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Moravia Imaginada

Estado del arte audiovisual de El Morro de Moravia



Para conocer y descargar el artículo https://doi.org/10.17533/udea.rib.v47n3e357211

Señales de Humo

Un rayo de luz

En los barrios altos de la comuna 3, donde los muros narran historias y el ritmo del rap retumba con fuerza, nace el nuevo videoclip de Talita Kumi Krew - TLK, producido por el colectivo audiovisual Señales de Humo.

La obra exterioriza la esencia de las gentes y las calles de la zona alta del nororiente de Medellín, destacando casas, callejones, paisajes, símbolos y escenas cotidianas que identifican los barrios populares.  

Cada toma tiene su fuerza propia y conecta profundamente a los artistas con su ser, haciendo visible cómo la música urbana nace de las calles y las transforma: desde el impacto simbólico del rayo que da nombre a la canción, las imágenes del cielo en movimiento, donde los colores crean una atmósfera como la cultura que los identifica, hasta las locaciones emblemáticas como el Teatro Talita Kumi, la UVA La Armonía, Montecarlo y calles que son referentes entrelazándose con la lírica y el flow de los MCs, en una propuesta estética que resalta la unión y la magia.

Las escenas protagonizadas por los raperos envuelven. La diversidad de sus estilos, la pasión que imprimen en cada verso y la autenticidad de sus interpretaciones muestran que el rap es filosofía, inspiración y corazón. Destaca especialmente los primeros planos de los rostros de los artistas y la poderosa imagen del grupo frente al graffiti de los ojos, un fondo que parece mirar directo al alma de la ciudad y de quienes la habitan.

El video permite un viaje a la Comuna 3 - Manrique desde abajo y en las alturas, con planos que adentran a quienes no conocen el lugar a sentirse parte. Un acercamiento real y visual a barrios llenos de talentos que el audiovisual y el rap retratan.

Rayo de Luz refleja el trabajo en equipo, que es lo más difícil, y la sinergia de un colectivo que entiende la música como un espacio para la construcción colectiva profundizando la ciudadanía cultural y las respuestas socioculturales de paz en los territorios. Las secuencias que muestran a los artistas compartiendo escenario y creatividad dejan claro que, en los barrios de la comuna 3, el Hip Hop es comunidad, cultura, resistencia y esperanza.

El mayor logro de este videoclip radica en su mensaje positivo. Rayo de Luz celebra los desafíos superados y las aspiraciones de jóvenes y hombres que, lejos de rendirse ante la adversidad, los conflictos, el armamentismo y el narcotráfico, encuentran en el arte una herramienta para luchar y narrar su historia. 

Dale play al video clip y conecta con el arte y la cultura Hip Hop que está iluminando las calles de las comunas.

Si quieres saber más sobre cómo se rodó, mira el detrás de cámaras.

Moravia Audiovisual

Audiovisuales, memorias y territorio. Moravia Imaginada (Fanzine)

Publicación artística no periódica tipo fanzine, la cual explora y conecta la memoria e historia cultural del barrio Moravia en Medellín (Colombia) a través del cine y el video documental. Un producto de apropiación y divulgación de la ciencia que reúne cuarenta y dos audiovisuales como una colección accesible mediante códigos QR, que enchufan a los vídeos y expanden la experiencia visual y narrativa, entrelazando la calle (lo real) con la Internet (lo digital y virtual). 

Su primera impresión se realizó en el año 2021, con 200 ejemplares gracias al apoyo de un estímulo del gobierno local del Distrito de Medellín; en el 2022 se realizó la impresión de 300 ejemplares los cuales se entregaron en la sustentación del trabajo de grado y en la exposición en la biblioteca de la Universidad de Antioquia que se denominó “Bordando Artefactos, Tejiendo Recuerdos. Moravia Imaginada. Audiovisuales y Memorias”. En el 2023, se imprimieron 500 ejemplares, compartidos en las itinerancias de la exposición en Medellín y en la muestra llevada a cabo en la Universidad de Santa Catarina en Florianópolis (Brasil). En el 2024, con el apoyo del Fondo para la democratización del conocimiento académico de la Universidad de Antioquia, logramos imprimir 500 ejemplares en Francés y 1500 en español, obsequiados en seis itinerancias de la exposición, y en las jornadas de estudio del proyecto ARMEP: Archivos y Memorias Plurales en Colombia después de los Acuerdos de Paz en Colombia y Francia.

