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La Ciudad Graffiti


En la actualidad tanto en los barrios como desde los presupuestos públicos la expresión graffiti ha tomado un lugar relevante como representación cultural, consumo y afinidad de las y los jóvenes, a pesar de que aún sigue teniendo detractores que no lo comprenden como un movimiento artístico y lo estigmatizan como un acto vandálico.

En lo que va del 2013 al 2015 han pasado muchos acontecimientos y eventos como la impunidad y la falta de justicia con el graffitero asesinado por la policía Diego Felipe Becerra, las obras en gran formato en concertación con la Alcaldía de Bogotá, las pintas de Justin Bieber; la realización del "graffiti más alto de Colombia" en Cartagena; las tomas de graffiti en Bogotá, Medellín y Cali, las retomas de graffiti ante las borradas sin justificación en Medellín y Bogotá; la mesa de graffiti con los funcionarios de la alcaldía de la ciudad de Medellín, la propuesta de un proyecto de ley al concejo de Medellín de unas galerías de arte urbano, los encuentros del graffiti local y el tejido que las y los graffiteros en el país están creando para discutir, encontrarse y proponer, al igual que propuestas institucionales eventos como “Medellín se pinta de convivencia” realizado en febrero de 2015 y festivales como Pictopía, de Galería urbana, que llega este año a su tercera versión con un estímulo de los apoyo concertados de la Secretaria de Cultura Ciudadana...



Lo que se sabe
Al relacionar las prácticas territoriantes de los agentes jóvenes de la ciudad con las vanguardias artísticas y más particularmente con el collage, la escritura espontánea y automática, el performance, el happening, el surrealismo, el situacionismo, la intervención, los btl’s, el diseño, la publicidad, los tattoos, entre otras, buscamos aportar a la escritura de la historia presente de las artes visuales locales que normalmente están en los márgenes.

Se conocen y por eso se tiene como referente fundamental las investigaciones desarrolladas por Armando Silva y los grupos de graffiti, artes visuales y Street art, que se recogieron en blogs como Memoria Canalla http://memoriacanalla.wordpress.com , así como la web de Street Art Fachada, http://fachada.tk/ (ya desaparecida), que almacenaba más de 30 seres visuales de Colombia y un sin número de Latinoamérica; aunado a los recientes trabajos de Teresa Caldeira sobre Espacio, segregación y arte urbano en el Brasil. Lo anterior en pos de análisis contemporáneos que toman en cuenta el punto de vista de los actantes o agentes urbanos, tratando de exaltarlos, al reconocerlos, mediatizar, politizar o re-categorizar su papel y acción.



Se han realizado en la Universidad de Antioquia, dentro del pregrado en Comunicación Audiovisual alrededor de 5 tesis que tiene como campo de conocimiento el impacto que generan los graffitis de la calle Girardot a su público destinatario; las experiencias y contenidos que los graffiteros construyen de su praxis y su ciudad; a la vez que, estos escritores visuales entienden el graffiti como campo de lucha.

Se sabe que existen algunos artículos de revistas de la misma universidad con relación a Malk: -o mala-leche- un graffitero mayor, y algunos artículos del portal de cultura de la Alcaldía de la Ciudad, Medellín Cultura que narran las historias del colectivo Doña Gloria. También a raíz del asesinato de un Graffitero menor de edad en Bogotá, los periódicos El Tiempo, El Espectador, y en alguna medida El Colombiano han publicado noticias sobre el proceso judicial y artículos de opinión, los cuales sirven para ilustrar la mirada de la sociedad colombiana con respecto a las huellas y marcas juveniles en la ciudad.



Se ha publicado una investigación titulada Graffiti en Medellín, por la Casa de las Estrategias y producida por la Fundación Mi Sangre, donde se presentan a manera de reportaje denso los graffiteros históricos de la urbe. El colectivo de Graffiti de la 5 cuenta con una publicación periódica de culturas juveniles con un énfasis en graffiti y espacio público. De igual manera mc´s, graffiteros y personas pertenecientes a la Kasa Kolacho han creado desde el 2008 el Graffitour, un recorrido por las memorias de los barrios y los murales de San Javier, la comuna 13.

Lo que se dice
Esos rayones, expresiones, irrupciones, escisiones, colores, formas de escribir, pintar, pensar, reflejarse, exponerse, entregarse, adhesionarse -a un equipo-, descargarse y fundirse… de habitar, de tomar y de manifestar una posición, de plasmar una visión de mundo, una manera de organizarse y de “participar” mantienen una relación de re-creación e interdependencia con la ciudad, el universo urbano, sus centralidades, velocidades, gustos, colores, problemas, necesidades, cambios, culturas, modas, discursos y prácticas.

Se dice que datan en Medellín dichas grafías, letras, nombres de apropiación anónima -pues la expresión visual de las paredes en general tiene un código de mensaje, de obra y no de nombre o de sujeto- de los años 80’s, para reaparecer entre 1993-1994 y posicionarse al fin del siglo XX. Hay muchas personas que han pasado por este camino y en el transcurso de estos 30 años la diáspora de rayar sobre los muros ha ganado a muchísimos seres efímeros que pasean de lugar en lugar haciendo marcas, abriendo muros y dejando huellas en las paredes; así como se han dado otras posiciones y oportunidades desde las instancias gubernativas a nivel local con respecto a esta manera de ver, aprehender y representar (casi que cooptando desde la persuasión un arte que se reivindica opuesto a lo oficial y que sale de las culturas populares de las periferias o comunas).

