La conformación de las ciudades colombianas

Fabio Zambrano Pantoja en el Debate de la Ciencia.


En este capítulo de Debate de la Ciencia, Fabio Zambrano Pantoja es entrevistado por Carlos Alberto Patiño Villa, director del Instituto de Estudios Urbanos, IEU, de la Universidad Nacional de Colombia.

En la entrevista se abordan temas relacionados con la vida urbana, los cambios políticos, dinámicas y mecanismos que establecieron las disputas territoriales más importantes a partir de la conformación de las ciudades colombianas. Los cambios de las ciudades desde la ruptura del orden monárquico que generaron dislocaciones urbanas y cambios en los centros de poder ostentados por algunas ciudades en el siglo XVIII (El Banco, Mompox, El Socorro, Pamplona, San Gil), que en el siglo XIX fueron sustituidos por otros centros de poder, lo que generó disputas que se manifestaron en guerras civiles y culturales. 

Conozca en el siguiente video los aportes de Fabio Zambrano Pantoja en la historia y desarrollo de las ciudades a partir del poder económico que generó cada una.

Fabio Zambrano Pantoja es profesor e investigador adscrito al Instituto de Estudios Urbanos, IEU, de la Universidad Nacional de Colombia.

Publicado el 29/07/2013
Referencia bibliográfica: Fabio Zambrano Pantoja en el Debate de la Ciencia. (2013, enero 21). Debate de la ciencia. Bogotá D.C.: Canal Click. Recuperado a partir de: http://youtu.be/WeWKtySw774

Vivienda de "Interés Social"

Edificios “tuguriales”, otro modo de la indignidad

Reinaldo Spitaletta


El barrio, ese fragmento de ciudad, que para algunos es el primer contacto con la urbe, está en fuga. Ya está siendo parte de una arqueología, que podríamos, por ejemplo, pesquisar en viejos tangos, tal vez la canción que mejor describe y analiza esos lugares íntimos, entrañables, que ahora, en ciudades como Medellín, están en desbandada. Y hoy, aquello de “barriecito querido, nunca te podré olvidar”, o esto otro de “barrio plateado por la luna” pueden ser una memoria histórica, lejana, un asunto de vejeces y anacronismos. O una nostalgia de pacotilla.

El barrio, que para ciertas personas es la infancia de la ciudad, es, hoy, una pieza de museo urbano. Hacia su extinción y desbarajuste lo han conducido no solo los nuevos planeadores y constructores, sino, además, los factores de inseguridad, la “guetificación” de las ciudades, los despropósitos de los que ambicionan construir en altura edificaciones de dimensiones carcelarias, o, como también sucede, tuguriales. Quién quita.  Hoy, los novísimos apartamentos, son una representación de la falta de libertad, de los hacinamientos en espacios como calabozos, que tantas veces son levantados con materiales deleznables y con ahorros de espanto para aumentar las ganancias de los constructores.

Pero, antes de meternos en los desventurados cuarenta o cincuenta metros cuadrados de los modernos apartamentos, volvamos a la barriada. Aquella de la tienda de esquina y el café de conversaciones, la de los espacios amplios físicos e imaginados, la que huele a pan fresco y a pelota callejera. En los barrios de clase media, las casas eran generosas, con uno o dos patios, abundancia interior de cielo y sol, también posibilidades para sentir de cerca la lluvia. Había corredores y adentro se podía tener un jardín. Espacio había para que los pelados, en caso de no poder salir a la calle, jugaran con pelotas de plástico o las niñas avivaran su imaginación con bulliciosas rondas internas y muñequeros.

Aquellos barrios, con criterio en la comodidad espacial, eran propicios para ejercer la conversación, la reunión familiar, la visita de vecinos y parientes. Para la solidaridad y la comunicación. El barrio era sinónimo de intercambio: de palabras, de serenatas, y de comestibles, juegos, enamoramientos y de alguna picardía. Había en ellos un sentido del otro, de su nombre y oficio, de sus circunstancias y preferencias. La señora podía admirar el vestido nuevo de su vecina y al tendero le llegaban, frescas, las noticias del sector. Un barrio era una manera del carácter, del sentido de pertenencia y, por qué no, de la identidad. La gente tenía nombre y hasta sobrenombre.

