Conciencia Calle

Graffiti: Ruido de Fondo
Incentivar los encuentros. Festival Tu Throw Up. Barrio Caribe. Fotografía Alejandro Sossa Correa. 2011.
Barrio Graffiti es un proceso de exploración que se propone identificar y rescatar a través de imágenes escritores urbanos y artistas del graffiti que habitan Medellín y el Valle de Aburrá, reconociendo en las visualidades que producen re-existencias, prácticas y espacialidades del graffiti, los jóvenes y los barrios de la urbe.

La gran mayoría de las reflexiones aquí presentes responden al lugar que ocupa inusitadamente y para sorpresa de muchos el graffiti en los barrios y Centro Tradicional de Medellín.

Interrogarse por el graffiti como tal; dar opiniones a nivel local del movimiento o la escena del graffiti; definirse como escritores, graffiteros o artistas: representarse como practicantes, agentes o gestores; valorar el graffiti a partir de lo marginal, subterráneo, clandestino y/o callejero; pensar el hip-hop desde sus vivencias y referirse a la influencia de las músicas en la práctica callejera o expresión artística, son algunas de las preguntas a las que se les dan respuesta desde múltiples maneras y opciones de vivir el presente.

A continuación exhibimos muchas voces que vienen generando opinión pública sobre el graffiti durante el 2017. Memoria del debate y evidencia del discurso que comienza a tejerse entre personas comunes y corrientes como escritores, artistas, graffiteros, investigadores, gestores, académicos y concejales…

Grupo 1. (Frases B)
Mano represent. Cancha Barrio Doce de octubre. Fotografía Julián Loaiza. 2013.
El graffiti es letras (leterring), su esencia es la influencia de los estilos de New York en esta práctica que se ha vuelto una opción de vida para mucha gente en todo el mundo.

En cada lugar el graffiti se hace con un sello propio. Local y global al mismo tiempo.

El graffiti se hace para que sea decodificado por un público selecto. Es la adrenalina de un acto legítimo no reguralizado. 
  
El graffiti es clandestino: sin permiso, legítimo y nocturno.

A nivel local hay un boom, un interés y mucha gente nueva rayando en las calles con la intención de hacerse notar “Getting Up”. Es una especie de fiebres cíclicas por moda en la que algunos pelaos jóvenes se quedan y lo asumen como estilo de vida.

A nivel local somos muy fieles a los estilos de New York, hay un respeto y amor por la vieja escuela: tag´s, bombing, wildstyle y piezas...

Veo novedad o diferencia en la movida local en el uso del color y en algunos estilos de letras.

Hay un movimiento invisible que no se ha dado a conocer. Existe una especie de reconocimiento: juntos pero no revueltos. Falta formación y encuentro.

La música y el graffiti van de la mano. Hoy no está tan ligado al rap y a la cultura hip-hop. Podríamos decir que el graffiti es una expresión hermana pero aparte del hip-hop, pues las personas que hacen graffiti en su mayoría no se definen solo por una sola cultural musical.

Grupo 2. (Frases F)
Trazos arriesgados. Barrio Aranjuez. Fotografía Lina Ríos. 2014.
El graffiti es radical y persuasivo: letras, fondo y de vez en cuando muñecos (caracteres) sobre fachadas exteriores. Con el mural, el paisaje y el arte se dan otras variables y tendencias de pintar en los muros de las calles, desapareciendo poco a poco esa esencia.

El graffiti tiende al olvido, a desaparecer. Al entrar al sistema de comercio como una expresión artística dentro de la historia del arte urbano se va rompiendo con su cualidad y fugacidad.

El graffiti es expresivo. Es escritura. Dice. Algunas de las veces no comunica. Se trata de comprender cómo está organizado el diseño y cómo se marcaron los trazos.

En la actualidad existe un movimiento más organizado, más sistemático pues hay un reconocimiento. No se ha evolucionado en estilo propios colombianos, una marca que nos defina como tal, falta avanzar en ello.

