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Estudios y Encuentros Urbanos

FORO MUNDIAL: CIUDADES PARA LA VIDA
Darío Ruiz Gómez

Ya estamos prácticamente ad puertas del Foro Mundial sobre equidad urbana en el desarrollo de ciudades para la vida. El título parece muy rimbombante en momentos en que como lo acaba de señalar Zigmund Bauman en su último estudio, la inequidad crece de manera alarmante en el mundo y el abismo que separa una minoría de ricos de una mayoría que se empobrece radicalmente ante un cambio súbito en el juego de capitales libres que actúan sin ninguna restricción  y sin dejar beneficio alguno para las ciudades, para los ciudadanos; las ciudades obedecen hoy en su desarrollo a estos determinantes donde los capitales están por encima de los gobiernos y por lo tanto conceptos como planificación, ordenamiento territorial son enunciados vacíos pues los territorios dependen del especulador y no del planificador. De ahí la intensidad de la llamada conurbación en ciudades como los Ángeles, San Luis, ciudad del Cabo, Buenos Aires,  analizadas brillantemente por críticos como Soja, Mark Davis, aparentemente anillos de miseria pero en  realidad, entidades urbanas  independientes en su gobernabilidad, dominadas muchas veces por el crimen organizado como en Nápoles.


Una crisis económica que empobrece a las clases medias y las lleva como en el caso de Nueva York a abandonar masivamente la ciudad para irse a vivir al campo, mientras la especulación acoge a los nuevos ricos de Rusia, Croacia, Serbia, China. En Madrid según el más reciente informe ante la ausencia de un plan de ordenamiento urbanístico al número escandaloso de viviendas deshabitadas hay que agregar cerca de 128.000. Barrios fantasmas, poblaciones fantasmas, parias urbanos muriéndose de frío y hambre. ¿Es ésta la globalización del espacio urbano? Hace poco en la visita a la ciudad del Presidente de Alemania, éste, fue invitado a recorrer dos calles antes de llegar al Museo de Antioquia. Lo que vio le debe aún quitar el sueño, niñas prostituidas, alcohólicos tirados en las calles, suciedades, vómitos, el infierno de Dante. ¿Cuántas calles y qué recorridos a pié pueden aún hacer los diez mil visitantes  que nos visitarán en una ciudad donde el peatón no existe para los funcionarios urbanos?

El clásico recorrido de los Parques-biblioteca ya no se puede hacer pues se están cayendo por falta de mantenimiento. ¿Dónde están las nuevas avenidas integradoras de los barrios marginados? Medellín ha sufrido el impacto demoledor de todas estas afectaciones, aumento del número de desplazados pero también de habitantes de recursos provenientes del Bajo Cauca, Montería, y estos cambios demográficos exigen la visibilización de esta problemática donde la vida urbana se va modificando a través de nuevos actores que enriquecen la dinámica cultural, que reclaman nuevos espacios públicos y plantean una nueva ciudad que el viejo urbanismo reducido a densificaciones, sin una idea de ciudad, está siendo incapaz de enfrentar, de dar soluciones pues su lectura de ciudad es muy esquemática en manos de una burocracia de ocasión y no de equipos de trabajo a largo plazo. ¿Cuáles han sido los planes de renovación urbana? ¿Cuáles los de defensa y afirmación del tejido social en una ciudad donde los valores de cambio no han respetado el más importante patrimonio ambiental como lo es la calidad de vida de los barrios hoy amenazados por intervenciones irracionales?

Los  ministros invitados, los diez mil asistentes de 130 países asistirán a reuniones, comidas regionales y los académicos discutirán, supuestamente, con los ciudadanos. Es lo que corresponde protocolariamente ante tantos huéspedes ilustres,  pero lo importante es que ante los ojos de cada uno de ellos aparecerá una realidad que ningún funcionario por hábil que sea podrá ocultar.  Disimular la realidad con video beam, sería una demostración de infantil provincianismo. Lo importante son los aportes que sobre estas problemáticas se puedan dar a una ciudad que vive la explosión de una problemática demasiado compleja y que no da compás de espera.

La Narrativa Colombiana

 

Darío Ruiz.. Periodista, Escritor y Literato.
 Anori, Antioquia, 1936. Narrador, poeta y ensayista, es uno de los nombres más destacados de la literatura colombiana y, sin lugar a dudas, el que mejor ha reseñado la evolución de Medellín, ciudad donde reside y donde ha sido profesor de Teoría de la Ciudad y la Arquitectura, en la Universidad de Antioquia, institución que lo ha distinguido nombrándolo Profesor Emérito y Honorario. Graduado en la Escuela de Periodismo de Madrid en 1961, está íntimamente unido a España donde transcurrió su juventud y donde participó en la vida cultural en los sesenta. Fue redactor en Bilbao del periódico El Hierro donde fue expulsado por motivos políticos. Ha publicado los libros de cuentos Para que no se olvide su nombre, La ternura que tengo para vos, Para decirle adiós a mamá, Sombra de rosa y vino (1999), En tierra de paganos, Crímenes municipales (2009-2011) y Entre muros. Antología personal (2011) y las novelas Hojas en el patio y En voz baja, así como los libros de poemas Señales en el techo de la casa, Geografía, A la sombra del ángel y En ese lejano país en donde ahora viven mis padres (2010) al lado de otros diez libros de ensayo en torno a temas de estética y urbanismo. Columnista y crítico polémico, en la actualidad Darío Ruiz está considerado como uno de los intelectuales colombianos de mayor prestigio intelectual.

LLAMADA DE CORTA DISTANCIA (1999)
  
De Sombra de rosa y vino
Editorial Magisterio, 1999
A dos metros de distancia la vi más inerme, más desposeída de todo, tal como, pensamos, podría verse a una anciana en una situación parecida. Calculé que tendría unos setenta y cinco años, una anciana de ojos verdes y pelo blanco, abundante, que sostenía en sus manos una pequeña cartera. ¿Tendría que decir que, carente de gestos? Pues estaba inmóvil como si estuviera en medio de una tarde fría en una carretera de montaña y llevara ahí cinco o seis horas esperando un bus, o esperando, en todo caso, algo que durante años había querido, anhelantemente, recibir o volver a encontrar.

En la ciudad estas circunstancias suelen presentarse con más frecuencia de la que se piensa, se detienen ante un paradero de buses que no es el correcto y ahí las pilla finalmente la noche. Después desaparecen para siempre mientras en la casa la familia empieza a comprender lo que es vivir a un ser amado no en la muerte sino en el vacío de la ausencia. Seres como éste irradian un halo que circunda su figura concediéndoles un aspecto de inusitada beatitud.

