Gitano Urbano: Poeta del Hombre: Registro de Ciudad.
Ciudad de letras es un documental de creación que cuenta la historia del poeta Leo Castillo en su trasegar literario y vital por los laberintos de una ciudad tan intangible como real. La narración intenta escribir versos visuales a un ritmo vertiginoso y sin rima para revelar una experiencia de vida extrema en una ciudad sin puntos ni comas.
Algunas personas
mayores de treinta y cinco años tenemos fotos de los famosos “poncherazos” en
el centro de la ciudad. Son esas fotos que te tomaba desprevenidamente un
fotógrafo, te entregaba un papelito y a los días reclamabas la fotografía en la
dirección que aparecía en dicho papelito. La mayoría de esas fotos eran tomadas
en el pasaje Junín, pasarela natural de la ciudad donde las personas lucían sus
estrenes, sitio de encuentros amorosos y de amigos. Juniniar, verbo medellinense
que significa pasear por la calle Junín es una palabra que se niega a morir con
el tiempo.
Olga en Junín.
Inicialmente la
carrera Junín fue conocida como la calle del “Resbalón”. Dos son las versiones sobre
ese viejo nombre, ambas versiones con orígenes en la época colonial: La primera
alude a lo resbalosa que se tornaba esta calle en épocas de invierno, la cual
era destapada para entonces, y la segunda, que es la más conocida, habla de una antigua
pieza musical llamada El Resbalón que
se bailaba en los establecimientos públicos que al parecer estaban apostados
sobre esta calle. En el albor del fervor patriótico de finales del siglo XIX,
el nombre de las calles y carreras fueron cambiados por nombres conmemorativos de
las gestas libertadoras, correspondiéndole a la
Calle El Resbalón el nombre de Junín,
batalla libertadora sucedida el 6 de agosto de 1824.
La lenta
urbanización del norte de esta calle, desde mediados del siglo XIX se
consolidaría hacia finales del mimo siglo con el barrio Villanueva, presentándole
de paso un nuevo dinamismo a esta calle, hoy señalizada como carrera 49.
Dicho dinamismo se ratificaría con la
delimitación de la Plaza
de Villanueva, a la cual se le cambiaría posteriormente el nombre a Plaza de Bolívar
y en cuyo marco se construyó la Basílica Metropolitana.
Ya desde las
últimas décadas del siglo XIX, Junín se constituía en un consolidado referente
urbano, habitado por las personas “acomodadas” de la ciudad. Posteriormente, en
los terrenos habitados por el señor Eusebio Jaramillo Zapata, se construyó el
edificio Gonzalo Mejía compuesto por el Teatro Junín y el Hotel Europa, lo que
la convertiría en una de las esquinas más importantes y representativas de la
ciudad de Medellín.
El legendario
teatro y el hotel fueron construidos en los años veinte. El diseñador del
edificio fue el arquitecto belga Agustín Goovaerts, quien lo concibió en un
estilo Art Noveau. Desafortunadamente en los primeros días del mes de octubre
del año 1967, el edificio con menos de cincuenta años ya era considerado viejo,
desdeñando su patrimonio arquitectónico y memoria. Hoy de este hermoso edificio
solo quedan algunas fotografías y el sabor amargo de saberlo solo un fantasma
mítico de la arquitectura de la ciudad. En esta misma esquina se construyó el
edificio Coltejer, que con su singular perfil y desde los años setenta del
siglo XX, se convirtió por algunas décadas en elsímbolo
de la pujanza y la industrialización de la ciudad.
Desde finales de
los años treinta, Junín ya se había convertido en un elegante centro de
comercio de la ciudad, desde entonces y hasta finales de los años setenta,
juniniar se convertía en el nuevo verbo que designaba el acto de salir a pasear
a la elegante carrera a mirar vitrinas y conocer los nuevos productos
comerciales; especialmente las modernas prendas para vestir y calzar.
Igualmente Junín se constituyó en una pasarela natural de los medellinenses que
buscaban lucir sus mejores prendas, asistir a algunos de sus teatros, tomar el
algo en alguna de sus famosas cafeterías o salones de té, recorrer la calle
para ir a la misa de la Basílica Metropolitana, aparecer en una foto caminando al frente del
Club Unión o simplemente erael lugar ideal para
cumplir una cita.
