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Cocina y comida

SonoGustoso. Episodio 2. Las azoteas y las guardianas de la tierra. ¡Podcast!

Hay espacios que desafían su propia definición. Las azoteas de Guapi además de patios traseros con huertas, son universos elevados sobre pilotes, jardines suspendidos donde florecen hierbas, frutos y saberes que sostienen la vida misma. Territorios de resistencia y organizaciones que parten del cilantro como tejido, donde cada planta cuenta una historia de autonomía, cada semilla es un acto político y cada cosecha alimenta el cuerpo y la memoria colectiva guapireña.

En el Pacífico colombiano, donde el agua gobierna los ritmos de vida, las azoteas se convierten en espacios estratégicos de soberanía alimentaria y autonomía organizativa. Son huertas que guardan historias, resistencias y soberanía alimentaria. Más que patios: son ecosistemas completos donde la tierra se cultiva en diálogo constante con el río, el mar y la selva.

No es casualidad que sean las mujeres quienes han transformado estos lugares en verdaderos laboratorios de soberanía alimentaria. Soraida Montaño, doña Teófila Betancurt y doña Marcelina Solís son apenas tres voces de un coro mucho más amplio de la Fundación Chiyangua. Ellas son las guardianas de este espacio, donde han tejido en cada semilla una herencia de comunidad y futuro.

Cuando recorres una azotea en Guapi, ves un sistema complejo de conocimientos transmitidos por generaciones: qué hierbas crecen juntas, cuáles necesitan más sombra, cómo aprovechar cada rincón según la luz del sol, qué especies medicinales deben estar siempre a mano, cuáles son las especias, ramas y aromáticas esenciales para la cocina tradicional.

Allí conviven la chiyangua para todas la preparaciones, el cimarrón para los caldos, el orégano para los guisos, el poleo para las digestiones difíciles, el limoncillo para las fiebres, la albahaca que perfuma el arroz. Pero también están los frutales: la papaya que madura al sol, el plátano que nunca falta, el chontaduro que marca las temporadas. Cada planta tiene su propósito, su momento, su lugar en el ecosistema doméstico.

Este conocimiento es resultado de años de observación, experimentación y diálogo con el territorio. Las guardianas saben leer los ciclos del río, anticipar las lluvias, entender cuándo el mar traerá brisa salada que puede afectar ciertos cultivos. Sus investigaciones en el día a día son tan valiosas como cualquier estudio académico, aunque raramente se reconozcan como tal.

Las azoteas representan algo fundamental que a menudo se invisibiliza: la autonomía económica y cultural de las mujeres. En un contexto donde los alimentos procesados llegan cada vez con más fuerza, donde las semillas transgénicas amenazan las variedades locales, donde la dependencia del mercado se impone como única opción, estas huertas elevadas que conocemos como Azoteas son espacios de libertad.

Doña Teófila lo sabe bien. Cada mañana revisa sus cultivos, cosecha lo necesario para el almuerzo, identifica qué necesita atención. No depende completamente del mercado para alimentar a su familia. Tiene control sobre lo que come, sobre lo que cocina, sobre lo que transmite. Eso es soberanía alimentaria en su expresión más pura y cotidiana.

Soraida Montaño, por su parte, ha convertido su azotea en un espacio de experimentación constante. Cuando ella abre las puertas de su mundo cotidiano, descubrimos que su trabajo diario es también investigación aplicada: prueba nuevas combinaciones, recupera semillas que estaban desapareciendo, intercambia conocimientos con otras mujeres del barrio. Sus azoteas son explotarios (laboratorios) de biodiversidad y memoria.


Hay que decirlo claramente: sembrar en las azoteas de Guapi es un acto de resistencia. Es resistir a la uniformización alimentaria, a la pérdida de conocimientos ancestrales, a la dependencia económica. Es decir "nosotras sabemos cómo alimentarnos, conocemos nuestro territorio, guardamos las semillas de nuestros ancestros y ancestras". Cada planta que crece en una azotea es un puente entre el pasado y el futuro.  La azotea es su aula, la farmacia, una despensa y su legado.