Recordé inmediatamente a mi mamá: al igual que esta anciana, siempre tuvo la misma antigüedad o sea ese estado de beatitud que no puede contarse por los años de un calendario sino por obras de caridad, por misteriosas recetas de cocina, por fármacos milagrosos que curan todos los dolores, por la capacidad de leer por adelantado lo que un rostro va a anunciar.

Por supuesto que ya de cerca, su aspecto no es igual. No es que pierda el aire de bondad sino que aparece un sorprendente vigor en su cuerpo –flaco pero no enjuto–, en las manos de dedos acostumbrados a cortar la carne, los vegetales, a remendar la ropa diestramente, tejer paño e incluso levantar un pesado fardo. Dedos a través de los cuales el niño llega a tener una visión de las cosas de la casa, a reconocer y diferenciar las texturas de sábanas y cortinas, el ambiente del comedor, aquello que se esconde en los armarios o sea las imágenes que llegarán a definir su vida.

Pero también la capacidad, para los días del futuro, de acostumbrarse a la idea de la muerte sacando de ésta, lo terrible, lo doloroso, para, sin resignación, llegar a entender que el mundo en que se vive, entre dificultades, incomprensiones, tanto en lo uno como en lo otro es igual y también quien ríe, lleva en el centro de su corazón, la lágrima de la muerte. Un ángel donde el mutismo es la guía, simplemente un ángel de barrio que a pesar de ser testigo de todo el horror que la rodea, no desfallece nunca en su amor al prójimo.

Ahora he aprendido de memoria cada gesto suyo. ¿Hasta cuando llegué yo a vivirme en mamá? Como si de repente fueran las cinco de la mañana y el olor del chocolate hirviendo, de las arepas dorándose en la parrilla llegara hasta mí en esas largas y silenciosas conversaciones con mi madre. Aquella tarde, mi primer tarde en Nueva York paseando por una avenida en Queens me abría, sobresaltado, a la extrañeza de lo que me rodeaba. Primera salida de reconocimiento del terreno, para no cometer errores fatales, para irme familiarizando con el idioma, con las costumbres. Como en una serie de T.V. veía el caleidoscopio de anuncios de los bares, de los oscuros callejones, los negros pobres, los borrachos pero también mujeres, niños colombianos fácilmente reconocibles por su acento.

Una manera de hablar, un acento que se resistía a ser avasallado por el idioma inglés, que, trataba de preservarse en medio de aquella absurda parafernalia urbana. Y este descubrimiento me hizo comprender la soledad que desde niños está presente en nuestra raza, en esta raza agobiada por encrucijadas que nunca sabrá resolver adecuadamente. Era lo que sentía al escuchar una conversación en el metro entre muchachas empleadas en tareas humildes, al observar a la distancia a las parejas de enamorados en bailes de fin de semana en vetustos hoteles, en sótanos convertidos en salones de baile. El verlos sin poder acercarme a ellos me llevaba inevitablemente a la congoja porque sentía su desamparo, su desarraigo, la falta de patria, aquí y allá.

De pronto el lenguaje oprimido te arropaba por completo, te hacía más nítidas las imágenes de los recuerdos donde trataba de vivir de nuevo la esquina de barrio, los patios del colegio, la historia de las barras de muchachos y muchachas a quienes la vida había ido situando en lugares diferentes, sobre todo en los últimos tiempos de la ciudad donde la vida había entrado en una intensidad desconocida y frenética. Pero esta necesidad de las palabras familiares podía conducir, fácilmente, a una terrible trampa en que muchos ingenuos habían caído pues agentes de la D.E.A habían logrado de manera inaudita, apropiarse de nuestro acento, incluso de recuerdos familiares, de acontecimientos comunes de la ciudad, del recuerdo de los amigos muertos, hasta lograr la total confianza y de este modo adentrarse sin tropiezos en lo que estaban indagando, en las conexiones que estaban persiguiendo. Al ser detenido en un bar, en un apartamento, incluso en una iglesia el engañado en medio de su estupor sentía dolorosamente la traición de aquel que durante meses, incluso años había sido su confidente, su amigo de francachelas y celebraciones familiares. A partir de esto hasta los familiares más cercanos quedaban en entredicho.

¿Cuántos bisoños en medio de una borrachera habían confesado lo que era y debía ser un secreto de muerte? Hacerse eficiente consistía pues en agudizar los sentidos o sea en tener la capacidad de suspicacia necesaria para eludir esas trampas mortales tendidas mediante aquellos refinados métodos policíacos. Consistía por lo tanto, a partir de ahí, en conocer los contactos, alejándose rápidamente de ellos para no crear intimidad y sobre todo el más mínimo afecto. Sería fatal, completamente fatal, pensar en una de esas blandengues películas sobre la bondad de las ancianas pues hay, como se llega a comprobar rápidamente, ancianas repulsivas capaces de ordenar los peores crímenes, las peores represalias. Yo las he conocido en este negocio, ancianas implacables que hacen con su fiereza y meticulosidad olvidar su misma fragilidad física.

Máquinas desalmadas que quieren abandonar la vida poniendo de presente su odio al mundo. Al comienzo, como en las películas uno pierde el sueño, los programas de T.V. se hacen insoportablemente tediosos, al bajar en el ascensor te sientes partícipe de alguna película sobre los bajos fondos de Nueva York. ¿El portero será realmente el Director de la D.E.A? El señor de la venta de comestibles ¿es realmente un señor bogotano que está en esta ciudad desde hace diez años, porque ya en su ciudad es imposible conseguir trabajo? ¿Sobre este pequeño restaurante colombiano caerán de improviso las balas de los matones sicilianos?

¿Cómo vivir para siempre en este estado de desconfianza? Porque hay de todos modos que hacer una fiesta y bailar y emborracharse, y hay que inaugurar una finca y hay que volver al fútbol porque vivir sin confiar en alguien te lleva irremediablemente a lo peor, casos he visto de matar al mejor amigo, de matar a una tierna muchacha, de hacer desaparecer a un simple vendedor de perros calientes. Todo por la desconfianza.

Ella estaba de espaldas en una tienda escogiendo unos tomates y al verla mi corazón se sobresaltó hasta lo indecible. Era alguien que se salía de la indiferencia de los rostros extranjeros, de la suspicacia de cada momento. La misma figura, los mismos ademanes. Sabiendo yo sin embargo que era imposible, que fuera ella. Me acerqué sobresaltado. ¿Quién la había trasladado hasta Nueva York y cómo se había adaptado tan rápidamente al idioma, a las costumbres? ¿Quién la había traído? ¿Cómo aceptaba el hiriente viento de la primavera? Era ella al mirarla, al observar sus manos, su manera de moverse, era ella misma la anciana que a esa hora estaba en Medellín preparando la comida ¿Por qué de pronto esta asociación perturbadora? La anciana me miró con la indiferencia con que una señora norteamericana puede observar a un colombiano de mi facha.

