Las Ciudades grandes y pequeñas

 

El Instituto de Estudios Urbanos - IEU, de la Universidad Nacional de Colombia se complace en publicar a través de la web y en acceso abierto el documento "Desarrollo urbano en Colombia. Una perspectiva histórica", de autoría del profesor Fabio Zambrano Pantoja.

El documento digital es publicado bajo la licencia Creative Commons (CC BY-NC-ND 2.5 CO), de esta manera el IEU contribuye en la apropiación social, discusión y/o aplicación de los resultados de investigación especializados en temas urbanos y regionales de Colombia.

"La mayoría de las ciudades que antaño fueron grandes son ahora pequeñas y las que en mi tiempo eran grandes, antes fueron pequeñas. Convencido, pues, de que la prosperidad humana nunca permanece fija, mencionaré por igual unas y otras" Herodoto.

Referencia bibliográfica: Zambrano Pantoja, F. (2013, septiembre 24). Desarrollo urbano en Colombia. Una perspectiva histórica. Recuperado a partir de:http://www.institutodeestudiosurbanos.info/nuevas-adq/item/142-desarrollo-urbano-colombia-perspectiva-historica 

Publicado el Martes, 24 Septiembre 2013, en Novedades del Centro de DocumentaciónNoticias y Eventos, por: Fabio Roberto Zambrano Pantoja

La Fealdad de una urbe abstracta


Como “blasée” definió Simmel al  ciudadano  indiferente  ante lo que sucede a su alrededor, ese ciudadano para el cual le son indiferentes, la corrupción, el caos, la fealdad urbana, ciudadanos de una formación académica, empresarios, quienes consideran que referirse a problemas como el caos vial, la pérdida de las áreas verdes, o sea los problemas de la ciudad en que viven, le deben ser ajenos porque son propios de gentes vulgares. Este tipo de conducta, insensibilizada, desgraciadamente, ha  afectado a gran parte de aquella población que  padece cada día el deterioro de su calidad de vida, porque, además, la relación entre ciudadanía y gobierno de la ciudad, ha venido siendo sustituida por organizaciones politizadas, por instituciones de falsa representatividad, que disfrazan la realidad con una retórica claramente populista.

Que se engañe a los ciudadanos pavimentando chapuceramente unas vías, que se utilicen pésimos materiales en la construcción de puentes y sardineles, que se pierda el dinero de unos estoperoles luminosos que salvarían vidas en un cruce de vías, que se arruinen los jardines por falta de mantenimiento, es la indicación de la desidia burocrática pero también la prueba que se coloca a nuestra capacidad de reacción ética ante lo que constituye una corrupción. Cuando se protesta una y otra vez ante los funcionarios, sin encontrar respuesta, puede ser el comienzo de nuestra entrada en la apatía cívica, pero ante todo la certificación de que los funcionarios han abandonado el funcionamiento de la ciudad.

La tarea fundamental de una sociedad consiste en la construcción de una vida cotidiana hecha de confianza en los espacios para el diario transcurrir, para ese silencioso intercambio social que se produce en las calles, entre el bullicio de las distintas actividades, entre la infinidad de voces, la bulla de las conversaciones en cafeterías, restaurantes, los ecos vivos y cambiantes que se constituirán con el paso del tiempo en nuestro gran patrimonio intangible porque lo que certifica que la ciudad  vive no son los altos y mudos edificios que son la negación de lo urbano sino, como recuerda Castells, la vida de las calles, el tejido social. O sea los lugares donde aún persiste la virtud de la solidaridad, la capacidad de bautizar los lugares con nombres surgidos del afecto y no de nomenclaturas abstractas. Porque estoy hablando de virtudes humanas que no han desaparecido pero que son agredidas permanentemente por los planificadores de una ciudad abstracta, que, es la conclusión a la que podemos llegar hoy en Medellín.

¿De qué modelo de ciudad pueden hablar los antropólogos foucolianos, los semánticos, los supuestos imitadores de ese fracaso urbanístico que es Barcelona?  La otra ciudad que ha sido ignorada, estigmatizada, reducida a una estampa de sicarios de telenovela, la ciudad construida con tipologías surgidas de usos y costumbres propias y no de patrones abstractos, esa ciudad de calles y vecinos merece un close-up que nos permita reconocer que sigue viva y es un modelo de ciudad que hay que defender. ¿De qué modelo de ciudad hablamos, disfrazando los efectos nocivos de un POT planteado solamente bajo un concepto especulativo o sea desconocedor de estas realidades sociales, de estas virtudes urbanas, desconocidas por Planes Parciales manipulados por  “especialistas” que sólo justificaban la densificación para destruir el tejido urbano? Si no hay un pensamiento que parta de considerar que la ciudad no es una empresa comercial que debe ser manejada por ejecutivos, sino, un proyecto para la vida ciudadana  plural, incluyente, metropolitana, y, que la tarea del funcionario público consiste en defender  los derechos del ciudadano de la voracidad de la especulación, recordando que las obras públicas no son cuantiosos contratos a veinte años sino soluciones racionalmente planteadas para el futuro inmediato, si no contamos con un modelo de ciudad para los ciudadanos, entonces creo que debemos rezar para que Batman regrese a Ciudad Gótica y nos saque de esta oscuridad.