En Junín también
se dieron cita varios personajes como la inolvidable Macua, homosexual que
nació en el seno de una pudiente familia medellinense y que con su
presencia alegraba las carrera Junín,
algunas veces vestido como todo un lord ingles, otras como una despampanante
mujer y otras como un hombre corriente pero siempre con un fino humor y una
presencia imposible de pasar inadvertida. La Macua murió en un trágico accidente
automovilístico en 1985, algunos alegan que su muerte no fue un simple
accidente.
Junín Hoy. Fotografía Juan F. Hernández.
A finales la
década de los ochentas, Junín perdió su encanto y se convirtió en un mercado
público de prendas, ya que los venteros peatonales se tomaron esa calle. La
administración de Juan Goméz Martinez, recuperó ese espacio para los peatones
durante la década de los noventa. Los centros comerciales tipo “corazón de manzana”
que surgieron durante la década de los ochenta se intensificaron a finales del
siglo XX y principios del XXI, convirtiendo de paso lugares tan emblemáticos
como el Club Unión en un centro comercial más.
Hoy Junín tras
muchos esfuerzos de la administración pública en compañía del comercio del
sector, intenta reanimar los encantos de un pasado esplendoroso donde la
palabra “juniniar” era sinónimo de distinción. Junín al igual que muchas otras
calles y sectores de la ciudad tienen su propia historia que hace parte del
legado cultural de Medellín. Una ciudad en transformación constante, que
algunas veces suele desdeñar el patrimonio intangible de su memoria.
Algunos de los participantes del Diplomado en Culturas Musicales Callejeras. Diciembre 2011. Fotografía: Tito Gómez.
Dedicado a Claudia, Juanchu, Riggaz, Diana, Lyon, Alcizar, Vito, Esteban, Juan Pablo, José Manuel, Giovany, Angélica, Titto, Juan Fernando, Medina y Clavijo.
En las músicas se conjugan diversas manifestaciones políticas, teóricas, performativas y recreativas de las formas del ser y hacer huellas, trazos, in-imágenes, símbolos, signos y marcas en los centros urbanos; el lenguaje y la estética musical como unas prácticas de vida situada en la calle, la esquina y el asfalto conduce a transformaciones concretas de las actitudes personales, de grupo y de la sociedad que generan cambios en los referentes, representaciones y sonidos.
Nos parece vital que se difundan los sonidos como forma de asir, de saber y de cultura, las palabras en cadencia a través de la música, acompañado de un mensaje consiente –que busca el estilo propio- y que se expresa en él y frente al contexto del cual nace su opción musical, artística, plástica, estética o política.
Por ello, la lírica en ensayo sonoro de este escrito para el ruido de fondo de la voz alta dentro del sonido contaminado, urbano, lleno de humo, azares y espontaneidad que se sigue a continuación, hace un viaje por -algunos de los lugares- los aprendizajes, saberes y prácticas puestas en situación en el proceso y espacio -del diplomado- de las culturas musicales callejeras, a la luz de traer las voces en apuntes del contexto local de las agrupaciones, cantantes, gestores culturales, activistas y colectivos vinculados desde la música como proyecto, forma, fondo, propuesta, mensaje y alternativa de exteriorizar lo que pasa en sus barrios, calles y ciudad; con la intención de ir cotejándolo con el pensamiento crítico reflexivo individual en la búsqueda de producir conocimiento práctico desde las triadas comunicacionales, en colectivo y desde la lógica de la recepción.
En este recorrido se trata de hacer emerger voces, entender sus cuentos, mirar para donde va el ámbito y la episteme musical local y escuchar para acercarse o alejarse como investigador y activista de lo que hoy son las prácticas de dichas comunidades que se han constituido de las experiencias urbanas que son atravesadas por el sonido, es decir; la interrogación a la que buscamos respuesta se pregunta por el que tan cooptadas están estas experiencias y subjetividades en un mundo urbano de la ciudad servicios, y la industria cultural, que tan organizadas y cuales pensamientos más allá de un simple momento de la vida se visibilizan en las discusiones, recuerdos, problemas y conversaciones con las y los compañeros que participamos del diplomado.
