Cátedra Grandes Debates de la Cultura Contemporánea
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NARRATIVAS, INTERDISCIPLINARIEDAD E INVESTIGACION
Crónicas urbanas
Con la copa en la mesa. Foto: Juan Fernando Hernández. |
En la época de la colonia era común que
los españoles llegados, fuesen recibidos por una familia ya afincada en estas
tierras americanas; de esta forma el recién llegado no se instalaba solo y
decía pertenecer a la casa de la familia que lo acogía. Esta forma de
organización que excluía el habitar a solas como opción, a la vez que permitía
un control por parte de las instituciones coloniales.
En la sociedad colonial el temor a la
soledad era común entre las mujeres jóvenes pertenecientes a familias nobles,
quienes al no encontrar pareja de su misma casta debieron enfrentar la soltería
o la vida conventual. Estas formas de habitar en compañía suponían un efectivo
control social, moral y político de todos los habitantes de la aldea. Y con
algunas excepciones la Villa de La Candelaria, fue una de las ciudades donde
menos personas habitaban a solas, tal como lo indican algunas fuentes.
Durante el siglo XIX los hombres y mujeres solitarias, era vistos como
fracasados. El ideal de la vida era la convivencia en familia. Especialmente
después de mediados del dogma de la Inmaculada Concepción, los ideales de “ama
de casa” y “hombre de familia” se consideran la realización de todo aldeano.
Después de la década de los años cincuenta del
siglo XX, por diferentes circunstancias, surgió una nueva y compleja gama de
habitantes solitarios como consecuencia de una serie de factores relacionados
con la urbanización y el acelerado crecimiento demográfico, que conllevo a su
vez al despliegue de cambios de hábitos y valores, así como a las distintas
formas del sobrevivir.
Aún en nuestra era digital y de las relaciones
virtuales algunas viejas representaciones urbanas del habitante solitario:
hombres y mujeres, solterones y solteronas de mustio aspecto y pelo encanecido,
cuyo ambiente doméstico olería a rincón viejo, seres a quien todos intentarían
evitar para no contagiarse de su soledad, hombres solos de dudosa sexualidad
que recibían extrañas visitas masculinas en su domicilio, solteronas con olor a
naftalina y múltiples manías que parecerían ocultar un terrible secreto. Ellos
eran los “biatos” y “biatas” paisas, palabra con la que se bautizó durante
algunos años aquellos que vivían a solas y no se casaban. Estas personas
consideradas “amargadas” de solemnidad causaban a todos una terrible curiosidad
sobre su vida sexual y sus manías.
De otro lado, a medida que finaliza el siglo XX,
con el auge de la construcción de apartamentos en altura, los homosexuales
ahora llamados gays, encontraron en los edificios un lugar para morar en el
anonimato. Asimismo el heterosexual soltero y solitario acomodado de la ciudad,
pudo distinguirse de los menos afortunados y su morada recibió el ostentoso
título de “apartamento de soltero”
Milenarias
brujas solitarias y solteronas desesperadas
En la cama. Foto: Juan F. Hernández |
En la edad media muchas mujeres solitarias con
conocimientos sobre el poder medicinal de las plantas fueron satanizadas por el
cristianismo y quemadas en la hoguera. Este temor, aún está presente en
determinados contextos sociales y culturales donde la soledad de algunos es la
intriga de muchos.
El 30 de agosto del año 2012, algunos habitantes
de una vereda en el municipio de Santa Bárbara (Antioquia) irrumpieron en horas
de la noche en la morada de Berenice Martínez, única habitante solitaria de
aquella vereda, después de golpearla los vecinos la quemaron viva. Las razones
expuestas por los atacantes para justificar este brutal acto fueron que
Berenice practicaba la brujería y que los males de los habitantes de la vereda
provenían de los maleficios de la solitaria mujer.
Mujeres solas como Berenice siguen siendo
acusadas de brujas, de relacionarse con los secretos del mal y de la noche.
Sólo basta con saber el horario y canal precisos, para poder observar en la
televisión las escenas de la famosa vecindad de El Chavo, comedia del libretista y actor mexicano Roberto Gómez
Bolaños. Allí está doña Clotilde, la
bruja del 71, solterona desesperada en busca de marido, tratando de seducir
a su vecino Don Ramón mediante el obsequio de un pastel. Poco se sabe del mundo
doméstico de doña Clotilde, aunque algunas veces se le ve ir al mercado con una
canasta. La presencia de la mujer mayor y solitaria en la vecindad causa temor
y curiosidad entre los niños, los cuales la perciben como un ser extraño en su
soledad doméstica.