Cinturon verde generando desigualdad

Protestas y Propuestas de las Comunidades del territorio de la Comuna 8 en relación al megaproyecto del Cinturón Verde



comun@audiovisual es la plataforma creativa audiovisual a través de la cual la Corporación para la Comunicación Ciudad Comuna promueve procesos de empoderamiento social y reivindicación de los derechos humanos en comunidades urbanas y rurales.

Las manos sobre la ciudad, "la huella de la locura codiciosa”

Darío Ruiz Gómez


Habrá que recordar de nuevo el film de Francesco Rossi, “Las manos sobre la ciudad” que comienza con la caída de un edificio de vivienda, lo cual conduce de inmediato a una investigación sobre las causas y los causantes de esta catástrofe. El edificio hacía parte de un proyecto de vivienda de la Democracia Cristiana, Partido de Gobierno. Primera evidencia: al privatizar estos programas se olvida la calidad del diseño arquitectónico, un urbanismo regularizador, por parte de los grandes capitales manejados a su antojo, por estos Patriarcas, imágenes mismas de acendrada decencia y religiosidad. Igualmente, se deja a un lado, por considerarlo un gasto innecesario, la calidad de los materiales, de los acabados. Rossi analiza la corrupción de la clase política en manos de estos poderosos empresarios que convierten la ciudad en su botín a través de una especulación desmedida. Infinidad de lúcidos análisis se han encargado de darnos una visión aproximada de lo que ha supuesto la degradación de la ciudad moderna a través de estos oscuros capitales frente a los cuales, cualquier consideración sobre los valores cívicos, y, la necesidad de respetar la ciudad construida, patrimonio de sus habitantes, llega a ser considerada como una demostración de mera sensiblería.

El texto de la arquitecta alemana, Julia Schulz-Dormburg, “Ruinas Modernas. Una topografía del lucro” como recuerda Rafael Argullol, disecciona magistralmente lo que en dos décadas supuso el arrasamiento de la ciudad recurriendo, por ejemplo, al arribismo social de quienes buscan hacer parte de aquello que la propaganda les muestra como la entrada en una era de prosperidad indefinida, como la posibilidad de vivir en los barrios exclusivos de los personajes exclusivos. Un sueño triste que la crisis económica, en el caso de España, dejó en las ruinas y que, a través del rostro estupefacto de los engañados recuerda hoy lo que supuso este simulacro donde la abrupta sustitución de uso de los espacios por la rentabilidad del cambio, disfrazó sus objetivos destructores, como la destrucción del tejido urbano mediante la atomización del espacio público a través de las urbanizaciones cerradas, de las torres exclusivas, la desaparición de los Centros cívicos, el crecimiento acelerado de la inequidad.

Problemática que a través de los años he enfrentado desde esta columna para tratar de abrir los ojos a las autoridades respectivas sobre esos terribles errores que no podían cometerse en nuestra ciudad, olvidando, ingenuamente, algo muy importante: que una vez comenzado el frenesí de la especulación inmobiliaria con la presencia de grandes capitales buscando legitimarse legalmente, para nada importan disciplinas como la Planeación urbana, un urbanismo regulador de los procesos de urbanización y defensa de los derechos del ciudadano ante la irracionalidad de los comerciantes del espacio urbano. ¿No existían ya cuando Fajardo y su Alcaldía los estudios geológicos necesarios sobre la realidad de esas laderas? ¿Se tuvo en cuenta estos estudios durante una Alcaldía en la cual se transformó sin medida alguna esa topografía construyendo más de 100 torres sobre quebradas, destruyendo bosques necesarios para el equilibrio del terreno? ¿Dónde están las vías necesarias a esa inusitada densificación? Una torre sobre un barranco y ¿y los parqueaderos y las vías necesarias para una densificación desmesurada? ¿Cómo se concedieron miles de licencias de construcción sin tener en cuenta estos requerimientos necesarios durante la Alcaldía de Salazar que llegó a proclamar las VIS como su Programa de Vivienda Social bajo el demagógico lema de que “también los pobres pueden vivir en El Poblado”? Un edificio que colapsa es un interrogante que descorre dolorosamente los velos sobre una realidad que no queríamos ver, “la huella de la locura codiciosa” como la llama Argullol, las complicidades de unos y otros, el colapso de unas economías que necesitamos definir y reflexionar como parte de nuestra responsabilidad de seres pensantes urgidos de salvar nuestro hábitat: la ciudad.
(Para Juan Esteban Cantor. In memoriam) 

