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Del hábitat o de la espacialidad de la vida humana.


“SEÑAL”: Reflejos MDE07. Adolfo Bernal
Lo que se pretende abordar en este artículo es, como ya advertía José Luis Pardo en su libro Las formas de la exterioridad (1992), el carácter fundamental del espacio en la construcción de la vida social y humana estuvo altamente subestimado por la filosofía moderna durante largo tiempo. Esta, la filosofía moderna, elevó el estatuto del tiempo a su máxima expresión: como el único horizonte de manifestación y comprensión del ser; por tanto, el espacio era reducido a las explicaciones contenidas en “lo dado”. Así, la modernidad estará asociada de forma explícita a estos dos rasgos, una dialéctica de lo “real” que dividía el funcionamiento de lo temporal y de lo espacial en procesos disociados. La diferencia entre res cogitans, el tiempo o el fundamento del espíritu humano, y res extensa, el espacio en tanto “abstracción geométrico-mecánica desprovista de todas las cualidades de la percepción sensible, desnuda de toda facticidad y alejada de la riqueza de las significaciones” (Pardo, 1992, pp. 22), es constitutiva en la comprensión de la vida humana, por lo menos hasta la primera mitad del siglo XX.


Para conocer el Texto completo de Sandra Cardona, publicado en La Revista FORUM del Departamento de Ciencia Política, sede Medellín Vol. 1, núm. 4 (2013), dar clic aquí

Manico Mio Medellín

Vista general del Manicomio.
 Benjamín de la Calle Muñoz. 1916. BPP.
Tradicionalmente la locura ha sido replegada a las formas de intervención médico-psiquiátricas a través de unas técnicas de entrevista que se consideran extracción de información subjetiva para volverla objetiva. En tanto que para el psicólogo la gama de elaboraciones subjetivas representa la mayor riqueza del estado psicótico. Así, el loco es para la medicina un objeto de la intervención psiquiátrica, en tanto que para el psicólogo es el sujeto de sus indagaciones. Ambos dispositivos de indagación clínica parten de la interpretación de la palabra y el pensamiento del paciente, pero las consecuencias terapéuticas son diametralmente opuestas. La psiquiátrica busca reducir la producción de incoherencias del pensamiento, mientras la otra busca avivar las producciones discursivas. La una calla al paciente, mientras la otra lo hace hablar. La primera niega su subjetividad, mientras que la segunda la afirma.

Vista de los enajenados, Manicomio Medellin, Benjamín de la Calle M. 1910.
La presente investigación nace de esta coyuntura entre las visiones tecnológicas de intervención sobre la locura y establece la necesidad de una crítica al discurso psicopatológico de la psiquiatría para hallar las justificaciones de su actuar. Es decir, que se busca justificar el conocimiento crítico de la historia de las transformaciones técnicas de la psiquiatría en Medellín como una acción ética que puede realizar el que trata la locura para no mal-tratarla. Esta investigación considera que la locura ha sido objetivada en un cuerpo, su subjetividad ha sido negada y por tal la reconstrucción histórica de dicha subjetividad sólo puede ser ficcionada. Este trabajo pretende ser un proyecto genealógico sobre la subjetividad negada de la locura, es decir que precisa de una heurística negativa sobre la historia moral de la sociedad antioqueña. En este caso la historia de la locura se presenta como el revés de la moral.

Manicomio Departamental. Mejía, Francisco, 192? Archivo Fotográfico BPP.
 Leer la tesis de maestría completa de Andrés Felipe Silva Mantilla, haciendo click aquí la puedes descargar.  

Manicomio Francisco Mejía 1939. Archivo Fotográfico BPP.