  

Este producto y la investigación creación Moravia Imaginada hacen parte del proyecto ARMEP, realizado por el Grupo de Investigación “Información, Conocimiento y Sociedad” de la Universidad de Antioquia – Colombia y el Centre de Recherches Ibériques et Ibéro-américaines (CRIIA) de l’Université Paris Nanterre – Francia, el cual está registrado en el Comité para el Desarrollo de la Investigación – CODI y cuenta con aportes del CICINF de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, del Fondo para la democratización del conocimiento académico de la Universidad de Antioquia, del Programa de Intercambio de Investigadores, Convocatoria 940 de 2023 del Ministerio de Ciencias, y del programa ECOS NORD – Francia – Colombia.

Moravia Audiovisual

Trincheras, errores y orientes


En el 2024, en las itinerancias de la exposición “Bordando artefactos, Tejiendo recuerdos. Moravia Imaginada. Audiovisuales y Memorias”, en Un Nuevo Error (Belén) y el Campus El Carmen de Viboral de la Universidad de Antioquia, nos vimos el documental “Trincheras ciudadanas”  y el directo “Desalojo en Moravia”. 

Trincheras Ciudadanas: Construcción de paz en Moravia

En las décadas de 1980 y 1990, el barrio Moravia era una de las zonas más complejas de Medellín, una de las ciudades más violentas en el mundo. En dicho territorio se contaban más de 16 bandas juveniles, milicias y grupos de narcotraficantes. Este documental detalla los actores del conflicto y las estrategias que los habitantes del barrio emplearon para construir la paz.

Desalojo del barrio Moravia en el año 2002 [De Roches]

Material crudo. Visuales de Moravia, al parecer entre los años 1998 y 2002, las cuales se extraen de un casete de vídeo de Canal U. En una de las zonas de El Morro hay una aglomeración de gente, gritos, consignas, insultos, se escuchan disparos y bombas aturdidoras, se enfrentan hombres del barrio contra la policía para detener el desalojo.

 
Les participantes exteriorizamos a través del collage la construcción de memorias danzarinas y alegres, las cuales compartimos en este fanzine con ustedes.


Este producto y la investigación creación Moravia Imaginada hacen parte del proyecto ARMEP, realizado por el Grupo de Investigación “Información, Conocimiento y Sociedad” de la Universidad de Antioquia – Colombia y el Centre de Recherches Ibériques et Ibéro-américaines (CRIIA) de l’Université Paris Nanterre – Francia, el cual está registrado en el Comité para el Desarrollo de la Investigación – CODI y cuenta con aportes del CICINF de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, del Fondo para la democratización del conocimiento académico de la Universidad de Antioquia, del Programa de Intercambio de Investigadores, Convocatoria 940 de 2023 del Ministerio de Ciencias, y del programa ECOS NORD – Francia – Colombia.

Cine y escritura creativa

La imagen que despierta el recuerdo

“SEÑAL" Norte. Artista de la intervención: Adolfo Bernal. Unidad Deportiva de Castilla “René Higuita”. 1983.

Realizamos un espacio para acercarnos a la historia de las calles de la comuna 5 por medio de la escritura creativa, la lectura y la oralidad. A través de la reflexión que produjo el documental “Vivencias del barrio”, las personas plasmaron en palabras sus pensamientos, emociones y recuerdos relacionados con sus familias, la imagen, la memoria y la realidad.


A partir del taller realizado en el marco del Encuentro de Poetas Comfenalco, con el tema "Callejear, leer y escribir", en la Junta de Acción Comunal Castilla, el 28 de septiembre de 2024, se compuso esta publicación de nuestras memorias y amor por Castilla.

Poetas, escritoras y escritores: Adela Sánchez Valencia, Adriana María Bedoya Garcés, Anderson Muñoz Sánchez, Andrés Delgado, Carlos Mario García Ossa, Gloria Durango, Guillermo Alberto Ortiz Castaño, María de la Cruz Restrepo Molina, Marta Cecilia Gallego Restrepo, Nancy Gómez Gil, Salomé Goez Villa.

