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Pedro Nel Gómez en el urbanismo de Medellín

El próximo 30 de agosto a las 6:30 pm  se llevará a cabo en el Museo de Ciudad,
la inauguración de la exposición Pedro Nel Gómez y la Planeación Urbana de Medellín 1938 - 1948, a cargo del curador e investigador Luis Fernando González.

El Museo de Ciudad de ubica en el Cerro Nutibara. Abierto de lunes a sábado de 10:00 a.m. a 8:00 p.m., domingos y festivos de 10:00 a.m. a 6:00 p.m. 
Entrada libre para todos los públicos.

De la Ciudad Global al Río Distópico


Distopia::021 - Um Projeto de Cidade Global
(28 minutos - Brasil e Colômbia)



Uma cidade que vive uma tensão cotidiana, um projeto de apagamento da memória coletiva e o afastamento sistemático dos pobres do mar. Distopia::021 é um video documentário sobre a revitalização da zona portuária do Rio de Janeiro no horizonte dos megaeventos esportivos internacionais (Copa do Mundo de 2014 e Jogos Olímpicos 2016).

Las dos visiones del Plan de Desarrollo



Fotografía propiedad de la Alcaldía de Medellín.

Concejo de Medellín aprueba, en primer debate, el Plan de Desarrollo 2012 – 2015 'Medellín, un Hogar para la Vida'
- Por votación unánime, los concejales de las comisiones Primera y Segunda aprobaron el Proyecto de Acuerdo.
- Los corporados reiteraron que la numerosa y cualificada participación ciudadana fue clave en la formulación de este Plan.



El Concejo de Medellín aprobó en primer debate el Proyecto de Acuerdo que da vida al Plan de Desarrollo 2012 – 2015 “Medellín, un Hogar para la Vida”, el cual está fundamentado en dos pilares: la Vida como valor supremo y la Equidad para lograr una sociedad más justa. 

En la sesión, a la que asistieron los miembros de las comisiones Primera y Segunda del Concejo de Medellín, los ponentes realizaron exposiciones de cada una de las cinco líneas del Plan, con recomendaciones para mejorar la carta de navegación que guiará los destinos de la ciudad en los próximos cuatro años.

La presidenta de la Comisión Primera, Aura Marleny Arcila, destacó que el Plan de Desarrollo se fundamenta en una sociedad que valora y respeta la vida y busca, en general, una sociedad menos desigual. Por su parte, el presidente de la Comisión Segunda, Carlos Mario Mejía, expresó que lo mejor de la formulación del Plan fue la democratización del mismo, pues la ciudadanía en pleno se volcó a participar en la estructuración del contenido.

Durante el mes de mayo, el Concejo Municipal lideró, con el apoyo de la Alcaldía de Medellín, un total de 30 sesiones y dos grandes foros, a los cuales asistieron más de 7.000 personas. En marzo, el Consejo Territorial de Planeación realizó jornadas de participación ciudadana (con grupos sectoriales, poblacionales y territoriales), las cuales lograron una asistencia superior a las 7.500 personas. 

El Plan de Desarrollo 2012 – 2015 “Medellín, un Hogar para la Vida” contará con un presupuesto de 14,5 billones de pesos para el cuatrienio, recursos que serán invertidos en programas y proyectos que beneficiarán a las familias de Medellín.



A pesar de la violencia y el conflicto social que padecemos en la actualidad, los habitantes de las laderas de Medellín seguimos caminando en torno a la construcción del Plan de Desarrollo Municipal (PDM) 2012-2015. Camino que venimos labrando hace muchos años en la construcción participativa y consciente de nuestros Planes de Desarrollo Comunales y Corregimentales y que fueron inscritos como anexos en el programa de gobierno del alcalde Aníbal Gaviria.


Sin embargo en la actualidad no evidenciamos ninguna inclusión de nuestras propuestas en el PDM, las cuales han sido puestas en el debate en los diferentes espacios de discusión ante las respectivas instancias encargadas de realizar recomendaciones y sugerencias a dicho Plan: en febrero, estuvimos reunidos los Equipos de Gestión de los Planes de Desarrollo Local en el salón del diálogo de la Alcaldía, con el entonces asesor Álvaro Berdugo (ahora Director de Planeación Municipal) y con algunos funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social, además de participar en diferentes espacios comunales y zonales donde presentamos las propuestas.


Durante el mes de marzo, participamos activa y propositivamente en los diferentes foros realizados por el Consejo Territorial de Planeación (CTP) donde se abordaron temas como Vivienda y Hábitat, Población Desplazada, Mujeres, Cultura, entre otros. El CTP entregó su concepto incluyendo las propuestas de la comunidad, pero tampoco fueron tomadas en cuenta. En mayo participamos de las diferentes sesiones descentralizadas del Concejo en nuestras comunas, y también nos movilizamos en la sesión donde se discutió el tema de la vivienda y el hábitat.