Lo más extraordinario de estas azoteas es que no existen en aislamiento. Están en diálogo permanente con el río, el mar y la selva. Las mujeres saben que el agua dulce que sube con las mareas nutre de cierta manera, que la brisa marina trae sal y minerales, que los pájaros que vienen de la selva traen semillas en sus patas y su plumaje.

Este entendimiento profundo del territorio hace que cada azotea sea única, adaptada a su microclima específico, a su relación particular con los elementos. No hay dos azoteas iguales porque cada una responde a las condiciones específicas de su ubicación, a los saberes particulares de quien la cuida, a la historia familiar que la habita.

Estos espacios sostienen la cocina tradicional de formas que apenas comenzamos a comprender. Sin las hierbas de las azoteas, muchos platos perderían su identidad. Sin el conocimiento de estas mujeres sobre ciclos, combinaciones y usos, se perdería un patrimonio inmaterial invaluable.

Este conocimiento profundo ha quedado plasmado en cartillas fundamentales para la preservación de estos saberes. "Las Azoteas un embrujo natural" documenta precisamente esa magia cotidiana: cómo estos espacios aparentemente simples contienen universos completos de biodiversidad, técnicas agrícolas adaptadas al territorio y sabiduría acumulada durante generaciones.

El título no es casual: hay algo de encantamiento en ver cómo la tierra produce en lo alto, suspendida entre el cielo y el agua, desafiando las lógicas convencionales de la agricultura. Es un embrujo natural tejido por manos de mujeres que conocen los secretos de hacer florecer la vida donde otros solo verían limitaciones.


Complementando este trabajo, "Las Azoteas: El sabor y el aroma de la cocina tradicional guapireña" establece el vínculo directo entre lo que crece en las azoteas y lo que llega a la mesa. Porque no se puede entender la cocina del Pacífico sin conocer de dónde vienen sus ingredientes, quién los cultiva y por qué ciertas hierbas son insustituibles en determinados platos.

Estas cartillas son registros, documentos y herramientas de preservación (transmisión del patrimonio cultural inmaterial) y resistencia cultural, materiales etnoeducativos que permiten que el conocimiento de las guardianas llegue a nuevas generaciones de forma organizada, sin perder su esencia oral y práctica.

Las azoteas son archivos vivos de biodiversidad, bancos genéticos comunitarios y formas alternativas de organización y resistencia, donde se preservan variedades adaptadas a las condiciones específicas del territorio. Son espacios de investigación empírica donde las mujeres, sin laboratorios ni títulos académicos, realizan trabajo científico de primer nivel todos los días.

Pero quizá lo más hermoso de las azoteas es su dimensión comunitaria. Las semillas se intercambian entre vecinas, los esquejes viajan de casa en casa, los consejos se comparten en las tardes, las cosechas se regalan cuando abundan. Las azoteas tejen redes invisibles pero sólidas de apoyo mutuo, solidaridad y cooperación.

Cuando Soraida, Teófila y  Marcelina abren las puertas de su mundo cotidiano, nos están mostrando un modelo de vida donde la autonomía es posible, donde el conocimiento ancestral tiene valor, donde las mujeres y las plantas son protagonistas fundamentales de la sostenibilidad.

Cocina y comida

SonoGustoso. Episodio 1. Guapi sabe a tradición. ¡Podcast!


Cocinar es más que mezclar ingredientes. Cada plato que sale del fogón lleva consigo memorias, bienestar y dignidad. Con este proyecto queremos entender cómo la cocina construye identidad, cómo resiste, cómo cuenta historias que ningún libro de historia oficial te va a contar. Y Guapi nos abrió sus puertas. Mejor dicho, sus fogones. Las mujeres nos enseñaron a escuchar.

Nuestro primer episodio —"Guapi sabe a tradición. Donde la cocina es memoria y el río cuenta historias"— nace de los encuentros con las mujeres de la Fundación Chiyangua. Ellas son las guardianas de la tradición culinaria del Pacífico, sabedoras que mantienen viva la memoria entre mareas, manglares y un río que no deja de contar historias.

Nos contaron algo que nos voló la cabeza: las sabedoras de las comunidades anunciaron que esta Fundación nace en los años noventa, en una azotea llena de hierbas medicinales, aromáticas y de condimento. Y que cada comunidad tendría su réplica como símbolo de organización colectiva, identidad y patrimonio cultural.