Ya a solas en el cuarto me hice el reproche por haber olvidado a mi papá, por haber olvidado aquella figura de profesor de Liceo que murió de pobre. Fue en Miami donde vi morir a una abuela abrazada a su nieto, tratando de salvarlo de la ráfaga de metralleta. Ley inexorable, catecismo que desde el primer día de trabajo había que aprenderse de memoria, no olvidar, para no caer en la muerte. Por eso golpeaban siempre a los familiares más cercanos, más inocentes. ¿Me hubiera tenido piedad esa viejita en una liquidación de cuentas?

Dos horas y la señora no se han movido de su asiento. Ni siquiera ha insinuado ir al baño. Ningún sorbo le ha dado al vaso de gaseosa. Sabían que en aquella casona estaban ella y una sirvienta que no apareció por parte alguna. Su intuición de madre le había dicho ya que algún día estaría enfrentando lo que ahora enfrentaba, ¿quién más que ella conocía la conducta de su hijo y sobre todo el pozo ciego de sus torpezas, de sus ambiciones negadas por la vida? ¿Quién más que ella conocía lo que significaban los códigos de la Organización que había condenado a su hijo?

En la situación en que estamos metidos en esta ciudad y sobre todo en la situación en que se vive en este oficio no sólo es el miedo a morir lo que nos determina a cada segundo, a cada movimiento que hacemos sino la dolorida perplejidad de estar contemplando algo que abruptamente y no por casualidad dejamos atrás y que ya nunca volveremos a ver. De ahí entonces el desprecio a nuestra propia vida que no es desprecio sino realmente aceptación de lo precaria que se ha hecho la vida sin ilusión alguna. Que el porvenir entonces quede para quienes más amamos y que, sin embargo, a la vuelta de los años ni siquiera se acordarán de nosotros.

El sentirnos sacados a la fuerza de nuestro barrio, nos lleva a perder el sueño o a que éste se reduzca a un sobresaltado cerrar de párpados, para imaginar que, al abrir los ojos algo bueno ha pasado pues seguimos con vida. ¿A qué puede aspirar ella sin su hijo? Ella debió imaginar que iría a seguir viva en los días futuros de su hijo, pues en esa dirección había encaminado sus esfuerzos. Con su mirada orgullosa, señala que el espacio de tiempo que puede restar para que la muerte los reúna a ambos, es lo único que le preocupa.

Ya esta actitud, me arroja luces sobre aquello que no debo hacer. La anciana ya conoce al final de esta situación. ¿Aquella señora del supermercado de Queens, mi mamá neoyorquina, dónde abrirá ahora una puerta? Cuando una madre mira ya conoce hacia donde se dirigen los pasos de su hijo. Cuando una madre mira ya sabe de antemano la soledad y tristeza que la ha transmitido a sus hijos como herencia de sus propios padres.

Por eso salió a la calle sin decir una palabra, sin insinuar un gesto de pánico. Por eso continúa impertérrita mientras ya me he fumado cinco cigarrillos y empieza a conmoverme su paciencia, ese halo de invencible bondad ante el cual pienso que yo tampoco debo sucumbir. No debo olvidar su lección.

Sin decir palabra entra en el automóvil cuando uno de los muchachos se lo insinúa. El automóvil, dos jeeps se pierden en la distancia de la calle y no la vuelvo a ver.
—¿Llegaste bien papito, no tuviste ningún contratiempo?

—Sí señor, llegue muy bien. No tuve problema alguno ni al salir ni al llegar ni tampoco en la estadía allá. Ya no tengo temor en las aduanas ni me cabrean los guardias ni los detectives. Ya le cogí el pulso al trabajo. Sí señor.

—Y Nueva York; ¿cómo estaba?

—Pleno invierno señor, lluvia, mucho frío. Y eso como usted lo sabe aburre hasta el cansancio, lo agarra a uno la nostalgia del clima de Medellín y no ve uno la hora de venirse. Pero el trabajo hay que hacerlo, señor.

—Claro, hombrecito, la falta del chicharrón y los fríjoles. ¿Quién puede contra eso? Al principio eso mismo me llegó a pasar; pero se acostumbra uno, ¿no crees? Y tampoco es que Nueva York sea tan feo y allá además tenemos una colonia nuestra muy grande, esas fiestas que hacen son muy buenas.

—Sí, todo eso es cierto. Pero se cansa uno de ser extranjero y sueña en la casa, en la barra de amigos. Se cansa uno de no saber hablar inglés.

—Sí, ser extranjero, que lo miren a uno mal por eso. Y la falta de los amigos, sí todo eso lo comprendo muchachón pero decime; ¿qué fue realmente lo que te sucedió? ¿por qué hiciste lo que hiciste, de quién te dejaste echar el cuento tan bobamente?
—Pero en todo, señor, fui muy cuidadoso. Ya le dije que en las aduanas no me pusieron ningún problema. Y usted sabe cómo es esa gente gringa. Además le cuento que nada de fiestecitas, nada de trago. Mucho me cuidé de no darle tiro a nadie, de no ser sospechoso de nada tal como usted lo exige en éstos casos.

—No me refería a eso, papito.

—No, tampoco me reuní con los cubanos. Yo a esos les tengo mucho miedo. Son muy ventajosos porque conocen más el ambiente. Uno no debe dejarse embaucar por ellos.

—Vea papá, no se me haga el bobo. Ya sabe de lo que estoy hablando ¡carajo! Ya sabe, conteste, carajo!

—Inexperiencia, pendeja bisoñada se lo digo. Creí, en mi ingenuidad, que nadie iba a notar esos pocos dólares que sustraje. Creí, que mientras tanto, podría sacarles provecho invirtiéndolos en un negocio. Pero se lo juro señor que jamás pasó por mi mente tumbarlo a usted, quedarle mal y mucho menos robarle a quién ha sido un benefactor para mí. Aquí le tengo la plata, falta un poco que es la que esa gente me está debiendo. Pero le voy a devolver el doble para que vea mi agradecimiento. Usted lo sabe señor.

—Eso a mí me interesa un culo, papito. Aquí lo que cuenta es que le faltaste a la palabra que habías dado cuanto te metiste en este negocio. Y te lo repitieron mil veces, toda falta se castiga con rigor ¿Dónde pensabas esconderte que no te hubiéramos descubierto? ¿Dónde?