Soy un escritor de graffiti artístico. Un practicante porque nunca dejamos de aprender.

Graffiti es Calle.

El graffiti siempre te ofrece amistades, desahogarte y miles de oportunidades, perspectivas y trazos. Te anima y ayuda a autoestimarte. Te permite sentir la satisfacción personal.

La música siempre influye en el estado de ánimo y en la pintada.

El graffiti está fuera de la ley pero es legítimo, necesitamos más libertad y no tanta tensión.

El graffiti es transformación.

Grupo 3. (Frases M)
Guerras estelares. Ciudad del Río. Fotografía Lina Ríos. 2016.
Al principio cuando pintaba me ponía unos audífonos con la música que me gusta. Ahora cuando pinto me relaciono e interactuó con el ambiente y las personas que se acercan.

El graffiti nace como una necesidad de expresarnos.

El graffiti es una expresión urbana que quiere marcar, comunicar y conquistar mentes y territorios.

El graffiti nace con la necesidad de regar el nombre por todas las calles de la ciudad.

El graffiti es una reivindicación de la existencia, pintar para no ser olvidado.

Pinto graffiti para que la gente me vea y sepa que estoy aquí.

…en el 2006 que comencé éramos por ahí 30 o 40 personas. En el 2017 hay más de 150 o 200 personas activos como graffiteros.

El movimiento evoluciona. Antes solo se pintaba, ahora hay eventos, marcas y co-gestión. También como movimiento nos vamos preparando para relacionarnos con el comercio y el Estado.

Cada pieza hecha se puede y debe de renovar con algo mejor. Esto nos lleva a evolucionar.

Graffiti es sobrevivencia y trascendencia.

La música es hermana e influencia principal del graffiti.

Grupo 4. (Frases P)
Calle nueva. Barrio Bomboná No. 1. Fotografía Julián Loaiza. 2013.
Para mí el graffiti es el medio, la marca, la relación y las vivencias en los muros por las calles.

Graffiti es estilo libre de escritura, golpe y pista.

El graffiti es vida, libertad, soy yo.

El graffiti es de pocos, no es masivo y tiene su propio ritmo.
  
Grupo 5. (Frases S)
Contra la depresión. Deprimido Calle San Juan. Fotografía Julián Loaiza. 2013.
…en la calle, por medio de letras, creando un estilo. ¿Adivina qué es?

El Graffiti es todo para mí.

Vivo por el graffiti.

Adepto al graffiti.

El rap callejero que habla del gueto y de las experiencias de vida es lo que me identifica.

Grupo 6. (Frases W)
Entre hermanos. Barrio Alfonso López. Fotografía Briams Barba. 2012.
La movida a nivel local es áspera, muchos están pensando en empresa y eso hacer crecer localmente. Que se genere un mercado también hace que se suba de nivel visual y artístico.

Lo más relevante del graffiti son las letras y a veces las ilustraciones, el rock´n.

Conocí el graffiti por el Rap. Al principio de mis graffos y relaciones si era atravesado por el Hip-Hop. Para mí la música si influencia, es necesaria inspiración para mis bocetos y piezas; a veces por temáticas que quiero tocar en mis propuestas escucho reggae, salsa clásica, tecno, rap, electrónica, de todo…

Grupo 7. (Y)
Dos escritores urbanos. Barrio Francisco Antonio Zea. Fotografía Julián Loaiza. 2013.
EL Graffiti es un movimiento en crecimiento, que se encuentra afectado por el nuevo Código de Policía en el Artículo 140, numeral 9.

El Graffiti es la Conciencia de la Calle. 

En el espacio público hay nuevas representaciones juveniles y ciudadanas disruptivas que alteran al otro y lo otro. Por ello la práctica de reivindicar a través del arte (graffiti) el derecho a la ciudad desde las culturas juveniles.

El graffiti es una filosofía de vida pues el arte de calle implica un compromiso y un sistema de valores inserto en un sistema mundo.

El graffiti es disidente del arte académico ya que busca llegar a la gente del común.