Cruzando el lápiz con el aerosol
Hoy me interesa que hacen los artistas del graffiti y colectivos en el vivir e intervenir ciudad como una expresión que va en crecimiento, con sus detractores y su impulso a través de los presupuestos participativos de las comunas, poniendo un especial énfasis en las producciones, eventos, propuestas colectivas que podemos denominar arte urbano del graffiti inscrito dentro del arte callejero.



Esta premisa y principio orientador lo considero relevante debido a que sobre las relaciones espacio - prácticas artísticas, estéticas y políticas - y gentes, hay pocos investigadores y pocas investigaciones. Todavía más que el resultado, las maneras de la acción del graffiti son consideradas ilegales, de alta peligrosidad dado el control, la vigilancia y la militarización, y los que se acercan a ellas las ven como un objeto desconectado de la historia del arte a nivel glocal.

La intervención artística, el arte del proceso y la acción estetizante y colectiva, la construcción del saber colectivo y las preguntas por los procesos de cambio del espacio desde transformaciones (y problemas) plásticas y gráficas entre las gentes y comunidades, memoria y olvido de la ciudad que no se relata, se desconoce y se invisibiliza son una constante que se privilegia, que se exalta para percibirla, para narrar y construir objetos de estudio con las otras visiones de ciudad, dando un papel relevante a las juventudes, los colectivos de dibujo, graffiti y arte urbano.


Muchos artistas ante el desempleo y el padecimiento de una ciudad aburrimiento se llenan de autogestión, invención y recursividad para con el color transformar sus hábitats y dejarse ver en sus propuestas.

Colectivos de lo efímero, de procesos actuales y de intervenciones difusas, de memorias de la marcha que se van renovando con el continuo hacer y repensar lo visual desde el cuerpo como primer espacio: habla, siente y pinta, escribe, sentir y pensar… como el grupo ART, pionero en la ciudad de las técnicas de agitación visual, esténcil y acciones directas que tienen su radio de acción en el centro histórico y los sistemas y mercados masivos; el colectivo Sin Nombre y la Capilla, estudiantes y maestros de artes plásticas en general de la Universidad Nacional que realizan acciones, intervenciones murales y conciertos performativos; Las Plagas, Los Monstruos, los Peligros Crew, Pandemia Crew, SKS, entre otras agrupaciones de graffiteros pertenecientes a las escuelas de hip-hop de las comunas de Medellín, organizaciones como Cultura y Libertad, KGP; Narkográfica y todo su despliegue poético dilucidado desde la literatura y el realismo mágico.



Ahora bien, Cesar Figueroa y Miguel Torres son dos representantes a manera individual de la fusión y la mixtura de técnicas en pro del muro vivo, ambos tattoadores de pieles y de paredes que perduran. Eso sin olvidar a Felipe -sus carboncillos, hombres instrumento y escafandras para fumar-, artista plástico de la universidad de Antioquia, precursor activo que pinta desde hace más de 30 años los espacios y las paredes de atrás de la Calle Barranquilla, por la zona de Bantú. Es importante mencionar también al Colectivo GEL, de corte libertario con sus publicaciones, esténcil's constructivistas y de impacto a partir de exacerbar los símbolos opresores de la Iglesia, el Estado y el capitalismo. De otra forma Estudios Agite, diseñadores y publicistas de la UPB –personas de estratos altos que utilizan estas técnicas para hacer contratos de Street art para eventos de marcas internacionales-; y el Colectivo Doña Gloria, el cual fue galardonado como jóvenes talento en el 2010 por la Alcaldía de Medellín, que realiza varios tipos de acciones y producciones, pero que para el caso nos llama la atención los murales participativos, en los que se define con la comunidad afectada y habitante el tema, provocando a las gentes a participar del acto, del acontecimiento de decorar y pintar, colorear, manchar, ilustrar, teñir, cambiar la escena, dentro de un proyecto cultural del bicentenario de la Independencia. Eso sin mencionar a Galeria Urbana, la Escuela de Crew Peligrosos, las tomas de graffiti, los espacios de concertación y otras iniciativas más profundas de las otras escrituras.




Practicas populares y expresiones underground, colectivos subterráneos, grupos subversos, arte callejero o street art, arte urbano y arte público, intervención artística, plástica y estética, acción directa, acción ilegal, violaciones al manual de convivencia, a las contravenciones y a la ley de seguridad ciudadana, maneras de representación y participación de los que no tiene voz, arte transformador, político, activismo artístico comprometido desde la subjetividad con el hacer y la construcción de los seres, cuerpos y espacios de la ciudad: ¿para qué queremos graffiti si lo que tenemos es una multiplicidad de expresiones y prácticas no regularizadas de arte urbano?

