Del hábitat o de la espacialidad de la vida humana.


“SEÑAL”: Reflejos MDE07. Adolfo Bernal
Lo que se pretende abordar en este artículo es, como ya advertía José Luis Pardo en su libro Las formas de la exterioridad (1992), el carácter fundamental del espacio en la construcción de la vida social y humana estuvo altamente subestimado por la filosofía moderna durante largo tiempo. Esta, la filosofía moderna, elevó el estatuto del tiempo a su máxima expresión: como el único horizonte de manifestación y comprensión del ser; por tanto, el espacio era reducido a las explicaciones contenidas en “lo dado”. Así, la modernidad estará asociada de forma explícita a estos dos rasgos, una dialéctica de lo “real” que dividía el funcionamiento de lo temporal y de lo espacial en procesos disociados. La diferencia entre res cogitans, el tiempo o el fundamento del espíritu humano, y res extensa, el espacio en tanto “abstracción geométrico-mecánica desprovista de todas las cualidades de la percepción sensible, desnuda de toda facticidad y alejada de la riqueza de las significaciones” (Pardo, 1992, pp. 22), es constitutiva en la comprensión de la vida humana, por lo menos hasta la primera mitad del siglo XX.


Para conocer el Texto completo de Sandra Cardona, publicado en La Revista FORUM del Departamento de Ciencia Política, sede Medellín Vol. 1, núm. 4 (2013), dar clic aquí