Una azotea como acto fundacional. Plantas que curan, sazonan y conectan. Eso es Guapi: donde lo sagrado y lo cotidiano se cocinan juntos. 

Aquí nos adentramos en: 
  • Fogones que son espacios de resistencia: cada receta tradicional es un acto político, una forma de decir "aquí estamos, esto somos".
  • Saberes ancestrales transmitidos entre mujeres: de abuela a nieta, de fogón a fogón, con las manos en la masa y el corazón en el territorio.
  • La conexión profunda entre palabra, música y alimento: porque en Guapi no se cocina en silencio; se cocina con décimas, arrullos y la cadencia del Pacífico.
  • Patrimonio vivo que respira: no hablamos de folclor embalsamado, sino de tradiciones que se adaptan, evolucionan y se reinventan sin perder su esencia.

¿Para quién hicimos esto? Para ustedes, que:
  • Les apasiona la gastronomía como fenómeno cultural (y no solo como tendencia instagrameable).
  • Quieren entender cómo la comida construye identidad y comunidad.
  • Buscan voces auténticas, sin filtros del mainstream gastronómico.
  • Estudian antropología, cocina, estudios culturales, historia... o simplemente son curiosos insaciables.
  • Creen que la cocina puede ser un acto de resistencia y memoria.
Entre los testimonios que grabamos, descubrimos referencias al libro "Cantando historias. Entre versos y coplas", ese compendio donde la oralidad del Pacífico se hizo texto como proceso de memoria y duelo colectivo. Porque en Guapi, contar, cantar y cocinar son formas del mismo arte de preservar lo que nos hace humanos.

Este podcast es para escucharlo con atención, preferiblemente con los ojos cerrados, dejando que las voces de estas mujeres te transporten a ese territorio donde el mar y el río se encuentran, donde la selva abraza las casas y donde cada plato es un manifiesto, un canto a la vida.

Cocina y comida

 Saberes y sabores del Pacífico: Memorias culinarias y sonoras de Guapi

Hay proyectos que trascienden el papel y se convierten en actos de resistencia cultural. SonoGustoso, saberes, sazones y sabores de Guapi en el Pacífico colombiano es uno de ellos: una iniciativa que busca rescatar, documentar y celebrar la cocina tradicional de Guapi, Cauca, a través de las voces que realmente importan: las de las mujeres, los abuelos y las abuelas que han guardado estos conocimientos como tesoros vivos durante generaciones.

A través de las historias, las recetas y los cantos, este docupodcast es un ejercicio de memoria colectiva donde los sonidos del ambiente y el hacer cobran protagonismo: el golpe del pilón machacando el plátano, las golpes y maniobras de las manos que organizan la azotea, el chisporroteo del aceite al recibir el pescado fresco, las conversaciones en las cocinas de humo, la lluvia que suena en los tejados, el ritmo del mar que marca los tiempos de la piangua. Cada sonido cuenta una historia, cada técnica es un saber ancestral transmitiendo vivo.

La propuesta es necesaria: mapear la diversidad biocultural de Guapi desde sus fogones, reconociendo que la cocina no es solo alimentación, sino identidad, autonomía, territorio y resistencia. Es entender que cuando una abuela enseña a preparar el encocado, los aborrajados u otro plato, no solo transmite una receta: transmite una cosmovisión, una relación con el manglar, con el río, con la selva y con la comunidad.

 

Los pilares del proyecto

1. Documentar para avivar y convocar

El primer objetivo es claro: rescatar los saberes culinarios que han sobrevivido gracias a la oralidad. En un mundo donde todo se escribe y se digitaliza, estas tradiciones han resistido en la memoria de las cocineras tradicionales, las piangueras y las ancianas de Guapi, lideresas de la Fundación Chiyangua.

A través de entrevistas profundas, se recopilan historias de vida, recetas de algunos platos, las técnicas que requieren años de práctica, los secretos que solo se aprenden observando. Todo esto se convertirá en los cinco capítulos en un repositorio sonoro, disponible para investigadores, cocineros, estudiantes y, sobre todo, para las futuras generaciones que merecen conocer de dónde vienen.