Ese temor, aparece en la antigua soledad de las
brujas en los cuentos de hadas. La anciana en su pequeña casa de chocolate en
el bosque, a la cual llegan los niños Hansel y Gretel. El universo de la
anciana se oscurece con la terrible práctica de su canibalismo, todos los
objetos dispuestos en su morada parecieran no tener un fin únicamente
doméstico, sino que representan los insumos para urdir lo maligno y lo oscuro.
El mismo caldero donde se cuecen los alimentos, las yerbas, los frascos con
pócimas y menjurjes, los animales domésticos y aún las prendas de la mujer
tienen un carácter sombrío. Su soledad ha tocado sus objetos y éstos, como
ella, están ungidos de la ausencia, coexisten con su dueña en el lado oscuro
que es la intimidad satanizada de la morada.
Compañía virtual: ¿La soledad asistida o el fin de la soledad?
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Juan Fernando Hernández en su apartamento. Foto: Pepe Navarro. |
La creciente urbanización, la
independencia de la mujer, el aumento de la esperanza de vida, la pugna por
nuevos valores en los que se incluyen los derechos sexuales y reproductivos,
son algunos elementos que han contribuido al aumento de personas que habitan
solas. A lo anterior se le suma, además, el desarrollo de la tecnología y en
especial el perfeccionamiento de los dispositivos y medios de comunicación.
Paulatinamente durante el siglo XX y comienzos del XXI, la voz y la
presencia de las multitudes se fueron instalando poco a poco en las moradas de
los habitantes solitarios. El teléfono, la radio, la televisión, el transistor
portátil, el computador, el teléfono celular, el smartphone, entre otros
aparatos, fueron haciendo su aparición en los espacios domésticos.
Internet y sus redes sociales han hecho posible a los habitantes
solitarios compartir desde el hogar con todos. El habitante solitario ya no es
extraño, especialmente si desde la íntima soledad de su hogar puede chatear con
sus amigos, compartir constantemente sus fotografías y videos con éstos y su
familia mediante el instagram, Facebook, skype, comentar un tema actual en su
cuenta de twiter, estar conectado constantemente a una red de amigos,
familiares conocidos y desconocidos a través de su smartphone, así como tener
relaciones sexuales virtuales desde su computador personal.
De nuevo se evidencia una paradoja en la cual el habitar a solas ha
ganado terreno en cuanto a su visibilidad como forma de habitar; pero a cambio
de ello la soledad en su morada y sus actos son asistidos por otros
constantemente gracias a la tecnología. ¿Es la soledad asistida o el fin de la
soledad?
En las últimas décadas del siglo XX y durante los
primeros años del siglo XXI, la palabra “hogar unipersonal” toma importancia en
Colombia debido al creciente número de personas que viven solas. Según los datos del censo del año 2005, en Colombia cada vez aumenta más
el número de habitantes solitarios.
Actualmente
gracias a las nuevas necesidades de la economía y el mercado laboral ávido de
profesionales libres y sin compromisos las palabras biatos y biatas se han
desdibujado y en su lugar resplandece el término “independientes”, calificativo
con el que se designa la soltería y la soledad como un triunfo sobre el común
de los mortales que eligieron el habitar con otros. Aun así los individuos que
no pertenezcan a un grupo familiar con el cual cohabiten son susceptibles de
ver vulnerados muchos de sus derechos como ciudadanos.
El
hogar unipersonal, es decir el vivir a solas gana terreno cada día frente a los
hogares compuestos por grupos familiares. La soledad ha llegado acompañada de
un afán de juventud eterna, la parafernalia tecnológica, y los amores fugaces y
sin compromisos, donde las promesas de amor eterno parecieran no ser otra cosa
que un absurdo atentado contra la libertad personal.
Nota del autor: este escrito es solo una pequeña parte de un próximo libro que saldrá este año y que trata el tema de la soledad y la gente que vive sola en esta ciudad. El libro es el resultado de mi tesis de maestría.