El graffiti es una expresión contra hegemónica y contracultural.

Existe una cooptación o persuasión del graffiti a través de lo comercial y la relación con lo institucional.

Cuando definimos el graffiti como arte urbano lo asumimos más como una intención cosmética y decorativa que como una fuerza de expresión liberadora retadora.
  
La autonomía y la independencia de los procesos de escuelas de graffiti y los procesos de base son cuestionadas y cooptadas por los estímulos y becas de la institucionalidad.

Grupo 8. (Z)
Muros vivos. Envigado. Fotografía Julián Loaiza. 2013.
Las artes gráficas en el espacio público siempre han tenido que ver con las letras y el aerosol. Tienen que ver con la llegada de la cultura Hip-Hop a Medellín en la década de los 80’s, y que encuentra una posibilidad de reconocimiento a partir del 2007 con eventos de arte como MDE del Museo de Antioquia.

No existe un inventario de los muros, los ciudadanos y los colectivos que trabajan en las artes gráficas en el escenario y la esfera de lo público. Se cree que existen más de 40 colectivos que vienen transformando visualmente el espacio urbano de Medellín.

Se debe de promover el graffiti y el arte urbano como una oportunidad para construir la marca de Medellín como ciudad creativa.

Hay que cualificar el espacio público con arte urbano.

Es paradójico que se prohíba este tipo de expresiones, cuando se cruzan en estas prácticas recursos institucionales de los presupuestos públicos.

Según la Secretaría de Juventud los jóvenes son la cuarta parte de la población de la ciudad de Medellín. El 25%.

Existen en Medellín alrededor de 28 tendencias o formas de ser y se han identificado 52 identidades juveniles.

Se tiene una identificación inicial a partir de las bases de datos de clubes juveniles, de 28 colectivos de arte urbano y escuelas de hip-hop en toda la ciudad de Medellín.

Debemos de integrar el arte urbano a nuestra visión de ciudad.

La relación entre arte y graffiti nos permitirá potenciar el turismo cultural.

Faltan estrategias desde la administración para trabajar conjuntamente con los artistas y graffiteros.

El graffiti y el arte urbano aportan al paisajismo urbano, cualificando el espacio público.

En el relato de la ciudad el arte urbano merece tener un lugar y un capitulo bien contado.

Barrio Graffiti es una beca para la realización de publicaciones artísticas no periódicas. Línea de Artes Visuales.

Proyecto ganador de la Convocatoria de Estímulos de para el Arte y Cultura 2017 - Secretaría de Cultura Ciudadana.

Conciencia Calle

Barrio Graffiti
Barrio Popular. Zona Nororiental. Fotógrafo Julián Loaiza. 2013.
Este proceso de exploración propone identificar y rescatar a través de imágenes escritores urbanos y artistas del graffiti que habitan Medellín y el Valle de Aburrá, reconociendo en las visualidades que producen los jóvenes re-existencias, prácticas y espacialidades del graffiti en los barrios de la urbe.

La investigación documental cuya fuente principal es la fotografía, arriesga por recrear las visualidades locales para expandir las prácticas estéticas a partir de la recopilación de archivos gráficos que hacen memoria de las marcas de jóvenes y adultos en muros grises y paredes parlantes, sus búsquedas y luchas, los lugares que transitan y habitan, sus huellas y maneras de comunicarse con el mundo a través de otras gramáticas urbanas y expresiones artísticas no oficiales.

¿Qué sabemos de Graffiti?
Estación Berlin. Comuna 4 - Aranjuez. Fotógrafo Julián Loaiza. 2013.

En la actualidad nos sentimos afectados y seducidos por inscripciones, huellas y mensajes de letras y colores en los espacios públicos y privados de la ciudad, pero en realidad de esos agentes artistas escritores que lo viven y practican ¿que sabemos?