—Por eso recurro a su comprensión, a su bondad, señor. Yo sé de todas las obras de caridad que usted hace en la ciudad y por lo tanto creo que tengo el derecho a otra oportunidad. Se lo juro que no volverá a suceder. Si quiere déjeme como uno de sus guardaespaldas, cuidando de sus hijos. Yo para estos viajes no sirvo.

—¿Qué tal que todo pendejo que hace lo que vos has hecho tuviera el derecho a otra oportunidad? ¿Por dónde andaría esta empresa? Papito esta no es una agencia de empleos temporales ni una oficina de caridad pública. Somos lo que somos por una estricta organización. Sin esto estaríamos pidiendo limosna.

—Pero como buen católico usted es un hombre piadoso, yo lo sé. Un hombre comprensivo y bondadoso. Y me va a entender me va a entender.

—Yo aquí no soy yo. En esto no hay personas sino la Organización que funciona como una empresa comercial ¿Qué vas a hacer entonces hombrecito? ¿Qué querés que hagamos con tu mamá?

—¿Cómo así señor que a mi mamá ?. No me digan que ustedes la tienen, no me lo digan ¿cómo puede ser esto? ¡Con razón en esta casa no había nadie cuando llegué!

—La ley es así papito y vos lo sabías de antemano. ¿Pero entonces, qué? ¿Qué vamos a hacer con esta viejita, ah? ¿Vas a venir a respondernos o vamos viendo a ver qué hacemos con ella?

—¡Cómo así que a mi mamá la tienen ustedes! Cualquier cosa me imaginé menos esto. Con razón aquí no hay nadie. ¿Qué van a hacer con ella señor?, es una pobre e indefensa viejita.

—Te lo repito y por última vez, esta es la ley porque sin ella todo se viene abajo. Aquí no hay abogados ni monjas de la caridad para interceder por vos. ¿Vas a venir o querés que procedamos ya con este costal de arrugas?

—Se me está acabando la paciencia. Si te asomás a la ventana verás a la gente esperando que salgás como todo un hombre. Esperando que les demostrés que sos un buen hijo.

—Claro que si consideras que ella ya esta muy viejita y que no va a durar mucho y en cambio vos lo tenés todo por delante, pues pensálo y colgá. De todos modos la ley es la ley y entonces nosotros consideraremos que nos has declarado la guerra. Una guerra papito entre El llanero solitario y nuestra Organización. Ya estoy temblando de miedo Robocop, ya están temblando los muchachos.

—No, espere, se lo digo, espere un minuto.

—Cuánto voy a esperar si los muchachos ya están allá afuera. Éstos no son unos ejercicios espirituales de colegio. Tenés que quedar bien delante de los vecinos, delante de tus amigos.

—Sí señor. Ya abro la puerta. Ya me entrego.

Un vecino se le acerca, le coloca el brazo sobre los hombros con gesto protector. Y luego unas señoras se acercan y dirigen la mirada hacia donde ella dirige su mirada: el automóvil acaba de cruzar la esquina y ha desaparecido, los dos jeeps que lo siguen lo hacen ahora. La anciana bajó del automóvil con gesto rígido pero seguro. Cuando se cruzó con el hombre rubio, alto, que dos muchachos fornidos llevaban discretamente del brazo no dirigió su mirada hacia éste, que en cambio sí fijó su mirada en ella, trémulamente, con un gesto amoroso, un gesto fugaz, ya que enseguida, fue introducido al auto. ¿Fue el atribulado ademán de aquel ser acorralado lo que llamó la atención de los niños que jugaban en las aceras, de la barra de muchachos que conversaba en la esquina? ¿Por qué se había descompuesto de tal manera quien horas antes había llegado con gesto arrogante, y con ademanes displicentes ni siquiera había reparado en ellos? Su figura parecía sacada de una carátula de discos. David Bowie y Rod Stewart, pelo hirsuto, pantalones, chaqueta de cuero brillante, pulseras de oro. Dejó abiertas las puertas del automóvil y miró con evidente alborozo la casa ostentosa que rompía desagradablemente con la fachada de las modestas casas del barrio. Fueron, claro, los niños quienes se le acercaron.

Les repartió billetes y permitió que detallaran su figura, sabiendo que, desde las casas lo observaban con la estupefacción propia de quien se siente incapaz de calificar una situación como la que estaba sucediendo, por carecer del más mínimo elemento de referencia para ello.

Los muchachos adoptaron al principio una actitud distante, pero luego sus miradas, su actitud se hicieron entre despectivas e irónicas. Dejó el equipo de sonido a un alto volumen, Men at work, el estallido de la música rebotó contra las paredes de las casas, sacudió las hojas de los árboles, escandalizó a los perros y se expandió entre las calles del vecindario. De pronto dejó de ser música y letra, y se convirtió en una serie de sonidos sincopados, fragmentados los unos de los otros, cada sonido a la búsqueda de su propio extravío, de su propia atonalidad, hasta lograr, momentáneamente, que cada color, cada textura se aislara, se fuera atomizando, el rostro rubicundo de un niño, la tonalidad cerúlea de una señora, el color desusado de un muchacho, de un perro callejero. Momentáneamente como la teatral aparición de un profeta rodeado de destellos cibernéticos, de rayos apocalípticos chisporroteando sobre el andén aterrado, antes de , con gesto olímpico, cerrar la puerta de su automóvil electrónico.

Y fue a las cinco en punto cuando apareció de nuevo en la puerta pero ahora con un gesto descompuesto, pálido como si Drácula le hubiera succionado la sangre. Y fue entonces cuando las señoras casadas, las viudas, los adolescentes comprendieron lo que de doloroso se escondía bajo aquellos gestos patéticos, en el desencajado rostro de aquel ángel caído. En aquella escandalosa verdad que ya desde su llegada habían presentido. Niños y muchachos se fueron arremolinando en la acera hasta que apareció el automóvil escoltado por los dos jeeps. Al verlos, aquel rostro de rockero compungido se sumió en las más frías y desoladas latitudes, pero no temblaba, sólo su mirada quería traspasar las cosas, acercar las lejanías, leer lo que se escribía en aquel larguísimo tiempo de espera, quizás con la confianza de que al conocer qué era lo que se aproximaba en aquella caravana de vehículos, podría cambiar el orden de los acontecimientos.