Finalmente hay algo que queda por decir para dichas maneras, formas y prácticas que es de relevante importancia. Hoy, el registro audiovisual y fotográfico se constituye en la manera en que la acción efímera en el espacio público se hace durable en el tiempo, se comparte en el mundo, existiendo una correlación entre lo real y lo virtual, la calle real y el ciberespacio gracias a los usos y la interdependencia de estos acontecimientos con la ciudad(es) y los medios de comunicación de los mismos graffiteros, activistas, artistas y estencileros como páginas web, blogs y galerías fotográficas, en una  forma de Malla que permite desplazarse de un lugar a otro y de una idea a otra, buscar y referenciarse con artistas de otras latitudes, armar colectivos, acciones y movimientos, mutando, cambiando de forma para conseguir la emergencia de los flujos de información y personas que son acordes a lo que queremos producir, ya que la consigna es…somos agentes que registramos y exaltamos como cuerpos y seres urbanos y por tanto nuestro espacio de vivir, hacer, encontrarnos, cambiar y reivindicar es la calle.






Del arte expandido del graffiti
El graffiti es una gramática visual y contemporánea que se puede nombrar como una de las narrativas coreográficas y modernas que habitan las juventudes de los mundos urbanos. Es un conjunto de maneras de apropiación, opciones de vida, formas propositivas y críticas que forjan e inventan a la ciudad de Medellín.


El “arte” callejero, el graffiti y la agitación visual son prácticas políticas deconstructoras del arte de los museos, de la condición de existencia, del áurea del artista y de las permanencias visuales, a través de sus acciones, acontecimientos relatos y discursos.Todas las maneras en que se entiende el graffiti y el hacer mural en la calle son actos transgresores que estan modificando paradigmas culturales.



Hay una íntima interdependencia entre expresión, producción de sentido y contexto cuando estamos hablando de escrituras otras y de arte urbano. Lo que nos lleva a considerar al graffiti –y el creador de la “obra”- como una forma o manera estética que transita por lo anti biográfico, lo fugaz, el espectador y el arte en sí; además de lo virtual, la internet y el cibermundo que han permeado y cambiado de algún modo estas categorías con las que se asocian las prácticas culturales callejeras y al artista urbano de la acción.


Uniendo esfuerzos
Actualmente, basado en la investigación-creación “La ciudad Graffiti”, Víctor Jiménez se encuentra becado en la modalidad de Artes visuales de la Secretaría de Cultura Ciudadana, con el fin de elaborar un ensayo que propone una revisión crítica de la producción documental sobre el graffiti como el arte urbano que el investigador ha creado entre el 2013 y el 2015, cuyo producto será un documento crítico que recoja, enriquezca y actualice las visiones de los graffiteros, la información de las escuelas y el estado del arte urbano no oficial del Valle de Aburrá y la ciudad de Medellín. Este artículo es un avance de este ensayo. Para conocer el documento completo hacer clic Aquí


Fundamentación para un ensayo del proceso
Para descargar artículos, investigaciones y más sobre graffiti, arte urbano, prácticas artísticas y estetizantes, dar clic Aquí

Historia y Estudios Urbanos

La producción del espacio


1. La  tensión entre Polis y Urbs productora del espacio social urbano.

Polis, entendida como el espacio ordenado y memorioso; Como lugar de panópticos y de la racionalización ordenada de los espacios; de la memoria histórica homogénea y la forma global como totalidad espacial; del perímetro urbano, de la estabilidad, el patrimonio y la conservación.

Urbs, entendida como el tejido vivo, dinámicas barriales, espectáculos, desorden y caos urbano; los trancones, la movilidad y el transporte; la gentrificación, la connurbación, la densificación y el sinecismo; los grafittis, los tabloides, la prensa y la publicidad; la constante desterritorialización semiótica; archipiélagos urbanos, metápolis y posmetropólis.

Lo que configura la producción del espacio contemporáneo no es la abstracción racionalista de la ciudad funcional, de la Polis moderna, sino la fantasmagoría de lo nuevo, la complejidad de las ciudades contemporáneas en permanente transformación y la reestructuración de la facultades perceptivas que produce la urbs contemporánea.  La ciudad moderna viene siendo sustituida por procesos de urbanización que no solamente revientan sus límites sino que también la reconfiguran en sus espacios internos.  Así como la industrialización transformó  el paisaje urbano de Medellín, no sólo por la instalación del sistema industrial, del parque industrial y del comercio sino también por los cambios demográficos y la construcción de vías, barrios, edificios y zonas residenciales; hoy en día, la sociedad de servicios, los promotores inmobilarios, las grandes superficies comerciales, los nuevos problemas de movilidad, el paisajismo urbano, la ciudad seductora de los eventos, los congresos, el turismo, los hoteles, los restaurantes marcan el espacio urbano de la ciudad contemporánea pero no la delimitan.


2. La geohistoria de la ciudad.

La ciudad es el entramado entre el cuerpo humano y el cuerpo arquitectónico que se influencian entre sí.  La relación de los cuerpos es lo que funda la ciudad, es decir, para que exista la ciudad no sólo es necesario el establecimiento de configuraciones arquitectónicas. La funcionalidad de los espacios es política; responde a las necesidades subjetivas y objetivas de los individuos.  La piedra es el escenario de la participación, de la orientación, del encierro o del constreñimiento. Los espacios están pensados para posibilitar múltiples condiciones socio-espaciales. En lo que concierne al hombre contemporáneo, el desplazamiento y la velocidad producen una desensibilización frente al espacio circundante: una virtualización de la realidad. La pasividad para él alude a la no participación, a un orden existencial que hace referencia a la falta de contacto.