Este proceso de participación y movilización es una iniciativa totalmente comunitaria en la que no tiene nada que ver ningún partido político, por el contrario es un esfuerzo por construir otro tipo de política a la que tradicionalmente ha tenido el país, una donde la relación elegido-electores cambie,  y se comience a ver a las comunidades como  parte fundante  y esencial del sistema político. Nuestras motivaciones no son dádivas ni contratos, es  el anhelo de construir un buen vivir en nuestros territorios, donde la dignidad se convierta en una constante que reemplace la profunda inequidad que nos azota.

Estamos inconformes con el PDM, nuestras propuestas no quedaron incluidas en lo fundamental del Plan, y el ejercicio participativo parece ser más bien demagogia que democracia. Con la participación legitimaron el proceso, debido a los encuentros y debates tan numerosos donde fuimos los que convocamos, pero sólo resultamos siendo cifras, no hubo una real inclusión.

Tampoco vemos con buenos ojos que diez días antes de aprobarse el Plan, la Administración cambie el director de Planeación, quien era el que había estado presente en los debates con las comunidades. Todo esto parece indicar que nuestro tiempo invertido se perdió y como siempre la comunidad participa pero el gobierno es el que decide.

Es por ello que decidimos movilizarnos hoy 30 de mayo, cuando el Concejo está aprobando el PDM 2012-2015, ya que si ellos no nos escuchan, las comunidades seguiremos defendiendo nuestras propuestas, que son las rutas de gestión para la solución de las necesidades de la población y la superación de la inequidad.

Los presupuestos asignados al tema de mejoramientos y vivienda nueva en el PDM son muy escasos, no superan los 250.000 millones de pesos y no alcanzan a cubrir los problemas de déficit cuantitativo y cualitativo de vivienda en Medellín; los recursos de la ciudad se invierten mayoritariamente en el sector del poder económico y privado y no en las comunidades, no en la población. Una prueba de esto es que la Administración anterior invirtió 400.000 millones en Autopistas de la Montaña y 150.000 millones en el puente de la 4 Sur.

Por lo anterior, exigimos mayores recursos para vivienda y hábitat, y la implementación del Plan de mitigación del riesgo, que son las necesidades más sentidas de las comunidades. Debe incluirse además, el mínimo vital de agua potable para toda la población de estratos 1 y 2 y la aprobación del mínimo vital de energía, que fue una promesa electoral de este gobierno. También planteamos que se debe tener una mayor inclusión de las mujeres y de la población desplazada en dicho Plan.

Frente al logo de la Administración “Cuéntanos tu idea al Plan”, queremos decirles que desde las comunidades no nos basta con contar una idea, nosotros planteamos propuestas y exigimos soluciones, y estamos convencidos de que el Plan no debe ser un acto de buena fe del gobierno, sino fruto de la concertación política.

Proponemos una “Mesa de diálogo y concertación” entre las comunidades y la Administración municipal, donde se garantice una real participación de la población, debatiendo problemáticas de fondo y no de forma, y decidiendo no solo sobre los programas y proyectos sino también sobre los recursos, que son nuestros. Los proyectos como los PUI, los planes parciales y en especial el Cinturón Verde se deben construir de la mano con los Planes de Desarrollo Locales, y no al amaño de firmas constructoras o tecnócratas que no conocen nuestro territorio y hacen sus planes desde los escritorios.

Compartimos con ustedes la Acción de Movilización de las Comunidades de las Laderas de Medellín, en protesta por la no inclusión de sus propuestas en el Plan de Desarrollo de Medellín 2012 - 2015. Fotografías de Lizeth Palacio y Kelly Gómez . 30 de Mayo 2012. Clic Aquí

Testigos Urbanos en Marginalia



Parece necesario dar una corta explicación a los lectores que se aventuren hasta estas encrucijadas. Las marginalias son notas, en las márgenes, de situaciones que por lo cotidianas y corrientes, en apariencia, carecen de importancia. No intentaremos contar como a “mi querido diario” lo que trae cada día y tampoco comentaremos las frustraciones o alegrías que deparan la actualidad deportiva, cultural, política o social. Las dos opciones con toda la validez que merecen, no son la nuestra. Nos encontraremos desde la ficción que abarca todas las actividades y está en todas partes, es seguro, entonces, que vamos a tratar todos los temas desde su óptica, desde su consideración y con el placer, eso esperamos, que produce leer un texto de ficción, poco importa el tema.






