EnCorto Taller - Marímbula

 El Mico

El Mico más que un comic, es un viaje incómodo, por no decir oscuro, al corazón de una Colombia marcada por las violencias: la muerte, la desaparición y el desplazamiento forzado.

En sus páginas, se entretejen la brutalidad de la novela negra, la profundidad del ensayo histórico y la imaginación del cómic fantástico. Seguimos a Romero, un joven desplazado que ha perdido todo en medio del conflicto armado colombiano, un personaje que carga en su nombre la esencia de la memoria y la resistencia. Romero como víctima es un espejo de millones de vidas truncadas y desarraigadas en el país, un símbolo de la lucha por la verdad y la justicia.

El núcleo de la obra está construido sobre el testimonio de las víctimas y los familiares de desaparecidos, especialmente de los departamentos de Antioquia y Putumayo. Desde estas voces en situaciones límite, El Mico se sitúa como una metáfora poderosa de los efectos devastadores de la violencia sistemática, que destroza cuerpos, espíritus y comunidades. En el crudo éxodo de Romero, desde la ira y el trauma hasta la búsqueda de justicia, se plasma la resiliencia de quienes, a pesar de todo, resisten.

La narrativa gráfica de El Mico refuerza esta crudeza con trazos enérgicos, riqueza en detalles, diversidad de planos, paisajes densos y un predominio del negro, aportando profundidad a los recuerdos, las fantasías y los relatos que se entremezclan en la historia. Cada página se convierte en una unidad narrativa dinámica con múltiples conexiones a las cosmovisiones de los pueblos campesinos, indígenas y afrodescendientes, para invitar al lector a tomar posición en este trasegar sombrío y esperanzador.

Esta obra es una confrontación directa con las heridas históricas de Colombia. A través de la ficción, Diablo En Pie, plasma la irracionalidad de los actores del conflicto, la complejidad de las emociones y rastros de los acontecimientos violentos, invitando a reflexionar con estas viñetas que perturban y cautivan sobre la humanidad que subsiste incluso en medio de las peores adversidades. Al vincular la memoria histórica con el arte, crea un puente para las nuevas generaciones, haciendo una invitación desde estos formatos híbridos a interrogar el pasado con ojos críticos y a construir un futuro más justo.

El Mico nos recuerda que detrás de cada rostro perdido en las calles, de cada historia de dolor, existe una posibilidad de redefinición y reinvención. Y que, como sociedad, enfrentarnos a estas realidades incómodas es un paso necesario para entendernos, sanar o al menos,  convivir, con las heridas y cicatrices colectivas.