La anciana se quedó observando el resplandor último de la tarde sobre las montañas. Después giró y se quedó contemplando la casa, el antejardín, las flores. El volumen de dos pisos enchapados en mármol gris perla. El interior de la casa aparecía iluminado, de manera que era fácil calcular el desorbitado espacio de la sala, el alocado número de habitaciones vacías, el comedor solitario, la cocina vacía, los baños solitarios que nunca serían utilizados, los automóviles mudos en el garaje. Y era obvio ante aquella mudez que ninguna voz, ninguna algarabía de niños vendría jamás a darle sentido a aquella caprichosa construcción. La anciana emitió un débil quejido y cerró con dolor los párpados. Cuando se pensó que iba a entrar a la casa desanduvo los tres pasos que había dado y pareció, confusa, buscar un banco para sentarse. Al no hallarlo; titubeante, siguió en dirección a la esquina, hacia las casas de aspecto modesto como si quisiera en el centro mismo de la oscuridad desaparecer en ésta. Fue entonces cuando una de las vecinas la alcanzó, la tomó del brazo y luego con calma la condujo hacia una de las viejas casas del barrio donde la luz de un hogar la estaba esperando.

Para leer algunos poemas de En ese lejano país donde viven mis padres, HAZ CLICK AQUÍ
Para ver la reseña del libro de Poemas HAZ CLICK AQUÍ
La información que postemaos en el blog fue remitida por el Investigador Darío Ruiz y se encuentra publicada en la Revista Digital Intercultural Omnibús, Edición Especial, Nros 40 - 41. http://www.omni-bus.com/

Relaciones Hombre Animal Alimento

Los reyes de la carne: Los carniceros
Hablar con los carniceros porque son una fuente cercana, intermedia, si se quiere de los mensajes entre el alimento y las viandas, entre la carne des-animalizada y el plato de todos los días. Porque ellos, hombres recelosos, serios, parcos y rústicos son la práctica de un saber no sabido que hace que la cultura local funcione y mantenga prácticas, ritos, y tradiciones anclados a sabores característicos, si se puede gustos propios, que dan una distinción y un referente del antioqueño del siglo XXI con relación a su devenir presente y pasado.

Él deshuesa la pieza del animal en canal, recorta las partes malas y corta la carne en filetes con el cuchillo según la cantidad solicitada por el cliente; pica la carne con la picadora para venderla al peso o para fabricar con ella otros cárnicos; corta el jamón y otros embutidos en lonchas con la cortadora eléctrica; separa las costillas del costillar con el hacha. El carnicero aconseja al cliente sobre la carne que se adapta más a sus necesidades o presupuesto. Finalmente, corta al gusto, pesa y envuelve el producto o envasa al vacío las piezas si así lo solicita el comprador.
En general los administradores, carniceros, expendedores se han interesado en la investigación, han prestado atención y a han contribuido con la mejor actitud para que la indagación espacial consiga un ensayo critico sobre el saber, el espacio y los personajes de las carnicerías. Aquí en su voz apartes de sus historias de vida.


Los Carniceros
Dirección, Guión y Cámara: Víctor Hugo Jiménez Durango.
Montaje y edición: Leonardo Jiménez García. Cinética – Ciudad Comuna
Carniceros:
Don Daniel David. Tienda de carnes Las promociones del puente. San Cristóbal
Don Eduardo Vargas Guzmán Carnicería El puente. San Cristóbal
Don Norman Darío Múnera Carnicería La Once. San Antonio de Prado
Don Juan David Arango. Carnicería La Once. San Antonio de Prado
Carniceros de la distribuidora de carne Jahir 2. San Antonio de Prado
Agradecimientos a: Gloria Durango, Carlos H. Jiménez, Alberto Castrillón, Gustavo Álvarez, Natalia Hernández, Camilo Gaviria, David Rodríguez "Darta", Jorge Fidel Castro, Julian Loaiza y Camila Florez Quintero.
2012.

De la Ciudad Global al Río Distópico


Distopia::021 - Um Projeto de Cidade Global
(28 minutos - Brasil e Colômbia)



Uma cidade que vive uma tensão cotidiana, um projeto de apagamento da memória coletiva e o afastamento sistemático dos pobres do mar. Distopia::021 é um video documentário sobre a revitalização da zona portuária do Rio de Janeiro no horizonte dos megaeventos esportivos internacionais (Copa do Mundo de 2014 e Jogos Olímpicos 2016).

Vivienda en Altura: Paisaje del Edificio.



El investigador y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, que pertenece a la Escuela del Habitat de la facultad de Arquitectura y la Grupo de Estudios Urbanos, acaba de publicar en el ultimo numero de la Revista de la Universidad de Antioquia un escrito donde hace una refelxión sobre la conurbación y la vivienda en altura, ya sea de interes social o de alto costo en una ciudad que cada vez más prioriza esta "solución" haciendo más palpable y visible este modelo. Las y los invitamos a descargar, compartir y analizar el artículo que se refiere de una forma u otra al paisaje del edificio. Haz Clic Aquí para descargarlo.


Historia y Estudios Urbanos

La producción del espacio


1. La  tensión entre Polis y Urbs productora del espacio social urbano.

Polis, entendida como el espacio ordenado y memorioso; Como lugar de panópticos y de la racionalización ordenada de los espacios; de la memoria histórica homogénea y la forma global como totalidad espacial; del perímetro urbano, de la estabilidad, el patrimonio y la conservación.

Urbs, entendida como el tejido vivo, dinámicas barriales, espectáculos, desorden y caos urbano; los trancones, la movilidad y el transporte; la gentrificación, la connurbación, la densificación y el sinecismo; los grafittis, los tabloides, la prensa y la publicidad; la constante desterritorialización semiótica; archipiélagos urbanos, metápolis y posmetropólis.

Lo que configura la producción del espacio contemporáneo no es la abstracción racionalista de la ciudad funcional, de la Polis moderna, sino la fantasmagoría de lo nuevo, la complejidad de las ciudades contemporáneas en permanente transformación y la reestructuración de la facultades perceptivas que produce la urbs contemporánea.  La ciudad moderna viene siendo sustituida por procesos de urbanización que no solamente revientan sus límites sino que también la reconfiguran en sus espacios internos.  Así como la industrialización transformó  el paisaje urbano de Medellín, no sólo por la instalación del sistema industrial, del parque industrial y del comercio sino también por los cambios demográficos y la construcción de vías, barrios, edificios y zonas residenciales; hoy en día, la sociedad de servicios, los promotores inmobilarios, las grandes superficies comerciales, los nuevos problemas de movilidad, el paisajismo urbano, la ciudad seductora de los eventos, los congresos, el turismo, los hoteles, los restaurantes marcan el espacio urbano de la ciudad contemporánea pero no la delimitan.