Testigo Urbano, es el nombre que me dio quien me descubrió. Tenía que llamarme de alguna manera y el que me dio no está mal. Hasta hoy nadie me llamó de ninguna manera porque es posible que nadie me haya visto. Si alguien me distinguió alguna vez se guardó el secreto o me tomó por uno de aquellos accidentes que por descuido ocurren en la ejecución de las obras públicas. Accidentes inexplicables que me dieron forma, textura, trazo, no digamos vida, que ahora me permiten navegar por el sutil espacio de la virtualidad.
Testigo Urbano suena bien como nombre y apellido. Somos muchos en las aceras y calles de las grandes y las pequeñas ciudades, basta con tropezar con ellos para que vivan. Quien me descubrió también me hizo notar que si ahora estoy aquí, también puedo estar en otro lugar más tarde y en otro al anochecer, no es que vaya de un lado para otro, no me muevo, es que los Testigos Urbanos somos lo mismo, a veces con formas distintas pero todos con texturas de cemento, de asfalto, de tierra, o dibujados por grietas, por charcos de agua lluvia o con adornos de metal que, por supuesto, nos hacen ver distintos. Sin embargo, somos el mismo, la esencia de lo que somos es la misma.
por: Darío Ruiz Gómez.

Ver, ¿pero qué es lo que vemos? “La vista, nos aclara Blanchot, nos retiene dentro de los límites de un horizonte.” Ya no vemos. Las falsas  imágenes han deteriorado el viejo significado de ver. No me refiero a la realidad una palabra despojada precisamente de realidad sino a aquello que estaba implícito en el acto de ver: aquello que ha estado con nosotros como una sombra compañera sin que lleguemos a saber qué es lo que nos indica o quiere indicarnos cuando avanzamos por una calle solitaria en medio de la lluvia o la neblina. Atget nos había adelantado algo sobre este hálito indefinible que acompaña nuestro cuerpo y se prolonga en el resplandor de la vitrina de un almacén de barrio, en el anuncio comercial del cual emana un aura indefinible. Sabíamos y ahora lo sabemos que la jungla de símbolos de la ciudad moderna esperaba ansiosa la mirada de aquel que había escapado de la mirada convencional  y había permitido que la sombra fuera más precisa al indicarnos en los grafismos de las aceras, en las manchas grasosas de los zaguanes, otras rutas diferentes a las codificadas por nuestros hábitos caseros.

Nos referimos a linajes que desconocemos y cuyas señas están colocadas en algún lugar que se nos ha ocultado debido a nuestra caída en lo obvio, a nuestra incapacidad para establecer  un diálogo con lo  que ha permanecido más allá de las apariencias. Tal vez por el temor a admitir que ese más allá de las apariencias nos mira también, lanza al espacio vagas señales que nunca logramos percibir en nuestra inconstancia hacia lo que entraña ver.


 Artistas como Fautrier, como Wols, como Tápies, buscaron denodadamente lo incógnito de las caligrafías inscritas en los procesos de la materia, en aquellos paisajes creados por la humedad y el polvo acumulado en los muros desgastados de una ciudad, imágenes escondidas como recuerda Leonardo Da Vinci y que una grieta delinea calmadamente, que una porosidad subraya para indicar la presencia de una realidad paralela que continuará determinándonos sin que lo sepamos. Pero como sucedió con Tápies el asombro inicial se convirtió en receta al uso y el misterio y las sugerencias de lo desconocido en tic “matérico”. Lo importante en la propuesta de Saúl Alvarez consiste en tratar de que la imagen que capta la cámara se mantenga inalterada, se niegue a ser manipulada con falsos efectismos dejando al espectador la tarea creadora de establecer asociaciones visuales, de reincorporar contrastes de recuerdos, de recrear desde otras instancias las ciudades inscritas en un trozo de acera.

La fotografía tiende inconscientemente a convertir los logros de un autor en normas establecidas para los demás tal como si el paisaje de hoy, de este ahora incierto, tuviera que ser visto con los ojos de los grandes paisajistas de ayer sin pensar que ya el paisaje original ha sido mancillado. El principio estético de volver a los inicios consiste entonces en lograr captar lo que no había sido captado, aquello que escapó a quienes redujeron la tarea de ver al acto de registrar mecánicamente un hecho, a quienes falsearon el resplandor del espectro para impostar un efecto supuestamente vanguardista. ¿No había que sobrepasar los límites de la vista? ¿No era necesario ver algo más que lo que ven los ojos? O sea documentar lo que no vemos, acercarnos a nuestro espectro y hacerlo familiar.
Ver es en el caso de estas fotografías y de estos textos acercarse a lo inquietante que puede estar disimulado en la más anodina de las diarias circunstancias, a ras de la oculta realidad de los caminos que certifican nuestros olvidados pies. ¿Qué se esconde detrás de una sombra? Seguramente tuvimos temor de detenernos y hacer la pregunta por temor a abandonar el lastre somnoliento de nuestras costumbres, pero la pregunta sigue ahí. Y el fantasma que nos habita se siente despreciado y en el momento menos pensado nos hará la zancadilla para que nos desmoronemos.  Esta es la enseñanza de Raymond Queneau, del ojo vertiginoso de Perec ¿qué se esconde detrás de la repetición compulsiva de la misma palabra, qué territorio impensado del texto se inaugura a partir de la supresión de la misma letra en todas las palabras? Como Sophie Calle deberemos un día continuar tras los pasos de ese personaje que cruza el parque y nos llevará hasta el encuentro en otra ciudad con el asesino que desconoce todavía su tarea. Para llegar a este espacio de la indagación donde la hipótesis se impone a la antropología y a las obviedades de la lingüística se necesita de un don especial: inteligencia y sensibilidad. Y de esto se trata en un libro que sólo aspira a ser descubierto por quienes no han sido cegados por las obviedades crasas de la ignorancia posmoderna. ¿Seremos capaces de dar el paso a un lado para sumergirnos llenos de escalofrío en el reino de lo indeterminado?