2. Darle valor a los oficios y saberes

Hay una intención política en este proyecto: visibilizar saberes y oficios que históricamente han sido menospreciados o poco visibilizados. Las matronas cocineras guapireñas, muchas de ellas piangueras, todas mujeres que se internan en los manglares en condiciones extremas, son expertas ecológicas, magas del cuidado y el bienestar, y conocedoras profundas de los ciclos de la naturaleza. Las cocineras tradicionales son científicas empíricas, custodias de técnicas milenarias de conservación, fermentación y transformación de alimentos.

Este proyecto les da voz, les da espacio, les reconoce su lugar fundamental en los patrimonios culturales inmateriales del Pacífico colombiano asociados como la partería, las músicas de marimba, los bailes y cantos tradicionales.

3. Promover las identidades afro desde lo local hacia el mundo

La tercera pata del proyecto es la difusión. Se crea un seriado de cinco episodios temáticos que exploran diferentes dimensiones de la cocina guapireña: ingredientes locales únicos, platos emblemáticos, la comida en la vida cotidiana y en las festividades. Cada episodio es una ventana a un universo cultural afrocolombiano.

El sueño es ambicioso: posicionar la riqueza culinaria de Guapi como parte fundamental del patrimonio cultural inmaterial del Pacífico colombiano. Porque cuando reconocemos nuestros saberes, sazones y sabores y el mundo conoce y valora estas tradiciones, se generan condiciones para su preservación, emprendimiento y continuidad.

Un legado que se escucha


SonoGustoso es, en esencia, un proyecto de memorias y justicia cultural. Es reconocer que en cada plato de papachina, en cada plato con las hierbas de la azotea, en cada viche de mariscos, hay siglos de conocimiento acumulado, de adaptación al territorio, de creatividad en contextos de escasez y de celebración comunitaria.

Es entender que la cocina del Pacífico es patrimonio inmaterial, territorio sonoro, biocultural y afectivo. Y que preservarla es una forma de decir: aquí estamos, así vivimos, esto somos y lo compartimos, se los legamos. 

Porque mientras haya una abuela enseñando a preparar un alimento y a hacer la azotea,, mientras suene el pilón en las madrugadas y las piangueras conozcan los secretos del manglar, Guapi seguirá viva en cada bocado, en cada historia, en cada sabor que suena y cuenta un territorio de selva, río y mar.

EnCorto Taller - Marímbula

 El Mico

El Mico más que un comic, es un viaje incómodo, por no decir oscuro, al corazón de una Colombia marcada por las violencias: la muerte, la desaparición y el desplazamiento forzado.

En sus páginas, se entretejen la brutalidad de la novela negra, la profundidad del ensayo histórico y la imaginación del cómic fantástico. Seguimos a Romero, un joven desplazado que ha perdido todo en medio del conflicto armado colombiano, un personaje que carga en su nombre la esencia de la memoria y la resistencia. Romero como víctima es un espejo de millones de vidas truncadas y desarraigadas en el país, un símbolo de la lucha por la verdad y la justicia.

El núcleo de la obra está construido sobre el testimonio de las víctimas y los familiares de desaparecidos, especialmente de los departamentos de Antioquia y Putumayo. Desde estas voces en situaciones límite, El Mico se sitúa como una metáfora poderosa de los efectos devastadores de la violencia sistemática, que destroza cuerpos, espíritus y comunidades. En el crudo éxodo de Romero, desde la ira y el trauma hasta la búsqueda de justicia, se plasma la resiliencia de quienes, a pesar de todo, resisten.

La narrativa gráfica de El Mico refuerza esta crudeza con trazos enérgicos, riqueza en detalles, diversidad de planos, paisajes densos y un predominio del negro, aportando profundidad a los recuerdos, las fantasías y los relatos que se entremezclan en la historia. Cada página se convierte en una unidad narrativa dinámica con múltiples conexiones a las cosmovisiones de los pueblos campesinos, indígenas y afrodescendientes, para invitar al lector a tomar posición en este trasegar sombrío y esperanzador.

Esta obra es una confrontación directa con las heridas históricas de Colombia. A través de la ficción, Diablo En Pie, plasma la irracionalidad de los actores del conflicto, la complejidad de las emociones y rastros de los acontecimientos violentos, invitando a reflexionar con estas viñetas que perturban y cautivan sobre la humanidad que subsiste incluso en medio de las peores adversidades. Al vincular la memoria histórica con el arte, crea un puente para las nuevas generaciones, haciendo una invitación desde estos formatos híbridos a interrogar el pasado con ojos críticos y a construir un futuro más justo.