2. La geohistoria de la ciudad.

La ciudad es el entramado entre el cuerpo humano y el cuerpo arquitectónico que se influencian entre sí.  La relación de los cuerpos es lo que funda la ciudad, es decir, para que exista la ciudad no sólo es necesario el establecimiento de configuraciones arquitectónicas. La funcionalidad de los espacios es política; responde a las necesidades subjetivas y objetivas de los individuos.  La piedra es el escenario de la participación, de la orientación, del encierro o del constreñimiento. Los espacios están pensados para posibilitar múltiples condiciones socio-espaciales. En lo que concierne al hombre contemporáneo, el desplazamiento y la velocidad producen una desensibilización frente al espacio circundante: una virtualización de la realidad. La pasividad para él alude a la no participación, a un orden existencial que hace referencia a la falta de contacto.

La ciudad facilita un espacio que protege la carne pero la segmenta y la aisla.  Archipiélagos urbanos producidos por los procesos de connurbación incesantes de la “Endless city”. La ciudad posmoderna para Soja es la ciudad globalizada, fragmentada, generadora de procesos de exclusión que sólo se pueden contrarrestar con propuestas de justicia espacial.

3. La ciudad moderna:


El capitalismo produce sus espacios y los utiliza de distintas maneras para lograr su reproducción. Una de esas maneras, es la compresión espacio-temporal que posibilita una aceleración en el tiempo de rotación del capital. Otra, es la producción inmobiliaria urbana, dirigida por los bancos y caracterizada por la especulación y la segregación socioespacial. 

En París, durante el siglo XIX, el capital financiero se unió al planeamiento urbanístico para generar un nuevo campo de especulación y de beneficios. Las relaciones contradictorias entre capital y espacio, las grandes obras del urbanismo haussmmaniano es decir, la apertura de los grandes boulevares son procedimientos asociados al desarrollo del capitalismo en Francia durante el segundo imperio de Napoleón III y, serán procedimientos urbanos presentes en los procesos de renovación urbana en muchas ciudades a partir de ese momento. La capital y la modernidad se unieron en un particular lugar y tiempo (París) para producir la renovación urbana que configura la modernidad citadina más ejemplar y de la cual escriben Balzac, Flaubert, Baudelaire y Zola; también intelectuales como Saint Simon, Proudhon, Marx y Walter Benjamin. 

Hoy en día, los proyectos de renovación urbana involucran a ciudades norteamericanas, europeas y de America latina. La noción de que el espacio es cada vez más dominado por el capital con la finalidad de su reproducción, implica formas de desplazamiento espacial y social en nombre de la circulación y el consumo. Los planes urbanísticos son vistos ahora como formas de movilización de economías estancadas. Pero, en un proceso de investigación crítica de la ciudad, cabe preguntarse a qué precio se produce todo esto.


Historia y Estudios Urbanos

 La  múltiple existencia urbana de Medellín.

Vista del Jardin Botánico de Medellin
Foto: Leonardo Jiménez
“La ciudad no es un artefacto o una disposición residual.
Por el contrario, la ciudad encarna la verdadera naturaleza de la naturaleza humana.
Se trata de una expresión de la humanidad en general
y específicamente de las relaciones sociales generadas por la territorialidad.”
Morris Jonowitz, citado en Posmetrópolis, Edward Soja

Medellin Nocturna. Vista parque explora desde estacion del metro
Foto: Leonardo Jimenez
Existen muchas formas de narrar la ciudad. La ciudad para muchos es sinónimo de progreso y de desarrollo humano, el cual se hace visible en el perfeccionamiento de las edificaciones y en el mejoramiento de vías y de servicios públicos. Para otros, al contrario, la ciudad es decadencia y deterioro permanente de la vida humana. Aglomeración, caos vehicular, atracos, prostitución e inseguridad caracterizan, según esta visión, al infierno urbano. También hay quienes piensan que cada ciudad es un eslabón de la globalización planetaria. Así, la ciudad es fragmento de un todo alcanzable a través de los medios virtuales de comunicación.

Panorámicas de Medellín
Fotografía de Leonardo Jimenez 2010
La ciudad es riqueza, pobreza, contaminación, jardines y paisajismo, parques temáticos, bibliotecas, transportes, violencia, exclusión, orden, regulación, desorden, escuelas, universidades, burdeles, moteles, hoteles, bancos, eventos, casas, urbanizaciones, deportes, etc… En lo que concierne a la ciudad de Medellín todos esos discursos mostrarían  rostros posibles y verosímiles de la ciudad histórica y de la actual.

Panorámicas de Medellín
Fotografía de Leonardo Jimenez 2010
Ahora bien, la ciudad que pretendemos comprender  proviene de grandes transformaciones sociales.  Es así como, la intensificación de la emigración  de la población rural  hacia la ciudad,  el aumento de la actividad laboral de las mujeres en las empresas, el incremento de los ingresos familiares, la adquisición de vehículos automotores y de electrodomésticos (neveras, estufas, televisores, licuadoras, etc…) favorecen el desarrollo y el surgimiento de espacios de consumo frenético y masivo.  El territorio simbólico de los valores intelectuales, gastronómicos, militares, raciales, morales, económicos, políticos, espaciales y religiosos de los antioqueños deviene en la ciudad de Medellín un plano dinámico de subjetividad que constituye un campo de fuerzas que promueve fragmentaciones y tensiones constitutivas del espacio social urbano. 

Vamos a estudiar esos múltiples rostros, muchas veces antípodas, como condición de existencia de la ciudad actual y de la formación geohistórica de la ciudad de Medellín. Nos proponemos investigar, desde un marco teórico y conceptual amplio, la diversidad de escenarios socioespaciales que constituyen una ciudad que, al participar de la racionalidad difusa que evocamos en la justificación, es moderna porque desvanece su unidad como totalidad para hacerla prevalecer como tensión múltiple y problemática.
Barrio Nuevo horizonte comuna 1 Medellín
Mayo del 2011. Fotografía: Leonardo Jiménez

Memorias Citadinas de Medellín



Torso femenino. Autor: Fernando Botero. Bronce. Parque Berrío. 1986.
Entre ruinas, lugares y objetos residuales de la memoria es una investigación que busca reflexionar sobre los modos de representación, exteriorización y construcción de las memorias citadinas de Medellín mediante su encarnación en diversos dispositivos visoespaciales, a partir de su emplazamiento en el espacio público.

Efectivamente, la pregunta por la espacialización y constitución de los lugares destinados a la conmemoración, rememoración, recordación y/o reminiscencia en la urbe permite analizar las diversas relaciones históricas que en Medellín se han constituido con respecto al surgimiento de las diversas memorias citadinas y su exteriorización en la ciudad, los efectos que éstas han suscitado desde el momento de su irrupción y su posterior devenir.