El barrio –infancia de ciudad- era la primera experiencia urbana, el contacto inicial con aceras y ladrillos, con aleros y terrazas. Había un ejercicio de la vista (a veces, claro, del olfato también): estaba hecho para ver. Unas veces, las muchachas; otras, los tejados; en una opción distinta, las maneras de poblarse la calle o quedarse sola cuando el sol hacía rato se había marchado. Era, como en algún poema de Baudelaire, una fiesta para los ojos. Había la posibilidad de mirar un antejardín con francesinos y matas de balazo, con crotos y rosales. O desde el balcón, observar el paso airoso de Teresa o Inés. Y en la calle había pregones (voceadores de prensa, el vendedor de pan, el de helados…), y movimiento de muchachos persiguiendo un balón, o el transitar voluptuoso de Lucía en una bicicleta. El barrio era una convocatoria a los asombros y también a lo común y corriente, como, por ejemplo, una charla de señoras a la entrada de una casa.


A diferencia de los centros cosmopolitas y multitudinarios, en el barrio no se perdía el alma ni la noción de individuo. Cada uno podía ser y ser reconocido, pese a los chismes y consejas. Había, incluso, posibilidades para el “voyeur”, para aquel que se escondía tras las ventanas y cortinas para observar a la señora de enfrente, que a veces se vestía como una provocación, o aquel que hacía las veces de cámara, cual si fuera un vigilante más de la cotidianidad.

Pero, en ciudades como Medellín, esa visión, ahora con un tinte cultura rupestre, o de cosas idas, como de extrañamiento, ya no es posible, o cada vez es menor. El barrio, digo, está dando sus últimos estertores.Y aunque el significado de barrio trasciende lo catastral, la ladrillería y el cemento, es decir, lo material, hoy es una presencia menor, en medio de una ciudad que crece hacia arriba, hacia el cielo. Ni siquiera es posible pensar hoy, como alguna vez lo imaginó Le Corbusier, en la construcción de edificios, con separaciones entre sí, con espacios para el verde y lo público. No. Es un hacinamiento, en los que, además, la estética está ausente. No es asunto de buen gusto sino de economía, de especulaciones inmobiliarias. De rendimiento y rentabilidad del espacio.

No es posible crear un barrio de edificios. Sin embargo, en Medellín, desde hace algunas décadas, han proliferado las construcciones verticales. La invasión de las mismas, ha modificado, no siempre para mejorar, la visión de los barrios tradicionales. Un caso típico: Boston. Ya nada recuerda los caserones de otros días, porque los han derrumbado, y como en un tango, las casas viejas dieron paso a la máquina, al denominado progreso. Esos edificios no son propiamente el canto a la comodidad, sino, más bien, a una emergencia, a una emboscada.

Cuando comenzaron los “planeadores” a autorizar el derrumbamiento de casas para reemplazarlas por edificios, a los barrios les llegó su agonía. Pasó –sigue sucediendo- en históricos sectores como Buenos Aires y Miraflores. Los edificios (algunos los llaman esperpentos) son, además de feos, con apartamentos estrechos, más propios para aprisionar que para decir que se vive. No sólo hubo un atentado contra el paisaje (desaparecieron para muchos las montañas), sino contra la dignidad. En esas covachas no están dadas las gracias de la amplitud y aun de los espacios para la necesaria intimidad del habitante, sino maneras de la reclusión. En aquellas mazmorras modernas, suele pasar que el niño no puede ver el mundo como novedad (lo que sí pasaba en el barrio), sólo como un aprisionamiento de los sentidos.

Puede acontecer que para los nuevos habitantes de aquellas prisiones, no haya el modo del deslumbramiento por conocer, por saber de los otros, por tener una conexión con el entorno. Hay como una especie de extirpamiento  de la palabra, la sumisión a un silencio entre paredes frías y ventanales que se cubren para evitar las miradas de los otros.

Con los nuevos edificios, como los que, por ejemplo, ahora erigen en barrios como La Floresta, que incluso han sido motivo de denuncia de parte de sus habitantes tradicionales, desaparecen los modos de la ensoñación que eran factibles en la calle, en las casas grandes, en la tertulia de tienda. Ya ni siquiera es posible el saludo entre vecinos, quizá solo haya un levantar de cejas para el portero.