Partimos de una gran colectividad urbana, que habita en general en los barrios de la ciudad de Medellín y otras ciudades en su rededor interconectadas en el modelo de ciudad regional. En espacial, en especial las y los jóvenes se articulan en grupos y unidades más pequeñas de relación con una visión estetizante de la vida que se hace día a día en las comunidades de sentido que re-significan y re-crean las músicas extranjeras, del afuera que son apropiadas en lo local como articulación de grupos de afinidad como preguntas por lo propio y lo autónomo.
Así se demuestra que las y los jóvenes están construyendo formas de encontrarse que crucen sus gustos y afinidades políticas, sin estar separados de un sujeto constructor de una sociedad diferente, o lo que normalmente denomina un sujeto político. Algo así como música coherencia y apuesta política. En la realización musical se conjugan los sonidos, los colores que produce, la imagen del ambiente y una apuesta –política-, es decir, una re-dimensión lo público desde el cuerpo, las nuevas redes, medios y canales de información, por los cuales las y los jóvenes reafirmamos lo apropiado o reprochamos de lo foráneo desde nuestros gustos, nuestro pensamiento ideológico y las ideas “innovadoras”.
Las músicas y sus culturas asociadas que escuchamos y hacemos hoy son ante todo espaciales y visuales ya que tienen que ver con el sujeto, lo que hay en él y pasa por él, el efecto y las consecuencias de la música en las manifestaciones colectivas que nos van definiendo, encontrando en este universo de pensar y hacer una plenitud y proyectos de vida críticos al sistema, al estado, a la alienación, a la homogenización e idealización en prototipos de cuerpos y comportamientos objetos y mercancías.
Lo paradójico es que en esta área urbana regional en donde interactúan y se relacionan no hay un reconocimiento y respeto por las culturas musicales callejeras que tienen escenas o movidas “tradicionales” entre ellas, hay una tolerancia que se disimula bajo el sofisma de la diferencia y la diversidad, de bocas para afuera, y tampoco las tribus, familias, comunidades culturales urbanas en gestación o subterráneas son tenidas en cuenta. Para obtener un lugar, voz, voto, opinión cada proceso, grupo, colectivo debe recorrer su camino. No hay una relación directa e intencionada de unos procesos musicales integrales, auto gestionados, con trabajo en metodologías de redes y saber colectivo que no sólo obedezcan a los cánones del consumo y la cultura del capitalismo rapaz del entretenimiento.
Ordenemos esta rizomáticas reflexiones así. Lamentablemente, la producción fonográfica de la ciudad de Medellín es mínima para las diversas expresiones musicales en las que las personas encuentran sus formas de afinidad. No se da una articulación entre los distintos colectivos, prefiriendo cada uno trabajar independientemente con los pocos recursos que cuenta, existiendo muchos estudios y ensayadores privados a los cuales se les puede cuestionar la calidad. A la par que la formación, la creación, la producción y la difusión musical de la ciudad de Medellín carecen de apoyo económico, espacial y técnico.
Esta realidad mantiene en un estado de desinformación y transbordo inadvertido a un amplio público o comunidad musical, que no encuentra una opción diferente a una industria musical comercial, lo que contribuye deliberadamente a la desinformación, al desconocimiento general de las culturas a las que pertenecen dichas expresiones, la indiferencia, el embrutecimiento, la pasividad y el consumismo.
Vaya paradoja. El rock, el hardcore, el punk, el rap, la fusión, el ska, el metal, el reggae, algunxs electrónicos y todos los géneros en que se despliegan cada una de estas culturas populares y urbanas del caribe, Norteamérica y Europa están muy influenciadas en el caso del que tratamos por nuestros contextos de inseguridad, agresividad, violencia, pocas oportunidades y por paseos a través de las calles como territorios de la vida, la imaginación y la inspiración, por ser representaciones análogas y globalizadas de la urbanalización que son muy similares de los contextos urbanos de los que hablamos aquí o allá en el primer o el tercer mundo.
