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Historia y Estudios Urbanos

La producción del espacio


1. La  tensión entre Polis y Urbs productora del espacio social urbano.

Polis, entendida como el espacio ordenado y memorioso; Como lugar de panópticos y de la racionalización ordenada de los espacios; de la memoria histórica homogénea y la forma global como totalidad espacial; del perímetro urbano, de la estabilidad, el patrimonio y la conservación.

Urbs, entendida como el tejido vivo, dinámicas barriales, espectáculos, desorden y caos urbano; los trancones, la movilidad y el transporte; la gentrificación, la connurbación, la densificación y el sinecismo; los grafittis, los tabloides, la prensa y la publicidad; la constante desterritorialización semiótica; archipiélagos urbanos, metápolis y posmetropólis.

Lo que configura la producción del espacio contemporáneo no es la abstracción racionalista de la ciudad funcional, de la Polis moderna, sino la fantasmagoría de lo nuevo, la complejidad de las ciudades contemporáneas en permanente transformación y la reestructuración de la facultades perceptivas que produce la urbs contemporánea.  La ciudad moderna viene siendo sustituida por procesos de urbanización que no solamente revientan sus límites sino que también la reconfiguran en sus espacios internos.  Así como la industrialización transformó  el paisaje urbano de Medellín, no sólo por la instalación del sistema industrial, del parque industrial y del comercio sino también por los cambios demográficos y la construcción de vías, barrios, edificios y zonas residenciales; hoy en día, la sociedad de servicios, los promotores inmobilarios, las grandes superficies comerciales, los nuevos problemas de movilidad, el paisajismo urbano, la ciudad seductora de los eventos, los congresos, el turismo, los hoteles, los restaurantes marcan el espacio urbano de la ciudad contemporánea pero no la delimitan.


2. La geohistoria de la ciudad.

La ciudad es el entramado entre el cuerpo humano y el cuerpo arquitectónico que se influencian entre sí.  La relación de los cuerpos es lo que funda la ciudad, es decir, para que exista la ciudad no sólo es necesario el establecimiento de configuraciones arquitectónicas. La funcionalidad de los espacios es política; responde a las necesidades subjetivas y objetivas de los individuos.  La piedra es el escenario de la participación, de la orientación, del encierro o del constreñimiento. Los espacios están pensados para posibilitar múltiples condiciones socio-espaciales. En lo que concierne al hombre contemporáneo, el desplazamiento y la velocidad producen una desensibilización frente al espacio circundante: una virtualización de la realidad. La pasividad para él alude a la no participación, a un orden existencial que hace referencia a la falta de contacto.

La ciudad facilita un espacio que protege la carne pero la segmenta y la aisla.  Archipiélagos urbanos producidos por los procesos de connurbación incesantes de la “Endless city”. La ciudad posmoderna para Soja es la ciudad globalizada, fragmentada, generadora de procesos de exclusión que sólo se pueden contrarrestar con propuestas de justicia espacial.

3. La ciudad moderna:


El capitalismo produce sus espacios y los utiliza de distintas maneras para lograr su reproducción. Una de esas maneras, es la compresión espacio-temporal que posibilita una aceleración en el tiempo de rotación del capital. Otra, es la producción inmobiliaria urbana, dirigida por los bancos y caracterizada por la especulación y la segregación socioespacial. 

En París, durante el siglo XIX, el capital financiero se unió al planeamiento urbanístico para generar un nuevo campo de especulación y de beneficios. Las relaciones contradictorias entre capital y espacio, las grandes obras del urbanismo haussmmaniano es decir, la apertura de los grandes boulevares son procedimientos asociados al desarrollo del capitalismo en Francia durante el segundo imperio de Napoleón III y, serán procedimientos urbanos presentes en los procesos de renovación urbana en muchas ciudades a partir de ese momento. La capital y la modernidad se unieron en un particular lugar y tiempo (París) para producir la renovación urbana que configura la modernidad citadina más ejemplar y de la cual escriben Balzac, Flaubert, Baudelaire y Zola; también intelectuales como Saint Simon, Proudhon, Marx y Walter Benjamin. 

Hoy en día, los proyectos de renovación urbana involucran a ciudades norteamericanas, europeas y de America latina. La noción de que el espacio es cada vez más dominado por el capital con la finalidad de su reproducción, implica formas de desplazamiento espacial y social en nombre de la circulación y el consumo. Los planes urbanísticos son vistos ahora como formas de movilización de economías estancadas. Pero, en un proceso de investigación crítica de la ciudad, cabe preguntarse a qué precio se produce todo esto.


MEDELLÍN CIUDAD OCASIONAL

Laxa, Flexible, Cotidiana... 