Tanto en los barrios como desde los presupuestos públicos el graffiti ha tomado un lugar relevante como representación cultural, consumo y afinidad de las y los jóvenes, a pesar de que aún sigue teniendo leyes y detractores que lo estigmatizan como un acto vandálico, sin comprenderlo como un movimiento artístico dentro de la corriente del arte urbano.

En lo que va del 2012 al 2017 han pasado algunos acontecimientos que se relacionan con el graffiti. A nivel nacional el caso del graffitero asesinado por la policía Diego Felipe Becerra, las obras en gran formato en concertación con la Alcaldía de Bogotá en el gobierno de Petro y las pintas de Justin Bieber.

Las muertes de graffiteros, las tensas relaciones con las administraciones locales y este hecho de la firma del artista internacional acompañado de la policía desató eventos colectivos significativos como las tomas de graffiti en Bogotá, Medellín y Cali, las retomas de graffiti ante las borradas ordenadas por las administraciones de los espacios transformados en las ciudades.

A nivel local, en el 2013 la mesa de graffiti con los funcionarios de la Alcaldía de la ciudad de Medellín, la propuesta de un proyecto de ley de galerías de arte urbano gráfico; los festivales y eventos propios para que la escena mantenga viva, el debate en el concejo en julio de 2017, la Mesa de Intervenciones gráficas emergentes en el espacio público…

En medio de todos estos hechos que se documentan en redes sociales y medios de comunicación masivos y alternativos, en lo clandestino y legítimo, en lo cotidiano escritores y artistas continúan conquistando muros, marcando fachadas, creando mapas de barrios, graffos y rayas, fortaleciendo sus grupos, organizándose en colectivos, formándose independientemente en escuelas alternativas, liberando espacios y encontrándose en parches propios para reconocerse como movimiento.

Ahora bien, nuestro rol aquí es compartir con los agentes artistas escritores sus recuerdos de vida. Permitirnos entrar con trabajos estéticos y artísticos, experimentando a través de la oralidad, la fotografía, el arte relacional y visual momentos de remembranza, que a través del recuerdo dan valor a las prácticas de la comunidad graffitera, elogian las obras producidas en situaciones adversas, documentan la construcción de identidad cultural, proponen herramientas de catalogación colectiva y construyen memoria urbana.

Podríamos decir que con el proyecto de publicación artística no periódica Barrio Graffiti se aporta un brochazo al panorama mural de la expresión local, en varios de los barrios y comunas de Medellín.

¿Por qué Barrio y Graffiti?
12 de Octubre. Zona Noroccidental. Fotógrafo Julián Loaiza. 2013.

El “arte” callejero, el graffiti y la agitación visual son prácticas políticas deconstructoras del arte de los museos, de la condición de existencia, del aurea del artista y de las permanencias visuales, a las que poco se les presta atención en sus relatos y discursos, dando por sentado que estas maneras de participar no tienen fundamentos y valores. La idea aquí es divulgar esos principios de hermandad, solidaridad, educación popular y gráfica callejera que resignifican y posee el graffiti como escritura y acción directa.

En los barrios de la ciudad viven en general los graffiteros. La mayoría de ellos habitan en barrios obreros ubicados en zonas populares. Si pudiéramos definir un rasgo que identifica a todos los escritores y artistas del graffiti es habitar o pensar el barrio en sus formas de expresión y estrategias de resistencia. Barrio y graffiti entonces son sinónimos de una filosofía-estilo de vida.

La propuesta es aportar otras visiones del barrio como el último bastión de resistencia cultural ante la anomia globalizante y la homogenización urbana, espacial y social. Desde lo micro, haciendo énfasis en la mirada de lo singular vamos buscando las marcas de la comunidad graffiti y su influencia en el hacer citadino, sus palabras y alternativas, dando cuenta estas situaciones de unas redes, procesos y un discurso propio que atraviesa un espacio territorializado.

La publicación artística apuesta por crear fuentes documentales de jóvenes y adultos que por medio de sus gramáticas propias combinan forma y fondo en la conquista de la ciudad como derecho.

