El tour de La Bachué
El escultor José Horacio Betancur Betancur posando en esta foto de los años cincuenta junto a su famosa escultura "La Bachué" cuando esta estaba exhibida en la plazuela Nutibara. Ver aquí |
A mediados de octubre del año 1954, algunas damas de la
sociedad que hacían parte de la “Liga de la decencia” manifestaron su
inconformismo ante el alcalde por la presencia de una escultura que de forma
“vulgar e indecente” exhibía sus senos al aire en plena Plazuela de las
Américas, (Antiguo nombre de la Plazuela Nutibara). Argumentaban que por ese
lugar transitaban personas decentes, niños y jóvenes que de manera obligada
debían observar las vergüenzas de aquella escultura.
El escultor José Horacio Betancur Betancur. |
La obra escultórica que les causaba semejante indignación
llevaba por nombre La Bachue; creación del joven escultor José Horacio
Betancur. Bachue, es el personaje femenino que en la mitología precolombina
representaba la madre primigenia de la cultura Chibcha y, por lo tanto símbolo de
la fecundidad. Según el mito, Bachue emergió de una laguna acompañada de un
pequeño niño de tres años. El niño creció y al hacerse hombre se casó con ella;
cuando la prolífica descendencia de esta unión pobló la tierra, Bachue regreso
con su amado a la laguna, allí ambos se convirtieron en dos inmensas serpientes
que se sumergieron en el agua.
Recorte de prensa de Juan F. Hernández. |
Recorte de prensa de Juan F. Hernández. |
La mañana del 17 de octubre de 1954, los senos de La Bachue
amanecieron tapados con una banda de hule. No se supo quién o quienes hicieron
aquello. La prensa y algunos ciudadanos señalaron en forma jocosa que La
Bachue, había sido vestida con la Línea H del diseñador Christian Dior, quien
por aquellos días lanzaba en la ciudad de Medellín aquella famosa línea. La
fotografía de la escultura con los senos cubiertos con la banda de hule fue
titular de los diarios en la ciudad.
El 19 de octubre a las dos de la mañana y bajo un fuerte
aguacero, la escultura que solo llevaba 20 días en la plazuela, fue retirada y
llevada a la estación de bomberos de la ciudad. Este hecho desencadeno una
fuerte polémica entre quienes defendían la obra y quienes la consideraban un
atentado a la moral. Durante varias semanas los periódicos locales y algunos
nacionales se ocuparon del acontecimiento.
Al poco tiempo la escultura fue trasladada al edificio del
Club de Profesionales. (Donde hoy funciona Comfenalco de La Playa). Allí José
Horacio Betancur recibió una oferta de mil pesos por la escultura, el artista
se negó a venderla por ese precio y consideró aquello como una ofensa. Antes de
los polémicos sucesos la obra iba a tener como fin el Bosque de la
Independencia, pero con el escándalo generado, los directivos del Bosque de la
independencia declinaron la oferta.
Recorte de prensa de Juan F. Hernández. |
A principios de 1955, La Bachue es trasladada a la casa de la
señora María Antonieta Pellicer de Vallejo, esposa del cónsul de México. La
Bachue y otras esculturas como El Cacique Nutibara y la Minera quedan entonces
bajo la custodia de esta dama mexicana quien era además una especie de mecenas
para varios artistas locales, entre ellos José Horacio Betancur. Allí en su
casona del barrio Laureles, María Antonieta Pellicer de Vallejo les hizo un
lugar a estas obras junto a la piscina, su casa fue conocida en la ciudad como
el Jardín del Arte. Entre las esculturas bajo su custodia, María Antonieta
profeso un afecto especial por La Bachue, debido a su historia.
El maestro José Horacio Betancur Betancur, muere en un
accidente de cacería el 10 de noviembre de 1957 a la edad de 39 años. Su
temprana muerte dejo consternados a muchos. En 1963 el Municipio de Medellín le
compra a la señora Enriqueta Tamayo viuda de Betancur, las obras del maestro
que estaban bajo la custodia de la señora María Antonieta.
Recorte de Prensa. |
La señora María Antonieta Pellicer viuda de Vallejo, es
notificada para que devuelva las obras al municipio, pero ella se niega a
entregarlas. Finalmente el día 2 de julio de 1968, se hace un allanamiento al
Jardín del Arte, con el fin de recuperar las obras. Los funcionarios,
acompañados de agentes de la policía deben forzar una reja metálica para poder
ingresar, pues la dama se niega a abrirles la puerta. Tras el ingreso forzoso de
los funcionarios y los agentes, María Antonieta se abraza a La Bachue; dice que
se pueden llevar las otras esculturas menos esa, indica además que a ella la
pueden sacar en pedazos, pero a La Bachue no. Los funcionarios deben
convencerla y esta tarea tomo unas seis horas. Finalmente la dama accede pero
deja manifestar su descontento, su secretaria debe suministrarle calmantes,
pues su estado emocional se ve afectado debido al suceso.
En la década de los setenta La Bachue es instalada en la
fuente de agua ubicada al frente del teatro Pablo Tobón Uribe. No obstante,
para ocultar un poco su desnudez, los chorros de agua la cubrían parcialmente
dejando ver solo su rostro. A principios de la década de los ochenta Miguel
Ángel Betancur, hijo del maestro José Horacio y quien heredó de su padre el
arte de la escultura, decide levantar unos centímetros el pedestal de la obra,
para que La Bachue pueda observarse completamente.
Ya nadie, o quizás pocos se escandalizan de su desnudez. El
agua de la fuente la baña casi constantemente, rodeándola del elemento vital
del cual surgió la diosa chibcha y en el cual se sumergió finalmente. El olor
de la marihuana perfuma el entorno. Con una mano abraza el pequeño niño,
mientras sostiene dos serpientes y un águila en sus hombros, su rostro
imperturbable dibuja un gesto de solemnidad y, una leve sonrisa de comprensión
hacia la naturaleza de los mortales, a quienes observa desvanecerse lentamente
en el tiempo.
La Bachué y tres mamás tristes |
Juan Fernando Hernández