“¡Cambia París! Mas nada se mueve en mi tristeza”, poetizaba Baudelaire en momentos en que la Ciudad Luz era arrasada en sus vejeces, en sus callejones y se levantaban palacetes y se abrían los bulevares propiciados por Haussmann, con un interés político: evitar que en los levantamientos populares se armaran (como por ejemplo en 1848 y 1871) las barricadas. En Medellín, las casas confortables se van al piso para darles paso a los “tugurios” en altura. Pero ni siquiera se trata aquí de un asunto político (de la polis). Es más de mezquindades y de vulneración de derechos. Puede que como en un cuento de Tolstoi, un hombre no requiera mucha tierra para vivir, pero sí, sobre todo en la ciudad moderna, necesita espacios interiores cómodos y desde luego una espacialidad pública de alta calidad.

Decía al principio que el tango es la canción que mejor ha descrito el desarrollo de la ciudad, sus contradicciones, sus cafés y esquinas, las desilusiones del hombre y los contextos barriales. Ya por estos lares, no hay –o quedan muy pocos- caserones de tejas ni se dan romances en los antejardines con verjas, como aquel cantado por un poeta urbano: “La casa tenía una reja, pintada con quejas y cantos de amor…”. Y en los novísimos apartamentos ni siquiera hay modos para que entre un pedacito de cielo.

Ah, bueno. Y de otro lado, los edificios “tuguriales”, que muchas veces son de estrato tres, cuatro y cinco, se han generado en los últimos años en Medellín para albergar a habitantes pobres, como los de Moravia, Niquitao y otros barrios. Los han metido en una especie de campos de concentración. No hubo para la nueva ubicación estudios culturales, de procedencia, de impacto social. Y hoy estos conjuntos residenciales (como los situados en Pajarito, La Aurora y otros) son foco de desencuentros entre sus habitantes.

La unanimidad –o casi- es que la ciudad debe crecer hacia arriba, porque ya no hay espacio. Y que los barrios tradicionales deben ser reemplazados por un amontonamiento de edificios. Una colmena. ¿Y lo ambiental? ¿Y la comunicación? ¿Y los espacios verdes, los parques, los lugares de reunión? ¿Y el derecho a tener una vivienda digna? ¿El derecho al paisaje?

A la ciudad, según van las cosas, la esperan momentos terroríficos. Como pueden ser los de las enormes soledades que se apachurran y hacinan en los carcelarios apartamentos de los nuevos edificios tuguriales.

(Escrito en Medellín mientras tumbaban un viejo caserón de mi barrio)

Fotografías y escrito tomado de: 

Nuevas Fronteras Del Control.

CAI PERIFERICO / MEDELLIN - COLOMBIA


Este trabajo recoge la experiencia de análisis y representación construidas por el colectivo Antena Mutante (Colombia) y Rio40caos (Brasil) acerca de la situación que atraviesan los territorios palestinos, la ciudad de Medellín en Colombia y Rio de Janeiro en Brasil.
A través de las experiencias en Cisjordania, Medellín y Rio de Janeiro encontramos factores comunes que son; el control de movimiento de personas, la militarización del espacio urbano y la seguridad basada en la estrategia de ocupación de territorios. Las consecuencias de este proyecto sobre el espacio urbano es la segregación espacial y la fragmentación del territorio.
En este sentido encontramos que el referente y el caso emblemático de esta problemática son los territorios palestinos donde se ha marcado un estricto control para la circulación de árabes anclado en el conflicto Israel-Palestina que se puede identificar desde la creación del estado de Israel. Dando cuenta de la fragmentación del territorio y la segregación sobre el pueblo palestino.
Así las ciudades de Medellín y Rio de Janeiro han sido laboratorios de control que han implementado estrategias a fines a la implementada en los territorios palestinos, segregando a sus ciudadanos y a favor de los flujos globales de personas que conectan a la ciudad en enclaves de extrema seguridad dentro de la ciudad.
Este trabajo pretende en primera instancia visibilizar la situación de estos tres espacios, en segunda instancia analizar las formas contemporáneas del control del espacio urbano.













Para conocer y saber más sobre Medellín, Río de Janeiro y Palestina en esta investigación /acción visita http://riopalmed.cajadinamica.info/

Casa + Casa + Casa = ¿Ciudad?


La Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y la Universidad de los Andes, hicieron  un reconocimiento al impulsor de la vivienda de interés social en el país, Germán Samper Gnecco, con una exposición que estará abierta en el  Archivo de Bogotá hasta  Febrero de 2012.
Germán Samper Gnecco es uno de los  arquitectos más representativos de la arquitectura moderna en Colombia. Sesenta años de trabajo ininterrumpido, en campos tan diversos como el diseño arquitectónico, el urbanismo y la vivienda popular, así como sus investigaciones y su interés en el dibujo (croquis de viajes), lo convierten en un referente de la arquitectura local con obras tales como la Biblioteca Luis Ángel Arango, el Museo del Oro, el Edificio Avianca y la Ciudadela Colsubsidio, en Bogotá; el Edificio Coltejer, en Medellín; el Centro de Convenciones, de Cartagena; y la Ciudadela Real de Minas, de Bucaramanga, entre otros proyectos que hoy hacen parte del patrimonio arquitectónico colombiano.
En homenaje a su aporte al desarrollo de la arquitectura de Bogotá y, en especial, al mejoramiento del nivel de bienestar de los bogotanos de estratos populares, la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y la Universidad de los Andes, concibieron la exposición “casa+casa+casa=¿ciudad?, cuyo eje central es la investigación realizada por Samper Gnecco alrededor de la vivienda de interés social y la conformación del espacio urbano de las áreas residenciales.
La exposición está dirigida a un público general y busca propiciar una reflexión en torno a temas relacionados con la vivienda social en el país. No es una exposición nostálgica sino propositiva, que se espera sea el comienzo de muchas investigaciones futuras a partir del fondo Samper del Archivo de Bogotá.
La muestra consta de cinco apartados o capítulos. En el primero, dos presentaciones audiovisuales y un vídeo con material de archivo fílmico -realizados especialmente para la exposición- describen el contexto en el que Samper inicia su investigación a finales de los años cincuenta. En el segundo apartado se muestran los inicios de su trabajo en el taller del maestro suizo Le Corbusier y los proyectos realizados para el Banco Central Hipotecario.
Los cuatro temas fundamentales de la investigación: la autogestión y autoconstrucción dirigida y los estudios sobre densidades se explican a través de los proyectos La Fragua, Sidauto y Carimagua en Bogotá; la vivienda baja de alta densidad y las agrupaciones de vivienda, con los proyecto de Previ en Perú, la Alhambra en Bogotá y Brujas en Medellín; las normas mínimas y el modelo de las redes alternas y el proyecto realizado para Ciudad Bolívar y el recinto urbano a través de los proyectos Ciudadela Real de Minas en Bucaramanga y Ciudadela Colsubsidio, en Bogotá.
Los proyectos están ilustrados con más de 60 documentos originales provenientes del Fondo Samper del Archivo de Bogotá, que incluyen planos finales, dibujos de trabajo y esquemas. Este material está a su vez complementado con fotografías, 63 apoyos audiovisuales y cuatro maquetas. También se incluyen 30 cuadernos de apuntes y croquis del archivo personal del arquitecto.
En el tercer apartado, se suscita una reflexión sobre el  tema de la vivienda social en el país, se presentan preguntas y retos, también con apoyo audiovisual y cuatro presentaciones en vídeo.
Un panorama de proyectos de vivienda colectiva representativos desde 1900 hasta el 2011 en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica -y en el que también se registran los proyectos de vivienda y otros proyectos  de  Samper, su biografía,  así como hechos destacados de la historia y datos demográficos como referencia- ocupa 30 metros lineales de una de las paredes laterales de la sala principal.
Por último, se presenta un documental sobre la vida del arquitecto Samper Gnecco, producido por su hija Catalina y dirigido por Carlos Mario Urrea. Al tiempo, en la Sala Bicentenario, se presentan más de cincuenta dibujos originales  y de veinte cuadernos de croquis de Samper relacionados con la investigación en vivienda, de la colección de más de 4.000 dibujos de estudio realizados en sus viajes.
Ficha técnica
La investigación estuvo a cargo de varios grupos de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes, dirigidos por las arquitectas Marcela Ángel Samper y María Cecilia O´Byrne Orozco; y del grupo de investigación Proyecto, Ciudad y Arquitectura, con el apoyo de Alberto Miani y Rafael Villazón, decano y director de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes. También participaron De lo público, dirigido por Isabel Arteaga y Diana Ruiz, y el grupo de investigación en vivienda orientado por Clemencia Escallón y Stefano Anzellini. Adriana Parias y Fabio Forero fueron investigadores invitados.
La curaduría y la museografía de la exposición estuvieron a cargo de los arquitectos Marcela Ángel Samper y Carlos Betancourt, apoyados por la arquitecta Eugenia Gaviria y el equipo del Archivo de Bogotá, encabezados por Lorena Díez. Los arquitectos Pedro Bermúdez, Juana Salcedo, Eugenia Gaviria, Lina Arenas y Natalie Herrera fueron los asistentes de investigación, junto con los monitores David Peraza y Oljer Cárdenas.
La realización del material audiovisual fue de Catalina Samper y su grupo de colaboradores. El diseño gráfico de la imagen es de AZ Diseño gráfico y los impresos fueron diseñados en el Taller de Medios de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes.