Cine y collage

 Luna y Siempre (Fanzine)

Realizamos un encuentro en el que exploramos la fusión del video y el collage por medio de la  experiencia estética y poética que nos suscitó el documental “Soraya Luna Soraya Siempre”. Las y los participantes vivenciamos otros formatos con la creación de collages que capturan vivencias a través de imágenes, fragmentos y recortes. 

A partir de las creaciones visuales realizadas en el taller llevado a cabo en el marco del Encuentro de Poetas Comfenalco, con el tema "Callejear, leer y escribir", en la Biblioteca Pública Castilla, el 21 de septiembre de 2024, hemos creado este fanzine como memoria y producto cultural del proceso.

Artistas y poetas de los collages: Katerine Ceballos, Arenyadesi Lo Me, Hugo Mira, Edison Ortiz, Yeison Medina, Damaris Restrepo G, Yaqueline Rivera, Mariela Atehortúa,  Ramiro Hernández, Diana Camila Salazar, Gustavo A. Estrada V, Diana Correa, Manuela Largo, David Henao y María Eugenia Núñez, Ángel Yepes Cruz.

Moravia Audiovisual

 Circulación e itinerancias

El Laboratorio de Apropiación Documental Moravia Audiovisual fue un proceso de formación y circulación de audiovisuales como parte de la memoria barrial y el patrimonio vivo. 

El vídeo memoria muestra cómo se logra generar resignificados a través de los paisajes, testimonios y narrativas explorando por medio de cuestionarios, el collage, el cadáver exquisito, el tejido (bordado), la poesía y la escritura creativa, formas de recepción que generan los documentales como otras gramáticas y representaciones visuales del territorio y la realidad.

Se trató de un conjunto de encuentros en los que se fomenta la construcción comunitaria de los archivos, la circulación y el uso creativo de estos productos culturales -los documentales- al propiciar espacios de visualización de manera colectiva de los vídeos en grupos de afinidad, entretejiendo la memoria barrial por medio de imágenes, materialidades y testimonios al problematizar y potenciar el cine local como herramienta relevante para hacer y pensar memorias y patrimonios.

Los grupos participantes fueron: Entre literatura y otras artes, Docentes o mediadores del Área de Formación del Centro de Desarrollo Cultural de Moravia - CDCM, El Costurero, Ellas Crean, más líderes habitantes de todos los sectores de Moravia, exhabitantes del barrio y realizadores audiovisuales que de manera remota participaron en el En Vivo.

El documental como sistematización del proceso fue exhibido a partir del mes de abril del  año 2021 en espacios académicos, centros culturales, muestras y festivales de cine, de manera presencial y remota (virtual). Estos son algunos de los espacios en los que se ha observado el cortometraje:

  • Cinemateca Municipal de Medellín. Jordanas de la memoria. Estreno virtual. 21 de Abril
  • Museo Casa de la Memoria. Cine club. Estreno presencial. 3 de Agosto.
  • Festival de Cine La Otra Historia de la comuna 13. 25 Septiembre.
  • Centro de Desarrollo Cultural Moravia. 27 de Septiembre.
  • Festival de Memoria Audiovisual MAMUT. Proyección al aire libre en El Morro. 6 Octubre.
  • Festival de cine de la comuna 6. Sexta versión. TallerarTe. 12 de Noviembre.
  • Festival de cine de Fredonia “FECILI”. Sexta versión. Martín Fierro. 14 de noviembre.
  • La Imagen de la Memoria. 8va muestra. Proyecciones en diferentes espacios. 2, 3 y 4 de Diciembre.

 Ver aquí el documental completo Moravia Audiovisual  https://youtu.be/KDuWYoArJws

¡BiciRutas Patrimoniales! 🚲


BiCiRutas
Las BiCiRutas Patrimoniales te invitan a pedalear hacia maravillosos e increíbles lugares de la ciudad, en los cuales disfrutaremos de relatos, historias, imágenes y actividades, que nos narran de una manera amena y entretenida, las memorias alrededor de las cuales tejemos nuestro pasado, presente y futuro.



En esta ocasión iremos tras los rastros de nuestros ancestros Los Aburráes al barrio La Colinita, lugar en donde se halló una tumba precolombina en el año 2013. 