Siendo los músicos, activistas, artistas, gestores, etc. seres máquinas de observación, cuerpos territorios de un espacio construido de los tejidos de las músicas urbanas, de lo que logramos interpretar de lo que nos seduce de un mundo y una localización que ofrece y vende soluciones y mercancías, consumos y necesidades suntuosas que nos diferencian en vía de la feminización, la apariencia y la superficie, algo así como un prototipo de ser en las músicas “alternativas” (distinto al ethos paisa o colombiano: hombre de carro, casa, beca, buen trabajo y mujer de casa, hijos y conservadora), las cuales nacen de experiencias de seres interesados desde la afinidad social: política, estética o rutinaria, comunicar coherencia, diferencia y mezclas más que el lucrarse… y que con el tiempo, en el pasar del hacer asociado al proceso creativo, gráfico, técnico y demás de las músicas “de lo otro, la inclusión, la subjetividad singularizada”, me voy a un modelo comercializado, vertical y jerarquizado que obedece a las leyes y reglas de la ganancia, la fama y el mercado.
Allí tambalean los principios y la búsqueda ética, la música entra en contradicción por su multiplicidad y complejidad abigarrada en su trama callejera y ciudadana, se vive en tensiones permanentes con lo que se expresa en las líricas de las canciones de los discos, no se espera vivir de la música, pero tampoco suplir funciones que competen a los estados, a las sociedades, a los gobiernos locales y a la empresa privada. Se trata de insertarse con procesos plásticos, gráficos y creativos con y en el mercado, pero en general el que esta del lado de las culturas y su producción siempre sale perdiendo al ser utilizado, engañado y vulnerado por el sistema, las instituciones y los hombres y mujeres de cuello blanco.
Diana Avella y Evelyn. Antimili Sonoro. 2011. Ataque al sistema patriarcal.
Retorno a lo underground, el subterráneo, lo no regularizado y que aunque se vaya institucionalizando en el entretenimiento pertenece por siempre a las fisuras, escisiones del sistema: estrategias y manifestaciones colectivas no normatizadas de los que realizan las prácticas sub-versas y contra-culturales.
El underground está asociado a lo raro, a lo extraño, a lo fuera del estado, también se define como un proceso espontáneo. En Metrallo, el underground se relaciona más con lo subterráneo, entendiéndolo como una amorfidad que no implica dejarse de relacionar con el mundo, lo importante aquí es no dejarse encasillar y desde las redes, las músicas y sus manifestaciones ser críticos tratando de estar por fuera del sentido común.
Lo subterráneo se describe para nuestra ciudad y sus barrios en la resistencia contra el destino del ser, las leyes, la represión, la brutalidad, el militarismo, la estructura alienante, el machismo; a la vez que es una propuesta y un lugar de situarse para reflexionar y construir la autonomía y el mundo. Las culturas callejeras, las músicas urbanas extranjeras que nos hemos apropiado, la amistad como generador de los puentes y los diálogos, el vestuario y un discurso moldeado son algunas de las características que describen de manera general unas experiencias desde abajo, de relaciones horizontales en donde importa más el mensaje que la técnica y se privilegia la producción propia, la capacidad relacional y el hazlo tú mismo. Empero ¿Qué puede considerarse underground y subterráneo en Medellín ante una manipulación mediatizada y un disfraz en nuestros propios saberes para materializar los sueños cueste lo que nos cueste?
Las músicas mixturas de esquina, barrio y ciudad, de calle, ghetto y centro urbano se instalan en una negociación constante con el contexto, sin dejarse regularizar ante las visiones y propuestas que ceden en dicho trámite, pues en este lugar de hacer y decir se defiende una ética y una revolución personal, grupal que parte de las afinidades, las cuales en la mayoría de los cantantes, gestores, artistas, y agrupaciones está en proceso de definición y consolidación. Dichos nichos también son por ello siembre y semilla, “formación popular, etnoeducación y circulación” por fuera de lo oficial y las instituciones que lo representan –aunque much=s de los seres que desde la acción lo promueven no lo estén vinculando-.
Ahora, con muchos de los compañeros del territorio del diplomado hablábamos del presupuesto participativo y la gestión con la empresa privada como estrategias que utilizan, cooptan los principios de la relación de producción de sentido desde las músicas, lo autónomo, el antiautoritarismo y la desconfianza en estructuras del estado. Problematizando este realidad en la que se encuentran inmiscuidos muchas agrupaciones, crews, corporaciones, asociaciones hip-hop, pensamos que hoy el underground se ha transformado y que ya no sólo es el hazlo tú mismo sino el gestionarlo con otros sin perder el control y la autonomía de la obra, pues vivimos un proceso de hibridación donde la música con sentido político busca insertarse en muchos de los casos en un mercado empresarial como una manifestación cultural. Algunos raperos defienden que participar de PL y PP y de la inversión estatal en sus proyectos culturales no diezma ni oprimen sus intenciones o mensajes, permitiéndoles materializar usar y “recuperar” lo expropiado.