El Mico nos recuerda que detrás de cada rostro perdido en las calles, de cada historia de dolor, existe una posibilidad de redefinición y reinvención. Y que, como sociedad, enfrentarnos a estas realidades incómodas es un paso necesario para entendernos, sanar o al menos,  convivir, con las heridas y cicatrices colectivas.

Moravia Imaginada

Moravia en un museo

Se tuvo un espacio generoso para compartir el trabajo de investigación creación hecho en colaboración por los colectivos El Costurero de Moravia y Rememora en la Sala de Estudios de el MAMM el 3 de octubre de 2024.

La ponencia La Imagen de Moravia sobre el contexto de producción del cine y video local de este barrio popular de Medellín, al lado de la muestra de la colcha, la maleta y el mural de QR, tres obras de la exposición Bordando Artefactos, Tejiendo Recuerdos destacaron en este encuentro, ampliando la compresión de lo que se persigue al realizar la jordana en estos tres campos de exploración contemporánea.

La discusión se centró en la relación entre los archivos, las artes y la construcción de memorias colectivas e individuales, especialmente en el contexto de comunidades en situaciones límite, afectadas por las violencias y el desarrollo, y en transformación, en medio de un boom de los estudios de memoria y de los registros mediáticos del pasado.

Fotografías de Juan Echavarría, Sebastián Hernández y Ferney Hernández. Sala de Estudio del MAMM. 3 de octubre de 2024.
Se hizo una transmisión en vivo de la mediación de los objetos de memoria y de la ponencia en la jornada de estudio que ha tenido aproximadamente 600 reproducciones, gracias al apoyo de En Corto Taller, amplificando la audiencia y dejando una huella del momento de transmisión del conocimiento y apropiación pública de la ciencia de la información.

El proyecto ARMEP es realizado por el Grupo de Investigación “Información, Conocimiento y Sociedad” de la Universidad de Antioquia – Colombia y el Centre de Recherches Ibériques et Ibéro-américaines (CRIIA) de l’Université Paris Nanterre – Francia, el cual está registrado en el Comité para el Desarrollo de la Investigación – CODI y cuenta con aportes del CICINF de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, del Fondo para la democratización del conocimiento académico de la Universidad de Antioquia, del Programa de Intercambio de Investigadores, Convocatoria 940 de 2023 del Ministerio de Ciencias, y del programa ECOS NORD – Francia – Colombia.

ARMEP

 Jornada de estudios
Arte, memoria y archivo


El 3 de octubre de 2024, se llevó a cabo la Jornada Arte, Memoria y Archivo en la Sala de Estudios del Museo de Arte Moderno MAMM en alianza con la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, en el marco del proyecto binacional ARMEP.

El encuentro para académicos, estudiantes e interesados fue un espacio que reunió a investigadores y artistas en torno a dialogar sobre las artes, las representaciones, las investigaciones con archivos, discursos y obras de arte.

El trabajo de la artista Erika Diettes, los archivos fotográficos perdidos que se recuperan en la plataforma Transeúntes, el trabajo de fotografías y postales sonoras de las mochilas guerrilleras, las memorias confinadas de la cárcel de mujeres Pedregal, los archivos audiovisuales de la violencia bipartidista, la potencia del audiovisual del sector de El Morro en el barrio Moravia, la geografía de las bibliotecas y los performances del colectivo El cuerpo habla, fueron los temas que se evocaron en la amena jornada.




Fotografías de la Jornada en el MAMM. Imágenes de Sebastián Hernández y Víctor Jiménez. 2024.
Alrededor de 30 personas, incluyendo a 10 ponentes, asistieron a esta encuentro de divulgación científica desde otros formatos, el cual coincidió con otras exposiciones y eventos inaugurados en el Museo de Arte Moderno, creando un ambiente propicio para el intercambio de saberes y experiencias.