Centro de Estudios Urbanos

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A la manera de Manuel Alvarez Bravo. Investigación visual y fotografía Camila Florez Quintero.
“La ciudad no es un artefacto o una disposición residual
Por el contrario, la ciudad encarna la verdadera naturaleza de la naturaleza humana.
 Se trata de una expresión de la humanidad en general
y específicamente de las relaciones sociales generadas por la territorialidad”
Morris Janowitz, Citado en Posmetrópolis, Edward Soja

Contextualizar una investigación en un escenario urbano no coincide con la obligación de tener un referente espacial como lugar donde ubicar acontecimientos o como el deber ser de dibujar un territorio donde se efectúan cierto tipo de prácticas sino que, más bien, responde a la convicción de que han sido las ciudades a lo largo de toda la historia las que han configurado y de las que ha dependido el funcionamiento de todos los elementos que constituyen la vida humana.

Ha sido en las ciudades donde se han establecido todas las formas de vida humana; los espacios de poder han tenido como centro de funcionamiento las ciudades; las economías, los mercados y las relaciones de intercambio son prácticas propiamente urbanas; las técnicas y las tecnologías tienen como escenario de efectuación las ciudades y sus espacios.

Podría decirse que el mundo rural -el que se ha considerado el “antípoda” del urbano-, funciona gracias y a favor de las ciudades: la mayor parte de los recursos producidos por las comunidades rurales están destinados para el abastecimiento de las ciudades, pero la creación, distribución y amoblamiento de los espacios rurales depende de insumos netamente urbanos.

Las conexiones viales, económicas y políticas más importantes para las especialidades rurales se establecen con las ciudades. Las migraciones a la ciudad ha venido aumentado desde los dos últimos siglos de forma vertiginosa. Por lo tanto, la ciudad entendida como prácticas sociales y el espacio urbano como lugar de relaciones e intercambios no deberían ser analizados dentro de sus límites territoriales; en efecto, están en relación con otras espacialidades y se presentan más como la “sede de un control territorial” que como un enclave nominal. Sin embargo, este mundo históricamente urbano, constituyente fundamental de las relaciones sociales, ha sido poco incluido en las problematizaciones académicas y sociales.

A la manera de Manuel Alvarez Bravo. Investigación visual y fotografía Camila Florez Quintero.
La primacía del tiempo como eje articulador de muchas de las investigaciones ha hecho que el espacio sea solo un dato referente a la localización geográfica. Lo que aquí se pretende es, por el contrario, dar mayor relevancia a las espacialidades urbanas como productoras de tiempos y subjetividades múltiples.

No obstante, sería inexacto sugerir una cierta luz de soluciones de continuidad en relación a las diversas ciudades y a sus tiempos diferenciados. No es lo mismo hablar de la Atenas de Pericles que de la Nueva York multicultural; tanto los tiempos locales como la configuración socioespacial establecen las especificidades de los entornos urbanos. Las ciudades, de esta forma, dependen de las condiciones de existencia de una determinada época.

Así, las ciudades de la modernidad tienen características que les son propias. La primacía de la razón, la utopía del progreso, el fortalecimiento y asentamiento casi absoluto del sistema capitalista, la industrialización de las mercancías, la mercantilización de los objetos, el nacimiento del pensamiento urbanista y del urbanismo como disciplina, el crecimiento de la población, la instrumentalización de los cuerpos para la producción, la migración, la consolidación de los sistemas de transportes y de comunicación, el declive del Arte y la proliferación de las vanguardias artísticas, el nacimiento de la sociedad del consumo y del espectáculo, la emergencia de “nuevas” clases sociales son condiciones constituyentes de las transformaciones de las ciudades en la modernidad.

A la manera de Manuel Alvarez Bravo. Investigación visual y fotografía Camila Florez Quintero.
De hecho, cualquier objeto de estudio que aborde cuestiones modernas no debería eludir a la ciudad como campo problemático; y así, como advertirían Baudelaire y Benjamin, son justamente las ciudades los escenarios que sostienen todos los espectáculos de la modernidad.

Alejándonos de los reduccionismos conceptuales es posible sugerir que el epítome de la modernidad es la expansión y aglomeración constante de la ciudad; “La noción de ciudad implica la aglomeración de una población, o sea la concentración del asentamiento y de las actividades; estas últimas se diferencian del aprovechamiento directo del suelo porque llevan a la especialización y contribuyen sobre todo al intercambio y a la organización de una sociedad”[1].