En estas discusiones de las músicas urbanas hemos esbozado dos criticas. De una parte se defiende que al priorizar y ejecutar dineros oficiales en escuelas, eventos, conciertos, festivales, piezas comunicacionales, etc., más que contradiciendo nuestras apuestas estamos ejerciendo nuestra participación y nuestro poder como ciudadanas y ciudadanos, ya que si no lo hacemos nosotros reconocemos que hay políticos y personas con mentalidades tradicionales y corruptas que criticamos, que desvían el dinero a sus intereses particulares y no para los grupos visibles que se manifiestan en la comunidad.
Vale decir que muchos de los procesos emprendidos por grupos de afinidad de jóvenes, hombres y mujeres tienen pocos lugares en donde asistir y oportunidades de financiación de sus proyectos. La critica a este complejo de situaciones y que ya se encuentra implícita en las apreciaciones de los que gestionan su cultura callejera con los entes y dineros públicos es que la corrupción, los resultados cuantitativos, los indicadores de proyecto y los resultados presentados en los medios de comunicación son simplemente una cortina de humo de una maquinaria de gobierno a la que los sonidos y la lírica de la música hechas en la periferia se oponen tácitamente, por no decir directamente. Es por eso que al hacer uso y gestión de estos recursos nuestras palabras que causan efectos en los cuerpos y las vidas entran en fricción y choque con visiones puristas y de la mixtura, en un mercado a medio camino entre la creación propia y la industria cultural.
De otra parte la mayoría de jóvenes, grupos, colectivos, cantantes, gestores culturales carecen de una capacidad critica y política, es decir, de una formación cualificada que les permita fortalecer la autogestión, la cogestión o gestión social musical con entidades, instituciones y otros grupos oficiales y no regularizados, esta formación o el interés de generar debates, mas que ejecutar presupuestos de actividades llevará a que los grupos de punk, las iniciativas audiovisuales, las escuelas de hip-hop, los gestores culturales del reggae tengan argumentos de peso que permita generar un reconocimiento de las diferentes culturas urbanas y acciones públicas en pro de sus quehaceres y rumbos, pues desde mi visión y organización de activistas se respira una apoliticidad, un cansancio por lo autogestivo y una ausencia por preguntarnos como queremos vivir.
Después de estas particularidades que ponen a prueba la construcción del underground de una ciudad -naturalizada en la violencia y la resolución del conflicto social por medio de las armas, el terror y la agresión- que se hace día a día en el espacio construido como problema de inspiración y desafío, nos permite decir que, además de todo lo anterior lo subterráneo es una percepción o manera que no se puede delimitar, que tiene que ver con el culto, con la rutina pero ante todo con la praxis, con una teorizacion en la experiencia del barrio, de la calle, de lo urbano, lo local y su relación con el mundo.
Es claro que un músico o una agrupación que se aleja de la música como entretenimiento y hits, se basa en principios humanistas, busca generar pensamientos, transformar, mostrar ángulos y puntos de vista no normalizados, estandarizados; de igual forma esta actitud da posibilidades como las de hacer y decir cosas que no hubieran pasado antes sin esta comunidad de sentido, la posibilidad de hacerme parte de, de difundir las ideas y sentirme parte de algo que transciende y deja un vestigio en la historia oral, urbana y glocalizada.
Música para comunicar, expresar, hacer denuncias, resaltar, condenar, atacar, liberarme de lo que me oprime, resaltando las subjetividades individuales y políticas. Es una opción de vida, de construirme como otro referente distinto al pillo, al panadero, al gerente, al ventero que en apariencia me libera de muchas dependencias. En síntesis es las forma en que cada persona ve y vive el mundo y por eso no podemos decir que el underground, las músicas callejeras son un concepto, una fundación o una definición inamovible, todo lo contrarío dentro de las comunidades hay conflictos constantes y a veces irreparables dentro del reconocimiento de la identidad de las y los otros como miembros, en sí, dentro del mismo subterráneo se genera pero también se lucha contra unos estándares institucionales por el tiempo y el vivir sometidos en un mundo de aburrimiento.