Según la Secretaría de Juventud los jóvenes son la cuarta parte de la población de Medellín. El 25%. Existen en el municipio alrededor de 28 tendencias o formas de ser y se han identificado 52 identidades juveniles. Se tienen una caracterización inicial a partir de las bases de datos de clubes juveniles, de 28 colectivos de arte urbano y escuelas de hip-hop en toda la ciudad. Según el Diccionario de Tendencias e identidades juveniles el Graffiti es “una expresión artística en la que los muros de la ciudad se convierten en escenarios del mensaje. En su amplio espectro de posibilidades abarca desde la escritura sencilla con aerosol hasta la elaboración de murales en los que las técnicas y los materiales son tan variados como las representaciones que se consiguen.”

Los graffiteros son tatuadores efímeros de las paredes, participantes del devenir de las ciudades, que se representan a sí mismos como agentes activos de la producción cultural en la generación de sentidos que transforman su vida, la de otros y la de sus parches de encuentro.

Se hace urgente relacionar la vida graffiticante y citadina que llevan estos agentes del color, con otras preguntas por lo humano, la política, la concepción de lo urbano, el contexto y las formas de presentarse por parte de las juventudes; pues hay un mundo posible que es latente en las grafías públicas, en vía de comprender otra ciudad, la de los jóvenes, la de los colores y los movimientos, totalmente distinta a la ciudad de las obras civiles y el concreto.

¿Para qué una Publicación?
Bantú. Barrio Chagualo. Fotógrafo Julián Loaiza. 2013.

El problema está situado en la calle, en el espacio urbano que por excelencia es un terreno en disputa donde tendencias juveniles se han convertido en estilos de vida. Para abordarlo desde el espacio y susceptible de historicidad la pregunta guía es ¿Cuál es la incidencia política y social de los artistas del graffiti en estos últimos años como movimiento y corriente del arte urbano? Se trata de que conozcamos a algunos de estos jóvenes, adultos y sus alternativas.
  
Este producto visual de fotografías y memorias quiere reflexionar e indagar sobre las respuestas socioculturales y maneras de innovación de las y los jóvenes para hacerse escuchar manteniendo su autonomía. Rescata barrios de la Comuna 5 – Castilla, Comuna 6 – Doce de Octubre y Comuna 7 - Robledo claves en la conformación de grupos y colectivos de estirpe graffitera, los cuales han modificado y aportado positivamente a mejorar la convivencia de las crew´s de toda la ciudad con eventos y galerías. 

También valora por medio de la imagen paisajes, retratos callejeros, zona de graffiti y visualidades de ciudad de las narrativas personales y documentales que transmiten habilidad, entusiasmo e identidad.
Creemos que en la imagen, en especial en la fotografía como forma de transmitir la voz de las personas que hacen graffiti en el barrio y la ciudad, como la posibilidad de realizar un recorrido visual de muchos registros de artistas, lugares, calles, situaciones y escenas del pasado y el presente, que rememora a la vez que informan y agradan, que acumula el tiempo de este cambio, la vida cotidiana de los artistas del graffiti.

Madera.  Bello. Fotógrafo Briams Barba. 2013.
Estamos convencidos que al llevar el muro, las calles y el espacio público al libro, al traducir el territorio al papel en una propuesta experimental y creativa, se retrata e innova desde los estudios visuales al congelar por medio de textos y fotos aportes, avatares y microhistorias.



Robledo. Zona Noroccidental. Fotógrafo Julián Loaiza. 2013.
En la propuesta se considera que la fotografía como arte y búsqueda para producir conocimiento práctico y del pasado hace parte de la creación de territorios personales y colectivos, donde ciertas estéticas y arquitecturas se instalan y permiten la elaboración de apropiaciones en órdenes espaciales y grupales. La memoria que se congela en las imágenes que proponemos en el libro son parte del arte urbano de Medellín, la historia local y fática de Castilla y La Candelaria, en la construcción colectiva de la ciudad alterna y marginal desde las y los jóvenes, la cual se expresa desde otras-narrativas que contar sobre las prácticas estéticas y el derecho a habitar y vivir la ciudad. 

