Crónicas Urbanas

Bajo un esplendoroso cielo de verano

El sol había huido. La noche solemne ocupaba ya su lugar. Los niños se separaron, yéndose cada cual, sin saberlo, según las circunstancias y el azar, a madurar su destino, a escandalizar a sus prójimos y a gravitar hacia la gloria o el deshonor. (Charles Baudelaire, Las vocaciones)

Señor Rendón. Archivo privado.
En la casa del fundador de la funeraria Rendón, - José De Las Santos Rendón y su esposa María Gabriela Rave-, las comidas siempre se sirvieron en su tiempo, las palabras adecuadas se dijeron en el momento preciso, en la superficie de los objetos jamás se acumuló el polvo, ningún pensamiento llegó a la mente sin meditación, y ni la más mínima de imperfección en los modales ofendió el gusto de las visitas.

Eran entonces días luminosos que irradiaban frescuras en las paredes, en los muebles y en los objetos. Las costuras siempre debidamente dobladas sobre la Singer. Bifloras, besos y novios reventando a colores en el patio; ese mismo patio en el que años más tarde, vendrían a correr los nietos, reafirmando, con sus juegos infantiles, la continuidad de la estirpe Rendón.

Uno de esos inquietos nietos era Guillermo Ángel Rendón, hoy escritor y profesor universitario- más conocido como Memo Ángel-, quien recuerda la forma en que su abuelo, José De Los Santos Rendón, concibió la casa: la fachada de la casa que construyó mi abuelo, hace parte de unos diseños que trajo el maestro Pedro Nél Gómez de Le Corbusier, y aquí los deformaron resultando un rarísimo eclecticismo”.

Fachada Casa Rendón - Barrio Prado. Fotografía Juan Fernando Hernández.
El profesor Guillermo Ángel recapitula su pasado infantil, al interior de la casa de sus abuelos, en el barrio Prado, donde sus tías al igual que su madre, cruzaron una a una, el día de la boda, el umbral de la puerta de la calle, rumbo al altar. Igualmente dibuja en sus palabras, momentos de una infancia candorosa al lado de sus amigos, “la barra de Belalcázar”. Horas de la niñez en el barrio, entre los sótanos de las casas donde, al lado de sus amigos, invocaban espíritus y lucubraban cuentos de terror. La mirada apacible de la vecina polaca quien le regaló su primera máquina de escribir.  

Aura Rendón. Foto Rodríguez. Archivo privado
Su memoria olfativa percibe incluso el olor del campo, que se respiraba en las casas los domingos, cuando su familia y los vecinos regresaban de sus fincas; son las frutas recién cortadas, la tierra de capote para las matas, los lácteos y comidas campesinas. Rememora rostros con la huella del sol en las mejillas doradas, como rastros felices de un fin de semana.

Mister Antioquia, Arturo Rendón.
                                                                                                                                                                                                Marta Ángel, su hermana, comenta: en mi familia hubo muchos artistas, especialmente pintores y escritores; acto seguido enseña la foto de una hermosa dama; se trata de su tía materna, la pintora Aura Rendón, quien también ejerció como profesora: mi tía Aura y mi madre eran hermanas inseparables, Cuando murió mi mamá, mi tía Aura dijo que se iba detrás de ella, y efectivamente a los pocos meses muere mi tía. 

Hacen parte también de estos tesoros fotográficos la imagen de sus abuelos en el patio de la casa, el matrimonio de su tía Maruja Rendón con el joven Miguel Monroy. Mister Antioquia, Arturo Rendón, al lado de su hermana Eugenia, posando igualmente en el patio de la casa.

Maruja Rendón con el joven Miguel Monroy
Esa misma puerta, en la que se despidieron los hombres y las mujeres Rendón Rave el día de su matrimonio. Puerta que despidió también los despojos mortales de María Gabriela y José Rendón. Con el tiempo sus hijos venderían la casa.

Hoy, la casa que con tanto amor construyó para su familia José De Los Santos Rendón, es un inquilinato como otros en el barrio Prado, los chicos de la pueril barra de Belalcázar se fueron igualmente uno a uno en busca de su albor o sus tinieblas.