Hemos catalogado esta BiciRuta con grado de dificultad alto por loma, pero ¡no te preocupes!, las partes más difíciles las subiremos caminando.



Una ruta patrimonial se constituye en un medio de acceso al territorio y las diversas culturas locales que nos precedieron hace siglos, para su conocimiento y disfrute, permitiendo contribuir al desarrollo y proyección de las identidades locales en un mundo globalizado.

Existen varias categorías de rutas, en este caso realizaremos una que hemos llamado Rastros de nuestros ancestros, parte del Patrimonio arqueológico, paisajístico, histórico y cultural, la cual está inserta en una comuna de la ciudad de Medellín, y cuya extensión no supera los 25 Km.

En este empeño la idea es hacer una guía para el visitante, que en su conjunto le entrega una base de información sobre los Aburraes y otros pobladores indígenas que habitaron hace más 800 años, en un recorrido seguro y con nuevos ojos sobre un barrio y un equipamiento urbano colectivo.



En esta biciruta los conectores que proponemos explorar son:
El Pasado Prehispánico.
Los Ancestros y pobladores (indígenas) antes y en los primeros 150 años de la invasión española. Poblamiento: extinción o resistencia.
Los Emplazamientos donde habitaron, paisajes y lugares sagrados.
Los Rituales de la muerte (funerarios) y cosmovisiones no occidentales.
Los Caminos (de Guaca, de la Cuesta, del Virrey) y búsquedas de la Arqueología, la Antropología y la Etnohistoria para explicar otras culturas.
Continuidad cultural o cambio profundo de sociedades antes y en el periodo de contacto.

Descargas
Conoce más sobre el recorrido y la temática en: bit.ly/bicirutaspatrimonio
Para conocer el texto de investigación completo, puede descargarlo haciendo clic aquí
Enlace a la versión digital del libro Los Aburráes: http://bit.ly/LosAburraes
Carpeta digital con materiales sobre las culturas del valle de Aburrá y las BiCiRutas https://goo.gl/DlvvAB
400 años de El Poblado de San Lorenzo de Aburrá: La génesis de Medellín. Vídeos de ciclo de conferencias de la universidad EAFIT. Marzo 1 de 2016. http://envivo.eafit.edu.co/EnvivoEafit/?p=25171

BiCiRutas Patrimoniales es una actividad de la Unidad de Memorias y Patrimonio de la Secretaría de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Medellín y el Colectivo SiCLas.

El Barrio: diversidad y resistencia cultural



Este trabajo realiza un análisis de la vigencia de la tipología del parque barrial en la ciudad contemporánea, específicamente en la ciudad de Medellín a través del estudio de su crecimiento y configuración y del desarrollo de la tipología y desde el urbanismo y la planificación urbana de la ciudad, resaltando las diferentes estrategias que han incidido en su transformación y/o pérdida de vigencia.


Más allá de definir y describir la tipología del parque barrial, este estudio realiza un diagnóstico de las limitaciones, amenazas y potencialidades que presenta este tipo de espacio en el ámbito urbano, articulando los conocimientos adquiridos en los diferentes Seminarios y Talleres de la Maestría en Estudios Urbano Regionales y realizando una retrospectiva de los diferentes planes, proyectos y normatividad que ha incidido en su transformación a lo largo del proceso de desarrollo de la ciudad de Medellín. 


Adicionalmente, se resaltan sus potencialidades y calidades como principal espacio público de la proximidad, con el fin de proponer su relanzamiento dentro de la planeación actual y futura de la ciudad.

Estrada Gil, Luisa Margarita (2012) El parque barrial en la planeación y configuración urbana de Medellín. Maestría thesis, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín. Para conocer el repositorio digital de la tesis, hacer clic aquí