La Cultura como un sistema simbólico de valores, creencias y actitudes el cual es aprendido y compartido, un sistema que forja e influye a su vez las percepciones y el comportamiento de los seres humanos que viven bajo ella, es decir; se trató de mostrar cómo el capitalismo se apropia a través de la publicidad, la tecnología y las ciencias sociales -que son parte del acervo cultural- de las formas, expresiones y prácticas culturales, es decir; de la influencia de los medios o canales para hacer de la cultura y la creatividad gestión, emprendimiento y mercancía.
Lo anterior significa que hoy la cultura es vista como un proyecto, como algo que se termina, un producto o pieza gráfica/publicitaria, perdiendo sus principios de proceso colectivo, manifestación individual, colectiva consciente y que recurre a estrategias de memoria, apropiación, transmisión y resistencia por las y los seres humanos, los cuales en últimas los definimos como entes y cuerpos que emanan artes de hacer y de decir, enriqueciendo nuestras expresiones de vida, de cultura. Así que el reto mayor de la producción cultural y de las músicas urbanas es dejar de hacer por hacer arte por arte, buscando crear procesos que se auto producen, devienen, resisten, tiene pensamientos y se apropian.
Ante todo subterráneo, callejero, barrial, pues no existe músicas inspiradas en la calle sin el barrio, los barrios que la ciudad turismo, museo y apariencia no incluye en sus guías. Las vías, las carreras de los centros históricos y de las ciudades no serían la poesía urbana nacida del asfalto sin los desechos humanos rockerxs, punkerxs, metalerxs, hiphoperxs, activistas y artistas, que aún siendo los residuos del sistema colados en sus lógicas, la carne de cañón y las maquilas de la explotación y las violencias desde el anonimato, lo marginal, lo clandestino, los puntos de encuentro inflexionan e instalan en multidimensiones, la praxis integral en la edificación de música hechas de voces, ruidos, sonidos y mixturas urbanas
Nuestro grito no es sólo de horror. No gritamos porque enfrentemos la muerte segura en la tela de araña, sino porque soñamos con liberarnos. Gritamos a medida que caemos desde el peñasco no porque estemos resignados a ser despedazados contra las rocas sino porque todavía tenemos la esperanza de que podría ser de otra manera.
"Cambiar el mundo sin tomar el poder", de John Holloway
Inicios de un ensayo lírico. VHJD. Castilla Patria.
Vista del Jardin Botánico de Medellin Foto: Leonardo Jiménez
“La ciudad no es un artefacto o una
disposición residual.
Por el contrario, la ciudad encarna la
verdadera naturaleza de la naturaleza humana.
Se trata de una expresión de la humanidad
en general
y específicamente de las relaciones
sociales generadas por la territorialidad.”
Morris
Jonowitz, citado en Posmetrópolis, Edward Soja
Medellin Nocturna. Vista parque explora desde estacion del metro Foto: Leonardo Jimenez
Existen
muchas formas de narrar la ciudad. La ciudad para muchos es sinónimo de
progreso y de desarrollo humano, el cual se hace visible en el
perfeccionamiento de las edificaciones y en el mejoramiento de vías y de
servicios públicos. Para otros, al contrario, la ciudad es decadencia y
deterioro permanente de la vida humana. Aglomeración, caos vehicular, atracos,
prostitución e inseguridad caracterizan, según esta visión, al infierno urbano. También hay quienes piensan que cada ciudad es un eslabón de la globalización
planetaria. Así, la ciudad es fragmento de un todo alcanzable a través de los
medios virtuales de comunicación.
Panorámicas de Medellín Fotografía de Leonardo Jimenez 2010
La ciudad es riqueza, pobreza, contaminación,
jardines y paisajismo, parques temáticos, bibliotecas, transportes, violencia,
exclusión, orden, regulación, desorden, escuelas, universidades, burdeles,
moteles, hoteles, bancos, eventos, casas, urbanizaciones, deportes, etc… En lo
que concierne a la ciudad de Medellín todos esos discursos mostrarían rostros posibles y verosímiles de la ciudad
histórica y de la actual.