Ahora cada inquilino cocina en su habitación, en fogón de petróleo o gas; ingiere sus alimentos en el tiempo que desea; se volvieron mudas las palabras adecuadas, La ceniza del olvido se instaló en los rincones; los modales se tornaron gestos de indiferencia. Donde antes existía un baño de inmersión, hoy se encuentra unas escalas que conducen a un laberíntico segundo piso, en el que se construyeron nuevos cuartos de alquiler.

Interior Casa Rendón, hoy inquilinato. Fotografía: Juan Fernando Hernández.
Un ángel guardián, con una de sus alas rotas y sin una de las manos, cuida un pequeño niño que levanta sus brazos y al cual le falta un pie. Ángel y niño otrora adornaron el baño de inmersión. Ya sin pileta, reposan sobre uno de los muros del segundo patio de la casa. Sus siluetas renegridas y deterioradas, se perfilan bajo un esplendoroso cielo de verano.

 Ángel y niño. Fotografía: Juan Fernando Hernández.
(Para los niños – que fueron los hermanitos-, Ángel Rendón: Guillermo, Marta, Jaime y Francisco)
Juan Fernando Hernández
Juferh@yahoo.com

Los Planes de Ordenamiento Territorial según el DNP



Por: Instituto de Estudios Urbanos, IEU.

Wolfgang Sterneck. "Ciudad Bolívar Bogotá".
Bogotá D.C. 11 de junio de 2013. Con la participación del Subdirector de Vivienda y Desarrollo Urbano del Departamento Nacional de Planeación, DNP, Augusto Pinto Carrillo, de la Directora Departamental de Planeación de la Gobernación de Antioquia, María Eugenia Ramos Villa, del Secretario Distrital de Planeación de Bogotá, Gerardo Ardila Calderón, del Coordinador del Plan de Ordenamiento Territorial de la Alcaldía de Pereira, Luis Fernando Montes Posada, y de los profesores y expertos de la Universidad Nacional de Colombia Edna Bonilla Sebá y Humberto Molina, desde sus roles de moderadores y comentaristas, el debate “El ordenamiento territorial ante la crisis del gobierno urbano”, realizado el pasado miércoles 22 de mayo de 2013, por el Instituto de Estudios Urbanos, IEU, permitió desarrollar una reflexión académica y técnica e iniciar un modo de evaluación pública sobre el sentido del instrumento POT en estos primeros doce años de existencia como herramienta para el ordenamiento territorial de las ciudades colombianas, y su futuro.

Durante el debate resaltaron como temas recurrentes en las intervenciones de los panelistas lo referente a la autonomía municipal en materia de ordenamiento territorial, la articulación de los diferentes niveles territoriales, que luego de doce años de implementación de la Ley 388 de 1997 sigue siendo un problema fundamental en el país, los factores coyunturales, el tiempo, la continuidad de las políticas y la incidencia de los cambios de administración sobre la implementación de la ley, con el alcance y las perspectivas con que fue creada.

“La Ley 388 de 1997 no se ajustó a los municipios pequeños”.

 Ana María Pineda Piedrahita. "Paisaje".
Augusto Pinto, Subdirector de Vivienda y Desarrollo Urbano del Departamento Nacional de Planeación, destacó la importancia de la Ley 388 de 1997 dentro del contexto colombiano, señalando que es una ley bien intencionada, que tuvo el gran reto de pretender ordenar el territorio de las municipalidades, algo que hasta 1997 no se había hecho en el país. Llamó la atención además sobre la necesidad de dar esta mirada retrospectiva sobre los POT con la rigurosidad adecuada para una fase tan temprana de implementación (12 años) “Le cargamos demasiada responsabilidad a los POT. La experiencia internacional nos muestra que países que llevan 100 años trabajando en esto, todavía se inundan, todavía no consolidan sus territorios, todavía tienen problemas de movilidad. El territorio se va modelando en el tiempo y el ordenamiento territorial y sus instrumentos deben ser muy comprensivos de esos cambios.”