Toma de Graffiti. Calle San Juan. Fotógrafo Julián Loaiza. 2013.
Finalmente hacen falta publicaciones artísticas que innoven con la memoria y la fotografía de las comunas de Medellín. Apenas se camina a comprender la fotografía y la imagen como patrimonio vivo de estos barrios y del arte urbano local. Así que como agentes de la movida graffitera nos sentimos llamados a aportar, tejer y experimentar con otros habitantes de la comuna y de la ciudad, en la aventura de darle un lugar al graffiti que nace de los barrios exaltando los archivos fotográficos que reposan dispersos en diferentes graffiteros y fotógrafos apasionados de la urbe.

La publicación nos propone entonces leer y observar otra Medellín desde opciones y estilos de vida posibles forjados por las juventudes alejados de funcionarios, gobernantes o académicos; quienes siguen creyendo en el desarrollo de la creatividad para la transformación social de la vida ante problemas sociales y de violencia, con el fin de promocionar y difundir a las personas graffiteras como referentes de cambio de los barrios.

Guayabal. Festival de Arte Urbano Comfenalco. Fotógrafo Julián Loaiza. 2013.

Barrio Graffiti es una beca para la realización de publicaciones artísticas no periódicas. Línea de Artes Visuales.

Proyecto ganador de la Convocatoria de Estímulos de para el Arte y Cultura 2017 - Secretaría de Cultura Ciudadana. 

Conciencia Calle

Sobre filosofía de las ciencias francesas contemporáneas

Los Martes de Pensamiento Francés 

En el marco del año Colombia-Francia 2017 y cómo propuesta alterna que nace dentro de nuestra institución, la Mediateca Arthur Rimbaud de la Alianza francesa de Medellín, parque San Antonio, propone la apertura de un espacio de lectura y discusión en torno al pensamiento filosófico actual en lengua francesa.

Los estudiantes de la Alianza y demás instituciones afines al pensamiento francés, deben poder disponer, además de los servicios de biblioteca, cine y exposiciones que ofrece la Alianza Francesa de Medellín, de una propuesta intelectual que lidere en la ciudad una profundización en los aspectos culturales y estilísticos de la civilización francesa. 

Para nadie es un secreto que ante el embate de las formas de vida y de pensamientos estadounidenses, las lenguas romances mediterráneas deben y pueden resistir.  Ante la homogeneización rampante por lo bajo, se hace necesario el aumento de los esfuerzos por la divulgación y consolidación de maneras de pensar y hacer que propongan alternativas a nuestro mundo actual.  Y la Francia de las Luces desde la Enciclopedia consolidó una industria editorial que ha sido fundamental para el fomento y mantenimiento de la libertad de pensamiento y de expresión.  Mientras del otro lado del Rhin la tradición individualizadora que parte de Lutero y contra Roma, se hace reflexión ética y acción política, del lado francés, desde Descartes pasando por Diderot y d’Alembert hasta Comte, ha sido el interés por las ciencias el que ha primado e impreso su sello en la labor filosófica.

La propuesta que hacemos es pues atender a lo que hoy en día se está produciendo y discutiendo en Francia en el ámbito de la filosofía de las ciencias, porque es necesario entender que dos generaciones de preclaros historiadores y epistemólogos han puesto en la escena –sobre todo extra-parisina – a una tercera generación actual de fogosos y prolijos intelectuales.  Luego de los Couturat, Duhem, Meyerson, Bachelard, Koyré… vinieron sus discípulos Canguilhem, Dagognet, Foucault, Serres… que hoy ceden sus lugares a los Gayon, Beaune, Parrochia, Chazal, Wolff, etc.

Medellín tiene desde los años 1960 una tradición de lectura y conocimiento del pensamiento francés que hoy se renueva en las nuevas generaciones de universitarios, y que son la población objetivo de esta iniciativa.  Vamos a comenzar modestamente teniendo una reunión mensual a partir de febrero en el espacio de la Mediateca, para discutir un libro en cada ocasión.