La Calle, el Barrio y la Revolución Urbana del ciudadano a pié

REGRESANDO A LA CIUDAD
Darío Ruiz Gómez

En Medellín el peatón no debe de ser un actor de reparto
Hace muchos años Luis Racionero al analizar la problemática de la ciudad recordaba que la revolución urbana contra el centralismo, comenzaba por la calle y luego por el barrio, o sea, sacando de las generalizaciones de los planificadores, la realidad de una calle que a través de la vida de sus vecinos se había llenado de significados intangibles. Y, el barrio como el núcleo urbano donde la historia de cada calle fundamentaba una  trama  que se visibilizaba en el uso común de los espacios, generando así la identificación en una experiencia compartida. Músicas, ritos, la presencia de los muertos, de los ausentes pero a la vez la fresca presencia de niños y jóvenes reconociéndose en un territorio sentimental. La revolución urbana que el pensamiento de Henry Lefevbre adelantó con su implacable análisis sobre la deshumanización de la ciudad, sobre el alcance dañino que nacía de la visión de planificadores que desconocían la verdadera realidad de la calle y el barrio, comenzó por la visión in situ de los espacios urbanos, de los lenguajes de las esquinas y de una morfología opuesta a la racionalización abstracta de la ciudad.

El Concejo de la ciudad debía ser por lo tanto ya no la hegemonía de los grupos de poder económicos y políticos sino la expresión y representación necesaria de la pluralidad de voces provenientes de cada grupo social, de cada calle y barrio, la representación decisiva de las mujeres, de los trabajadores, de las clases medias. O sea la presencia viva de la ciudadanía y no de grupos de oportunistas llevados allí por la inercia de una perversión de la idea de política. A estas consideraciones debemos agregar la discusión sobre el concepto de centro-periferia, decisivo en  la incorporación  de los barrios para hacerlos parte de la dinámica de la ciudad, y,  la visibilización de lo que era considerado como borde, afuera. O sea espacios condenados a la segregación. Por esto se habló de la transparencia como la necesidad democrática de derrumbar barreras, obstáculos que impedían el derecho a la libre circulación, a la integración de los diversos territorios de la ciudad, conservando su diversidad y desde éste el derecho a la equidad.

Plantear el problema de las identidades y las diferencias suponía no un enfrentamiento entre lo público y lo privado sino el darse cuenta del enriquecimiento espiritual que supone el reconocimiento de los Otros, la aceptación de las diferencias, contra la visión unidimensional de la sociedad, el desconocimiento del aporte de los nuevos grupos sociales  y el reconocimiento de los desplazados, de los llegados de otras regiones. Lo que lleva a una reconsideración de las territorialidades, al reconocimiento necesario de los nuevos actores urbanos. La densificación absurda de los Planes Parciales, que volvió a desmembrar la ciudad, no tuvo como premisa nuevas vías, calzadas peatonales para hacer frente a la desbocada movilidad, ni tuvo presente esta diversidad social.

Lo que desnudó el hecho de carecer de una verdadera infraestructura física puesta de manifiesto en la incapacidad de adaptación al terreno, desaparecidas disciplinas necesarias como la ingeniería hidráulica, los verdaderos estudios geológicos, a través de los cuales se hubieran evitado  agresiones contra el medio ambiente que han llevado a desastres tan terribles como el de Space. La ciudad capitalista señaló Marx hace más de un siglo se caracteriza por cambiar el valor de uso de los espacio cívicos por el valor de cambio que lo convierte todo en mercancía. Volver a ver la ciudad supone des-ideologizar la mirada y descubrir que el pálpito de la vida urbana siempre estuvo ahí, en la ciudad real que diariamente consagra y legitima el ciudadano de a pié. 

La ciudad verdadera


 Medellín sede del Foro Urbano Mundial. Foto Henry Agudelo. Septiembre 2012.

Darío Ruiz Gómez

El propósito de Albert Speer el arquitecto de Hitler fue muy preciso: arrasar las arquitecturas que conforman a través del tiempo el palimpsesto urbano para construir la nueva arquitectura, los nuevos escenarios de la sociedad aria. El maligno talento de Speer determinó los espacios propicios para los desfiles de las multitudes sometidas bajo la presencia de los símbolos nazis. Arrasar fue, también, curiosamente, aquello que alentó los bombardeos sobre trece ciudades alemanas por parte de la aviación Aliada, tal como lo recuerda en un texto magistral, “Sobre la historia natural de la destrucción”, G. W Sebald uno de los grandes escritores contemporáneos. El caso de Dresde arrasada por los bombardeos británicos supuso la muerte de 40. 000 habitantes. Fue en este punto, iniciada la Paz, donde, en el comienzo de una nueva vida no han dejado de plantearse dilemas morales como el del olvido y el perdón, el del silenciamiento de la tragedia para eludir responsables directos. Y, como corolario de esto, el problema de las víctimas.