Identificó como un problema para la eficacia en la implementación de la Ley 388, el tiempo y la continuidad de las políticas de cada administración territorial, al respecto afirmó “Tanto el tiempo como las decisiones políticas o el factor político se convierten en, entre comillas, los enemigos más importantes del ordenamiento territorial, de los POT.” Destacó cómo la incidencia de los POT en el mercado de suelos colombiano durante estos doce años se traduce en políticas públicas de nivel local y nacional, e hizo una reflexión autocrítica sobre el papel del Departamento Nacional de Planeación dentro del proceso de evaluación de la implementación del POT, reconociendo que podría ser un poco más riguroso, pero a la vez preguntando qué están haciendo los municipios para evaluar su Plan de Ordenamiento Territorial.

Finalmente, el doctor Pinto se refirió al presente y futuro del instrumento, señalando que éste tiene aspectos en su estructura que se podrían aún revisar, evaluar y corregir “Trae cosas que eventualmente en lo estructural de la ley y de los POT a lo mejor se han podido manejar, pero eso no lo está diciendo es la experiencia. En ese momento no lo sabíamos. Pensábamos que el instrumento iba a ser buenísimo. Pero la Ley en ese sentido podría ser nuevamente pensada para efectos de que hagamos las cosas más fáciles para quienes eventualmente les queda más difícil aplicarla.”

En términos generales sobre la eficacia del POT en sus doce años de existencia dijo “(…) las grandes ciudades vamos bien, tienen la capacidad, tienen los recursos. Las ciudades intermedias, eventualmente ahí comenzamos a tener problemas. No tienen la capacidad, no tienen la misma información, los mismos recursos. Y la gran proporción de municipios pequeños, donde la ley yo creo que realmente no está cumpliendo, porque tal vez ese vestido que se diseñó desde la ley, no le ajustó. O tal vez no fue tan diseñado a su medida.”

Parqueaderos, ubicación de la prostitución y mezcla de suelos, los temas polémicos de la propuesta de POT para Bogotá.

Juan José Ortíz. "Paseo inmoral por Bogotá". 
El Secretario de Planeación de Bogotá se declaró sorprendido de los temas que han cobrado relevancia en el proceso de discusión del POT en la ciudad. Durante su intervención se refirió específicamente a tres: Parqueaderos, ubicación de la prostitución, y la mezcla de usos del suelo o lucha contra la segregación.

Sobre el primero señaló que han recibido muchas críticas por su propuesta de poner un máximo al número de parqueaderos en las construcciones y que aunque la administración no puede prohibir la compra de carros si puede dificultar su uso con políticas que apunten a cambiar las costumbres, enfatizó “Nosotros no podemos estar de acuerdo en que el mayor porcentaje de la ciudad esté dedicado al cuidado del carro, y no al cuidado de la gente. Y a que tengamos que pensar permanentemente en autopistas urbanas para que los carros se muevan más rápido y para que lleguen más lejos y la gente qué, qué hacemos con los peatones.”

Al referirse al polémico tema de la organización de los lugares de prostitución que incluye la propuesta de POT reiteró “Yo creo que esa preocupación con la prostitución forma parte de la visión que tenemos de la sociedad. La sola deformación de que hubieran pensado que habíamos dicho que íbamos a permitir la prostitución en Unicentro, que esa fue la manera como lo publicó el periódico El Tiempo, eso ya de entrada muestra todo un imaginario sobre la ciudad y sobre el gobierno.” Agregó además que lo que está planteando la administración es generar mejores condiciones de calidad de vida para las personas que están en esta actividad y generar condiciones de seguridad.

Sobre la propuesta de mezcla de suelos, que también ha generado opiniones encontradas en la ciudad, llamó la atención sobre las fuertes reacciones encontradas en las comunidades alrededor del Parque de La Hoja cuando se planteó la idea de poner en esa zona vivienda de interés prioritario, y sobre el requerimiento que se le está haciendo a la administración de ampliar la cárcel de menores “Me toca hacer una serie de decisiones sobre la cárcel de menores, y a mí me cuesta trabajo (…)Y yo sé que lo voy a terminar firmando porque me toca. Pero yo me pregunto, cómo es posible que una ciudad como Bogotá invierta recursos tan grandes en ampliar la cárcel de menores cuando debería estar educando a esos niños y no condenarlos a la cárcel.”