De esta forma la ciudad moderna, como todas las ciudades, tendría unas formas de organización social más o menos constantes y unos modos de distribución del territorio y de los elementos urbanos que implican la construcción de una estructura social. En otras palabras, la modernidad urbana conlleva inexorablemente a tener una relación pensada y estratégica con el espacio y con los modos de vida en él representados, que posibilite, por ende, tener cierto control sobre la población y sus hábitos urbanos.

La creación de las espacialidades modernas están dirigidas precisamente al “progreso permanente, avances tecnológicos, democratización, nivelación de las formas de vida, decidida orientación hacia el tiempo y el dinero, movilidad en aumento, y aceleramiento de la circulación (y de las modas) y del monumentalismo”[2]. Tales características posibilitaron la acelerada transformación de las ciudades a partir del siglo XIX a favor tanto de la regulación como del dinamismo moderno.

A la manera de Manuel Alvarez Bravo.
Investigación visual y fotografía Camila Florez Quintero.
Si bien las ciudades modernas orientaban sus formas de gobierno y de legitimación en los marcos de los grandes metarrelatos: “emancipación progresiva de la razón y de la libertad, emancipación progresiva o catastrófica del trabajo (fuente de valor alienado en el capitalismo), enriquecimiento de toda la humanidad a través del progreso de la tecnociencia capitalista”[3], la condición misma de la modernidad, tal cual lo argumentaron Lyotard y Berman, es la de tanto absorber permanentemente los discursos originados en su seno como la de crear constantemente ilusiones y fantasmagorías que susciten prácticas sociales en favor de la consolidación de la economía capitalista.

El eclecticismo moderno sería entonces la condición de posibilidad y existencia de las ciudades. Es decir, la condición de la modernidad es el desvanecimiento y la reinvención constante de sus discursos; y de eso depende la fuerza que pueda llegar a tener en una sociedad.Dicho eclecticismo es precisamente el que da sustento a la movilidad urbana; las características de la ciudad moderna atañen no solo al movimiento y a la eficacia de las relaciones políticas, económicas y sociales mediadas por unos espacios funcionales construidos para posibilitarlas sino a la circulación de unos imaginarios urbanos producidos por los dispositivos mediales.

Periódico El Colombiano. Septiembre de 2006.
Fotografía: Víctor Jiménez.
La prensa, la radio, los espectáculos masivos, las exposiciones universales y nacionales y la publicidad son unos de esos dispositivos que emergen en la modernidad y terminan por refinarla. Y, como más adelante se expondrá con detenimiento, la capacidad de tales dispositivos radica en que, más que informar y representar unas realidades urbanas, las induce y produce. La imagen de una ciudad en movimiento constante y en continua construcción implica la imagen de la fragmentación: la “ciudad collage”[4] moderna es la ciudad dividida en reductos funcionales y estratégicos que permiten una relación racionalizada del espacio. No obstante, un mundo convertido en ciudad y el triunfo de ésta sobre las relaciones sociales ha posibilitado que los principios de racionalidad espacial se expandan y se multipliquen en favor de las orientaciones y los itinerarios individuales.

Ahora bien, según la tesis de Santiago Castro-Gómez la entrada del capitalismo en Colombia tuvo como condición de posibilidad el ingreso, en un primer momento, de un “capitalismo imaginado”[5]. Capitalismo narrado, visual y simbólico, que tuvo como raigambre las viejas relaciones sociales pero que las transformó sutilmente orientándolas a unas condiciones propias y creadas por el mismo capitalismo. El ideal de reconocimiento de unos actores sociales con las condiciones individuales y sociales capitalistas vigentes en Europa y Estados Unidos posibilitó la paulatina entrada, a través de los medios de comunicación, de este “capitalismo imaginado”;

...diversos actores sociales empezaron a identificarse imaginariamente con un estilo de vida capitalista para el cual no existían todavía las condiciones materiales. Es en esta identificación que se van formando los “sujetos” que harán posible que el capitalismo se convierta luego en la forma hegemónica de producción en Colombia. El mudo simbólico de la forma-mercancía “interpela” a los individuos (los llama, los convoca, los seduce) para convertirlos en sujetos deseosos de materializar los símbolos del progreso que la mercancía ofrece: riqueza, salud, confort y felicidad.[6]

Aun así, este “capitalismo imaginado” no debe entenderse sólo como condición de posibilidad sino como la condición de existencia del capitalismo. Pues tanto la modernidad como el capitalismo dependen de mantener un flujo constante de imágenes y narrativas que los estén tanto reafirmando en su influjo social y en su fuerza económica como renovando constantemente. Sin ahondar sobre la discusión de si la modernidad es propia del capitalismo o viceversa, sabemos que entre el uno y el otro a existido una concomitancia hasta cierto punto pragmática.