Juan Fernando Hernández.
juferh@yahoo.com
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NARRATIVAS, INTERDISCIPLINARIEDAD E INVESTIGACION
Nos robaron los pulmones verdes
Darío Ruiz Gómez
Creo que en medio del infierno vehicular que diariamente debemos
padecer los habitantes de esta ciudad seguimos constatando entre estupefactos y
conmovidos que nos han expulsado de la ciudad donde nacimos, donde llegamos a
crear afectos que creímos imperecederos y donde llegamos a caminar por calles
que recordadas desde este vértigo actual nos parecen sacadas de un sueño sobre
otras ciudades que el cine nos dio o sea no algo que se relaciona directamente
con nuestra experiencia sino imágenes que logramos forjar en un intento de no
perecer arrastrados por las ruinas del futuro.
Lo primero que hizo el tranvía
que mi adolescencia disfrutó fue crear a
su paso un paisaje acorde con sus recorridos para que el pasajero pudiera
entregarse al arte de la ensoñación y para que desde los antejardines o las
ventanas de las casas la mirada de una desconocida lograra secretamente
consolarlo mientras regresaba a casa. Lo primero que hicieron los “diseñadores”
del actual tranvía fue destruir el paisaje histórico que aquel tranvía había
dejado como herencia, pusieron a funcionar el ángel de las ruinas, destruyendo
lo que el tiempo había logrado consolidar. Observo la fachada agredida de una
manzana y lo que veo es más que elocuente: entre la puerta y las ventanas, el
nombre de un colegio, y flanqueándolo, tres moteles baratos. ¿Cuántos de ellos se
diseminan agresivamente al lado de bares sucios en un área calificada como
sector de vida universitaria? Me detengo a mirar el trazado de la línea del
tranvía y creo estar viendo la desolada
carretera que atraviesa un desierto norteamericano. Todo el tráfico fue
desviado por Bomboná convirtiendo esta calle en un infierno imposible de atravesar
y donde la vida del vecindario ha desaparecido en aras de un objeto
abstracto cuya única función será turística.
Agredida la vida barrial y universitaria, la presencia de la delincuencia se
pone de manifiesto en un pestilente olor a ordinariez, la tranquila belleza de los lugares por donde
caminaba el transeúnte han sido desalojados por este barullo. Si el sector
había logrado desarrollarse conservando una escala humana inesperados y feos
edificios han roto groseramente esta escala. ¿Cuántos años lucharon las Juntas
de Vecinos para que se impidieran estos desafueros propiciados por funcionarios
y negociantes inescrupulosos? ¿Para que La Playa y sus cercanías no fueran
invadidas por esta basura agresiva? “Darío, me dice Elkin Restrepo ¿Tú has visto
una ciudad más fea que Medellín?” Y le recuerdo la conclusión de Francois Choay
después de recorrerla alucinada: “Esta no puede ser una ciudad”
¿Cómo pedirle belleza a quien detesta la belleza o la
considera como algo superfluo? La destrucción de Medellín se inició hace treinta
años con la permisibilidad sobre los usos mixtos gracias a la cual se
concedieron licencias de funcionamiento a toda clase de chazas, burdeles, casas
de juego tal como se produjo a lo largo de la Avenida Juan del Corral, de las
calles Argentina y Bolivia, Perú, Boyacá, expresión del poder del hampa organizada y posteriormente de un
populismo que fue arrasando con el Centro y los distintos barrios. Si hubo dos
o tres generaciones de grandes arquitectos que desde los años treinta crearon
una noción de ciudad, la presencia de una gran arquitectura, una idea de
planeación y de paisajismo urbano, una estructura vial adecuada a los derechos
del peatón ¿Cómo nos robaron los pulmones verdes, las aceras y nos fueron
confinando en edificios en altura sin
una vida cívica tal como se hizo con El Poblado? ¿Cómo nos robaron los espacios
comunales mientras ha crecido la miseria y el intercambio social ya no existe?
Geografías del miedo, segregación, una generación de arquitectos funcionarios
que destruyeron toda idea de ciudad. Un Centro Comercial no es una ciudad.
¿Cómo nos robaron los pulmones verdes, las aceras y nos
fueron confinando en edificios en altura sin una vida cívica tal como se hizo
en El Poblado?