Panorámicas de Medellín Fotografía de Leonardo Jimenez 2010
Ahora bien, la ciudad que pretendemos comprender proviene de grandes transformaciones
sociales. Es así como, la
intensificación de la emigración de la
población rural hacia la ciudad, el aumento de la actividad laboral de las
mujeres en las empresas, el incremento de los ingresos familiares, la
adquisición de vehículos automotores y de electrodomésticos (neveras, estufas,
televisores, licuadoras, etc…) favorecen el desarrollo y el surgimiento de
espacios de consumo frenético y masivo.
El territorio simbólico de los valores intelectuales, gastronómicos,
militares, raciales, morales, económicos, políticos, espaciales y religiosos de
los antioqueños deviene en la ciudad de Medellín un plano dinámico de
subjetividad que constituye un campo de fuerzas que promueve fragmentaciones y
tensiones constitutivas del espacio social urbano.
Vamos a
estudiar esos múltiples rostros, muchas veces antípodas, como condición de
existencia de la ciudad actual y de la formación geohistórica de la ciudad de
Medellín. Nos proponemos investigar, desde un marco teórico y conceptual
amplio, la diversidad de escenarios socioespaciales que constituyen una ciudad
que, al participar de la racionalidad difusa que evocamos en la justificación,
es moderna porque desvanece su unidad como totalidad para hacerla prevalecer
como tensión múltiple y problemática.
Barrio Nuevo horizonte comuna 1 Medellín Mayo del 2011. Fotografía: Leonardo Jiménez
El
Concejo de Medellín aprobó en primer debate el Proyecto de Acuerdo que da vida
al Plan de Desarrollo 2012 – 2015 “Medellín, un Hogar para la Vida”, el cual
está fundamentado en dos pilares: la Vida como valor supremo y la Equidad para
lograr una sociedad más justa.
En la
sesión, a la que asistieron los miembros de las comisiones Primera y Segunda
del Concejo de Medellín, los ponentes realizaron exposiciones de cada una de
las cinco líneas del Plan, con recomendaciones para mejorar la carta de
navegación que guiará los destinos de la ciudad en los próximos cuatro años.
La
presidenta de la Comisión Primera, Aura Marleny Arcila, destacó que el Plan de
Desarrollo se fundamenta en una sociedad que valora y respeta la vida y busca,
en general, una sociedad menos desigual. Por su parte, el presidente de la
Comisión Segunda, Carlos Mario Mejía, expresó que lo mejor de la formulación
del Plan fue la democratización del mismo, pues la ciudadanía en pleno se volcó
a participar en la estructuración del contenido.
Durante
el mes de mayo, el Concejo Municipal lideró, con el apoyo de la Alcaldía de
Medellín, un total de 30 sesiones y dos grandes foros, a los cuales asistieron
más de 7.000 personas. En marzo, el Consejo Territorial de Planeación realizó
jornadas de participación ciudadana (con grupos sectoriales, poblacionales y
territoriales), las cuales lograron una asistencia superior a las 7.500
personas.
El Plan de Desarrollo 2012 – 2015 “Medellín, un
Hogar para la Vida” contará con un presupuesto de 14,5 billones de pesos para
el cuatrienio, recursos que serán invertidos en programas y proyectos que
beneficiarán a las familias de Medellín.
A pesar de la violencia y el conflicto social que
padecemos en la actualidad, los habitantes de las laderas de Medellín seguimos
caminando en torno a la construcción del Plan de Desarrollo Municipal (PDM) 2012-2015.
Camino que venimos labrando hace muchos años en la construcción participativa y
consciente de nuestros Planes de Desarrollo Comunales y Corregimentales y que
fueron inscritos como anexos en el programa de gobierno del alcalde Aníbal
Gaviria.
Sin embargo en la actualidad no evidenciamos
ninguna inclusión de nuestras propuestas en el PDM, las cuales han sido puestas
en el debate en los diferentes espacios de discusión ante las respectivas
instancias encargadas de realizar recomendaciones y sugerencias a dicho Plan:
en febrero, estuvimos reunidos los Equipos de Gestión de los Planes de
Desarrollo Local en el salón del diálogo de la Alcaldía, con el entonces asesor
Álvaro Berdugo (ahora Director de Planeación Municipal) y con algunos
funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social, además de participar en
diferentes espacios comunales y zonales donde presentamos las propuestas.