A la manera de Manuel Alvarez Bravo.
Por lo tanto las imágenes de mercancías, espectáculos, eventos sociales, exposiciones, objetos técnicos, cuerpos y ciudades son parte constituyente del capitalismo y la modernidad misma. Es decir, entre imaginación y realidades capitalistas existe el mismo grado de ficcionalización. Por lo tanto, ni un “capitalismo imaginado” ni un “capitalismo real o materializado” posibilitan al otro, sino que los dos son integrantes fundamentales para la inserción de unas espacialidades, de unos dispositivos y de unas prácticas sociales característicos de estos dos ejes explicativos.  Lo que entonces tanto la modernidad como el capitalismo provocan es el asentamiento constante de una violencia simbólica a  través de muchos frentes que los perpetúa como los productores de las nuevas subjetividades; éstas subjetividades cinéticas creadas lentamente a partir de los finales del siglo XIX en nuestro país y tempranamente en Medellín -con respecto al ámbito nacional- son precisamente las que permiten que capitalismo y modernidad se arraiguen definitivamente.

Esta violencia simbólica estriba en que los esquemas ideales y representados difieren considerablemente de las realidades sociales. No obstante, aunque la asimilación paulatina de unos modos de vida se dibuje claramente desde la segunda década del siglo XX ésta violencia permanece como el alimento necesario para reforzar las nuevas formas de existencia del capitalismo. Por paradójico que parezca, la ficcionalización de tiempos, espacios y cuerpos son el principal elemento para la construcción de los tiempos, los espacios y los cuerpos modernos.


Punto cero y Barranquilla. Procesamiento digital.
Fotografía: Víctor Jiménez.
 Así, la construcción de las subjetividades urbanas está vinculada, en efecto, a la organización y distribución incesante del espacio de las ciudades y los dispositivos urbanos; pero es necesario advertir que el análisis de las subjetividades y de las prácticas sociales son el insumo principal para dicha organización.

Con todo, lo que aquí se ha querido y se quiere hacer evidente es que la ciudad moderna es un campo de acción y de relaciones transductivas y móviles que ponen el acento en los principios de una racionalidad difusa; difusa en tanto que el poder ya no se encuentra concentrado en la figura de un soberano que tiene la potestad absoluta sobre la vida de sus súbditos, sino que se multiplicó para quedar fragmentado y constituir así una “microfísica del poder”. Los poderes de la modernidad como los espacios de la ciudad tienen cada uno su campo de acción y su grado de efectividad sobre la vida de los hombres.


[1]    RONCAYOLO, MARCEL, La ciudad, Ed. Paidós, Barcelona, 1988, pp. 10 - 11.
[2]    FRISBY, DAVID, Paisajes urbanos de la modernidad. Exploraciones críticas, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 2007, pp. 32.
[3]    LYOTARD,  JEAN-FRANÇOIS, La posmodernidad (explicada a los niños), Ed. Gedisa, Barcelona, 1996, pp. 29.
[4]    Este termino es utilizado por Giandomenico Amendola en su texto La ciudad postmoderna para afirmar que la ciudad, en este caso la postmoderna -pero que puede ser usado con las precisiones conceptuales correspondientes para la moderna-, no tiene ni una coherencia espacial, ni simbólica, ni temporal, ni imaginada, ni visual, ni léxica que la permita representar.
[5]    CASTRO-GÓMEZ, SANTIAGO, Tejidos Oníricos. Movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá (1910 – 1930), Universidad Javeriana, Bogotá, 2009.
[6]    Ibid, pp. 26.

De la Ciudad Global al Río Distópico

Viaje de la Antena Mutante (Bogotá) a Flor do Asfalto (Brasil)

"Estar contra las purificaciones, las reproducciones del disciplinamiento y una arquitectura obsidional entre guetos, prisiones y fortalezas, dejar emerger el nomadismo, movimiento, la diversidad que hace la diferencia, es lo que nos motiva. Romper con la simbiosis de la ciudad como una prisión o de las partes de la ciudad como prisión". Vera Malaguti

"Una colección de ciudades carcelarias, un archipiélago de recintos normalizados y espacios fortificados que atrincheran, tanto voluntaria como involuntariamente, a los individuos y a las comunidades en islas urbanas visibles y no tan visibles, supervisadas por formas reestructuradas de poder y autoridad pública y privada". Edward Soja


Ese nuevo orden impuesto “rechaza la singularidad de los lugares, las memorias, las estrategias y tácticas de sobrevivencia de las capas populares”, que componen una trama íntimamente ligada a la materialidad de los lugares. Sin ella no existe urbanidad, solo “artificialidad”, es decir, el escenario deseado por las grandes corporaciones, por los propietarios de los medios de comunicación y por los dueños de marcas. El nuevo modelo de ciudad global, caracterizado por lo artificial, “ha sido cuidadosamente confeccionado por el nuevo economicismo, a través de vínculos operacionales entre economía, política y cultura. Lima Carlos