Recordemos la insania con que las FARC durante las conversaciones de Paz del Caguán, se dedicó a destruir poblaciones enteras en un alarde diabólico de capacidad destructora, fusilamientos de población civil, cilindros de gas repletos de metralla, irrespeto al espacio sagrado de las iglesias. Nadie llegó a imaginar que la economía sometida a las leyes propias de los nuevos capitales se iría a convertir en las últimas décadas en una fuerza arrasadora tan insana como la que esos ejemplos ilustran. En este caso el consumismo ha supuesto el arrasamiento urbano, no para construir una nueva ciudad, para propiciar nuevas espacialidades sino para sustituir los espacios cívicos con simulacros escenificados, para destruir el barrio y convertirlo en lugares de aislamiento e insolidaridad, para destruir la belleza de las arquitecturas de las antiguas aristocracias y sustituirlas por el mal gusto de los nuevos ricos.

La demostración del poder de este tipo de capital que aquí se llamó “subterráneo”, se puso de presente con la presencia de los grandes capitales del narcotráfico en el comienzo de la especulación inmobiliaria hacia los años 80 y el arrasamiento de la malla urbana, de las arquitecturas vigentes para colocar a cambio una arquitectura anodina, curiosamente firmada por prestigiosas empresas de la construcción, por Alberts Speer de ínfima categoría estética. Este proceso de arrasamiento se detuvo, momentáneamente, con el asesinato de Lara Bonilla. Ya para estas fechas la Oficina de Planeación había desaparecido en sus funciones regularizadoras de estos cambios inesperados y dañinos y el suelo urbano comenzó a ser manipulado a su antojo por la nueva especulación.

Pero si observamos hoy la geografía colombiana, el arrasamiento del paisaje histórico, del perfil de las arquitecturas tradicionales, se produce, con la impostación de las manidas torres de vivienda, de lujosas unidades residenciales de fin de semana de estilos nórdicos, mexicanos. Creo que quedarse en el simple análisis de lo que significa, el concepto deformado de densificación, es quedarse en la superficie del problema olvidando que el verdadero fondo de estos desmanes lo constituye la presencia de capitales cuyos propietarios son tan efímeros como lo indica su origen inestable, la precariedad social de cada hornada de nuevos ricos que produce.

Rescatar de los politiqueros el concepto necesario y urgente de Planeación, con profesionales idóneos, conocedores de los nuevos usos, de las nuevas problemáticas urbanas, del significado real de las territorialidades a reconocer, la creación de un pensamiento crítico de estos desmanes y defensor de un crecimiento bajo parámetros para los cual es más importante la rehabilitación de sectores deprimidos, la resemantización de los barrios tradicionales, que, estas construcciones inhumanas que destruyen la ciudad verdadera, se constituye en la única respuesta posible para que sea propicia una nueva cultura ciudadana dentro de la pluralidad y el respeto a los demás.

Vivienda de "Interés Social"

Edificios “tuguriales”, otro modo de la indignidad

Reinaldo Spitaletta


El barrio, ese fragmento de ciudad, que para algunos es el primer contacto con la urbe, está en fuga. Ya está siendo parte de una arqueología, que podríamos, por ejemplo, pesquisar en viejos tangos, tal vez la canción que mejor describe y analiza esos lugares íntimos, entrañables, que ahora, en ciudades como Medellín, están en desbandada. Y hoy, aquello de “barriecito querido, nunca te podré olvidar”, o esto otro de “barrio plateado por la luna” pueden ser una memoria histórica, lejana, un asunto de vejeces y anacronismos. O una nostalgia de pacotilla.

El barrio, que para ciertas personas es la infancia de la ciudad, es, hoy, una pieza de museo urbano. Hacia su extinción y desbarajuste lo han conducido no solo los nuevos planeadores y constructores, sino, además, los factores de inseguridad, la “guetificación” de las ciudades, los despropósitos de los que ambicionan construir en altura edificaciones de dimensiones carcelarias, o, como también sucede, tuguriales. Quién quita.  Hoy, los novísimos apartamentos, son una representación de la falta de libertad, de los hacinamientos en espacios como calabozos, que tantas veces son levantados con materiales deleznables y con ahorros de espanto para aumentar las ganancias de los constructores.

