierno coincide entonces con la Revolución Industrial, la Revolución Francesa y con la reorganización del funcionamiento técnico del mundo productivo. 

Caricatura
Esta nueva mentalidad de gobierno se caracterizó por la introducción de un principio de limitación interno a la razón gubernamental, denominado por Foucault “Regulación interna de la racionalidad gubernamental”, el cual puede ser resumido en la formula ¿Cómo no gobernar demasiado? El instrumento que suscitó esta transformación en la mentalidad de gobierno fue la economía política, debido a que a partir de sus reflexiones sobre los objetivos del Estado y las prácticas de gobierno, puso de manifiesto que había una naturaleza propia en todos los tipos de relaciones en la sociedad, incluyendo la propia práctica gubernamental, la cual debía ser respetada por los gobiernos con el fin de poder lograr lo que deben hacer, razón por la que se contempla como necesario el permitir que dicha naturaleza actúe con la menor cantidad de intervenciones posibles. Tenemos entonces que la economía política abrió las puertas a un nuevo momento en el que la preocupación central giraba en torno a cómo lograr gobernar sin gobernar demasiado, instaurando la cuestión de la autolimitación por el principio de verdad como pilar de las reflexiones concernientes al arte de gobernar. Este principio de autolimitación de la razón gubernamental es lo que se ha dado en llamar “Liberalismo”. 

Ahora bien, el hecho de percibir como deseable el mínimo de intervenciones sobre la sociedad no implica un aumento de la libertad como tal, sino que hace referencia a una producción controlada de ésta desde el gobierno con el fin de lograr su adecuado funcionamiento. Es por ello que Foucault nos recuerda que el diseño de la política en este momento no se originó en el respeto a las libertades individuales, sino en el conocimiento que se tenía de la naturaleza de los mecanismos que operan las relaciones en la sociedad con el fin de producir libertad.[1] 

Dicho lo anterior, tenemos que esta forma liberal de gobernar contempló como necesario y deseable el crear y organizar simultáneamente la libertad dentro de la sociedad que gobierna, para lo que dispuso diferentes procedimientos de control y coerción como contrapeso a la libertad generada. La continua elaboración de la libertad en este nuevo modelo se apoya en el cálculo sobre la seguridad, pues han de ser contemplados los peligros que entrañan para los diversos tipos de interés (individual, colectivo, general) el hecho de crear algunas libertades o quitar otras. El juego libertad-seguridad es, a partir de este momento, un eje central en el ejercicio del gobierno liberal, cuyo objetivo es lograr el equilibrio entre estos dos elementos para obtener la adecuada administración de los intereses. Consecuencia lógica de esta nueva mentalidad fue la expansión en las sociedades de múltiples mecanismos que buscaron organizar, controlar y proteger a las sociedades de los peligros a los que ahora se enfrentaban.[2]
Foucault dibujado por Sergio Aquindo

Programa del seminario, a llevarse a cabo en la Torre de la Memoria de la Biblioteca Pública Piloto. BPP.

1.Apertura Cátedra: Foucault y la modernidad filosófica.
Diccionario Foucault
A cargo de Alberto Castrillón
Agosto 4, Biblioteca Pública Piloto, 6:30 pm.

2. Gubernamentalidad y sociedad moderna.
A cargo de Edgardo Castro
Septiembre 1, Biblioteca Pública Piloto, 6:30 pm.

3. El neoliberalismo como modo de existencia.
A cargo de Diego Estrada
Octubre 6, Biblioteca Pública Piloto, 6:30 pm.

4. Biopolítica y liberalismo.
A cargo de Julio Mesa
Noviembre 3, Biblioteca Pública Piloto, 6:30 pm.

5. Subjetividad y espacios neoliberales.
A cargo de Sandra Cardona
Diciembre 1, Biblioteca Pública Piloto, 6:30 pm.




[1] Michel Foucault, El nacimiento de la biopolítica, P. 83-84.
[2] Michel Foucault en Nacimiento de la biopolíticanos muestra como a partir del siglo XIX se forja al interior de las sociedades la cultura del peligro, la cual se opone a las grandes amenazas propias de la edad media, y da paso a una cotidianidad amenazada en el diario vivir. Página 87.