Busto de Benito Juárez.
Autor desconocido. Glorieta de San Diego
Por consiguiente, este texto parte de la pregunta por la constitución de los lugares de la memoria en Medellín con el fin de reconocer las transformaciones que en la urbe han suscitado el establecimiento de una memoria – nación, comprendida como aquella memoria unívoca y oficial adherida a la construcción histórica de las narrativas heroicas del país y la región antioqueña, junto con la aparición de otras memorias alternativas, plurales, divergentes y resistentes a dicha postura ideológica gubernamental.

Como generadoras de unos regímenes escópicos, que procuran mediante sus formas de representación particulares encarnarse en unas visualidades que son exhibidas dentro del espacio público con miras a la producción de subjetividades en la constitución de un ciudadano – observador, las diversas memorias citadinas estudiadas en esta investigación dan cuenta de una ciudad que se caracteriza por la implosión exacerbada de lugares de la memoria como condición propia de su amnesia.

En este sentido se producen múltiples fenómenos urbanos que merecen ser referenciados en este texto, dentro de los cuales se hará una narración sucinta, pero con el mayor rigor académico e investigativo posible, de diversos casos contemporáneos en los que se vislumbra el problema de la representación, exteriorización y construcción de las memorias citadinas en la contemporaneidad de Medellín.

Mujer en la baranda. Autor Fernando Arroyave. 1995.
Por ende, se inicia con una apuesta teórica en lo que concierne a la problematización del concepto de memoria colectiva y lugares de la memoria desde los trabajos de Maurice Halbwachs y Pierre Nora, con el fin no sólo de analizar en términos dialógicos los aportes de ambos autores sino también de identificar diversas formas de exteriorización de la memoria que acontecen dentro de la ciudad, indagando por sus particularidades como resultado de su emplazamiento en el espacio público.

Es así como la investigación discurre de lo general a lo particular mediante la concreción de unas rutas o cartografías icónicas de la memoria, en tanto que cada uno de los capítulos que integran esta investigación plantean unos recorridos teóricos y visuales, como ejercicio propio de una lectura de ciudad que da cuenta del pluralismo, la convergencia y divergencia de múltiples memorias citadinas exteriorizadas en diversos dispositivos visoespaciales adscritos a unos espacios y tiempos citadinos.

Pedestal del busto hurtado de José Manuel Restrepo. Avenida La Playa.
El levantamiento de nuevos espacios memoriales que propenden hacia la gentrificación del espacio público; la irrupción de múltiples memorias alternativas y el devenir de la memoria – nación; la transformación de la monumentalidad citadina y el arte público; el crecimiento desmesurado del fenómeno de la patrimonialización, y el surgimiento de las memorias espectaculares dentro de los proyectos turísticos de la ciudad son algunos de los fenómenos urbanos abordados en esta investigación.

Clic aqui para descargar la versión completa de la tesis de maestría Entre ruinas, lugares y objetos residuales de la memoria. Paolo Villalba Storti Tesis de Maestría.


La vigencia de la Ciudad y lo Urbano

Medellín -vista desde el barrio- Llanaditas. 2012. Víctor Jiménez..
La promesa moderna, reforzada en la época clásica y en la ilustración, de un mejoramiento incesante de las condiciones humanas de vida a través de las conquistas de una razón tecnocientífica dominadora, no tiene actualmente vigencia. La razón de las luces y las luces de la razón, el progreso industrial, la extensión colonizadora de los imaginarios europeos son hoy en día severamente criticados.

La reivindicación de grupos humanos con coeficientes de existencia propios, es decir, no sumisos a los valores morales, culturales y políticos euro occidentales es cada día más fuerte. Sin embargo, a pesar de tantas críticas, independencias y procesos de resistencia la complejidad del proceso de modernización euro occidental en relación a la configuración de la vida social en espacios urbanos dominantes continúa siendo expansiva.

Medellin -vista desde el- Picacho. 2012. Víctor Jiménez..
Es decir, si bien la flecha del tiempo progresista no orienta nuestros modos de ser contemporáneos el espacio citadino en el cual esa flecha nació tiene una vigencia inusitada. Las lógicas del tiempo están sumergidas y son sucedáneas de los estratos espaciales. Las superficies urbanas del planeta indican los usos y las funciones de las zonas no urbanizadas. Todos somos tributarios de lo urbano. La Urbs, territorio de sujetos móviles y políticas cambiantes y no la polis idealizada de lo estable determina la producción de subjetividades contemporáneas.

Ciudad maldita y contaminadora; ciudad de consumos y placeres; ciudad educadora; ciudad de trancones y tiempo perdido; ciudad de miserias y de robos; ciudad de transportes y de parques; ciudad verde y ecológica; la telépolis y sus mediaciones. Las máscaras múltiples de la ciudad la fabrican como territorio activo de la desterritorialización y la reterritorilización subjetiva virtual y contemporánea.

Representar la ciudad sin las presencias móviles de los sujetos que la territorializan desterritorializándose constantemente es una farsa. La ciudad obediente, sumisa y ordenada es cada segundo modificada por la verdadera ciudad móvil, accidentada, ruidosa, engañosa, cotidiana y contaminada. Las urbes son heterogéneas e impredecibles, son espacios habitados por diferentes territorios ciudadanos que viven de forma segmentada los distintos rincones de la ciudad.


Cielo, líneas y cemento. 2012. Víctor Jiménez.
Ahora bien, las calles, las carreteras, los cables, el metro, los aeropuertos coordinan la extensión de las trasmisiones y la expansión desmesurada del espacio urbano hasta la saturación planetaria. Las ciudades adquieren una inercia propia de expansión. Devoran los territorios vecinos y los transforman acomodándolos a sus múltiples lógicas y formas. Las políticas no abordan los procesos de expansión pero sí los de intensificación del territorio. Dicho de otra manera, la extensión ya no es expansiva sino intensiva. La modificación de las dimensiones de la urbe se realiza en sus tradicionales  enclaves y no en la lejana periferia. La participación de imágenes, pantallas, dispositivos publicitarios también actúa en beneficio de estos ordenamientos intensivos contemporáneos.
  
En síntesis, lo urbano, la ciudad, el cuerpo, el territorio, la mirada y las técnicas son dispositivos existenciales e históricos. Somos cuerpo en lugares con condiciones técnicas de habitalidad. Estamos también volcados hacia una exterioridad social que vemos, miramos y observamos y en la cual también somos vistos. Las trasformaciones recientes de los medios técnicos de información, comunicación y virtualización asociadas a las formas renovadas de modificación espacial en las ciudades provocan una sensación de transformación existencial acelerada. Sin embargo, desconocemos los alcances de dichos cambios.