Pero, antes de meternos en los desventurados cuarenta o cincuenta metros cuadrados de los modernos apartamentos, volvamos a la barriada. Aquella de la tienda de esquina y el café de conversaciones, la de los espacios amplios físicos e imaginados, la que huele a pan fresco y a pelota callejera. En los barrios de clase media, las casas eran generosas, con uno o dos patios, abundancia interior de cielo y sol, también posibilidades para sentir de cerca la lluvia. Había corredores y adentro se podía tener un jardín. Espacio había para que los pelados, en caso de no poder salir a la calle, jugaran con pelotas de plástico o las niñas avivaran su imaginación con bulliciosas rondas internas y muñequeros.

Aquellos barrios, con criterio en la comodidad espacial, eran propicios para ejercer la conversación, la reunión familiar, la visita de vecinos y parientes. Para la solidaridad y la comunicación. El barrio era sinónimo de intercambio: de palabras, de serenatas, y de comestibles, juegos, enamoramientos y de alguna picardía. Había en ellos un sentido del otro, de su nombre y oficio, de sus circunstancias y preferencias. La señora podía admirar el vestido nuevo de su vecina y al tendero le llegaban, frescas, las noticias del sector. Un barrio era una manera del carácter, del sentido de pertenencia y, por qué no, de la identidad. La gente tenía nombre y hasta sobrenombre.

El barrio –infancia de ciudad- era la primera experiencia urbana, el contacto inicial con aceras y ladrillos, con aleros y terrazas. Había un ejercicio de la vista (a veces, claro, del olfato también): estaba hecho para ver. Unas veces, las muchachas; otras, los tejados; en una opción distinta, las maneras de poblarse la calle o quedarse sola cuando el sol hacía rato se había marchado. Era, como en algún poema de Baudelaire, una fiesta para los ojos. Había la posibilidad de mirar un antejardín con francesinos y matas de balazo, con crotos y rosales. O desde el balcón, observar el paso airoso de Teresa o Inés. Y en la calle había pregones (voceadores de prensa, el vendedor de pan, el de helados…), y movimiento de muchachos persiguiendo un balón, o el transitar voluptuoso de Lucía en una bicicleta. El barrio era una convocatoria a los asombros y también a lo común y corriente, como, por ejemplo, una charla de señoras a la entrada de una casa.


A diferencia de los centros cosmopolitas y multitudinarios, en el barrio no se perdía el alma ni la noción de individuo. Cada uno podía ser y ser reconocido, pese a los chismes y consejas. Había, incluso, posibilidades para el “voyeur”, para aquel que se escondía tras las ventanas y cortinas para observar a la señora de enfrente, que a veces se vestía como una provocación, o aquel que hacía las veces de cámara, cual si fuera un vigilante más de la cotidianidad.

Pero, en ciudades como Medellín, esa visión, ahora con un tinte cultura rupestre, o de cosas idas, como de extrañamiento, ya no es posible, o cada vez es menor. El barrio, digo, está dando sus últimos estertores.Y aunque el significado de barrio trasciende lo catastral, la ladrillería y el cemento, es decir, lo material, hoy es una presencia menor, en medio de una ciudad que crece hacia arriba, hacia el cielo. Ni siquiera es posible pensar hoy, como alguna vez lo imaginó Le Corbusier, en la construcción de edificios, con separaciones entre sí, con espacios para el verde y lo público. No. Es un hacinamiento, en los que, además, la estética está ausente. No es asunto de buen gusto sino de economía, de especulaciones inmobiliarias. De rendimiento y rentabilidad del espacio.

No es posible crear un barrio de edificios. Sin embargo, en Medellín, desde hace algunas décadas, han proliferado las construcciones verticales. La invasión de las mismas, ha modificado, no siempre para mejorar, la visión de los barrios tradicionales. Un caso típico: Boston. Ya nada recuerda los caserones de otros días, porque los han derrumbado, y como en un tango, las casas viejas dieron paso a la máquina, al denominado progreso. Esos edificios no son propiamente el canto a la comodidad, sino, más bien, a una emergencia, a una emboscada.

