Olivier Razac se interesa en objetos originales y
variados, como el alambre espino, la tele-realidad, la salud o el brazalete
electrónico penitenciario. Inspirado en la obra de Michel Foucault, señala y
analiza los formas de ejercicio del poder actualmente. Para sacar sus consecuencias
éticas y políticas.
Algunas obritas tienen el poder de problematizar
grandes objetos. Histoire politique du barbelé, el primer libro de Olivier Razac, es una de esas.
En 2000, este filósofo que tenía entonces 27 años, supo hacer emerger la
potencia simbólica del alambre arpado, a través de tres jalones históricos: la pradera
norteamericana, la trinchera de la Gran Guerra, y el campo de campo de
concentración nazi. “Instrumento de inscripción
espacial de las relaciones de poder”, la propia forma del arpado ilustra su función. “Es un rasgo que cierra el paso y evoca inmediatamente
la privación de libertad (como lo harían los barrotes de prisión). Pero además
es un rasgo erizado, agresivo, cuyas puntas representan los cuchillos del
poder. Rasgos y puntas, barrotes y cuchillos expresan directamente la vocación
violenta y opresiva del alambre espino”. A esta reflexión sobre la delimitación del espacio le hace
eco un artículo sobre el GPS aparecido en Fresh Théorie. El autor aclara en él ese deseo contemporáneo de localizar y
de ser localizado.
¿Cómo funciona esto? Esta es la pregunta que no deja
de hacer Olivier Razac. Funcionalista, el análisis de las formas del ejercicio
del poder, y de los efectos de control que ellas producen, singulariza el
proceder de este pensador que consagró su segunda obra a la tele-realidad
entendida como un espectáculo zoológico (L´écran et le Zoo. Spectacle et domestication,
des expositions coloniales a Loft Story). Del zoológico a la biopolítica (la vida como la
apuesta del poder) no hay sino un paso. La Grande santé, su última publicación salida de su tesis, interroga diferentes
visiones filosóficas de la salud que molestan, inquietan, sus representaciones
estrictamente médicas. Estos pensamientos (Friedrich Nietzsche & Gilles
Deleuze a la cabeza) tienen en común establecer otra salud, creadora y
arriesgada, pues no se vive en la orden expresa de la conservación de sí y de
la obsesión sanitaria: “La
gran salud es puramente afirmativa. Su naturaleza no es la de oponerse a las
obligaciones exteriores sino la de ejercer su potencia a partir de ella misma”.
Luego de ocho años consagrados a la escritura, “por fuera de la Educación nacional”, enseña desde hace un año en undécimo en un liceo
privado. Este joven padre ha seguido todo su curso filosófico en la Universidad
de París-VIII-Saint- Denis, cuya enseñanza marcada por Michel Foucault se
distingue de entrada por la atención que se presta al contexto histórico y a
las implicaciones políticas de las filosofías. “Fue leyendo a Michel Foucault que mi relación con
la filosofía se volvió apasionada. Comprendí que las ideas, los conceptos,
podían cambiar mi mirada sobre el presente”, explica él. Nacido en 1973 en Nueva Caledonia, Olivier Razac vivió
en Costa de Marfil, antes de llegar a Francia a la edad de 4 años. El joven, titular
de un bachillerato científico, primero ensayó en un IUT de informática. Una errancia
a sus ojos. “A los dos meses me di cuenta
con violencia que eso no era lo que yo quería hacer. Algebra booleana,
problemas de lógica, ecuaciones, A o no-A, B o no-B… Cuando salía de allá mi
cerebro estaba sobre-estimulado, pero yo sentía que eso giraba en el vacío;
sólo tenía Aes y Bes en la cabeza”, recuerda este hijos de ingeniero que no tardó en cortar el cordón
umbilical de su adolescencia. Una bellísima página de su segundo libro ¿no toma
entonces un color biográfico? “Es posible volverse otro (…) La ética es un movimiento de
desprendimiento del modo de vida en el que uno se ha implicado a tal punto que
allí se ha enredado como en una red. Si uno se queda quietecito, no se da
cuenta del enredo. Es en el momento en que uno quiere moverse, cambiar de
sitio, que los hilos se transforman en lazos, y que se vuelve necesario
cortarlos”.
Desprenderse de la domesticación social; el acto de
filosofar, fundamentalmente, tiene que ver con la ética, y su descubrimiento de
los estoicos fue determinante. La filosofía le aparece como el lugar en que
puede ejercerse “una curiosidad general sobre
todo, una apertura a todos los dominios, un deseo de llevar la mejor vida
posible”. “Por esto mi negativa a la especialización…”, prosigue él. Rebotando de un centro de interés a
otro, Olivier Razac prepara un libro sobre el brazalete electrónico
penitenciario: “Hay un bloqueo crítico sobre
estos objetos que dan la sensación de ser ventajosos. ‘Siempre es mejor que ir
a prisión’, se escucha acá y allí. Esto es una ilusión, pues los que lo llevan
no hubieran ido a prisión si el brazalete no hubiera existido. Hay una
articulación necesaria entre los dos medios carcelarios; el medio abierto
perenniza la prisión”.
Su recorrido original, consagrado a objetos
heterogéneos, está movido por una misma idea fuerte. “La filosofía toma su sentido en el enfoque y no en
el tipo de objetos que ella considera”, afirma Olivier Razac. Ese sentido que él le confiere a la filosofía
crepita en esas palabras de Michel Foucault sacadas del Uso de los placeres, y que sirve de exergo a la última parte de la Pantalla y el Zoológico: “Hay momentos en la vida en los que la cuestión de saber si uno
puede pensar de otra manera distinta a como piensa, y percibir de otro modo a
como ve, es indispensable para continuar mirando y reflexionando (…) ¿Qué es la
filosofía hoy si no es el trabajo crítico del pensamiento sobre él mismo? Y si
en lugar de legitimar lo que ya se sabe ¿no consiste ella en buscar saber cómo
y hasta dónde es posible pensar de otra manera?”. En estas condiciones, la filosofía tiene entonces
que dialogar con su afuera, con lo que no es ella. “La pantalla y el zoo ha sido recibido por el medio artístico; Historia política del alambre arpado por los arquitectos. Espero con impaciencia las
reacciones del mundo médico sobre la Gran salud”, confía Olivier Razac.
Bibliografía: Histoire politique du barbelé (La Fabrique, 2000), L’Écran et le Zoo. Spectacle et
domestication, des expositions coloniales à Loft Story (Denoël, 2002), « The Global
Positioning System » dans Fresh Théorie (Léo Scheer,
2005), La
Grande Santé (Climats, 2006).
Philosophie Magazine, n°4 Septiembre
2006
tr. Luis Alfonso Paláu, Medellín, julio 7 de 2014.