La ciudad facilita un espacio que protege la carne pero la segmenta y la aisla.  Archipiélagos urbanos producidos por los procesos de connurbación incesantes de la “Endless city”. La ciudad posmoderna para Soja es la ciudad globalizada, fragmentada, generadora de procesos de exclusión que sólo se pueden contrarrestar con propuestas de justicia espacial.

3. La ciudad moderna:


El capitalismo produce sus espacios y los utiliza de distintas maneras para lograr su reproducción. Una de esas maneras, es la compresión espacio-temporal que posibilita una aceleración en el tiempo de rotación del capital. Otra, es la producción inmobiliaria urbana, dirigida por los bancos y caracterizada por la especulación y la segregación socioespacial. 

En París, durante el siglo XIX, el capital financiero se unió al planeamiento urbanístico para generar un nuevo campo de especulación y de beneficios. Las relaciones contradictorias entre capital y espacio, las grandes obras del urbanismo haussmmaniano es decir, la apertura de los grandes boulevares son procedimientos asociados al desarrollo del capitalismo en Francia durante el segundo imperio de Napoleón III y, serán procedimientos urbanos presentes en los procesos de renovación urbana en muchas ciudades a partir de ese momento. La capital y la modernidad se unieron en un particular lugar y tiempo (París) para producir la renovación urbana que configura la modernidad citadina más ejemplar y de la cual escriben Balzac, Flaubert, Baudelaire y Zola; también intelectuales como Saint Simon, Proudhon, Marx y Walter Benjamin. 

Hoy en día, los proyectos de renovación urbana involucran a ciudades norteamericanas, europeas y de America latina. La noción de que el espacio es cada vez más dominado por el capital con la finalidad de su reproducción, implica formas de desplazamiento espacial y social en nombre de la circulación y el consumo. Los planes urbanísticos son vistos ahora como formas de movilización de economías estancadas. Pero, en un proceso de investigación crítica de la ciudad, cabe preguntarse a qué precio se produce todo esto.


Crónicas Urbanas

La foto que nos tomaban en Junín. Carlos Múnera. Todos Somos Iguales
 Algunas personas mayores de treinta y cinco años tenemos fotos de los famosos “poncherazos” en el centro de la ciudad. Son esas fotos que te tomaba desprevenidamente un fotógrafo, te entregaba un papelito y a los días reclamabas la fotografía en la dirección que aparecía en dicho papelito. La mayoría de esas fotos eran tomadas en el pasaje Junín, pasarela natural de la ciudad donde las personas lucían sus estrenes, sitio de encuentros amorosos y de amigos. Juniniar, verbo medellinense que significa pasear por la calle Junín es una palabra que se niega a morir con el tiempo.       

Olga en Junín.
Inicialmente la carrera Junín fue conocida como la calle del “Resbalón”. Dos son las versiones sobre ese viejo nombre, ambas versiones con orígenes en la época colonial: La primera alude a lo resbalosa que se tornaba esta calle en épocas de invierno, la cual era destapada para entonces, y la segunda, que es  la más conocida, habla de una antigua pieza musical llamada El Resbalón que se bailaba en los establecimientos públicos que al parecer estaban apostados sobre esta calle. En el albor del fervor patriótico de finales del siglo XIX, el nombre de las calles y carreras fueron cambiados por nombres conmemorativos de las gestas libertadoras, correspondiéndole a la Calle El Resbalón el nombre de Junín, batalla libertadora sucedida el 6 de agosto de 1824.

La lenta urbanización del norte de esta calle, desde mediados del siglo XIX se consolidaría hacia finales del mimo siglo con el barrio Villanueva, presentándole de paso un nuevo dinamismo a esta calle, hoy señalizada como carrera 49. Dicho  dinamismo se ratificaría con la delimitación de la Plaza de Villanueva, a la cual se le cambiaría posteriormente el nombre a Plaza de Bolívar y en cuyo marco se construyó  la Basílica Metropolitana.

Ya desde las últimas décadas del siglo XIX, Junín se constituía en un consolidado referente urbano, habitado por las personas “acomodadas” de la ciudad. Posteriormente, en los terrenos habitados por el señor Eusebio Jaramillo Zapata, se construyó el edificio Gonzalo Mejía compuesto por el Teatro Junín y el Hotel Europa, lo que la convertiría en una de las esquinas más importantes y representativas de la ciudad de Medellín. 

Teatro Junín. Esquina Junín con la Playa. Fotografía de Carlos Rodrígeuz. Años 50's
El legendario teatro y el hotel fueron construidos en los años veinte. El diseñador del edificio fue el arquitecto belga Agustín Goovaerts, quien lo concibió en un estilo Art Noveau. Desafortunadamente en los primeros días del mes de octubre del año 1967, el edificio con menos de cincuenta años ya era considerado viejo, desdeñando su patrimonio arquitectónico y memoria. Hoy de este hermoso edificio solo quedan algunas fotografías y el sabor amargo de saberlo solo un fantasma mítico de la arquitectura de la ciudad. En esta misma esquina se construyó el edificio Coltejer, que con su singular perfil y desde los años setenta del siglo XX, se convirtió por algunas décadas en el símbolo de la pujanza y la industrialización de la ciudad.

Teresa Moncada y Fanny Obando. 1940.