Casa Casa Ciudad CaratulaGermán Samper, una investigación en vivienda

(…) Como en mayo del 68: Pongamos la imaginación en el poder. ¿Qué ha pasado con la imaginación de los diseñadores urbanos, de los paisajistas, de los arquitectos, de los promotores e inversionistas? Alberto Miani Uribe
Es tal la dedicación y el esmero puestos por Germán Samper en la investigación de la Vivienda popular, que intentar hacer una retrospectiva de su trabajo y vida, es a la vez dar cuenta de los fenómenos urbanos y el desarrollo de la vivienda popular en Bogotá durante la segunda mitad del siglo XX. Este libro da fe de ello.
Esta publicación es la culminación de una historia que comenzó en el año 2009 con la donación de la documentación que a lo largo de sesenta años el Arq. Samper había recopilado en el ejercicio de su profesión. Un acervo que - en palabras del Director encargado del Archivo de Bogotá - está compuesto por 68.964 planos, tres y medio metros lineales de documentos textuales, cuatro metros de publicaciones, 41 publicaciones seriadas, 4500 imágenes digitales de croquis de viajes y 39561 gigas de información de fotografías de los proyectos y conferencias dictadas por el Arq. Samper Gnecco. Un conjunto que permitió la realización de una exposición visitada por 4277 personas y 95 grupos, cuyo desmonte debió ser aplazado varias veces atendiendo solicitudes del público en general y la comunidad académica.
Pero no sólo disponer de la información podría haber garantizado una muestra de tal claridad conceptual; La exposición CASA + CASA + CASA = ¿CIUDAD? Fue también el resultado de una rigurosa investigación en el tema de la vivienda de interés social en el país, desarrollada por la Universidad de los Andes; proyecto investigativo que contó con la participación de numerosos profesionales y estudiantes bajo la dirección de Marcela Ángel y María Cecilia O´Byrne autoras y compiladoras de la publicación que ahora da cuenta de esta pesquisa. Igualmente, se deben sumar los esfuerzos de Catalina Samper Martínez y Diego Samper Espinoza a través de la producción de un documental y la edición de un segundo libro, respectivamente, donde se narra la obra y vida de este arquitecto, docente, político, maestro.
Y es que después de tantas horas dedicadas a proyectos como La Fragua o Ciudadela Colsubsidio en Bogotá, Ciudadela Real de Minas en Bucaramanga o Prezi en Lima, que el 2012 haya sido un año de homenajes a Germán Samper resulta más que meritorio. CASA + CASA + CASA = ¿CIUDAD? Es acaso el término de estas efemérides, en una discusión donde Samper fue pionero hace más de 50 años y donde hoy nos continuamos cuestionando sobre la brecha entre la producción social del hábitat y la vivienda producida por el mercado. Qué las anécdotas sobre Paris, la sensibilidad de sus croquis de viaje, la belleza de los relatos y recuerdos del trabajo con la comunidad, que la experiencia acumulada con los años sirva para que –como ha escrito Alberto Miani en el prólogo de esta publicación – pongamos la imaginación al servicio de las comunidades más vulnerables, en una deuda que hace mucho tienen nuestras ciudades para garantizar algo que no es más que la misma dignidad humana.
CASA + CASA + CASA = ¿CIUDAD? Germán Samper una investigación en Vivienda / Marcela Ángel Samper y María Cecilia O´Byrne, Compiladoras. Bogotá: Universidad de Los Andes, Departamento de Arquitectura; Ediciones Uniandes. 2012. 296pp ; 24.5 x 27.5 cm.