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Castilla: Poblamiento y territorio
Reconocer la importancia de los archivos
fotográficos como acervo documental y bien patrimonial, ha sido el punto de
partida del estímulo a la creación que se convirtió en esta publicación. Después de un ejercicio de selección minucioso,
acompañado de un tratamiento simple, buscamos capturar un pasado histórico
cercano. Asimismo, acudimos a esos archivos familiares, personales y de
colectivos que han conservado -o recuperado- estas imágenes como elemento de
memoria de los procesos de la vida local y la historia barrial; y, finalmente,
hemos presentado las fotografías que nos hemos topado en la investigación y
realización del documental Vivencias del
barrio. Memorias y familias de Alfonso López, Boyacá y Castilla. 1950 – 1980.
En este ejercicio visual, reconstruimos la historia de la comuna 5 de
Medellín. La que en un momento fue propiedad de la familia Cock y lugar de
paseo de familias adineradas de Medellín a El Castillo, pasó, luego, a ser
espacio de habitación y convivencia de una comunidad migrante del campo, que
conformó la masa obrera de la ciudad. Por lo tanto, Castilla la grande es un
área generadora de historias, recuerdos y memorias para quienes fueron pioneros
de su territorialización y se establecieron como moradores, extendiendo su
progenie por más de cinco generaciones de hijos y nietos que, en su mayoría,
aún habitan estos barrios.
La fotografía, precisa y, a la vez, poética, simbólica y documental, da cuenta de la parte y del todo, sin tener que explicar necesariamente con palabras cada argumento, porque en cada mirada, en cada imagen congelada, hay un mundo en el cual se despliegan nuestras visualidades. El interés está siempre en dejarnos acariciar y sobrecoger por ellas, dejarnos afectar, compartir recuerdos de vida, hacer de la memoria un fundamento de nuestra humanidad; una experiencia estética de memoria presente y viva para intervenir nuestro futuro.
Así, llegamos hasta las personas y a ese microcosmos de intimidades que son
sus hogares, para compartir espacios intergeneracionales, en los cuales pasamos
de los álbumes a las conversaciones, a esos relatos que reivindican la oralidad
como modo de transmisión de historias, en los cuales los abuelos, esos adultos
sabios de nuestras comunidades, fueron dibujando con sus palabras un pasado de
luchas para la conquista definitiva de su territorio, de nuestro territorio, a
partir de esas imágenes congeladas que emocionan y transportan a otros tiempos,
a otras vidas.
La memoria es resistencia y el barrio es resistencia e
inspiración porque, pese a los destinos de las urbes contemporáneas que los
condenan a desaparecer, a través de la historia, las imágenes, los afectos, las luchas, las
remembranzas, vivimos, de nuevo ese espacio que se sigue construyendo en
conjunto.
Para descargar las piezas gráficas y algunos productos en digital, dar clic aquí
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Castilla: Poblamiento y territorio
Barrios que inspiran es un libro sobre cultura local, historia barrial y
visualidades de ciudad a partir de la realización de una investigación de
archivos fotográficos de la Comuna 5 - Castilla.
En Barrios que inspiran la imagen como
realidad y documento histórico está al centro. Aquí nos enfrentamos a un género
híbrido y expandido de las artes pues mezclamos investigación acción con la
comunidad para con objetos como las fotografías, traducirlos en otros productos por medio del diseño, experimentando creaciones artísticas,
gráficas y visuales con los relatos y memorias que han forjado la identidad
barrial colectiva.
En la publicación, la
cual concebimos sea impresa y digital, iniciamos con un ejercicio que nos
presenta el período de los años 40’s, ya que se cree que de esta época datan
las primeras imágenes de la zona. Luego, iremos avanzando cronológicamente con
las imágenes de archivos de bibliotecas y de familias para contar las décadas
del 60, 70 y 80’s, claves en el poblamiento de este territorio. Continuaremos con
otros archivos visuales de académicos y grupos culturales que le han apostado a
la recuperación de la imagen fotográfica de Castilla y que van desde los años
80’s hasta el presente; para finalmente terminar con una muestra de las
familias que participaron, las imágenes de los barrios y la comuna que se
recorrió en este obrar durante el 2015.
Les invitamos a la
socialización de este estímulo a la creación en artes visuales que presenta
fuentes documentales para la memoria histórica y cultural de la zona
noroccidental.
Para conocer y descargar el resumen del proyecto, dar clic aquí
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