Desde finales de los años treinta, Junín ya se había convertido en un elegante centro de comercio de la ciudad, desde entonces y hasta finales de los años setenta, juniniar se convertía en el nuevo verbo que designaba el acto de salir a pasear a la elegante carrera a mirar vitrinas y conocer los nuevos productos comerciales; especialmente las modernas prendas para vestir y calzar. Igualmente Junín se constituyó en una pasarela natural de los medellinenses que buscaban lucir sus mejores prendas, asistir a algunos de sus teatros, tomar el algo en alguna de sus famosas cafeterías o salones de té, recorrer la calle para ir a la misa de la Basílica Metropolitana, aparecer en una foto caminando al frente del Club Unión o simplemente era el lugar ideal para cumplir una cita.

En Junín también se dieron cita varios personajes como la inolvidable Macua, homosexual que nació en el seno de una pudiente familia medellinense y que con su presencia  alegraba las carrera Junín, algunas veces vestido como todo un lord ingles, otras como una despampanante mujer y otras como un hombre corriente pero siempre con un fino humor y una presencia imposible de pasar inadvertida. La Macua murió en un trágico accidente automovilístico en 1985, algunos alegan que su muerte no fue un simple accidente.

Junín Hoy. Fotografía Juan F. Hernández.
A finales la década de los ochentas, Junín perdió su encanto y se convirtió en un mercado público de prendas, ya que los venteros peatonales se tomaron esa calle. La administración de Juan Goméz Martinez, recuperó ese espacio para los peatones durante la década de los noventa. Los centros comerciales tipo “corazón de manzana” que surgieron durante la década de los ochenta se intensificaron a finales del siglo XX y principios del XXI, convirtiendo de paso lugares tan emblemáticos como el Club Unión en un centro comercial más.

Hoy Junín tras muchos esfuerzos de la administración pública en compañía del comercio del sector, intenta reanimar los encantos de un pasado esplendoroso donde la palabra “juniniar” era sinónimo de distinción. Junín al igual que muchas otras calles y sectores de la ciudad tienen su propia historia que hace parte del legado cultural de Medellín. Una ciudad en transformación constante, que algunas veces suele desdeñar el patrimonio intangible de su memoria.     

Juan Fernando Hernández

Crónicas Urbanas

 Morada para vivos y muertos

Para vivir aquí hay que ser muy verraco, asegura Marcela mientras le sirve de comer a su niña  que ha llegado de la guardería, nada más en el segundo piso mataron una muchacha en embarazo, de eso hace ya como ocho añosprimero mandaron de cajón al compañero que era tremendo faltón y como a los dos días unos muchachos escalaron la fachada, le dieron una patada a la puerta de la pieza y le pegaron como cinco balazos…ella estaba dormida, creo que no le entro ni aire. 


Marcela de treinta años vive con sus dos hijos de cuatro y trece años en una de las piezas del inquilinato Los Andes ubicado sobre la Avenida Oriental del barrio Colon, Los Andes es quizás el inquilinato más grande de Medellín, ella paga trece mil pesos diarios por la pieza; para poder asegurar el alojamiento cotidiano, vende dulces al igual que su hijo mayor; Este muchacho me resulto muy buen estudiante y siempre me dice que nos vamos de aquí, pero la cosa no es así de fácil, para salir de aquí se necesita billete y a uno no le van sirviendo de fiador así como así.

El compañero de Marcela y padre de su hija fue asesinado hace un año, según ella por un enemigo que desde hace tiempo lo estaba buscando. Un llanto infantil se escucha en una de las piezas contiguas, Marcela comenta:

Ese es un niño que pide limosna, seguro no consiguió lo suficiente y por eso el papa esta puto, aquí maltratan mucho a los niños, yo con los míos no tengo problemas gracias a Dios. Además el papa y la mamá de ese niño son unos irresponsables, pues muchas veces con la plata que se ganan mendigando los tres hijos que tienen, prefieren meter bazuco y no pagan la pieza, por eso han tenido varios problemas con la administración y hasta les ha tocado dormir en la calle por irresponsables.

En la puerta de la pieza aparece una vecina joven de aspecto un tanto desaliñado, dirigiéndose a Marcela le dice: Marcela regálame un poquito de papel higiénico que no tengo; Marcela la mira y le dice mientras desenrolla un poco de papel: He avemaría a usted hay que regalarle hasta “pa” limpiase el culo. Cuando la muchacha se marcha comenta en voz baja:

Esa muchacha se llama Sandra, tenia una criatura muerta en el estomago, ella sentía dizque cólicos y cuando fue al medico le dijeron que no se explicaban como había sobrevivido, pues el feto llevaba muerto tres días… claro está que con tanta sopladera se muere hasta un caballo.

En la pieza marcada con el número doce vive Manuel Zapata, su esposa Noelia y tres de sus hijos, todos varones adolescentes, Manuel afirma:

Yo vivía en el barrio Santo Domingo, pero un grupo armado me hizo salir de allí, no me quedo más remedio que venirme para acá, pues me querían matar los muchachos, mi hija se enamoro de uno de esos bandidos y se quedo por allá, viene a visitarnos de vez en cuando, ella tiene quince años y ya esta esperando su primer hijo, espero que al menos el cabrón que la preño responda, pero según me han dicho es un irresponsable, pues tiene otros hijos con otras culigadas.