DocumentalLibro

Educación Expandida sobre Ciudad y Territorio


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Hay temas que me apasionan especialmente, como son la Ciudad, el Territorio, la Identidad, las Nuevas Tecnologías, el Network Thinking y los procesos de Aprendizaje. Sobre estos temas he escrito y experimentado bastante, propiciando y colaborando en diferentes proyectos como Meipi (con más amigos), Whatif y USDE (como miembro de Ecosistema Urbano), y más reciententemente Think Commons y #meetcommons que han sido reveladores en muchos aspectos. A estos habría que sumar la experiencia con el proyecto Sound Readers y la recién nacida Universilab de la que espero poder escribir más muy pronto.

De todas estas experiencias y proyectos posiblemente hay tres, USDE Urban Social Design Experience, Think Commons y #meetcommons, que asociados a mi personal investigación sobreSentient City, me han llevado a plantear el proyecto: Think Citiesun proyecto de Investigación y Educación Expandida dedicado a la Innovación Urbana y la Gestión del Territorio.

Think Cities propone un proceso innovador mejor conocido por el término anglosajón blended learning, que consiste en recrear un entorno de aprendizaje híbrido formado por experiencias que pasan por sesiones on-line y sesiones presenciales.

Think Cities es un curso on-line completamente gratuito y abierto. Las sesiones serán semanales: todos los lunes a las 18h (GMT +2). A estas se suman las sesiones presenciales que suelo dar como profesor invitado o coordinador de talleres y cursos en España, Europa y Latinoamérica. La idea es que exista un nexo directo entre las sesiones on-line y las sesiones presenciales. Aquí ya puedes consultar el Calendario.
El interés de este formato y, sobre todo, la utilidad de una plataforma como ésta, se debe a su capacidad de generar un contexto aumentado e internacional donde encontrar y relacionarse entre profesionales, investigadores y estudiantes interesados o implicados en la gestión urbana en España y Latinoamérica.

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Las Universidades más adelantadas están poniendo en marcha los denominados MOOC o Masssive Open Online Course, es decir, cursos on-line gratuitos a los que pueden apuntarse una gran número de personas desde cualquier parte del mundo, exactamente como propone Think Cities.

Sin embargo el proyecto que propongo, va mucho más lejos, ya que apuesta por un proceso totalmente Glocal basado en intercambios de conocimiento reforzados por un equilibrio entre procesos digitales y presenciales y, sobre todo, entre una dimensión global del conocimiento y realidades locales.

Otro elemento que hace de Think Cities un proyecto de Educación Expandida diferente e innovador, es su relación con las universidades. Cualquier universidad, tanto española o iberoamericana puede participar en las sesiones abiertas, desde las aulas de cualquier clase de grados, master o doctorados. La gran apuesta de este proyecto, por tanto, es generar lazos y sinergias entre diferentes realidades y contextos.

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Funciona de manera muy intuitiva y fácil, utilizando las herramientas web habituales, como son los hangout de google+ y las redes sociales.

Hay tres formas básicas para participar: 1) Videochat utilizando la tecnología de multi-conferencias de Google+ 2) Streaming + Chat en la plataforma Think Commons(http://thinkcommons.org/live) 3) Twitter con mensajes utilizando la palabra clave #thinkcities.

Y por último todas las sesiones serán consultables en diferido, en la web del proyecto http://thinkcities.org.

No te quedes con la curiosidad. Si te parece interesante todo esto ya sabes cómo participar! Y si no te quieres perder nada te sugiero apuntarte a la Community de debate asociada al proyectoy a la Urbano Humano Newsletter.
Créditos: lás imágenes son obre de Jonathan Reyes (@ciudad_basura).
Quiero agradecer a StepienybarnoEcosistema Urbano y Destiempo Urbano por haber dado difusión de Think Cities en sus blogs.