Finalmente concluyó que los temas de ordenamiento territorial no son temas simples, y que por el contrario son temas que cuestionan la cultura, la manera de concebir la vida y de concebir las relaciones. Afirmó creer firmemente en “que la Ley 388 contribuyó a darnos la posibilidad de debatir sobre eso (la cultura, la manera de concebir la vida y de concebir las relaciones), o al menos de pensarlo como parte fundamental de nuestro trayecto en la vida.”

La revisión del POT, una gran oportunidad para definir la vocación de la ciudad.

PezMico. "Pereira panorámica"
Pereira tiene uno de los perímetros de expansión más grandes del país en relación con su área total municipal, tiene tasas altas de consumo de suelo y bajas de crecimiento poblacional y de crecimiento económico. Bajo este panorama la actual administración municipal está en proceso de revisar su Plan de Ordenamiento Territorial, con el objetivo de presentarlo al Concejo de la ciudad en próximos meses.

De acuerdo con lo señalado por Luis Fernando Montes Posada, Coordinador de POT de la Alcaldía de Pereira, el diagnóstico que están realizando les ha permitido identificar los puntos de su POT actual que requieren revisión para ajustarse a la dinámica que la ciudad presenta hoy. Al respecto señaló “Tenemos conflicto de usos del suelo tanto en la zona urbana como en la rural. Los suelos agrológicos, tipo 3, aptos para producción agrícola han sido parcelados y sub-urbanizados, sembrando casas donde debería haber comida.”

El funcionario evidenció también la falta de capacidad institucional para controlar el desarrollo urbano, la informalidad y la ilegalidad en la ciudad. Finalmente resaltó “Estamos ante una oportunidad muy grande. Los POT de segunda generación no son nuevos planes sino revisión de los anteriores. Revisando los componentes estructurales, si logramos definir la vocación de la ciudad y la visión de ciudad que queremos de una manera concertada, podremos también definir un modelo de ocupación que permita que podamos proyectarnos al futuro de una manera sostenible y equitativa.”

Antioquia le apuesta a una mirada supramunicipal para ordenar el territorio.

EMBARQ Brasil. "Metroplús - Medellín, Colômbia"
Aunque los instrumentos POT son instrumentos para la ordenación de los municipios, la Ley 388 de 1997 define claramente dos funciones básicas para las gobernaciones en relación con su estructuración y aplicación: Generar lineamientos y prestar apoyo técnico.

En el caso de la Gobernación de Antioquia, la Directora Departamental de Planeación, María Eugenia Ramos Villa señaló la necesidad que han identificado desde la administración de trabajar articuladamente con los alcaldes y sus comunidades, especialmente con los municipios que tienen menor capacidad de gestión, es decir los que corresponden a categorías 6 y 7, que en Antioquia son 113 de los 125 municipios que conforman el departamento, “Nosotros hemos desde el principio entendido la necesidad de trabajar con los alcaldes y no a pesar de los alcaldes.”

Para cumplir con las funciones que la ley le establece, la Gobernación le ha apostado a una estrategia de trabajo conjunto, que ha denominado Lota, Lineamientos de Ordenamiento Territorial para Antioquia. De acuerdo con esta estrategia los lineamientos son liderados por la Gobernación pero trabajados en conjunto con las corporaciones autónomas y los municipios. La directora de Planeación destacó como objetivo central de esta forma de abordar la ordenación de territorio, la superación de las divisiones político administrativas con las que cada municipio se visualiza, “lo que estamos buscando ahora es un poco cómo desde una mirada supramunicipal logramos encontrar una visión de territorio, y logramos a través de estos lineamientos de ordenamiento territorial que esa visión de territorio sea compartida, discutida, trabajada con los municipios con sus comunidades, concertada, y se traduzca finalmente en unos POT que tengan un sentido claro de para dónde vamos.”