In memoria Michel Foucault




Michel Foucault
El pensamiento de Foucault es el de un viajante de acá para allá.  Luego de su formación como maestro en el doble dominio de la filosofía y de la psicología, sus primeros años se desenvuelven en esta última profesión, por la que conoce el mundo del manicomio; luego profesor en Lille de psicología, no se sentía a gusto porque prefería la filosofía.  En una especie de auto-destierro, se convierte en funcionario de los servicios culturales en Uppsala, gracias a la presentación que de él hiciera Georges Dumézil (1955).  Luego trasladado a Varsovia donde fue mantenido a raya por los servicios secretos,  terminó siendo trasladado a Hamburgo hasta 1961.  En aquellos años escribe sus tesis de doctorado, y recupera la escritura en su lengua natal presionado por su carácter de extranjero, que no sabía sueco.  Graduado, es nombrado para Clermont-Ferrand, y luego nuevamente al extranjero: Brasil y Túnez.  Es la época de la escritura de libros en diversas arqueologías del saber que se acompañará con la lectura y el análisis literarios de quienes fueron sus escritores de la experiencia límite (Bataille, Beckett, Blanchot, Klossowski).


En 1970 es nombrado profesor del Colegio de Francia, una institución particularísima que consagra al docente como el mejor en lo suyo, pero no le posibilita tener alumnos ni dirigir tesis.  Se remonta al reinado de Francisco I, pero no hace parte del aparato escolar, no matricula ni gradúa a nadie.  Obligado a dictar sólo 64 horas de clase anuales, Foucault participará en sus primeros años en el Grupo de Información sobre las prisiones… y será un asiduo viajero a Japón, Canadá y a los EE. UU.  Apoyando muchas luchas dentro y fuera de Francia, Foucault es un nómada diagnosticador del presente como lo proponía Nietzsche…  Ontólogo del presente, su más memorable y criticada intervención en el periodismo internacional fueron sus “reportajes de ideas” sobre la revolución iraní…


Para conocer las lecturas  que el profesor Luís Alfonso Paláu ha puesto a disposición para los asistentes al seminario y a cualquier persona que le interese, dar clic AQUÍ

Las publicaciones que se realizan del seminario conmemorativo son un aporte del blog Utopías y Heterotopías Urbanas a las iniciativas de la Alianza Francesa de Medellín y gracias a la autorización y todos los aportes del maestro Luís Alfonso Paláu.

In memoria Michel Foucault

Micro-seminario conmemorativo de los 30 años de la muerte de Michel Foucault

La Alianza Francesa de Medellín y su Mediateca Arthur Rimbaud, convocan al Micro-seminario conmemorativo de los 30 años de la muerte de Michel Foucault, dictado por el profesor Luis Alfonso Paláu Castaño, Doctor en Historia y Filosofía de las Ciencias de la Universidad de París I (Sorbona-Panteón).

Tendremos sorpresas como traducciones inéditas hechas por el Profesor, además se pretende hacer de este Micro-Seminario taller, todo un ejercicio de promoción de lectura, de un autor y de su obra y de cómo esta última repercute en sus amigos y colegas, y por ende en los que lo leen.

Michel Foucault está vigente aun, por eso nos sumamos a las diversas manifestaciones que hay en la ciudad sobre nuestro autor en mención.

Los que quieran asistir por favor indicarme por medio de correo electrónico su interés en asistir, para yo inscribirlos y poder tener control para mandarles las lecturas que antes de cada seminario serán enviadas para que sean debatidas.

Programación.
Mayo 8: Foucault y la filosofía. < Entre Kant y Lévi-Strauss: sujeto y racionalidad occidental… Eribon y sus biografías; Veyne … su amigo y biógrafo >.
Mayo 15: Foucault y las ciencias. < Arqueología del saber en vez de historia de las ciencias; Dumézil-Canguilhem; Historia de la locura; Nacimiento de la clínica; las Palabras y las cosas; Arqueología del saber…>
Mayo 22: Foucault y la historia < Vigilar y castigar; la prisión y los hombres infames; Yo, Pierre Rivière…; Herculina Barbin; My secret life… el biopoder y las minorías >
Mayo 29: Foucault y la ética < Historia de la sexualidad y cristianismo; la paradoja de los pecados de la carne y el Foucault, autor post-mortem… Foucault y el pensamiento queer >