Ver Rio Distopico en un mapa más grande

Todo lo que hay en mí de ciudad: Todo

 Cuerpo (y) Ciudad(es) Palimpsesto
“No existe una manera lógica para deducir conceptos de nuestras experiencias crudas (inducción)”. Mario Laserna.
Nubes, urbes y ladrillos. Robinson Henao. 2009.
Si me preguntase o me interrogan por mí, por la forma en que represento o por cómo ven lo que soy, sólo podría decir que soy ciudad: pedazos, inacabados, nuevas construcciones, obras, brechas, puentes, vías, ríos y cauces, ruidos, césped, smog, contaminación, colores, cocina, plaza, calle, esquina, abismos, fronteras, límites, tienda, supermercado, semáforos, ruedas, drogas, músicas, gritos, multiplicidad,  modas, estilos, canciones, pregones, procesos…

El ser mi cuerpo una ciudad me ha enfrentado desde mi nacimiento a ella, hostil y hospitalaria, ciudad militarista y abrigadora, cuerpo ciudad en la que siempre por ser de la ciudad del norte, se ponen a prueba la forma a crear para  salir de las imposiciones de la vida y de encontrar salidas o soluciones a trayectos efímeros de conocer fluyendo y gozando, en la experiencia como la articulación de lo vivido y lo teorizado en lo practicado.
Desde la Asomadera. Prácticas Artísticas. Camila Florez Quintero. 2010.

Medellín 1989. Gabriel Carvajal. Propiedad de la BPP.

Centro Urbano. Víctor Hugo Jiménez Durango. 2009.
Así siempre en mí deviene un ser y problema constante: ciudad ámbito, ciudad montaña, ciudad carne, ciudad sangre, ciudad carnicerías, ciudad morgue, ciudad masacres, ciudad enfermiza; la ciudad del graffiti, de lo que se sale y no se controla, ciudad animal, ciudad nocturna, ciudad río y río ciudad, ciudad de la que soy parte y que puedo observar, alejarla como una ciudad objeto.

Ciudad de las vías, ciudad industrial, ciudad mental, ciudad ideal, ciudad biblioteca, para el caso ciudad parque biblioteca, ciudad segunda, ciudad destruida, en obra negra, ciudad inacabada, ciudad desplazamiento, ¿ciudad y organización social?, ciudad comunitaria, ciudad turismo, ciudad educativa, ciudad servicios, ciudad otra, ciudad múltiple, otra ciudad.
Ciudad Servicios. Prácticas Artísticas. Camila Florez Quintero. 2010
Ciudad convivir, ciudad insegura, ciudad militarizada, ciudad paramilitar, ciudad CAP, ciudad universitaria, ciudad bunker, ciudad nuevo norte, ciudad pajarito nuevo occidente, ciudad río Aburrá, ciudad cuerpo, ciudad publicidad, transepto ciudad, trayecto ciudad, ciudad (3) entorno, ciudad área, ciudad metropolitana, ciudad prensa, ciudad moda, ciudad postal, región ciudad, vender ciudad.

Ciudad de fiesta, celebración ciudad, turismo y ciudad, ciudad textual, visual ciudad, ciudad competitiva, ciudad movilidad, ciudad accesible, ciudad incluyente, ciudad reflejo, reflejos ciudad, amarilla ciudad, ciudad bucólica, ciudad del miedo, ciudad nubes, mujer ciudad, ciudad eterna, ciudad región, ciudad aire, ciudad dormitorio, ciudad telaraña, ciudad energía, híper ciudad, hipo ciudad, ciudad linterna, ciudad concreto, ciudad ladrillo, ciudad cemento, ciudad blanca, gris y negro.

Montañas luces y amarillos. Víctor Hugo Jiménez D. 2011.
Ciudad roja, ciudad emisora, ciudad alimento, ciudad pobreza, inequidad ciudad, ciudad reubicación, ciudad anti, ciudad acéfala-macrocéfala, ciudad visual, ciudad musical, ciudad ruido de fondo, ciudad temática, ¿ciudad esperanza?, ciudad audiovisual, múltiple(s) ciudad(es), ciudad: urbano tragadero...


...Donde comienza la ciudad, donde termina la ciudad, hacía donde van los pasos... punto cero, punto infinito.

Gabriel Carvajal. Medellín 1988. Propiedad de la BPP.
Palimpsestos es una palabra griega cuyo significado se refiere a los pergaminos en que se ha raspado lo escrito para volver a escribir. En términos prácticos es un reciclado moderno. Una mixtura de significados pasados causada por diversos factores culturales o naturales. El palimpsesto entonces es un problema a resolver o a problematizar. En:  Palimpsesto.blogspot.com

LA CIUDAD Y SUS RELATOS
Lectores de Periodico.  Sin identificar Procedencia, Autor y Fecha.