La cátedra, discusiones y lecturas de filosofía francesa contemporánea, responden a los siguientes criterios:
  • Libros presentes actualmente en las librerías francesas
  • Libros cuyas divulgación se realizó en los años 2014-2016.
  • Libros que nos planteen problemas filosóficos aquí en Colombia, y en el 2017… (Problemas en torno al trabajo, a la enfermedad, al aborto, a la sexualidad, a la ecología, al animalismo, a la soledad, al silencio, a la música, etc.)
 *Primera sesión: 14 de febrero; “filosofía de la historia”
Darwin, Napoleón y el Samaritano de Michel Serres.
Para conocer otras lecturas complementarias dar clic aquí

*Segunda sesión: 14 de marzo; “filosofía de la antropología”
Nuestra Humanidad de Francis Wolff
Para conocer otras lecturas complementarias dar clic aquí

*Tercera sesión: 18 de abril; “filosofía de la técnica”
¿En que sueñan las máquinas? de Gérard Chazal
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*Cuarta sesión: 6 de junio; “filosofía de la clínica”
La Travesía de las catástrofes de Pierre Zaoui
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*Quinta sesión: 15 de agosto; “filosofía del trabajo”
Filosofía del trabajo de François Dagognet, Jean-Claude Beaune, Daniel Parrochia y colegas.
Para conocer otras lecturas complementarias dar clic aquí

*Sexta sesión: 19 de septiembre; “filosofía de la soledad”
El fin de la pareja de Marcela Iacub
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*Séptima sesión: 17 de octubre; “filosofía del otro”
La composición de los mundos de Philippe Descola
Para conocer otras lecturas complementarias dar clic aquí

*Octava sesión: 21 de noviembre; “filosofía de la música”
¿Por qué la música? de Francis Wolff
Para conocer otras lecturas complementarias dar clic aquí

Crónicas Urbanas

El tour de La Bachué
El escultor José Horacio Betancur Betancur posando en esta foto de los años cincuenta junto a su famosa escultura "La Bachué" cuando esta estaba exhibida en la plazuela Nutibara. Ver aquí
A mediados de octubre del año 1954, algunas damas de la sociedad que hacían parte de la “Liga de la decencia” manifestaron su inconformismo ante el alcalde por la presencia de una escultura que de forma “vulgar e indecente” exhibía sus senos al aire en plena Plazuela de las Américas, (Antiguo nombre de la Plazuela Nutibara). Argumentaban que por ese lugar transitaban personas decentes, niños y jóvenes que de manera obligada debían observar las vergüenzas de aquella escultura.

El escultor José Horacio Betancur Betancur.
La obra escultórica que les causaba semejante indignación llevaba por nombre La Bachue; creación del joven escultor José Horacio Betancur. Bachue, es el personaje femenino que en la mitología precolombina representaba la madre primigenia de la cultura Chibcha y, por lo tanto símbolo de la fecundidad. Según el mito, Bachue emergió de una laguna acompañada de un pequeño niño de tres años. El niño creció y al hacerse hombre se casó con ella; cuando la prolífica descendencia de esta unión pobló la tierra, Bachue regreso con su amado a la laguna, allí ambos se convirtieron en dos inmensas serpientes que se sumergieron en el agua.

Recorte de prensa de Juan F. Hernández.
Recorte de prensa de Juan F. Hernández.
La mañana del 17 de octubre de 1954, los senos de La Bachue amanecieron tapados con una banda de hule. No se supo quién o quienes hicieron aquello. La prensa y algunos ciudadanos señalaron en forma jocosa que La Bachue, había sido vestida con la Línea H del diseñador Christian Dior, quien por aquellos días lanzaba en la ciudad de Medellín aquella famosa línea. La fotografía de la escultura con los senos cubiertos con la banda de hule fue titular de los diarios en la ciudad.