Moravia Imaginada

 Moravia en París

La muestra “Bordando artefactos, Tejiendo recuerdos. Moravia Imaginada. Audiovisuales y Memorias” es una exposición de artes populares, técnicas y prácticas asociadas a la fabricación de objetos artesanales, tradición oral, organizaciones sociales, cine, video, documental, archivos fílmicos, memorias y patrimonios vivos, realizadas por los grupos El Costurero de Moravia y Rememora entre el 2021 y el 2023.

Las obras profundizan en la imagen en movimiento, en los procesos de creación y apropiación de lo intangible de las películas como expresiones y representaciones audiovisuales de Moravia, al interrelacionar el hacer audiovisual (producir documental) con los haceres textiles, soportado en las lentes de la memoria, la comunicación, el convite y el reciclaje, prácticas intrínsecas en todos los procesos culturales del barrio, integrando cuatro campos del patrimonio inmaterial: las artes populares, las prácticas y objetos artesanales, la oralidad y la organización comunitaria.

Para conocer en detalle de que se trata lee y descarga la siguiente presentación.

En el marco de la jordana de estudios se realizaron dos itinerancias, en los edificios Max WEBER e Ida MAIER, ubicados dentro del campus de Universidad París Nanterre.

Max WEBER


Entre el 12 y 13 de septiembre se realizó en el en edificio Max WEBER la exposición. Este centro académico es un espacio donde se realizan constantemente coloquios, seminarios y jornadas de estudios de todas las facultades de la Universidad, por lo que la muestra tuvo un público de 100 a 200 personas que se acercaron al hall en diferentes momentos.

Al medio día del 13 de septiembre se llevó a cabo la presentación y almuerzo alrededor de la muestra de los objetos de memoria con los estudiantes, investigadores y catedráticos que participaban en la jordana más otros interesados o personas que se sumaron de los otros eventos. Alrededor de 25 personas acompañaron este momento en el que se explicó los dispositivos y la manera en que se realizó la investigación creación. 

Fotografías de Diana Burgos, Luis Toro, Sebastián Hernández y Víctor Jiménez. Edificio Max WEBER. Universidad París Nanterre. Septiembre 12 y 13 de 2024.

Ida MAIER


Del 14 al 20 de septiembre de 2024, la muestra de prácticas audiovisuales y textiles se llevó a la Facultad LCE (Langues et Civilisations Etrangères) donde regularmente transitan docentes y estudiantes de pregrados y posgrados.

En este hall de entrada al bloque pudieron apreciar los objetos de memoria más de 300 personas en el lapso de la semana. Gracias al apoyo de los miembros del Centro de Investigaciones Ibéricas e Iberoaméricanas (CRIIA) se dinamizó con docentes y estudiantes estos archivos audiovisuales y de víctimas del conflicto por violencias y desarrollo.

Fue muy interesante la sensibilidad que despertó en las y los asistentes el trabajo con las mujeres, los contextos del barrio, las maneras de la producción de las películas documentales, y la innovación para crear de manera colaborativa los dispositivos del estado del arte audiovisual de un barrio popular, entre mujeres, artesanas, artistas e intelectuales.

Fotografías de Diana Burgos, Luis Toro y Víctor Jiménez. Edificio Ida MAIER. Universidad París Nanterre. Septiembre 14 al 20 de 2024.

La itinerancia a París contribuye al uso social de los documentos como archivos vivos, al ser recreados y activados por las comunidades, estudiantes, docentes e interesados en la construcción de memorias culturales y comunitarias. Un proceso de acercamiento a los documentos para con ellos, tejer saberes, conocimientos, poder e inspirar la investigación en registros, derechos humanos y memorias subterráneas de comunidades marginales.  

Moravia Imaginada hace parte del proyecto ARMEP, realizado por el Grupo de Investigación “Información, Conocimiento y Sociedad” de la Universidad de Antioquia – Colombia y el Centre de Recherches Ibériques et Ibéro-américaines (CRIIA) de l’Université Paris Nanterre – Francia, el cual está registrado en el Comité para el Desarrollo de la Investigación – CODI y cuenta con aportes del CICINF de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, del Fondo para la democratización del conocimiento académico de la Universidad de Antioquia, del Programa de Intercambio de Investigadores, Convocatoria 940 de 2023 del Ministerio de Ciencias, y del programa ECOS NORD – Francia – Colombia.

ARMEP

 Jornada de estudios 
¿Qué corpus para la investigación?