Una de las cosas que más claras tiene Fritzsche es que la ciudad de cemento se edifica a la par de la ciudad textual, definiéndose y constituyéndose mutuamente. Entendemos por esto que las narrativas de la vida metropolitana son suscitadas por el dinamismo de las urbes modernas, pero también, que la ciudad se construye paralelamente a sus relatos e imágenes, que los necesita y le son indispensables para poder dotarse de sentido; de un sentido difuso que es al mismo tiempo contestatario y arraigado, ambiguo y preciso. Así, los relatos de la ciudad son siempre fieles al espíritu urbano y al eclecticismo característico de la vida metropolitana. Como todas las urbes contemporáneas, Medellín no puede ser aprehendida espacial, temporal y simbólicamente con toda claridad, y los relatos reforzaran una y otra vez esta opacidad. “Las ciudades son fascinantes, incluso hoy en día, precisamente porque cuestionan tanto la ilusión vana del orden como la fantasía del desorden y porque ponen de manifiesto hasta qué punto son falacias ideológicas las preferencias estéticas a favor de un estado o del otro. La ciudad es frustrante para el dictador pero también para el ropavejero”[1]. La ciudad como espacio donde se producen determinadas prácticas sociales y la ciudad como el cumulo de relatos que ayudan a producir dichas prácticas refuerzan la fascinación.
Mujer Lectora del Siglo XIX. Sin identificar
Procedencia, Autor y  Fecha.
Aunque la diversidad producida por los relatos urbanos incitan a la multiplicación de prácticas y recorridos urbanos, los relatos también se mueven entre la invitación y la contención del movimiento urbano; los ordenes narrativos de la variedad de periódicos, revistas, boletines, carteles, novelas, cuentos, fotografías, pinturas, películas que circulan en Medellín incentiva la pluralidad interpretativa propia de las urbes contemporáneas. De este modo podría decirse también que las aglomeraciones de personas y la diversidad de viejas y nuevas espacialidades en Medellín actualizan de una u otra forma tanto los discursos que se fabrican y los modos en los que la lectura se lleva a cabo, y estas formas de representación, a la vez, secundan la construcción de una ciudad cada vez más móvil y más múltiple. 
Los distintos modos de otorgar sentido a la ciudad a través de los relatos urbanos dependen de los órdenes narrativos en los que se inscriben, y los encuentros y las experiencias urbanas se moldean a partir de lecturas y miradas sobre ella. Para Amendola, los relatos de la ciudad tuvieron un retraso de emergencia respecto al crecimiento urbano barroco, sin embargo afirma que “de manera bastante tempestiva y coherente, la habilidad de relatar la ciudad ha sido siempre adecuada a la ciudad misma tal como ha sido percibida por la cultura de la época”[2]. Las aceleraciones urbanas a partir del siglo XIX se acompañaron de las aceleraciones en la comunicación; entre una y otra -ciudad y comunicación- existe una correspondencia creadora. 

En el transcurso del siglo XX los nuevos lectores se acercaban a las ciudades como si se tratasen de grandes mundos en movimiento, heterogéneos y misteriosos. Los relatos sobre la ciudad, que no sólo tenían lugar en la prensa local y nacional sino en la literatura de la época, construían una imagen sobre ésta que hacían que tantos los que no la habitaban como los que si lo hacían se fabricaran ideas de lo que era, de como se debía transitar y que era necesario tener en cuenta a la hora de acercarse a ella. Así, desde principios del siglo XX Medellín se convirtió en un campo de batalla simbólico y visual en el que cualquiera podía pasear por las calles sólo como espectador. La cantidad de notas locales, las novelas, los retratos de la ciudad y los seductores anuncios que tenían presencia en la prensa funcionaban como itinerarios escritos y visuales que invitaban a los lectores y observadores tanto a seguir cierto recorrido como a multiplicar sus itinerarios urbanos.


Voceadores (pregoneros) de Prensa.
Fotografía de Francisco Mejía, 1937. Propiedad BPP.
Podría decirse con todo que los relatos han brindado a la ciudad un espíritu más coherente para algunos y versátil y difuso para otros y que han estimulando el uso de las espacialidades urbanas como los lugares de efectuación de prácticas sociales. Por ello, lo que esta ruta propone como objetos de estudio, para entender la ciudad también como construcciones simbólicas, son esa cantidad de dispositivos que conciben la ciudad como enclave múltiple de posibilidades; la literatura, la prensa, la publicidad, la fotografía, la pintura, los programas televisivos, el cine, etc. funcionan aquí como productores de ciudad(es).


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[1]    FRITZSCHE, PETER, Belín 1900. Prensa, lectores y vida moderna. Siglo XXI, Buenos Aires, 2008, pp. 17.
[2]    AMENDOLA, GIANDOMÉNICO, La ciudad postmoderna. Celeste, Madrid, 2000, pp. 169.