El 19 de octubre a las dos de la mañana y bajo un fuerte aguacero, la escultura que solo llevaba 20 días en la plazuela, fue retirada y llevada a la estación de bomberos de la ciudad. Este hecho desencadeno una fuerte polémica entre quienes defendían la obra y quienes la consideraban un atentado a la moral. Durante varias semanas los periódicos locales y algunos nacionales se ocuparon del acontecimiento.

Al poco tiempo la escultura fue trasladada al edificio del Club de Profesionales. (Donde hoy funciona Comfenalco de La Playa). Allí José Horacio Betancur recibió una oferta de mil pesos por la escultura, el artista se negó a venderla por ese precio y consideró aquello como una ofensa. Antes de los polémicos sucesos la obra iba a tener como fin el Bosque de la Independencia, pero con el escándalo generado, los directivos del Bosque de la independencia declinaron la oferta.

Recorte de prensa de Juan F. Hernández.
A principios de 1955, La Bachue es trasladada a la casa de la señora María Antonieta Pellicer de Vallejo, esposa del cónsul de México. La Bachue y otras esculturas como El Cacique Nutibara y la Minera quedan entonces bajo la custodia de esta dama mexicana quien era además una especie de mecenas para varios artistas locales, entre ellos José Horacio Betancur. Allí en su casona del barrio Laureles, María Antonieta Pellicer de Vallejo les hizo un lugar a estas obras junto a la piscina, su casa fue conocida en la ciudad como el Jardín del Arte. Entre las esculturas bajo su custodia, María Antonieta profeso un afecto especial por La Bachue, debido a su historia.

El maestro José Horacio Betancur Betancur, muere en un accidente de cacería el 10 de noviembre de 1957 a la edad de 39 años. Su temprana muerte dejo consternados a muchos. En 1963 el Municipio de Medellín le compra a la señora Enriqueta Tamayo viuda de Betancur, las obras del maestro que estaban bajo la custodia de la señora María Antonieta.

Recorte de Prensa.
La señora María Antonieta Pellicer viuda de Vallejo, es notificada para que devuelva las obras al municipio, pero ella se niega a entregarlas. Finalmente el día 2 de julio de 1968, se hace un allanamiento al Jardín del Arte, con el fin de recuperar las obras. Los funcionarios, acompañados de agentes de la policía deben forzar una reja metálica para poder ingresar, pues la dama se niega a abrirles la puerta. Tras el ingreso forzoso de los funcionarios y los agentes, María Antonieta se abraza a La Bachue; dice que se pueden llevar las otras esculturas menos esa, indica además que a ella la pueden sacar en pedazos, pero a La Bachue no. Los funcionarios deben convencerla y esta tarea tomo unas seis horas. Finalmente la dama accede pero deja manifestar su descontento, su secretaria debe suministrarle calmantes, pues su estado emocional se ve afectado debido al suceso.   

En la década de los setenta La Bachue es instalada en la fuente de agua ubicada al frente del teatro Pablo Tobón Uribe. No obstante, para ocultar un poco su desnudez, los chorros de agua la cubrían parcialmente dejando ver solo su rostro. A principios de la década de los ochenta Miguel Ángel Betancur, hijo del maestro José Horacio y quien heredó de su padre el arte de la escultura, decide levantar unos centímetros el pedestal de la obra, para que La Bachue pueda observarse completamente.

Ya nadie, o quizás pocos se escandalizan de su desnudez. El agua de la fuente la baña casi constantemente, rodeándola del elemento vital del cual surgió la diosa chibcha y en el cual se sumergió finalmente. El olor de la marihuana perfuma el entorno. Con una mano abraza el pequeño niño, mientras sostiene dos serpientes y un águila en sus hombros, su rostro imperturbable dibuja un gesto de solemnidad y, una leve sonrisa de comprensión hacia la naturaleza de los mortales, a quienes observa desvanecerse lentamente en el tiempo.

La Bachué y tres mamás tristes
Juan Fernando Hernández