Sociedades de control

Panópticos

“Los usuarios no somos productos, sino las fuentes de suministro de materia prima… (…) los productos inusuales del capitalismo de vigilancia se derivan de nuestro comportamiento, sin que este se vea afectado. Sus productos buscan predecirnos, sin importarles realmente lo que hacemos ni lo que nos hacen”. Shoshana Zuboff, "La era del capitalismo de vigilancia: La lucha por un futuro humano en la nueva frontera del poder".

El capitalismo de vigilancia utiliza la tecnología para el control y la estandarización cultural; las narrativas digitales pueden ser manipuladas para beneficiar estructuras de poder. La tecnología refuerza dinámicas de monitoreo y explotación de datos con impacto en la cultura. La ciudad contemporánea es un espacio de vigilancia permanente, donde dispositivos tecnológicos y arquitectónicos ejercen control sobre los cuerpos y las dinámicas sociales. El concepto de panóptico, originalmente desarrollado por Jeremy Bentham y posteriormente teorizado por Michel Foucault como metáfora del poder disciplinario moderno, encuentra en el contexto urbano actual una materialización concreta y compleja. Se trata de explorar cómo esta arquitectura de la vigilancia se inscribe en el tejido urbano de Medellín como mecanismo de control y elemento constitutivo de nuevas formas de habitar y significar el territorio.

En Medellín, las comunas han sido históricamente territorios marcados por dinámicas de violencia, transformación urbana y resistencia social, configurándose como espacios de particular interés para los sistemas de observación estatal y no estatal. La implementación de dispositivos de vigilancia en estos territorios no puede desligarse de una historia de estigmatización y control social que ha caracterizado la relación entre el centro y la periferia urbana. Esta dimensión histórica impulsa a indagar cómo los habitantes de las comunas significan y se relacionan con estos dispositivos, construyendo narrativas propias sobre seguridad, control y territorialidad que trascienden las lógicas oficiales de la vigilancia.

La presencia de cámaras de seguridad, torres de observación, CAI móviles y otros dispositivos panópticos acompasados con arquitecturas del encierro, genera transformaciones en las prácticas culturales y sociales de las comunidades. Por medio de la fotografía se busca documentar cómo estos elementos se integran en la cotidianidad de los habitantes, modificando formas de socialización, ocupación del espacio público y construcción de identidades territoriales. La vigilancia no solo observa, sino que también modifica los comportamientos, genera nuevos códigos de convivencia y participa en la reconfiguración simbólica del territorio comunitario.

Desde el ámbito artístico, la potencia de la fotografía como dispositivo que problematiza la propia noción de observación y registro es fundamental. Fotografiar los dispositivos de vigilancia implica activar una reflexión meta-visual sobre los regímenes de mirada que atraviesan el espacio urbano. La cámara fotográfica se convierte así en un "panóptico portátil" que devuelve la mirada, invirtiendo las relaciones de poder entre observador y observado. Elizabeth Jelin plantea que a través de la fotografía se hace y devuelven las memorias. Esta dimensión estética busca generar imágenes que no solo documenten, sino que también interpelen al espectador sobre su propia posición en estos circuitos de vigilancia urbana.

La investigación-creación permite articular rigor metodológico con experimentación artística, combinando técnicas etnográficas de recolección de testimonios con estrategias fotográficas de documentación recorriendo las calles. Esta aproximación metodológica híbrida responde a la necesidad de abordar un fenómeno complejo que requiere tanto análisis social como reflexión estética. La fotografía se constituye como herramienta de investigación que produce conocimiento situado sobre las dinámicas de vigilancia, mientras que el trabajo etnográfico permite acceder a las narrativas y significaciones que los habitantes construyen en torno a estos dispositivos.

El interés es experimentar y exteriorizar cómo estos "panópticos urbanos" no solo ejercen vigilancia, sino que también participan en la construcción de narrativas comunicativas que entran en disputas, generándose relatos sobre seguridad, control y territorialidad que se inscriben en el imaginario ciudadano. La fotografía, entendida como dispositivo de captura y vehículo de memorias, se convierte en herramienta de reflexión sobre estos procesos de observación y registro social.

Todo esto, para contribuir desde la mirada al debate en torno a la ciudad, la vigilancia, el control y las memorias desde una perspectiva sensible, dando a las voces y experiencias de las comunidades y artistas un lugar central, generando preguntas, cuestionamientos y conocimiento desde dinámicas poéticas, plásticas y gráficas propias del mundo social y la cultura urbana.