Sobre la eficacia de los POT como instrumentos de ordenación del territorio señaló que más allá de discutir si la ley se quedó corta o no, es el instrumento que existe y con el que hay que trabajar. Agregó que no considera que el POT sea en sí mismo un instrumento malo sino mal aplicado “creo que la mayoría de nosotros nos concentramos, sobre todo en esos territorios pequeños y con una ruralidad muy grande, en articular un montón de normativa, pensando que con eso íbamos a tener el instrumento que nos iba a permitir después decir cuál era el territorio que queríamos y no al revés.”

Finalmente llamó la atención sobre la importancia que tiene para el ordenamiento territorial la cultura de la legalidad, de la que desafortunadamente sigue careciendo el país, “El tema del ordenamiento territorial tiene que tener un componente de cultura de la legalidad básico y fundamental, sino terminaremos siendo, como lo hemos venido siendo en muchas otras ocasiones, objeto de unas enormes presiones por parte de privados, a veces inescrupulosos, que buscan más su beneficio particular que colectivo.”

Por su parte, el experto en planificación urbana, Humberto Molina, comentarista invitado, se refirió a la incapacidad institucional para lograr la articulación que se ha reconocido como imprescindible para el ordenamiento territorial. Señaló adicionalmente que la Constitución del 91 no pudo resolver los problemas de ordenamiento y que lo que se ha hecho es crear algunos instrumentos que han servido pero no lo suficiente, agregó “La planificación, el ordenamiento territorial es fundamentalmente un problema político, un problema de geografía política. Es un problema de relación entre poder y espacio. Entre instituciones político administrativas y territorio, y el territorio como el lugar en el que la sociedad precisamente busca organizarlo en función de unos objetivos económicos y sociales.”

Sobre el futuro que él desde su experiencia ve para el POT indicó que el país todavía tiene que adelantar una reflexión muy profunda y una búsqueda seria de instrumentos.


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Referencia bibliográfica: Universidad Nacional de Colombia. Instituto de Estudios Urbanos IEU. (2013, 11). Los Planes de Ordenamiento Territorial, POT aún están en una fase temprana de su implementación: Departamento Nacional de Planeación, DNP. Sitio web Universidad Nacional de Colombia. Instituto de Estudios Urbanos IEU. Oficial.

Referencia videograbación: Universidad Nacional de Colombia. Instituto de Estudios Urbanos, IEU. (2013). Debate: El ordenamiento territorial ante la crisis del gobierno urbano. Bogotá D.C.: Centro de Convenciones Alfonso López Pumarejo, UN. Recuperado a partir de: http://youtu.be/aIZTS99JPzg

Fotografía 1: Wolfgang Sterneck. "Ciudad Bolívar Bogotá". [en línea]. [consultado 11 jun. 2013]. Recuperado a partir de: http://www.flickr.com/photos/sterneck/6606872587/sizes/m/in/photostream
Fotografía 2: Ana María Pineda Piedrahita. "Paisaje". [en línea]. [consultado 11 jun. 2013]. Recuperado a partir de: http://www.flickr.com/photos/ochacolombia/5257369025/sizes/z/in/photostream
Fotografía 3: Juan José Ortíz. "Paseo inmoral por Bogotá". en línea]. [consultado 11 jun. 2013]. Recuperado a partir de: http://www.flickr.com/photos/ottonassar/4007868267/sizes/z/in/photostream
Fotografía 4: PezMico. "Pereira panorámica". en línea]. [consultado 11 jun. 2013]. Recuperado a partir de: http://www.flickr.com/photos/ninhobomba/2474232152/sizes/z/in/photostream
Fotografía 5: EMBARQ Brasil. "Metroplús - Medellín, Colômbia". [en línea]. [consultado 11 jun. 2013]. Recuperado a partir de: http://www.flickr.com/photos/embarqbrasil/7204467292/sizes/z/in/photostream

La conformación de las ciudades colombianas

Fabio Zambrano Pantoja en el Debate de la Ciencia.


En este capítulo de Debate de la Ciencia, Fabio Zambrano Pantoja es entrevistado por Carlos Alberto Patiño Villa, director del Instituto de Estudios Urbanos, IEU, de la Universidad Nacional de Colombia.