Manuel mira debajo de su cama y saca una caja de cartón, luego esculca en su interior hasta encontrar una formula médica plastificada: Mire yo tengo paranoia y me es difícil encontrar trabajo, pues en cualquier momento me dan recaídas, yo creo que adquirí eso cuando nos tuvimos que venir a media noche de Remedios, cualquier fin de semana  llegaron los paracos y nos dieron una hora para salir, escasamente sacamos los papeles. Desde entonces me dan unos miedos muy horribles que me tengo que meter bajo las cobijas y taparme.

En la pieza de Manuel y su familia se respira un fuerte olor a nicotina y alcohol, uno de los muchachos enciende un cigarrillo y explica: Aquí fumamos todos como chimeneas, además los cuchos y un hermano se toman los guarilaques…aquí venimos a morirnos. Noelia la madre, interrumpe al joven: mijo no diga eso que mientras haya salud hay esperanzas, otro de los adolescentes que esta recostado sobre un colchón contesta: si esperanzas de morirse de hambre, todos ríen de las palabras del joven incluso Noelia.

Sandra la joven desaliñada de la pieza catorce, que hace poco le pedía papel higiénico a Marcela baja a los lavaderos con una olla y dos platos sucios: voy a lavar esto antes de que se llenen los lavaderos de pirobas (dice), en su camino se encuentra con un hombre viejo de aspecto travestido que le reclama por un camiseta que se le perdió ¿he que le pasa? replica Sandra, acaso yo soy la única que lava ropa en este lavadero

La travesti se retira pero sentencia en voz alta, Que aparezca esa hijueputa camiseta o van a saber quien es Yesica Paola. Sin hacer el menor gesto por las palabras de Yesica, Sandra lava la olla y los platos al tiempo que relata:

Aquí lo que más se pierde es la ropa, hasta los calzones cagados se los llevan, el que da papaya le roban hasta la olla con la aguapanela adentro y todo, Sandra ha vivido toda su vida en inquilinatos, al igual que sus hermanos que ocupan también dos de las piezas de los Andes con sus respectivas familias.

Yo desde que me conozco he vivido aquí o en piezas de otras casas por aquí mismo, claro que de la que más recuerdos tengo es de esta, pues aquí se murió un parcero que yo quería mucho, eso fue una sobredosis, le dio un infarto y lo velaron en la sala del televisor. Aquí se han muerto varios inquilinos de sobredosis. Esta casa tiene muchos muertos encima… es que aquí si hay mucho gato.

Son las seis y treinta de la tarde y el patio comienza a llenarse de niños y niñas que llenan el espacio con su algarabía, esta es la hora de los locos  dice Sandra mientras se retira a su pieza.

Las primeras sombras se asoman en los corredores, y un olor a petróleo se confunde con el de la marihuana, es el olor característico de los fogones de en donde algunos afortunados empiezan a cocinar sus alimentos. Yesica Paola hace sonar sus tacones en el corredor, en la puerta de Los Andes comparte un cigarrillo con Sandra, quizás ya olvido su camiseta perdida, o simplemente la encontró.   

Un niño blanco y delgado, de unos doce años y de apariencia un tanto frágil, sale también hacia la calle, lleva su corto cabello castaño oscuro, peinado hacia un lado, la ropa humilde pero limpia, esparce a su paso aroma a jabón de baño, entre sus manos sostiene una pequeña caja de cartón con dulces y cigarrillos. Los que aún viven en Los Andes deben ganar su morada. Los muertos ya la ganaron en el olvido.

Juan Fernando Hernández

Tiendas de Barrio

 Tiendas y Tenderos de la Cruz y la Honda


Tienda en el barrio la Honda. Fotografía: Víctor Jiménez. 2011.

BARRIO, TIENDAS, TENDEROS E IMAGINARIO URBANO EN LAS CIUDADES COLOMBIANAS es un trabajo investigativo que busca tener en cuenta varias posiciones en lo que tiene que ver con las diferentes categorías que aparecen al acercarse un poco a un tema o problema especifico, tal como lo vemos en este caso enunciado en el titulo.

La búsqueda se enfoca en un rastreo bibliográfico por las diversas posiciones en cuanto a la economía, lo solidario, la construcción social del territorio, lo cotidiano, los modos de vida urbanos, el desarrollo y subdesarrollo dentro de los imaginarios de las personas que habitan la periferia, etc. Específicamente la indagación se orienta al Mercado de la tienda de barrio. De esta manera se encuentra entonces una serie de diversos conceptos como lo son: Informalidad, Operaciones de trueque, modos de vida, vida cotidiana, ventas al menudeo, servicios domésticos, trabajo atípico, entre otros.

No obstante el propósito de este trabajo es dar cuenta, desde lo micro de las relaciones que se establecen en el marco de las lógicas que se desarrollan dentro de la vida cotidiana de la Tienda de Barrio sin dejar a un lado la estructura general del mercado y la función global de la economía, lo cual incide directamente desde su contexto general sobre las relaciones sociales del nuestro en la función económica de la tienda como alternativa para tenderos y consumidores.