Una parodia de la ciudad compacta


Darío Ruiz Gómez
Urbanismo Social - 2008 - 2015
El urbanismo moderno fue la respuesta al desorden y a la fealdad,  surgidos con la aparición de la industria, fábricas contaminantes, la aparición del proletariado, hacinamiento, insalubridad. El llamado Proyecto urbano buscaba reordenar un territorio desmembrado abruptamente. Esto fue lo que Olano planteó  para hacer de Medellín una ciudad moderna basada en la dinámica de la industria y el comercio, en el surgimiento de nuevos grupos sociales. Junín respondió al concepto norteamericano de una main street como espacio para el intercambio social y el reconocimiento de las nuevas tipologías arquitectónicas.

Se plantea una debida escala en los edificios, un concepto de sky line que defienda los cerros tutelares. El llamado Plan Regulador del año 53 tuvo la tarea de incorporar nuevos territorios como Laureles, San Joaquín, El Estadio con la regulación necesaria a posteriores desarrollos. ¿Cuándo y porqué desaparecieron el urbanismo y la planeación y fueron sustituidos por Planes de Desarrollo en abstracto? Cuando hoy se plantea el porqué del abandono del Centro es necesario referirse al Plano de Base  como la ciudad sólidamente construida  y desde la cual se han planteado y previsto los delineamientos de un desarrollo posterior. Porque en un momento determinado respuestas como la rehabilitación, la recuperación de áreas en deterioro, el reciclaje de vivienda son ignorados para privilegiar el auge de unidades cerradas de vivienda, la transformación irracional de un territorio, tal como sucedió en El Poblado con la invasión de centenares de torres construidas sin un previo diseño urbano, sin un articulado diseño de un sistema de parques, de vías adecuadas.

Densificar responde siempre a una razón justificada y no pues a un irracional cambio de uso del territorio urbano. ¿Qué han buscado los Planes de Ordenamiento Territorial y su herramienta densificatoria de los Planes Parciales? En principio sería regular el crecimiento descontrolado, las conurbaciones, la guetización creciente de las Comunas. En Bogotá se descubre que algunos Planes encubren la legalización de burdeles en Centros Comerciales según la fórmula de la ciudad espectáculo, hotel, casino, burdel que tanto éxito ha tenido desde la Medellín coqueta. Porque la presencia de nuevos capitales es tan avasallante que los POT no se planifican desde la perspectiva  de un ordenamiento definiendo áreas cualificadas por distintos tipos de asentamiento como los barrios de desplazados, las nuevas centralidades,  sino bajo los imperativos que imponen estos capitales, olvidándose así a la ciudad del ciudadano. ¿Cuándo y por qué se justifica densificar construyendo torres sin espacios cívicos? ¿Se han previsto las nuevas vías en este aumento desconsiderado de habitantes? ¿No es esto una parodia de la ciudad compacta?

Harvard premio a Medellín por su urbanismo
Es cuando aparecen improvisados especialistas en Planes Parciales cuya tarea consiste, en realidad,  en obtener una licencia de construcción para Inmobiliarias  cuya única finalidad es la del lucro y no la construcción de ciudad,  tal como hemos visto de manera alucinante en esta última década en que se ha densificado sin el debido retiro de los lechos de las quebradas, sin la necesaria calidad en diseños y materiales. Frente a la anterior malla urbana sólida, capaz de dar significado a la calle, al parque, a los lugares cívicos el desorden que estos Planes han causado han llevado a la dramática desaparición de idea de ciudad pues ha desaparecido el peatón, escala y medida de una ciudad humana, ha desaparecido el barrio sustituido por colmenas que destruyen el tejido social. La remantisación necesaria de los viejos y nuevos territorios, de los intangibles que crean hábitos y costumbres de los nuevos habitantes,  se inmoviliza bajo la infamia de los llamados subsidios. ¿Se está previendo el desastre que se anuncia ya con el estallido de una burbuja inmobiliaria que no puede seguir construyendo indefinidamente para compradores fantasmas? Planeación debe decidir ahora a quién complace.