En la entrevista se abordan temas relacionados con la vida urbana, los cambios políticos, dinámicas y mecanismos que establecieron las disputas territoriales más importantes a partir de la conformación de las ciudades colombianas. Los cambios de las ciudades desde la ruptura del orden monárquico que generaron dislocaciones urbanas y cambios en los centros de poder ostentados por algunas ciudades en el siglo XVIII (El Banco, Mompox, El Socorro, Pamplona, San Gil), que en el siglo XIX fueron sustituidos por otros centros de poder, lo que generó disputas que se manifestaron en guerras civiles y culturales. 

Conozca en el siguiente video los aportes de Fabio Zambrano Pantoja en la historia y desarrollo de las ciudades a partir del poder económico que generó cada una.

Fabio Zambrano Pantoja es profesor e investigador adscrito al Instituto de Estudios Urbanos, IEU, de la Universidad Nacional de Colombia.

Publicado el 29/07/2013
Referencia bibliográfica: Fabio Zambrano Pantoja en el Debate de la Ciencia. (2013, enero 21). Debate de la ciencia. Bogotá D.C.: Canal Click. Recuperado a partir de: http://youtu.be/WeWKtySw774

Vivienda de "Interés Social"

Edificios “tuguriales”, otro modo de la indignidad

Reinaldo Spitaletta


El barrio, ese fragmento de ciudad, que para algunos es el primer contacto con la urbe, está en fuga. Ya está siendo parte de una arqueología, que podríamos, por ejemplo, pesquisar en viejos tangos, tal vez la canción que mejor describe y analiza esos lugares íntimos, entrañables, que ahora, en ciudades como Medellín, están en desbandada. Y hoy, aquello de “barriecito querido, nunca te podré olvidar”, o esto otro de “barrio plateado por la luna” pueden ser una memoria histórica, lejana, un asunto de vejeces y anacronismos. O una nostalgia de pacotilla.

El barrio, que para ciertas personas es la infancia de la ciudad, es, hoy, una pieza de museo urbano. Hacia su extinción y desbarajuste lo han conducido no solo los nuevos planeadores y constructores, sino, además, los factores de inseguridad, la “guetificación” de las ciudades, los despropósitos de los que ambicionan construir en altura edificaciones de dimensiones carcelarias, o, como también sucede, tuguriales. Quién quita.  Hoy, los novísimos apartamentos, son una representación de la falta de libertad, de los hacinamientos en espacios como calabozos, que tantas veces son levantados con materiales deleznables y con ahorros de espanto para aumentar las ganancias de los constructores.

Pero, antes de meternos en los desventurados cuarenta o cincuenta metros cuadrados de los modernos apartamentos, volvamos a la barriada. Aquella de la tienda de esquina y el café de conversaciones, la de los espacios amplios físicos e imaginados, la que huele a pan fresco y a pelota callejera. En los barrios de clase media, las casas eran generosas, con uno o dos patios, abundancia interior de cielo y sol, también posibilidades para sentir de cerca la lluvia. Había corredores y adentro se podía tener un jardín. Espacio había para que los pelados, en caso de no poder salir a la calle, jugaran con pelotas de plástico o las niñas avivaran su imaginación con bulliciosas rondas internas y muñequeros.

Aquellos barrios, con criterio en la comodidad espacial, eran propicios para ejercer la conversación, la reunión familiar, la visita de vecinos y parientes. Para la solidaridad y la comunicación. El barrio era sinónimo de intercambio: de palabras, de serenatas, y de comestibles, juegos, enamoramientos y de alguna picardía. Había en ellos un sentido del otro, de su nombre y oficio, de sus circunstancias y preferencias. La señora podía admirar el vestido nuevo de su vecina y al tendero le llegaban, frescas, las noticias del sector. Un barrio era una manera del carácter, del sentido de pertenencia y, por qué no, de la identidad. La gente tenía nombre y hasta sobrenombre.