Cuando comenzaron los “planeadores” a autorizar el derrumbamiento de casas para reemplazarlas por edificios, a los barrios les llegó su agonía. Pasó –sigue sucediendo- en históricos sectores como Buenos Aires y Miraflores. Los edificios (algunos los llaman esperpentos) son, además de feos, con apartamentos estrechos, más propios para aprisionar que para decir que se vive. No sólo hubo un atentado contra el paisaje (desaparecieron para muchos las montañas), sino contra la dignidad. En esas covachas no están dadas las gracias de la amplitud y aun de los espacios para la necesaria intimidad del habitante, sino maneras de la reclusión. En aquellas mazmorras modernas, suele pasar que el niño no puede ver el mundo como novedad (lo que sí pasaba en el barrio), sólo como un aprisionamiento de los sentidos.

Puede acontecer que para los nuevos habitantes de aquellas prisiones, no haya el modo del deslumbramiento por conocer, por saber de los otros, por tener una conexión con el entorno. Hay como una especie de extirpamiento  de la palabra, la sumisión a un silencio entre paredes frías y ventanales que se cubren para evitar las miradas de los otros.

Con los nuevos edificios, como los que, por ejemplo, ahora erigen en barrios como La Floresta, que incluso han sido motivo de denuncia de parte de sus habitantes tradicionales, desaparecen los modos de la ensoñación que eran factibles en la calle, en las casas grandes, en la tertulia de tienda. Ya ni siquiera es posible el saludo entre vecinos, quizá solo haya un levantar de cejas para el portero.

“¡Cambia París! Mas nada se mueve en mi tristeza”, poetizaba Baudelaire en momentos en que la Ciudad Luz era arrasada en sus vejeces, en sus callejones y se levantaban palacetes y se abrían los bulevares propiciados por Haussmann, con un interés político: evitar que en los levantamientos populares se armaran (como por ejemplo en 1848 y 1871) las barricadas. En Medellín, las casas confortables se van al piso para darles paso a los “tugurios” en altura. Pero ni siquiera se trata aquí de un asunto político (de la polis). Es más de mezquindades y de vulneración de derechos. Puede que como en un cuento de Tolstoi, un hombre no requiera mucha tierra para vivir, pero sí, sobre todo en la ciudad moderna, necesita espacios interiores cómodos y desde luego una espacialidad pública de alta calidad.

Decía al principio que el tango es la canción que mejor ha descrito el desarrollo de la ciudad, sus contradicciones, sus cafés y esquinas, las desilusiones del hombre y los contextos barriales. Ya por estos lares, no hay –o quedan muy pocos- caserones de tejas ni se dan romances en los antejardines con verjas, como aquel cantado por un poeta urbano: “La casa tenía una reja, pintada con quejas y cantos de amor…”. Y en los novísimos apartamentos ni siquiera hay modos para que entre un pedacito de cielo.

Ah, bueno. Y de otro lado, los edificios “tuguriales”, que muchas veces son de estrato tres, cuatro y cinco, se han generado en los últimos años en Medellín para albergar a habitantes pobres, como los de Moravia, Niquitao y otros barrios. Los han metido en una especie de campos de concentración. No hubo para la nueva ubicación estudios culturales, de procedencia, de impacto social. Y hoy estos conjuntos residenciales (como los situados en Pajarito, La Aurora y otros) son foco de desencuentros entre sus habitantes.

La unanimidad –o casi- es que la ciudad debe crecer hacia arriba, porque ya no hay espacio. Y que los barrios tradicionales deben ser reemplazados por un amontonamiento de edificios. Una colmena. ¿Y lo ambiental? ¿Y la comunicación? ¿Y los espacios verdes, los parques, los lugares de reunión? ¿Y el derecho a tener una vivienda digna? ¿El derecho al paisaje?

A la ciudad, según van las cosas, la esperan momentos terroríficos. Como pueden ser los de las enormes soledades que se apachurran y hacinan en los carcelarios apartamentos de los nuevos edificios tuguriales.

(Escrito en Medellín mientras tumbaban un viejo caserón de mi barrio)

Fotografías y escrito tomado de: