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Latidos

Pulsaciones: Kozte

A Kozte le gustó dibujar desde niño; empezó el graffiti de letras en el colegio y se formó como Diseñador Gráfico. Empezó a pintar murales en las casas de sus familiares y alrededor del barrio donde vivía. Un punto de inflexión significativo en su proceso de profesionalización fue una convocatoria de arte urbano, dónde, aún sin experiencia, entró a conocer la escena, materiales (aerosol) y a definir su camino.

Kozte, comenta que en su trayectoria, rápidamente se sintió atraído por el muralismo, especialmente el retrato en gran formato. Esta preferencia definió su metodología de trabajo desde el principio: al ser obras que requerían una ejecución prolongada, pintar en un espacio sin permiso resultaba demasiado complejo e inviable. Por ello, su práctica se centró en la gestión proactiva de los espacios, buscando el muro, tocando la puerta y pidiendo autorización a los dueños o propietarios involucrados.

Su estilo está marcado por el arte latinoamericano, ejecutado a partir de capas y paletas saturadas, con una amplia gama de colores, quizás como una referencia los estímulos visuales con los que creció, en Magangué y la costa atlántica. En sus palabras:

Mi obra se distingue por una fusión de técnicas que integran elementos del muralismo y el graffiti tradicional con recursos del arte contemporáneo, logrando un lenguaje visual dinámico y altamente expresivo. Esta experimentación técnica se complementa con una fuerte narrativa visual que invita a la reflexión y al reconocimiento de la diversidad humana.

Respecto a su trayectoria internacional, Kozte ha construido su camino bajo la filosofía del hazlo tú mismo, o como el mismo expresa, "No esperes a que te llamen, haz que suceda". Tras años esperando una invitación formal a festivales, decidió que no podía esperar más para cumplir su sueño de pintar en el extranjero. 

Su primer gran viaje autogestionado fue a México por casi dos meses, una experiencia que le confirmó el valor de viajar solo y lo motivó a seguir. Este espíritu proactivo lo llevó incluso a Panamá, donde gestionó un evento completo: consiguió patrocinador, el muro e invitó a otros dos artistas. 

Desde ese inicio en 2019, Kozte ha mantenido sus procesos orgánicos, viajando y solucionando en el terreno, desde lo empírico: experimentando, explorando e (re)inventando. Hoy, seis años después de su primera aventura por fuera, afirma que cerca del 90% de sus experiencias internacionales han surgido de esta forma: llegando al lugar, preguntando, y haciendo que las oportunidades se materialicen:

Mi trabajo se caracteriza por una profunda sensibilidad social y una clara intención de visibilizar a personas y comunidades que suelen pasar desapercibidas en el entramado de la sociedad contemporánea. En este sentido, mis retratos intensamente contrastados y el uso intencional de paletas de colores saturados actúan como reflectores sobre las culturas retratadas, elevando su valor simbólico y resaltando su papel dentro del ecosistema global. 

Kozte es líder y gestor cultural de Surreal street art fest (@surreal.artfestival), una plataforma internacional para la convergencia del graffiti lettering y el muralismo contemporáneo en Medellín. Nacido en 2017, el festival se distingue por su apuesta por el gran formato y la calidad artística, reuniendo a creadores locales e invitados internacionales provenientes de importantes escenas globales (como París, Londres, Verona y diversos países latinoamericanos) para encontrarse, pintar y afianzar lazos y amistad.

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La Ciudad Graffiti

Arte urbano pictórico en Medellín: Libertad creativa

Universo graffiti. Producción conjunta. En la imagen obras de Blese, Jomag y Shamo. Galería Guayabal (Gaseosas Lux). Fotografía: Víctor Jiménez. 2025.
Medellín ha mantenido un arraigo marcado en el arte costumbrista, que privilegia la representación de imágenes ¨bellas¨ como fin último de la producción artística. Esa herencia visual ha nutrido el trabajo en los muros de la ciudad y ha favorecido su visibilidad. Sin embargo, resulta preocupante que esa lógica se presente como la única vía en los proyectos públicos; el arte urbano puede y debe ser también una herramienta de pensamiento crítico y de pluralidad estética.

Es importante destacar los grandes esfuerzos desde los distintos ámbitos por el fortalecimiento de la practica artística y las buenas intenciones con las que la mayoría ha trabajado en estos proyectos. Pero también es necesario replantear algunos puntos sugerentes a la libertad creativa, ya que ha sido una de las banderas que se promueven. En las recientes convocatorias y proyectos se observa una tendencia a priorizar objetivos, agendas y narrativas institucionales de ciudad que responden a políticas mas amplias que al mismo que hacer artístico.

Esta lógica produce algunos efectos preocupantes. Lo primero es que transforma el arte urbano pictórico al precarizar el trabajo creativo, limitar las narrativas emergentes y reducir el potencial transformador del arte urbano pictórico, enfocándolo únicamente en un producto para el consumo turístico, decorativo y propagandístico. Además, impone marcos curatoriales y administrativos que homogenizan estilos y prácticas. Así mismo, otorgan a funcionarios públicos con conocimientos en otras disciplinas y sin formación artística el poder de evaluar y validar las propuestas, incluso cuando estas se encuentran dentro de estos mismos marcos curatoriales pasando por encima de la autonomía del propio artista.

La precariedad habitual de las prácticas artísticas en nuestros contextos nos obliga a aceptar los proyectos pese a los desacuerdos que tenemos. De todas formas, creo que la crítica y el análisis profundo, con garantías y disposición, pueden fortalecer los procesos desde todas las partes involucradas. Por ello planteo algunas acciones concretas:
  • Mesas amplias en donde se expanda el conocimiento sobre el arte actual, sin sesgos previamente construidos ni jerarquías preestablecidas sobre lo que es válido en el arte.
  • Una curaduría y coordinación artística comprendidas como un acompañamiento y potenciación de procesos, y no como una “policía estética” que limite o condicione la multiplicidad de las propuestas artísticas.
  • Apertura a nuevos lenguajes contemporáneos, promovidos desde la formación académica e institucional, que incluyan voces de otras disciplinas y dinámicas artísticas.
En conclusión, proteger la libertad creativa no implica estar en contra de las tradiciones, sobre todo cuando estas hacen parte de las búsquedas genuinas de los artistas. Significa, más bien, abrir el campo de posibilidades, permitir que convivan múltiples sensibilidades y reconocer que la diversidad estética también construye identidad. La libertad creativa no destruye lo que existe, sino que lo amplía; No ignora la historia, la enriquece con nuevas formas de mirar y crear.

Jomag Ariza

Latidos

Pulsaciones: Agüd

En el gesto de Agüd, la infancia no es un recuerdo ni un tema; es un horizonte que se impone, una pulsación transmitiendo, todavía habitándonos.

Con más de catorce años de experiencia en muralismo, pintura y procesos comunitarios, este artista colombiano imprime en el muro la verdad de lo que no se olvida: la memoria, la desigualdad, la resistencia. Su obra es viaje y territorio, pero también retorno: a los rincones donde fuimos niñas y niños, donde aún vuelven a nacer las preguntas que nadie contestó.

Desde Colombia hasta España, Brasil, México, Perú, Italia y Estados Unidos, Agüd ha intervenido muros y espacios públicos, no para adornarlos, sino para reescribirlos. En la frontera entre México y Estados Unidos, su mural se ganó miradas por lo que denunciaba —la deshumanización de quienes migran— y por lo que ofrecía —su humanidad de vuelta.

Porque en su práctica, el arte es acción: junto a comunidades vulnerables, en contextos de migración o exclusión, ha liderado proyectos donde el muralismo se vuelve vehículo de transformación y sanación colectiva.

En esos muros, pintados en escucha y en comunión, Agüd despliega su compromiso: utilizar la creación plástica como herramienta participativa, como espacio de encuentro entre generaciones que han sentido la infancia como vulnerabilidad o el mejor momento de la vida. Su trabajo junto a fundaciones y comunidades transforma las paredes en cuadernos públicos gigantes de voz compartida.

La infancia se evoca y plasma como territorio simbólico y político: territorio de derechos, de memoria, de lucha. En los barrios y zonas donde interviene el arte dialoga con la desigualdad, con la marginación, con la esperanza y la vida cotidiana de la gente.

Visualmente, su obra combina figuración con atmósferas casi oníricas: rostros de niños, expresiones detenidas, paletas de colores que evocan el polvo del camino, las estrellas, las situaciones pasando, el sol que atraviesa la grieta de un muro. 

Su estética se sitúa en ese espacio híbrido entre el muralismo latinoamericano, el arte urbano contemporáneo y la intervención comunitaria: sale a la calle a inspirarse, tensiona sus ideas con los cuadros vivos de los espacios, comparte con la gente entendiendo sus necesidades y construye procesos. Lo participativo no es accesorio, es método, y quizás el corazón, la obra misma.

«A través del mural busco que la infancia no sea solamente lo que fue —la nostalgia— sino lo que podría ser: un derecho, una voz, un territorio para imaginar juntos». (AGÜD, entrevista para Infobae, 2025) infobae

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Latidos

 Pulsaciones: Eskibel

El primer mural que marcó el rumbo de la carrera de Eskibel apareció en 2009, cuando tenía apenas 16 años. Ya llevaba varios años explorando el graffiti y el tagging en las calles, experimentando con el aerosol y con la estética —y la ética— que define esta cultura urbana. Hasta mediados de 2018, la calle fue su principal escuela: allí aprendió las técnicas, los códigos y la potencia expresiva del muro como espacio de resistencia y comunicación.

En 2014 ingresó a estudiar Sociología en la Universidad de Antioquia, y esa experiencia académica transformó su mirada sobre el arte. Durante varios semestres desarrolló investigaciones sobre arte urbano, reflexionando sobre sus dimensiones sociales, políticas y simbólicas. De ese proceso surgió una propuesta visual vinculada al discurso del nuevo muralismo, corriente que integra elementos de la pintura de estudio, el muralismo clásico y el street art, con la intención de generar obras de alta plasticidad que inviten a la reflexión crítica.

El paso del graffiti al nuevo muralismo supuso para Eskibel una transformación profunda en su relación con la calle, los tiempos de producción y los territorios. Apoyado en los saberes sociológicos, la cultura Hip Hop y el proceso organizativo dela corporación Manguala, busca crear imágenes humanistas, cargadas de sentido social y diálogo comunitario. Cada mural se convierte en una conversación con quienes habitan los espacios donde trabaja, una apuesta que conecta su obra con el arte relacional y con la escucha activa de los territorios.

A lo largo de más de diez años de trayectoria, Eskibel ha participado en numerosos festivales locales, nacionales e internacionales, así como en espacios de conferencia y formación artística. Su práctica no se limita a la pintura: se expande hacia la enseñanza, la investigación y el debate sobre el papel del arte urbano en la transformación social. En cada muro, su obra deja ver una búsqueda constante por conectar estética, pensamiento crítico y memoria colectiva.

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La Ciudad Graffiti

 Festival InkVasión

El viernes 10 de octubre de 2025, en Locación Secreta, se llevó a cabo el conversatorio “Lo práctico de invadir. Lenguajes que irrumpen lo cotidiano”, un encuentro que reunió a exponentes del arte urbano, la fotografía y la curaduría en Medellín, como apertura del primer Festival de gráfica y acción InkVasión.

El espacio propuso una reflexión abierta sobre las formas en que el arte callejero, el graffiti y otras prácticas visuales dialogan con la ciudad, transformando la percepción de los espacios y cuestionando los límites entre lo legal, lo estético y lo político.

Participaron el Colectivo Gráfico La Parresía, la escritora de graffiti Rərónicə, la fotógrafa Lina Ríos, el curador Juan David Quintero y representantes de los crews GSC y LAR, quienes compartieron experiencias sobre sus procesos disruptivos, creativos y las dinámicas que surgen al intervenir el espacio público.


Entre relatos, imágenes y reflexiones, el conversatorio dejó ver cómo el arte urbano gráfico continúa siendo una práctica viva que dialoga con la calle, se adapta al cambio y mantiene su potencia de resistencia. Una noche de ciudad, muros, humo e ideas que habitaron de otra manera lo cotidiano.

Para escuchar el audio de las preguntas y respuestas del conversatorio, dar cli aquí

Latidos

Seminario de Grafiti y Arte Urbano Gráfico de Medellín: Memorias, lenguajes y prácticas.


El Seminario de Graffiti y Arte Urbano de Medellín: Memorias, lenguajes y prácticas, realizado el 9 de octubre de 2025, en el marco de la Bienal LATIDOS, fue un encuentro de saberes sobre política pública, curaduría, creación, acción, derecho, comunicación y circulación.  Más que un encuentro académico o artístico: fue una conversación viva entre generaciones, territorios, públicos y formas de entender la ciudad. Durante una intensa jornada, Medellín se miró en su propio espejo urbano y reconoció en los muros la huella de sus memorias, sus luchas y sus búsquedas colectivas.
Asistentes al seminario en el auditorio Beethoven. Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
El evento, organizado por ComuniGraff, la Agencia APP y la Secretaría de Cultura Ciudadana del Distrito, y operado por la Fundación Universitaria Bellas Artes, contó con el apoyo de diversas universidades del Distrito: la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia, la Universidad San Buenaventura, el Tecnológico de Artes Débora Arango, la Universidad Luis Amigó, la Corporación Universitaria Remington, la Universidad Pontificia Bolivariana y la Institución Universitaria Salazar y Herrera.
Participantes del seminario en la jordana de la mañana. Fundación Universitas Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
Con 277 personas inscritas, 211 asistentes activos durante el día, 111 certificados entregados y más de 400 vistas de la transmisión en vivo, el seminario confirmó que el arte urbano ya no se concibe como una práctica marginal, sino como un campo legítimo de conocimiento, de gestión cultural y de política pública, por lo que certámenes como este merecen realizarse anualmente.
Dos generaciones. James Durango "Brick-J", uno de los pioneros del graffiti en Medellín con su hijo Jacob, compartiendo pasiones y espacios. Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.

Una mañana para pensar la ciudad desde sus muros, prácticas y políticas

María Clara Arrubla presentando los avances de Agencia APP. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
La jornada inició con una serie de paneles que pusieron sobre la mesa los temas más urgentes del arte urbano contemporáneo. El panel de política pública reunió a Cristian Cartagena (Subsecretario de Arte y Cultura de la Secretaría de Cultura Ciudadana), María Clara Arrubla (Agencia APP) y Manuel Mejía (ComuniGraff), quienes reflexionaron sobre los retos institucionales de consolidar una política distrital que acompañe los procesos de creación, circulación y reconocimiento del arte urbano en Medellín,, a la luz del acuerdo 010 de 2020 como carta de navegación para el fortalecimiento del Arete Urbano Gráfico.
Manuel Mejía, representante de Comunigraff, expone desde el gremio cómo se ve el avance en la política pública. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
Luego, el panel de curadores —con Juan David Quintero, Juan Fernando Vélez (Pachamama), James Durango (Brick-j) y Fredy Álzate (Constelaciones)— trazó una mirada sobre la curaduría como práctica expandida, donde el muro, la calle y la ciudad galería se entrelazan en una misma narrativa visual.
Juan Fernando Vélez "Pachamama" participa en el panel de curadores con James Durango y Fredy Álzate. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025. 
Puedes ver los paneles de política pública y de curadores, o dar clic al enlace aquí


El panel de colectivos, integrado por Alejandra (Suuralas), Anyela (Pirañas Crew) y José (Graffiti Art), resaltó el papel de las escuelas y festivales en la construcción de ciudad desde el arte colaborativo, siendo la razón de ser y raíz de la bienal.
Alejandra Calle (Colectivo Suuralas), José Monroy (Graffiti Art Escuela) y Anyela Vanegas (Pirañas Crew) comparten sus visiones desde los procesos organizativos. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
El panel de protagonistas, con Alejandro Villada (Pac Dunga), William Monsalve (Fast) y Verónica Morales (Rarónica), permitió recorrer cuatro décadas de historia del graffiti en Medellín, un viaje por estilos, territorios y generaciones que han dejado su trazo indeleble en la memoria urbana.
Rarónica, Fast y Pac Dunga, tres generaciones del graffii y el arte urbano compartiendo visiones y perspectivas. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
Puedes ver los paneles de colectivos y protagonistas, o dar clic al enlace aquí

 

Una tarde de  diálogos y saberes sociográficos compartidos

Taller de derechos de autor y propiedad intelectual con el artista y abogado David Gómez (UdeA). Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025
En la jornada de la tarde, el seminario se transformó en un espacio de aprendizaje colectivo. En las mesas y diálogos de Saberes abordaron temas cruciales para la profesionalización y sostenibilidad del arte urbano. 
Taller de internacionalización del arte urbano con Nino Gaviria de la Universidad San Buenaventura. Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
El abogado David Gómez (UdeA) orientó el espacio sobre propiedad intelectual, mientras Nino Gaviria (Universidad San Buenaventura) compartió estrategias sobre internacionalización del arte urbano. 
Mesa de cartografía femenina en el arte urbano gráfico con Carmen Álvarez (Tecnológico de Artes Débora Arango) y Verónica Morales (Universidad Luis Amigó). Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
Por su parte, Catalina Rojas (UdeA) guio a los asistentes en la creación de un portafolio efectivo para creadores, y Carmen Álvarez (Débora Arango) junto a Verónica Morales (U. Luis Amigó) lideraron el taller Cartografía femenina: voces que habitan la ciudad, un diálogo sensible sobre la presencia de las mujeres en el espacio público y en las narrativas visuales urbanas.
Taller de portafolio efectivo para creadores con Catalina Rojas (UdeA). Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía  Agencia APP. 2025.
Cada conversación, cada ejercicio, reafirmó que el arte urbano gráfico y  el graffiti en Medellín es una práctica estética, una forma de pensamiento, una pedagogía de lo sensible y una herramienta política que redefine la relación entre artes, visualidades y territorio.

Todos los actores, todos los sectores, todos los latidos

El Seminario LATIDOS 2025 fue una experiencia colectiva donde la ciudad se pensó a sí misma desde sus muros, lenguajes y prácticas. Entre palabras, colores y memorias, quedó claro que el arte urbano gráfico y el graffiti no solo se pintan: también se estudia, se gestiona, se enseña y se transforma. Medellín —con su historia marcada por el arte urbano— late al ritmo de sus creadores, investigadores, docentes y estudiantes, demostrando que los muros son archivos, los aerosoles instrumentos de memoria, las personas bibliotecas y referentes sociales, y el arte una manera de habitar el futuro.


Descarga documento matriz de sistematización en el siguiente enlace

Descarga las presentaciones de los panelistas y talleristas en el siguiente enlace

Descarga las transcripciones de los paneles, conversatorios y talleres en el siguiente enlace

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 Gleo


Nathalia Gallego Sánchez, más conocida como Gleo, nació en 1992 y creció en Cali, una ciudad tropical y diversa del suroccidente colombiano. Desde los diecisiete años comenzó a pintar muros como un gesto de libertad y búsqueda personal. Lo que inició con formas marinas frente a su casa —peces, criaturas acuáticas y movimientos de agua— se transformó con el tiempo en una poética visual marcada por los mitos, los símbolos y la espiritualidad. Sus personajes, casi siempre femeninos, aparecen envueltos en una atmósfera ritual: rostros enmascarados, miradas que arden con ojos amarillos, cuerpos que parecen portar secretos ancestrales.

Autodidacta y observadora del espacio urbano, Gleo considera la calle como una gran escuela, un lugar donde se aprende haciendo y donde el error, la lluvia o el roce de los transeúntes forman parte de la obra. En entrevistas ha dicho que “la calle es una escuela gigante, en la cual uno puede ser autodidacta, pintar y cuestionar el espacio público”, y que su arte pertenece a la gente que lo habita: “cuando pintamos en la calle, el trabajo final no nos pertenece, pertenece a la gente que vive allí; ellos deciden si lo preservan o lo eliminan” (Dinero, 2020; Beyond Walls, 2023). Ese carácter efímero es lo que da sentido a su práctica: el muro no es solo superficie, sino territorio compartido.

Trazos amarillos. Participación de Gleo en el Festival Extra Mural. Institución Educativa Héctor Abad Gómez. Sede Niquitao. Fotografía: Víctor Jiménez. 2025.
Su formación académica pasó por la Universidad del Valle, donde cursó Artes Visuales y Diseño Gráfico, pero pronto entendió que la técnica no bastaba. En la calle encontró una forma de conocimiento más intuitiva, más cercana a la experiencia. El aprendizaje fue también geográfico: viajó por Sudamérica —México, Brasil, Argentina, Perú— y se dejó nutrir por las capitales del muralismo. En cada viaje aprendió nuevos modos de entender el color, la figura y la relación con las comunidades. De allí viene su preferencia por los vinilos y pinceles, una elección que exige tiempo, paciencia y una dedicación casi meditativa.

Marcando el boceto. Gleo en acción. Institución Educativa Héctor Abad Gómez. Sede Niquitao. Fotografía: Víctor Jiménez. 2025.
Su obra se ha extendido por el mundo como una red de símbolos. En los muros de Cali, Bruselas, Lisboa, Santiago, Marrakech o Kansas, aparecen sus figuras místicas, híbridos entre lo humano y lo espiritual, que aluden a los cuatro elementos —agua, fuego, tierra y aire—, a la naturaleza y a las energías que sostienen la vida. Los ojos amarillos que se repiten en muchas de sus obras son, según la artista, una metáfora del ciclo y del infinito. En ellos se concentra una fuerza que conecta lo visible y lo invisible.

Gleo ha participado en festivales internacionales como el Mural Festival de Montreal y el Mauritshuis Murals Project en los Países Bajos. Su presencia en las calles de América y Europa la ha consolidado como una de las muralistas latinoamericanas más reconocidas de su generación, una voz que combina la sensibilidad indígena, el color popular y la reflexión sobre el espacio público como campo simbólico.

El nombre Gleo surgió una noche de juego con las letras de su propio apellido, Gallego. Entre tachones y garabatos encontró un sonido que la representaba: Gleo, la mujer del mar, como ella misma recuerda. Desde entonces firma así cada uno de sus muros, aunque su rostro rara vez aparece en medios; prefiere que su identidad permanezca en las paredes, en esas figuras que respiran la mezcla de lo onírico y lo real. En una entrevista con I Support Street Art dijo: “Soy una persona que simplemente pinta paredes, tratando de creer que en este trabajo encuentro una forma de ser libre”.

 Infancia de fuego, que ilumina el juego de la vida. Obra de Gleo. Institución Educativa Héctor Abad Gómez. Sede Niquitao. Fotografía: Juan David Bolívar. 2025.
Su obrar es una pintura que respira lo femenino y lo colectivo, un lenguaje donde el cuerpo es territorio y el color una forma de pensamiento. Cada mural de Gleo parece preguntarnos por lo que somos y por la relación entre el ser humano y el todo: la tierra, los dioses, la energía, la memoria y las personas. En una época en la que las ciudades tienden al olvido, sus muros actúan como espejos espirituales que nos recuerdan —con ojos luminosos— que seguimos habitando la misma materia, los mismos sueños.

Referencias:

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 Entes

Joan Jiménez Suero, más ampliamente conocido en el mundo del arte urbano como Entes, reside y trabaja en Miami (Estados Unidos). Su trayecto comenzó mucho antes de pisar las grandes ferias o galerías: graduado de la Escuela Superior de Artes Visuales Corriente Alterna en 2011, ya desde el año 2000 formaba parte de la escena del graffiti old-school mediante la crew “DMJC” en Perú. 

Identidad latinoamericana. Entes. Parque de la Conservación. Galería Guayabal. Fotografía: Juan David Quintero. 2025
A lo largo de su práctica, Entes ha desplegado su obra en ciudades de Europa, Medio Oriente, América Latina y Norteamérica. Según su propia biografía, ha trabajado en Alemania, Francia, Portugal, España, Emiratos Árabes, Cuba, República Dominicana y “todo el continente americano”. 

Afroperuanos. Entes. Parque de la Conservación. Galería Guayayabal. Fotografía: Juan David Quintero. 2025. 
El núcleo de su discurso artístico gira en torno a la tensión social, política y urbana que vive América Latina desde una óptica postcolonial. En su proyecto individual titulado “Manifiesto Descolonizado”, presentado en el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, Entes articuló símbolos, técnicas y memoria para invitar al espectador a revisar la ciudad, la mirada del otro y la historia que subyace. 

Identidades afros. Entes. Parque de la Conservación. Galería Guayabal. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.

De su propio testimonio se desprende una voluntad clara: que el arte no sea un privilegio de galerías cerradas sino parte del espacio público, de la cotidianidad de la ciudad. En una entrevista decía: “El arte no debe ser elitista; por eso pintamos en la calle, para que no haya brecha entre el arte y la ciudadanía”. 

Graffiti como resistencia. Conversatorio con Entes. Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
El 26 de septiembre, el artista Joan Jiménez Suero, conocido como Entes, ofreció en Bellas Artes la charla “Graffiti como resistencia: identidad, memoria y comunidad”, un espacio donde compartió su experiencia y visión del arte urbano como herramienta de transformación social. A lo largo del encuentro, Entes reflexionó sobre cómo el graffiti puede ser una forma de resistencia simbólica frente a la desigualdad y el olvido, un acto de memoria que devuelve la voz a quienes habitan la ciudad. Desde su experiencia muralista en América Latina y su trabajo con comunidades urbanas, destacó que pintar en el espacio público es también un gesto político: una manera de reconstruir la identidad colectiva y reafirmar que el arte pertenece a todos. La charla, llena de imágenes, relatos y preguntas abiertas, dejó ver la profundidad de su práctica artística y su compromiso con la idea de que cada muro puede convertirse en un manifiesto vivo de dignidad y pertenencia.

Identidad, memoria y comunidad. Conversatorio con Entes. Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
El lenguaje visual de Entes combina la firmeza del graffiti clásico —tags, rayones, textos— con una sensibilidad contemporánea marcada por la intervención urbana, la apropiación simbólica y una reflexión sobre la ciudad como lienzo político. Su trabajo nos recuerda que los muros no sólo expresan estética, sino memoria, conflicto y comunidad.

Para escuchar el audio de la charla sobre su vida y experiencia, da clic aquí

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Muralismo Latinoamericano. La transformación permanente del tabú en tótem

Desde hace siglos, en América Latina nos hemos hecho la misma pregunta: ¿Quiénes somos?. Esa búsqueda de identidad ha marcado nuestra historia, y el Festival ExtraMural de la corporación Manguala, inspirado en el pensamiento de Oswald de Andrade, retoma la idea provocadora de que “solo la antropofagia nos une”. Con ello nos invita a conversar, desde el muralismo, sobre arte, cultura y política en clave colectiva.

La historia de esta “antropofagia” se remonta a los tiempos de las crónicas de Indias, cuando en 1492 Colón escribió por primera vez la palabra caníbal para referirse a los pueblos caribes. Así nació un imaginario que enfrentaba al “indio feroz y antropófago” con el “buen salvaje”, y que más tarde serviría de excusa para justificar la colonización. Pero lo que en principio fue un estigma, con el tiempo se convirtió en una metáfora poderosa: devorar, transformar y recrear lo ajeno para construir una voz propia.

Ese espíritu lo encarnó el muralismo mexicano posrevolucionario, que levantó imágenes de indígenas, obreros, campesinos y héroes del mestizaje con el fin de afirmar una identidad nacional. Aun así, no escapó a la paradoja: el primer mural de ese movimiento lo pintó un artista francés, Jean Charlot, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso. Tal vez fue el primer sacrificio simbólico que permitió al arte mexicano devorarlo y hacerlo suyo.

Mural de @Gleo_co. Tomado del Instagram de la Artista.
El muralismo no tardó en extenderse por la región. En Ecuador brillaron Camilo Egas y Oswaldo Guayasamín; en Cuba, Amelia Peláez y René Portocarrero; en Colombia, Ignacio Gómez Jaramillo y Pedro Nel Gómez. Cada uno de ellos reinterpretó, desde sus contextos, el legado del muralismo mexicano.

Mural de @yankamanta. Tomado del IG del artista.
Hoy, esa herencia sigue viva en artistas como Gleo, Yankamanta o Fidel Castro, que con sus murales narran historias de la naturaleza andina y tropical, de cuerpos racializados con pintura facial, o de oficios ancestrales como el tejido, la pesca o la minería. Sus obras, a veces directas y otras más sutiles, insisten en que la identidad latinoamericana sigue siendo un motivo inagotable de creación.

Mural de @fidelumen. Tomado del IG del artista.
El muralismo actual dialoga con las urgencias sociales del presente, pero también conversa con su pasado. En ese cruce de tiempos, vuelve a resonar la vieja pregunta por la identidad, y con ella la necesidad de escuchar distintas voces de la región que nos ayuden a imaginar nuevas formas de devorarnos y reinventarnos a través de las artes y el espacio público como espacio de disputas y encuentros.

Breves reseñas de los muralistas invitados al conversatorio organizado por el festival Extramural de la Corporación Manguala

Gleo
Natalia Gallego Sánchez, conocida como GLEO, es una muralista colombiana reconocida internacionalmente. Su obra une lo urbano y lo espiritual mediante colores intensos, rostros humanos y símbolos ancestrales que invitan a la contemplación interior. Sus murales monumentales están presentes en América, Europa, África y Medio Oriente, y forman parte de colecciones en Montreal, Vigo y Valencia. En 2022 realizó Mujer flor en la ventana en La Haya, por invitación del Museo Mauritshuis, reafirmando su lugar en el arte urbano contemporáneo.
De izq. a der. Yankamanta, Fidel y Gleo. Conversación en La Casa Centro Cultural. Fotografía cortesía Corporación Manguala. 2025.
Fidel Castro Cabello
Artista visual y educador cubano radicado en Bucaramanga, Colombia. Con más de 17 años de trayectoria, trabaja la pintura, el dibujo, la instalación y el muralismo en diálogo con comunidades y territorios. Ha expuesto en Cuba y Colombia y lidera proyectos de arte urbano que resignifican espacios desde la memoria y la identidad. Fue director de la Escuela Municipal de Artes de Bucaramanga y desde 2021 impulsa murales vinculados a organizaciones sociales, consolidando el arte como herramienta de transformación comunitaria.

DevorAndo el muralismo. Conversación en La Casa Centro Cultural. Fotografía cortesía Corporación Manguala. 2025. 
 Yankamanta
Jairo Mena, conocido como Yankamanta, nació en San Miguel de Ibarra, Ecuador. Su obra, influenciada por el arte indigenista, las luchas sociales y los saberes ancestrales, refleja la fuerza de sus raíces multiculturales y abre diálogos sobre memoria y derechos humanos. Es fundador y director del Festival NUMU, una de las principales plataformas de muralismo en Ecuador, desde donde ha impulsado intervenciones comunitarias e intercambios internacionales, posicionándose como referente del muralismo latinoamericano.

Asistentes al conversatorio Antropofagia y muralismo latinoamericano. Charla del Festival Extra Mural y la Bienal LATIDOS. La Casa Centro Cultural. Fotografía cortesía Corporación Manguala. 2025.
Documento escrito por José Monsalve. Director Festival Extramural.  
Edición y corrección ortotipográfica por Víctor Hugo Jiménez Durango.

Para escuchar el audio de las preguntas y respuestas de la charla, clic aquí

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Axel Void


Axel Void, nació en Miami en 1986 de madre haitiana y padre español, pero creció en España desde los tres años, donde recibió una formación influenciada por la pintura y el dibujo clásicos. Su carrera en el arte urbano comenzó en 1999, influenciado por la cultura del graffiti y el arte callejero, y ha desarrollado un enfoque multidisciplinario que incluye murales, pintura al óleo y acrílica, instalaciones, grabados, dibujos, audio y video. Sus obras exploran temas sociales y psicológicos, con una mezcla de crudeza, ironía y belleza cotidiana que reflejan la complejidad de la condición humana.

Entre el 15 y el 30 de septiembre, Axel Void pintó importantes murales en Medellín, incluyendo una pieza destacada en la estación Prado del Metro y otra intervención durante el Festival Extramural. Estas obras representan su estilo característico, cargado de fuerza y reflexión, contribuyendo a enriquecer el espacio público con una mirada crítica y poética sobre diversos aspectos sociales.

Conversatorio de Axel, Eskibel, Sr. Ok y Johan Salazar. La Pascasia. Foto cortesía Corporación Manguala. 2025.
El conversatorio “Fronteras, vórtices y borrosidades en el arte urbano,” moderado por @johanzalazar, fue un espacio para reflexionar sobre los límites, contradicciones y pluralidades en la pintura urbana. Participaron Axel Void, Señor Ok y Eskibel, tres muralistas con estilos resonantes pero únicos. La conversación exploró cómo el arte urbano puede unir mundos, cruzar caminos y generar diálogos globales, enfatizando la capacidad del arte público para generar encuentros inesperados y abrir nuevas perspectivas culturales y sociales en Medellín y más allá.

Estos encuentros, junto con el impacto visible de la obra de las plantas y flores de "borracheros" de Axel Void en Medellín, son una demostración contundente de la importancia que tienen los festivales y bienales de graffiti y arte urbano. Más que simples eventos culturales, se constituyen en espacios vitales para el cuestionamiento, el diálogo y la reflexión crítica sobre los espacios públicos contemporáneos. A través de estas manifestaciones artísticas, se promueve una conexión con creadores, algunas comunidades y se facilita una conversación sobre la identidad, la memoria y las multiplicidades sociales que habitan las ciudades latinoamericanas. Así, estos encuentros reafirman el arte urbano como una herramienta poderosa para transformar la percepción y el uso del espacio público, consolidándolo como un territorio de participación y creación colectiva.

Trompetas de Ángel. Axel Void. Calle 44 con carrera 44. San Juan con Niquitao. Fotografía: Eskibel. 2025. 
Floripondios y artistas en acción. Axel Void. Estación Prado. Fotografía: Eskibel. 2025.
Brugmansia arbórea, también conocida como borrachero o floripondio. Axel Void. Estación Prado. Fotografía: Johan Salazar. 2025.

Para escuchar el audio de la charla de Axel y los otros dos artistas, da clic aquí

Latidos

Bienal de graffiti y arte urbano

!Artistas y graffiteros seleccionados para la intervención en gran formato!

Oda al amor. Mural mosaico de Norman Pizano. Clínica Soma. Avenida Oriental con la Playa. Fotografía: Víctor Jiménez. 2024.
El Distrito de Medellín da un paso decisivo hacia su posicionamiento como unos de las ciudades referentes en el continente del arte urbano con la selección de los artistas locales que intervendrán en gran formato en la Bienal LATIDOS 2025, una iniciativa que trasciende la decoración de muros para convertirse en una declaración cultural sin precedentes.

Esta primera edición representa mucho más que un festival de arte callejero. Se trata de una estrategia cultural integral que reconoce los muros urbanos como dispositivos narrativos, espacios donde convergen la memoria histórica y las expresiones contemporáneas de una ciudad en constante evolución.

La alianza estratégica entre la Agencia APP, la Secretaría de Cultura Ciudadana, ComuniGraff y diversos actores del ecosistema comunitario, privado y académico, evidencia un consenso inédito: el arte urbano y el graffiti han dejado de ser marginales para posicionarse como un campo de creación legitimado que articula dinámicas sociales y procesos culturales profundos.

Producción de Muere, Cebok y Deimos. Clínica Ces. Barrio Prado. Fotografía: Víctor Jiménez. 2022.

La propuesta curatorial de LATIDOS 2025 se estructura sobre pilares conceptuales que reflejan las tensiones y potencialidades de la Medellín contemporánea:

Libertad Creativa emerge como blindaje fundamental contra la instrumentalización del arte urbano, garantizando que las intervenciones mantengan su autenticidad expresiva sin condicionamientos externos que diluyan su potencia simbólica.

Memoria, Territorio e Identidad se articula como homenaje a los 350 años de fundación de la ciudad, pero evita la nostalgia superficial para apostar por una lectura crítica de las transformaciones urbanas y sociales que han moldeado el territorio paisa.

Los Muros Hablan constituye quizás el eje más disruptivo, al otorgar protagonismo a poblaciones históricamente invisibilizadas—personas trans, migrantes, comunidades afrodescendientes e indígenas—que encuentran en el espacio público una plataforma de dignificación y reconocimiento.

Los números hablan por sí solos: 96 inscripciones en el Banco de Artistas confirman la vitalidad del movimiento de graffiti y muralismo local. Esta respuesta masiva evidencia la cantidad, calidad y diversidad estética que caracteriza la escena urbana medellinense.

El proceso de selección, basado en criterios de trayectoria, innovación estética y capacidad técnica, garantiza intervenciones que funcionarán como hitos visuales en el centro de la ciudad, estableciendo nuevos referentes para el arte público latinoamericano.

 En la categoría de muralismo, los seleccionados fueron:

  • Kozte liderará con una intervención épica de hasta 1.200 metros cuadrados.
  • Agud ocupará un formato intermedio de hasta 700 metros cuadrados.
  • Eskibel completará el trío con una pieza concentrada de hasta 200 metros cuadrados.

La selección en  la categoría graffiti, incorpora una particularidad significativa:

  • Worm encabeza con el proyecto de mayor envergadura, con una intervención de hasta 1.200 metros cuadrados.
  • LeoDos desarrollará su propuesta en formato medio, hasta 700 metros cuadrados.
  • Un empate técnico entre Mela y Pastwo resulta en dos intervenciones paralelas que enriquecen la diversidad expresiva del evento, de hasta 200 metros cuadrados.

Durante los meses de septiembre a noviembre, el centro histórico de Medellín en la comuna 10 La Candelaria funcionará como un laboratorio urbano a cielo abierto, donde siete intervenciones generarán nuevas lecturas del espacio público y establecerán diálogos inéditos entre el patrimonio arquitectónico y la creación contemporánea.

La Bienal LATIDOS 2025 reafirma el liderazgo cultural de Medellín y establece un precedente metodológico para comprender el arte urbano y el graffiti como herramientas de transformación social y construcción de identidad colectiva.

Graffiti realizado por La Clika UND y graffiteros aliados. Plaza Botero, entre Hotel Nutibara y el edificio La Naviera. Foto: Víctor Jiménez. 2015.

La expectativa ahora se concentra en presenciar cómo estos siete proyectos reconfigurarán visual y simbólicamente el corazón de un Distrito de ciencia, tecnología e innovación que ha hecho de la cultura su principal estrategia de patrimonio, intervención social, paisajismo y renovación urbana.