El barrio –infancia de ciudad- era la primera experiencia urbana, el contacto inicial con aceras y ladrillos, con aleros y terrazas. Había un ejercicio de la vista (a veces, claro, del olfato también): estaba hecho para ver. Unas veces, las muchachas; otras, los tejados; en una opción distinta, las maneras de poblarse la calle o quedarse sola cuando el sol hacía rato se había marchado. Era, como en algún poema de Baudelaire, una fiesta para los ojos. Había la posibilidad de mirar un antejardín con francesinos y matas de balazo, con crotos y rosales. O desde el balcón, observar el paso airoso de Teresa o Inés. Y en la calle había pregones (voceadores de prensa, el vendedor de pan, el de helados…), y movimiento de muchachos persiguiendo un balón, o el transitar voluptuoso de Lucía en una bicicleta. El barrio era una convocatoria a los asombros y también a lo común y corriente, como, por ejemplo, una charla de señoras a la entrada de una casa.


A diferencia de los centros cosmopolitas y multitudinarios, en el barrio no se perdía el alma ni la noción de individuo. Cada uno podía ser y ser reconocido, pese a los chismes y consejas. Había, incluso, posibilidades para el “voyeur”, para aquel que se escondía tras las ventanas y cortinas para observar a la señora de enfrente, que a veces se vestía como una provocación, o aquel que hacía las veces de cámara, cual si fuera un vigilante más de la cotidianidad.

Pero, en ciudades como Medellín, esa visión, ahora con un tinte cultura rupestre, o de cosas idas, como de extrañamiento, ya no es posible, o cada vez es menor. El barrio, digo, está dando sus últimos estertores.Y aunque el significado de barrio trasciende lo catastral, la ladrillería y el cemento, es decir, lo material, hoy es una presencia menor, en medio de una ciudad que crece hacia arriba, hacia el cielo. Ni siquiera es posible pensar hoy, como alguna vez lo imaginó Le Corbusier, en la construcción de edificios, con separaciones entre sí, con espacios para el verde y lo público. No. Es un hacinamiento, en los que, además, la estética está ausente. No es asunto de buen gusto sino de economía, de especulaciones inmobiliarias. De rendimiento y rentabilidad del espacio.

No es posible crear un barrio de edificios. Sin embargo, en Medellín, desde hace algunas décadas, han proliferado las construcciones verticales. La invasión de las mismas, ha modificado, no siempre para mejorar, la visión de los barrios tradicionales. Un caso típico: Boston. Ya nada recuerda los caserones de otros días, porque los han derrumbado, y como en un tango, las casas viejas dieron paso a la máquina, al denominado progreso. Esos edificios no son propiamente el canto a la comodidad, sino, más bien, a una emergencia, a una emboscada.

Cuando comenzaron los “planeadores” a autorizar el derrumbamiento de casas para reemplazarlas por edificios, a los barrios les llegó su agonía. Pasó –sigue sucediendo- en históricos sectores como Buenos Aires y Miraflores. Los edificios (algunos los llaman esperpentos) son, además de feos, con apartamentos estrechos, más propios para aprisionar que para decir que se vive. No sólo hubo un atentado contra el paisaje (desaparecieron para muchos las montañas), sino contra la dignidad. En esas covachas no están dadas las gracias de la amplitud y aun de los espacios para la necesaria intimidad del habitante, sino maneras de la reclusión. En aquellas mazmorras modernas, suele pasar que el niño no puede ver el mundo como novedad (lo que sí pasaba en el barrio), sólo como un aprisionamiento de los sentidos.

Puede acontecer que para los nuevos habitantes de aquellas prisiones, no haya el modo del deslumbramiento por conocer, por saber de los otros, por tener una conexión con el entorno. Hay como una especie de extirpamiento  de la palabra, la sumisión a un silencio entre paredes frías y ventanales que se cubren para evitar las miradas de los otros.

Con los nuevos edificios, como los que, por ejemplo, ahora erigen en barrios como La Floresta, que incluso han sido motivo de denuncia de parte de sus habitantes tradicionales, desaparecen los modos de la ensoñación que eran factibles en la calle, en las casas grandes, en la tertulia de tienda. Ya ni siquiera es posible el saludo entre vecinos, quizá solo haya un levantar de cejas para el portero.