En 2024, fruto de la articulación de la Universidad de Antioquia (Colombia) y la Universidad París Nanterre (Francia), por medio de una apuesta de sus centros y grupos de investigación a tres años, se realiza la primera Jornada de estudios internacionales “¿Qué corpus para la investigación en civilización latinoamericana contemporánea en la era digital?” en la Universidad Paris Nanterre el 13 de septiembre de 2024.

Fue un espacio en el que participaron 10 investigadores como ponentes y alrededor de 25 estudiantes y docentes de Francia, España, Perú y Colombia. De la Escuela Interamericana de Bibliotecología estuvieron los investigadores Luis Carlos Toro Tamayo con la ponencia “Memorias de la guerra. Mochilas portadoras de recuerdos”, Víctor Hugo Jiménez Durango con la ponencia "Bordando artefactos, tejiendo recuerdos. Maleta textil para la activación del cine documental del barrio: Moravia Imaginada” y Sebastián Hernández Giraldo, con la ponencia “Arte, Política e Historia: una aproximación audiovisual a la memoria histórica de la Violencia Bipartidista en Colombia a través del cine, el documental y la investigación creativa”.




Fotografías de la Jornada en París. Imágenes: Sebastián Hernández Giraldo. 2024.

El encuentro permitió materializar el trabajo de los investigadores de ambas universidades que realizan el proyecto ARMEP; afianzar relaciones académicas y sociales; construir agendas de trabajo para el 2025 y dinamizar la investigación en civilizaciones y culturas latinoamericanas, artes, archivos y memorias.

El proyecto “ARMEP: Archivos y memorias plurales en Colombia después de los Acuerdos de Paz” es realizado por el Grupo de Investigación “Información, Conocimiento y Sociedad” de la Universidad de Antioquia – Colombia y el Centre de Recherches Ibériques et Ibéro-américaines (CRIIA) de l’Université Paris Nanterre – Francia.

ARMEP

Archivos y memorias plurales en Colombia después de los Acuerdos de Paz

Collage realizado en la Universidad de Antioquia, seccional oriente alusivo a videos documentales del barrio Moravia (Medellín). Elaborado por @michmanzana. 2024. 
El proyecto “ARMEP: Archivos y memorias plurales en Colombia después de los Acuerdos de Paz” se enmarca en la situación actual que vive Colombia, luego de la firma de los acuerdos de paz. Parte de la doble hipótesis de que existen memorias plurales del conflicto que aún son poco o nada visibles, por un lado, y que portan otras historias sobre el conflicto, por otro.  

El proyecto pretende recuperar, sistematizar, analizar y salvaguardar narrativas emergentes que están por fuera de lo oficial y de lo hegemónico, y que actualmente están siendo adelantadas por colectivos, organizaciones sociales y artistas visuales, con el propósito de visibilizar memorias en busca de reconocimiento. 

Se trata de producciones que surgen en sociedades que afrontan situaciones límites y que por sus singularidades poseen un valor que merece ser estudiado y considerado como parte de las memorias que debemos conservar. 
Familia de refugiados de los llanos (1952). Archivo fotográfico de Sady González.
Biblioteca Luis Ángel Arango. 
Memorias que están consignadas en soportes alternativos como tejidos, objetos de archivos personales, fotografías, piezas artísticas, objetos de arte, metáforas visuales o en repertorios discursivos como la oralidad, los rituales, los cantos y las danzas. La gran variedad de tipos documentales y, por ende, de las narrativas que permiten construir memorias explica la dimensión pluridisciplinaria del proyecto ARMEP. 

Este año, fruto de los encuentros previstos, realizamos dos sesiones de jornadas de estudios. La primera de ellas, fue en la Universidad Paris Nanterre en Francia el 13 de septiembre y el segundo encuentro fue el 3 de octubre en Medellín, específicamente en la Sala de Estudio del Museo de Arte Moderno de Medellín. 

El proyecto ARMEP es realizado por el Grupo de Investigación “Información, Conocimiento y Sociedad” de la Universidad de Antioquia – Colombia y el Centre de Recherches Ibériques et Ibéro-américaines (CRIIA) de l’Université Paris Nanterre – Francia, el cual está registrado en el Comité para el Desarrollo de la Investigación – CODI y cuenta con aportes del CICINF de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, del Fondo para la democratización del conocimiento académico de la Universidad de Antioquia, del Programa de Intercambio de Investigadores, Convocatoria 940 de 2023 del Ministerio de Ciencias, y del programa ECOS NORD – Francia – Colombia.