Durante el mes de marzo, participamos activa y
propositivamente en los diferentes foros realizados por el Consejo Territorial
de Planeación (CTP) donde se abordaron temas como Vivienda y Hábitat, Población
Desplazada, Mujeres, Cultura, entre otros. El CTP entregó su concepto
incluyendo las propuestas de la comunidad, pero tampoco fueron tomadas en
cuenta. En mayo participamos de las diferentes sesiones descentralizadas del
Concejo en nuestras comunas, y también nos movilizamos en la sesión donde se
discutió el tema de la vivienda y el hábitat.
Este proceso de participación y movilización es una
iniciativa totalmente comunitaria en la que no tiene nada que ver ningún
partido político, por el contrario es un esfuerzo por construir otro tipo de
política a la que tradicionalmente ha tenido el país, una donde la relación
elegido-electores cambie, y se comience a ver a las comunidades
como parte fundante y esencial del sistema político. Nuestras
motivaciones no son dádivas ni contratos, es el anhelo de construir un
buen vivir en nuestros territorios, donde la dignidad se convierta en una
constante que reemplace la profunda inequidad que nos azota.
Estamos inconformes con el PDM, nuestras propuestas
no quedaron incluidas en lo fundamental del Plan, y el ejercicio participativo
parece ser más bien demagogia que democracia. Con la participación legitimaron
el proceso, debido a los encuentros y debates tan numerosos donde fuimos los
que convocamos, pero sólo resultamos siendo cifras, no hubo una real inclusión.
Tampoco vemos con buenos ojos que diez días antes
de aprobarse el Plan, la Administración cambie el director de Planeación, quien
era el que había estado presente en los debates con las comunidades. Todo esto
parece indicar que nuestro tiempo invertido se perdió y como siempre la
comunidad participa pero el gobierno es el que decide.
Es por ello que decidimos movilizarnos hoy 30 de
mayo, cuando el Concejo está aprobando el PDM 2012-2015, ya que si ellos no nos
escuchan, las comunidades seguiremos defendiendo nuestras propuestas, que son
las rutas de gestión para la solución de las necesidades de la población y la
superación de la inequidad.
Los presupuestos asignados al tema de mejoramientos
y vivienda nueva en el PDM son muy escasos, no superan los 250.000 millones de
pesos y no alcanzan a cubrir los problemas de déficit cuantitativo y
cualitativo de vivienda en Medellín; los recursos de la ciudad se invierten
mayoritariamente en el sector del poder económico y privado y no en las
comunidades, no en la población. Una prueba de esto es que la Administración
anterior invirtió 400.000 millones en Autopistas de la Montaña y 150.000 millones
en el puente de la 4 Sur.
Por lo anterior, exigimos mayores recursos para
vivienda y hábitat, y la implementación del Plan de mitigación del riesgo, que
son las necesidades más sentidas de las comunidades. Debe incluirse además, el
mínimo vital de agua potable para toda la población de estratos 1 y 2 y la
aprobación del mínimo vital de energía, que fue una promesa electoral de este
gobierno. También planteamos que se debe tener una mayor inclusión de las
mujeres y de la población desplazada en dicho Plan.
Frente al logo de la
Administración “Cuéntanos tu idea al Plan”, queremos decirles que desde las
comunidades no nos basta con contar una idea, nosotros planteamos propuestas y
exigimos soluciones, y estamos convencidos de que el Plan no debe ser un acto
de buena fe del gobierno, sino fruto de la concertación política.
Proponemos una “Mesa de
diálogo y concertación” entre las comunidades y la Administración municipal,
donde se garantice una real participación de la población, debatiendo
problemáticas de fondo y no de forma, y decidiendo no solo sobre los programas
y proyectos sino también sobre los recursos, que son nuestros. Los proyectos
como los PUI, los planes parciales y en especial el Cinturón Verde se deben
construir de la mano con los Planes de Desarrollo Locales, y no al amaño de
firmas constructoras o tecnócratas que no conocen nuestro territorio y hacen
sus planes desde los escritorios.
Compartimos con ustedes la Acción de Movilización de las
Comunidades de las Laderas de Medellín,
en protesta por la no inclusión de sus
propuestas en el Plan de Desarrollo de
Medellín 2012 - 2015. Fotografías de
Lizeth Palacio y Kelly Gómez . 30 de
Mayo 2012. Clic Aquí