“¡Cambia París! Mas nada se mueve en mi tristeza”, poetizaba Baudelaire en momentos en que la Ciudad Luz era arrasada en sus vejeces, en sus callejones y se levantaban palacetes y se abrían los bulevares propiciados por Haussmann, con un interés político: evitar que en los levantamientos populares se armaran (como por ejemplo en 1848 y 1871) las barricadas. En Medellín, las casas confortables se van al piso para darles paso a los “tugurios” en altura. Pero ni siquiera se trata aquí de un asunto político (de la polis). Es más de mezquindades y de vulneración de derechos. Puede que como en un cuento de Tolstoi, un hombre no requiera mucha tierra para vivir, pero sí, sobre todo en la ciudad moderna, necesita espacios interiores cómodos y desde luego una espacialidad pública de alta calidad.

Decía al principio que el tango es la canción que mejor ha descrito el desarrollo de la ciudad, sus contradicciones, sus cafés y esquinas, las desilusiones del hombre y los contextos barriales. Ya por estos lares, no hay –o quedan muy pocos- caserones de tejas ni se dan romances en los antejardines con verjas, como aquel cantado por un poeta urbano: “La casa tenía una reja, pintada con quejas y cantos de amor…”. Y en los novísimos apartamentos ni siquiera hay modos para que entre un pedacito de cielo.

Ah, bueno. Y de otro lado, los edificios “tuguriales”, que muchas veces son de estrato tres, cuatro y cinco, se han generado en los últimos años en Medellín para albergar a habitantes pobres, como los de Moravia, Niquitao y otros barrios. Los han metido en una especie de campos de concentración. No hubo para la nueva ubicación estudios culturales, de procedencia, de impacto social. Y hoy estos conjuntos residenciales (como los situados en Pajarito, La Aurora y otros) son foco de desencuentros entre sus habitantes.

La unanimidad –o casi- es que la ciudad debe crecer hacia arriba, porque ya no hay espacio. Y que los barrios tradicionales deben ser reemplazados por un amontonamiento de edificios. Una colmena. ¿Y lo ambiental? ¿Y la comunicación? ¿Y los espacios verdes, los parques, los lugares de reunión? ¿Y el derecho a tener una vivienda digna? ¿El derecho al paisaje?

A la ciudad, según van las cosas, la esperan momentos terroríficos. Como pueden ser los de las enormes soledades que se apachurran y hacinan en los carcelarios apartamentos de los nuevos edificios tuguriales.

(Escrito en Medellín mientras tumbaban un viejo caserón de mi barrio)

Fotografías y escrito tomado de: 

Nuevas Fronteras Del Control.

CAI PERIFERICO / MEDELLIN - COLOMBIA


Este trabajo recoge la experiencia de análisis y representación construidas por el colectivo Antena Mutante (Colombia) y Rio40caos (Brasil) acerca de la situación que atraviesan los territorios palestinos, la ciudad de Medellín en Colombia y Rio de Janeiro en Brasil.
A través de las experiencias en Cisjordania, Medellín y Rio de Janeiro encontramos factores comunes que son; el control de movimiento de personas, la militarización del espacio urbano y la seguridad basada en la estrategia de ocupación de territorios. Las consecuencias de este proyecto sobre el espacio urbano es la segregación espacial y la fragmentación del territorio.
En este sentido encontramos que el referente y el caso emblemático de esta problemática son los territorios palestinos donde se ha marcado un estricto control para la circulación de árabes anclado en el conflicto Israel-Palestina que se puede identificar desde la creación del estado de Israel. Dando cuenta de la fragmentación del territorio y la segregación sobre el pueblo palestino.
Así las ciudades de Medellín y Rio de Janeiro han sido laboratorios de control que han implementado estrategias a fines a la implementada en los territorios palestinos, segregando a sus ciudadanos y a favor de los flujos globales de personas que conectan a la ciudad en enclaves de extrema seguridad dentro de la ciudad.
Este trabajo pretende en primera instancia visibilizar la situación de estos tres espacios, en segunda instancia analizar las formas contemporáneas del control del espacio urbano.













Para conocer y saber más sobre Medellín, Río de Janeiro y Palestina en esta investigación /acción visita http://riopalmed.cajadinamica.info/