Autoservicio el Gangazo. Barrio la Cruz. Fotografía: Víctor Jiménez. 2011.
Más allá de que la Tienda de Barrio sobreviva a pesar del crecimiento de las grades cadenas de supermercados, y que ese sea un elemento generador de satisfacción para muchas de las personas que trabajan en este sector de la economía, llamado “informal” se deben revisar más bien los diferentes elementos que de algún modo ubican a este sector de la economía en la informalidad a pesar de que el producto mismo genere impuestos. La fragilidad del sector esta en que los actores alrededor de esta actividad (que como sector informal de la economía) carecen de las garantías que el Estado debe proporcionar laboralmente.

Debido a esto, no adentramos entonces a la “construcción social del territorio periférico” y como conceptos básicos y ordenadores, los modos de vida y la subjetividad, hacia la reconstrucción del concepto de “imaginarios urbanos” en la periferia del Valle de Aburrá específicamente en la comuna 3, barrios La Cruz y La Honda, ubicados en la zona nororiental de Medellín.

Esta tesis de grado para optar la titulo en sociología de la U de A, presentada por Jaime Ricaurte se propone un acercamiento a la “construcción social del territorio periférico” con un objetivo claro y es el de entenderla como una forma de estudiar la periferia de las grandes ciudades, seguido a esto se abordará el concepto de modo de vida y la subjetividad social como engranajes conceptuales que permiten dar un acercamiento a los imaginarios urbanos alrededor de estas pequeñas unidades económicas llamadas tiendas de barrio.

Para conocer la investigación completa, puedes descargarla, haciendo clic aquí

La vigencia de la Ciudad y lo Urbano

Medellín -vista desde el barrio- Llanaditas. 2012. Víctor Jiménez..
La promesa moderna, reforzada en la época clásica y en la ilustración, de un mejoramiento incesante de las condiciones humanas de vida a través de las conquistas de una razón tecnocientífica dominadora, no tiene actualmente vigencia. La razón de las luces y las luces de la razón, el progreso industrial, la extensión colonizadora de los imaginarios europeos son hoy en día severamente criticados.

La reivindicación de grupos humanos con coeficientes de existencia propios, es decir, no sumisos a los valores morales, culturales y políticos euro occidentales es cada día más fuerte. Sin embargo, a pesar de tantas críticas, independencias y procesos de resistencia la complejidad del proceso de modernización euro occidental en relación a la configuración de la vida social en espacios urbanos dominantes continúa siendo expansiva.

Medellin -vista desde el- Picacho. 2012. Víctor Jiménez..
Es decir, si bien la flecha del tiempo progresista no orienta nuestros modos de ser contemporáneos el espacio citadino en el cual esa flecha nació tiene una vigencia inusitada. Las lógicas del tiempo están sumergidas y son sucedáneas de los estratos espaciales. Las superficies urbanas del planeta indican los usos y las funciones de las zonas no urbanizadas. Todos somos tributarios de lo urbano. La Urbs, territorio de sujetos móviles y políticas cambiantes y no la polis idealizada de lo estable determina la producción de subjetividades contemporáneas.

Ciudad maldita y contaminadora; ciudad de consumos y placeres; ciudad educadora; ciudad de trancones y tiempo perdido; ciudad de miserias y de robos; ciudad de transportes y de parques; ciudad verde y ecológica; la telépolis y sus mediaciones. Las máscaras múltiples de la ciudad la fabrican como territorio activo de la desterritorialización y la reterritorilización subjetiva virtual y contemporánea.

Representar la ciudad sin las presencias móviles de los sujetos que la territorializan desterritorializándose constantemente es una farsa. La ciudad obediente, sumisa y ordenada es cada segundo modificada por la verdadera ciudad móvil, accidentada, ruidosa, engañosa, cotidiana y contaminada. Las urbes son heterogéneas e impredecibles, son espacios habitados por diferentes territorios ciudadanos que viven de forma segmentada los distintos rincones de la ciudad.


Cielo, líneas y cemento. 2012. Víctor Jiménez.
Ahora bien, las calles, las carreteras, los cables, el metro, los aeropuertos coordinan la extensión de las trasmisiones y la expansión desmesurada del espacio urbano hasta la saturación planetaria. Las ciudades adquieren una inercia propia de expansión. Devoran los territorios vecinos y los transforman acomodándolos a sus múltiples lógicas y formas. Las políticas no abordan los procesos de expansión pero sí los de intensificación del territorio. Dicho de otra manera, la extensión ya no es expansiva sino intensiva. La modificación de las dimensiones de la urbe se realiza en sus tradicionales  enclaves y no en la lejana periferia. La participación de imágenes, pantallas, dispositivos publicitarios también actúa en beneficio de estos ordenamientos intensivos contemporáneos.
  
En síntesis, lo urbano, la ciudad, el cuerpo, el territorio, la mirada y las técnicas son dispositivos existenciales e históricos. Somos cuerpo en lugares con condiciones técnicas de habitalidad. Estamos también volcados hacia una exterioridad social que vemos, miramos y observamos y en la cual también somos vistos. Las trasformaciones recientes de los medios técnicos de información, comunicación y virtualización asociadas a las formas renovadas de modificación espacial en las ciudades provocan una sensación de transformación existencial acelerada. Sin embargo, desconocemos los alcances de dichos cambios.