Las ciudades en su proceso de transformación tanto social como física, sufren cambios los cuales se manifiestan en la configuración de espacios y territorios, estos se articulan y se desarticulan dependiendo de las situaciones  que los rodee y de cómo están configurados.  

Las  configuraciones  son  vistas, reconocidas y controladas por la  ciudad planeada, la ciudad que se articula por medio de sus instituciones y se inserta en el pensamiento racional, el cual establece diferentes normas  y parámetros para la ciudad, que por medio de los intereses y la noción de  progreso instaura diferentes alternativas para configurar el espacio según el imaginario adecuado, en el  caso de la ciudad de Medellín según la tendencia que tiene la ciudad de ser un centro de servicios, no como anteriormente se consideraba de una ciudad industrial. Debido a esto se crean soluciones de acuerdo a la ideología basada en conceptos neoliberales, los cuales se impulsan más hacia la oferta y la demanda, propuestas como: grandes centros comerciales  Santa Fe, Oviedo, Premium Plaza o grandes edificios financieros y centros de servicios como: Suramericana y Bancolombia.


Frecuentemente se toman modelos que centralizan y  delimitan  la ciudad, caracterizados en gran medida por edificios detonantes como: centros culturales, plazas, proyectos que desconocen los contextos sociales o la historia que estos lugares presentan; como lo expresa Manuel Delgado “en los espacios urbanos –edificios o plazas- parece como si no se previera la sociabilidad, como si la simplicidad del esquema producido sobre el papel o en maqueta no estuviera calculada nunca para soportar el peso de las vidas en relación que van a desplegar ahí sus iniciativas”, donde se ve una intervención desde la planificación dada en el papel, y no el espacio producido como una construcción social. 

La ciudad en su totalidad muestra dos facetas: la primera ya mencionada anteriormente, la ciudad planeada, la ciudad hipercodificada por la planeacion del pensamiento racional y por modelos que se implementan a través del estado, controlando e insertando una matriz de relaciones en el espacio. 

La segunda está conformada por la ciudad practicada, la ciudad que podríamos denominar  ciudad ocasional, donde las experiencias estéticas de lo ocasional emergen en lo urbano, concepto que lo miramos como lo define Manuel Delgado “lo urbano es una forma radical de espacio social, escenario y producto de lo colectivo haciéndose a sí mismo, en territorio desterritorializado en que no hay objetos sino relaciones diagramáticas entre objetos, bucles, nexos sometidos a un estado de excitación permanente”, este escenario está cargado de signos que se encuentran sumergidos en la piel de lo cotidiano, en las experiencias que se tiene en lo urbano, donde la cotidianidad es  espontánea, se expresa entre espacios efímeros que conforman una red de relaciones dadas por las personas y los objetos que se rodean.
  
Si bien esta ciudad se encuentra suspendida en el anonimato, se hace evidente en la piel de la cotidianidad, en las actividades diarias de las personas que se rodean, en su interacción, en su experiencia. 

La cotidianidad se expresa con mayor medida en lo urbano, donde la ciudad planeada no controla, emerge en la inconsciencia, en la carencia de lugar, en la deslocalización del territorio, son éstos espacios  donde surgen en gran medida estas pieles cotidianas que dotan de significados y definen – redefinen espacios, generando así la cotidianidad como pieles de lo urbano  y creando la piel como elemento estético. 

La ciudad cotidiana por sus características arroja espacios indefinidos, pasajeros, en ocasiones se configuran y luego se desconfiguran, son codificaciones laxas, afectaciones que se encuentran fuera del alcance del planificador, mimetizados en las ocasiones, espacios como lo menciona  Giovanni La Varra “Post – it spaces have no predominant codification: they are vacant lots, residual spaces around the communications system, kinds of dikes around urbanized zones – spaces the planner´s gaze has left untouched” , los cuales son desarticulados, intersticios que quedan de la transformación en las ciudades tanto por sus infraestructuras civiles, como por su arquitectura. Estos espacios son auto referenciados,  no tienen cualidades espaciales permanentes y casi toda su constitución está dada por la ciudad cotidiana, la ciudad practicada. 

La cotidianidad afecta tanto a la ciudad como a su arquitectura, y debido a sus características se crea una estética particular que cobra valor en cuanto se observan y se sienten, una estética basada en los hechos urbanos que se expanden y se contraen dependiendo de su actividad, hablamos entonces de una estética expandida en el espacio “Mejor dicho una estética de los intersticios por los cuales se escabulle lo social y en los cuales se consolidan los lazos efímeros de unas sociabilidad también móvil y cambiantes… esa estética expandida que a los ojos de muchas miradas “cultas” se prestan más bien como la escoria residual de un comportamiento estético que ha terminado por contaminar la “cultura artística””.

Escrito por Sebastian Muñoz.