Los ojos de los ofendidos son implacables

Darío Ruiz Gómez

Nuestra  crónica ausencia de autocrítica, es la demostración de nuestra incapacidad para la reflexión sobre lo que nos acontece, sobre aquellos factores traumáticos de nuestra vida política que han dejado cicatrices, heridas imborrables. De este modo se ha eludido enfrentar graves acontecimientos, tragedias sociales que el poder ha convertido en anécdotas para no asumir lo que esos interrogantes comportan. Finalmente nadie es culpable, nadie es responsable. Cuando se creó el llamado Frente Nacional, supuestamente se inició la paz olvidando que este pacto entre dirigencias liberales y conservadoras que milimétricamente se dividieron la burocracia, dejó por fuera las terribles secuelas sociales de este enfrentamiento, las heridas de los masacrados, el destino de las familias sacadas de sus heredades, la desaparición en la miseria urbana de millones de desplazados. Lo que se ocultó fue la concentración de la tierra en pocas manos y  a quienes se lucraron de esta tragedia.

Pero las heridas no se borran cuando no se han reparado las ofensas, cuando el rencor pervive en el corazón de los huérfanos. Pablo Escobar no sólo fue un asesino compulsivo, el motivo hoy, para horrendas telenovelas, sino ante todo el detonante de un proceso de acelerada  degradación de toda una sociedad, no solamente de los estratos populares sino de un sector de la clase dirigente, de la clase política. Esto incluye, recordemos la manera cómo degradó a las Farc, al régimen de los hermanos Castro. Recordemos el fusilamiento sin juicio previo del  Coronel Ochoa por sus vínculos con el Cártel de Medellín y, desde ahí, la creación de una gran superestructura criminal que ha extendido sus tentáculos al mundo. En el caso de México esta superestructura prácticamente se ha convertido con sus dominios territoriales en un Estado paralelo con la vigencia de sus propios códigos.

El Narco Estado Mexicano
Como lo ha señalado Moisés Naím se puede hablar hoy de la existencia de narcoestados. Y Venezuela es un ejemplo de esto. Pero si bien es cierto que este vértigo terminó por arrasar muchos de los valores inalienables de nuestra sociedad es importante recordar a un sector del empresariado y de la clase dirigente que fue capaz de enfrentar este reto desigual y defender los valores de la vida civil, oponerse a ese nuevo Becerro de oro, mientras ese vértigo terminó por arrasar a muchos de quienes creyeron que una vez beneficiados podían olvidarse de esos códigos criminales implacables. El proceso 8.000 es un ejemplo de la manera en que estos capitales fueron capaces de tentar conciencias débiles, proclives al espejismo de hacerse ricos rápidamente.  Por que  bajo esta idolatría de la riqueza fue donde al justo se lo identificó con el bobo, con el incapaz de caer en la engañifa y la sordidez, de manera que se ofendió a la mujer, al honesto, al niño, a la juventud, a los ideales puros de una nación.


Medellín preocupa por "narcoturismo y la explotación sexual.
¿Qué nos dejó entonces este vendaval que arrasó con nuestras tradiciones civilistas?  ¿En qué medida nuestra clase dirigente ha  sido capaz de recuperar la vida democrática, medida del justo, frente a los códigos de la criminalidad institucionalizada? ¿Sí valió la pena la sangre de tanto juez sacrificado? ¿Cuántos dirigentes en medio de los días de espanto que vivió Medellín huyeron de la ciudad? ¿Combatimos el egoísmo con la solidaridad, afirmando las bases de una nueva sociedad civil? Aquello que una sociedad oculta por incapacidad para enfrentar las consecuencias de la cobardía o negligencia moral de su clase dirigente en asumir la verdad y fundamentar una nueva vida social basada en la reconciliación a partir del reconocimiento de los errores, pues no hay olvido sin reconciliación, terminará por hacerse evidente un día. Los ojos de los ofendidos son más implacables que las normas de lo que se ha llamado justicia.