Marcha Cannabica. Camila Flórez Quintero. 2011.
El equipamiento conceptual y teórico necesario para entender los acontecimientos que caracterizan este presente brevemente descrito existe en los estudios urbanos, culturales, visuales contemporáneos, en la mediología, en las historias recién publicadas del cuerpo, en los ya numerosos estudios sobre biopolítica de procesos de territorialización, de industrialización y de consumo. Los trabajos sobre el funcionamiento del sistema contemporáneo de imágenes, sobre las configuraciones históricas de lo femenino y lo masculino, sobre los procesos de individuación y colectivización ligados a la técnica, los estudios históricos y antropológicos sobre diferentes prácticas, por ejemplo, alimentarias, vestimentales, de transporte y políticas. La renovación actual de los estudios estéticos que involucran a la estética ya no sólo con el arte sino con un juego amplio de cultura. Todas estas nuevas disciplinas y corrientes de pensamiento contemporáneas aportan elementos conceptuales idóneos para desde el presente comprender el presente y el pasado de la ciudad y lo urbano.
¿Por qué Urbano?

Tríptico noche y amarillo. Luis Bernardo Escobar. 2011.
Las interrupciones morfológicas y la producción de formas espaciales, mentales y corporales desde lo urbano es difícil superarlas sólo acudiendo al urbanismo y la modernización. Todos incluso los planificadores, arquitectos, estetas, urbanistas saben que falta algo. La crisis de lo urbano no es en vano. Los anteriores fragmentos de las urbs que mediatizados se convierten en lenguaje de un territorio imaginado y hecho, similar y diferenciado, parafraseando a Francesc Muñoz en Urbanalización. Paisajes comunes, lugares globales es lo que moramos, discutimos e investigamos hoy, en el presente espacial de la vida citadina como nueva experiencia y acontecimiento.

La estetización de los espacios  urbanos, privados y públicos, busca estimular la experiencia cotidiana de la vida metropolitana dando una impresión de ciudad democrática y civilizada. En las últimas décadas, en muchas ciudades colombianas y del planeta, hemos presenciado el paso de una planeación urbana ocupada principalmente de la vivienda, la movilidad, la idoneidad de los espacios públicos y comerciales hacia una consideración de la gestión urbanística en términos de proyecto y diseño
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Parque Biblioteca España
Parque Biblioteca San Javier
Parque Biblioteca La Ladera
Este paso genera un nuevo tipo de intervención espacial que puede considerarse como simple maquillaje insulso que oculta los verdaderos problemas urbanos y sociales de una metrópoli o como la implementación de una nueva estrategia de equidad social, en la medida en que se extiende el rediseño espacial a todos los escenarios urbanos de una ciudad. Las zonas pobres, los territorios deprimidos, los barrios populares también son incluidas en este bello paisajismo urbanita que propone sitios con diseño contemporáneo y con nuevas comodidades.

Ciudad simulacro o simulada; mimesis que genera conformismo y pasividad; redistribución justa y adecuada de los recaudos municipales y tantas otras críticas o alabanzas atraviesan, hoy en día, estás prácticas gubernamentales o privadas de gestión urbana.

Piedra y Cielo. Luis Bernado Escobar.
La ciudad fragmentada de los territorios difusos crea las centralidades de los territorios proyectados en detrimento de los vividos. Es aquí donde La ciudad postmoderna, magia y miedo en la metrópoli contemporánea. Las Postmetrópolis, sus estudios críticos sobre las ciudades y las regiones se ponen a prueba con la nueva concepción de justica espacial, área regional, derecho a la ciudad y vida digna.

“Las ciudades son fascinantes, incluso hoy en día, precisamente porque cuestionan tanto la ilusión vana del orden como la fantasía del desorden y porque ponen de manifiesto hasta qué punto son falacias ideológicas las preferencias estéticas a favor de un estado o del otro. La  ciudad es frustrante para el dictador pero también para el ropavejero”[1]. La ciudad como espacio donde se producen determinadas prácticas sociales y la ciudad como el cumulo de relatos que ayudan a producir dichas prácticas refuerzan la atracción, seducción y encanto.

Hay una necesidad de estudiar los fenómenos urbanos desde una esfera argumentada, humana, subjetiva en pos de producir análisis y teorías propias de las especificidades de las ciudades, en los procesos a escala local-mundial, como lo es el actual “modelo Medellín” a nivel global. Las aglomeraciones de personas y la diversidad de viejas y nuevas espacialidades en Medellín actualizan de una u otra forma tanto los discursos que se fabrican y los modos en los que la lectura se lleva a cabo, y estas formas de representación que se practican y encarnan, a la vez, secundan la construcción de una ciudad cada vez más móvil y más múltiple[2] donde urgen miradas y prospectivas de la ciudad, que debe ser investigada, cuestionada, puesta a prueba en los escenarios de la formación, el debate público y el trabajo con comunidades barriales, sociales, gubernamentales e investigativas.
En la misma línea de ideas, los pocos grupos de investigación, centros, académicos, redes sociales, investigativas y de trabajo que abordan o tienen como objeto o línea de investigación el universo urbano, los urbanismos y la Urbanalización en Medellín y Colombia, nos dan pie para arriesgarnos a buscar consolidarnos y fortalecer espacios, alianzas con ellos y nuevos grupos y laboratorios, frente al lugar que ocupa la ciudad y sus re-significados ante los nuevos dispositivos, equipamientos, instituciones, tecnologías, discursos y modelos.


Entendemos que las narrativas de la vida metropolitana son suscitadas por el dinamismo de las urbes modernas, pero también, que la ciudad se construye paralelamente a sus relatos e imágenes, que los necesita y le son indispensables para poder dotarse de sentido; de un sentido difuso que es al mismo tiempo contestatario y arraigado, ambiguo y preciso. Desde principios del siglo XX Medellín se convirtió en un campo de batalla simbólica y visual en el que cualquiera puede pasear por las calles sólo como espectador. Por ello la intención individual y colectiva de producir conocimiento, debate académico, oficial y mediático, y transformaciones en las estrategias, discursos y prácticas de planificación e intervención urbana con el fin de generar conocimiento práctico, participación y derecho a la ciudad, sinergias, cinecismo, vida digna y espacio público urbano.
  
¿Ciudad-es? Luis Bernardo Escobar. 2012.
[1] FRITZSCHE, PETER, Belín 1900. Prensa, lectores y vida moderna. Siglo XXI, Buenos Aires, 2008, pp. 17.
[2]  AMENDOLA, GIANDOMÉNICO, La ciudad postmoderna. Celeste, Madrid, 2000, pp. 169.