Marcha Cannabica. Camila Flórez Quintero. 2011.
El equipamiento conceptual y teórico necesario para entender los acontecimientos que caracterizan este presente brevemente descrito existe en los estudios urbanos, culturales, visuales contemporáneos, en la mediología, en las historias recién publicadas del cuerpo, en los ya numerosos estudios sobre biopolítica de procesos de territorialización, de industrialización y de consumo. Los trabajos sobre el funcionamiento del sistema contemporáneo de imágenes, sobre las configuraciones históricas de lo femenino y lo masculino, sobre los procesos de individuación y colectivización ligados a la técnica, los estudios históricos y antropológicos sobre diferentes prácticas, por ejemplo, alimentarias, vestimentales, de transporte y políticas. La renovación actual de los estudios estéticos que involucran a la estética ya no sólo con el arte sino con un juego amplio de cultura. Todas estas nuevas disciplinas y corrientes de pensamiento contemporáneas aportan elementos conceptuales idóneos para desde el presente comprender el presente y el pasado de la ciudad y lo urbano.

Crónicas Urbanas

A finales de la década de los sesentas en Envigado, al joven Edilberto Arenas sus padres le tenían prohibido el alquiler de bicicletas, por eso a sus catorce años no sabia conducir una. Sin embargo eso a él no le preocupaba, más bien ocupaba su tiempo en estudiar y trabajar lavando las ollas de doña Dolores, una vecina que fabricaba arequipe.

Un día Edilberto le sugirió a Dolores, que le ayudara a buscar empleo en uno de los locales donde ella vendía el dulce. Dolores accedió, y le encargo un pote de arequipe que debía llevar al Salón de Té Versalles en Medellín. Al día siguiente el joven Edilberto tomó la escalera que salía cada hora para Medellín, eran los ocho de la mañana cuando salió de Envigado con el encardo de doña Dolores en busca del famoso Salón de Té, recorrió varias calles y aunque preguntaba una y otra vez por el negocio, solo lograba perderse aún más. Desesperado a eso de las tres de la tarde pidió ayuda a un policía quien personalmente lo llevó al Salón de Té Versalles, donde lo recibió Leonardo Nieto dueño del establecimiento, le ofreció un pastel de pollo y un refresco y luego le pregunto a Edilberto que si le interesaba trabajar en el negocio, a lo que el entusiasta muchacho respondió afirmativamente.       

Al día siguiente Edilberto, estaba en el local a  las cuatro de la madrugada. Durante tres días el muchacho que dejaría el puesto de mensajero, le enseñó la ruta de la distribución, le insistió que montara en bicicleta pero Edilberto sugirió que mejor seguía su entrenamiento a pie.

Llego el día en que debía asumir el puesto de mensajero, y aunque madrugaba más de lo normal, los pedidos siempre llegaban tarde. Preocupado por la demora del joven aprendiz, Leonardo Nieto le pregunto la causa de la demora, el joven se vio obligado entonces a responder con sinceridad que no sabia montar bicicleta: “Don Leonardo se indignó demasiado pero aun así fue muy compresivo y me dio un tiempo para que aprendiera, incluso me daba 15 centavos diarios para que yo alquilara bicicletas en Envigado, lo cual hice al escondido de mi familia”.      


Muchos fueron los tropiezos que Edilberto sufrió mientras aprendía a conducir la bicicleta para entregar los pedidos: “Me caía con frecuencia y se derramaban  los panes y  los pedidos por el suelo, una vez subí una mercancía catorce pisos (por las escaleras) porque tampoco sabía manejar un ascensor”.

A pesar de los tropiezos el joven Edilberto aprendió a conducir la pesada bicicleta del establecimiento y en solo dos semanas, ya entregaba los pedidos de forma tan rápida y eficaz que incluso le sobraba tiempo para atender otros oficios.  Tan eficiente fue su desempeño, que el mismo jefe le sugirió continuar sus estudios de bachillerato para que luego se especializara en repostería y manejos de alimentos en general, lo cual efectivamente hizo el joven, llegando a especializarse en Tecnología en Alimentos y Desarrollo Gerencial.

Edilberto lee los cambios de la ciudad a ojo de buen cubero y comparte su percepción sobre las transformaciones que ha vivido Junín:  

“El perfil de los visitantes de Junín ha cambiado mucho, recuerdo a principios de la década de los setenta, como a eso de las dos a cuatro de la tarde, llegaban las damas que vivían en el barrio Prado a tomar el té; este lo acompañaban con moritos, tostadas con mantequilla o mermelada, corazoncitos de hojaldre y otros productos de repostería fina. Cuando ellas se marchaban entre las cuatro media y cinco, llegaban las colegialas del Liceo Antioqueño que quedaba enseguida del teatro El Lido, ellas venían con el afán de encontrarse con Julio Cesar Luna, que era el galán de la época y quien frecuentaba a Versalles en compañía de otros personajes como Armando Moreno, Lalo Martel, todos argentinos, también venían a tertuliar Rodolfo Aicardy, el baladista Fernando Calle, el loco Gustavo Quintero y otros personajes de la vida pública de la ciudad y el país”.


Hoy Edilberto es el administrador de Versalles, negocio en el cual un día inició su vida laboral como mandadero siendo todavía un niño. Nunca pensó que su futuro estaría signado por los pedales y las ruedas de una pesada bicicleta, de la cual solo queda una fotografía que conserva su madre, la cual lo muestra en la calle Junín pedaleando hacia su destino. 

Juan Fernando Hernández