Latidos

 Pulsaciones: Pastwo Mesk

A los diez u once años, Pastwo encontró en las clases de graffiti con el Shamo la vía para canalizar la rebeldía que lo definía en el colegio. Lo que comenzó como una práctica de "hacer el daño" se transformó en una pasión cimentada en el hip hop y la influencia del punk, impulsada por la mentalidad y libertad que su madre Vicky Castro y su tía Piedad Castro, fundadoras de la agrupación de punk Fértil Miseria en 1990.

Pastwo es un escritor de graffiti por convicción, diseñador gráfico y artista urbano desde el 2014, dedicado a pintar sus letras y piezas de manera legitima,  por comisiones y contratos. Su foco está en la gráfica y la técnica, no en el contexto social o político, y su estilo utiliza una sobreexplotación de color, decantándose por paletas saturadas (colores primarios y fuertes) para generar un impacto visual potente que "deslumbre" a quien lo observe.

Él crea su propio estilo gráfico urbano de letras a través de años de composición y práctica constante. Esta pasión y disciplina le han permitido un flujo de trabajo significativo donde destaca por su estilo, su carrera y los contactos y relaciones construidas en la calle y el mundo urbano.

Pastwo ha consolidado su carrera principalmente en el ámbito nacional. Su participación más reciente es un mural de gran formato en el edificio Ecci (Avenida Oriental), parte de la Bienal Latidos, donde rinde homenaje a su madre Vicky Castro. Mira parte del proceso aquí

Su espíritu inquieto lo ha llevado a entrar en otros campos del arte urbano, creando la marca de moda colombiana Roof toop💎 (@rooftoop_colombia) la cual se ha posicionado fuertemente en el nicho del streetwear, ofreciendo un estilo urbano, contemporáneo y callejero que resuena con la cultura juvenil. La marca se especializa en la creación de prendas de vestir informales y distintivas, como camisetas chaquetas, gorras y accesorios, que reflejan la influencia del skate, el hip-hop y el graffiti sin permisos, fusionando comodidad y rebeldía, para expresar identidad a través de un vestuario moderno y con carácter.

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Latidos

Pulsaciones: Kozte

A Kozte le gustó dibujar desde niño; empezó el graffiti de letras en el colegio y se formó como Diseñador Gráfico. Empezó a pintar murales en las casas de sus familiares y alrededor del barrio donde vivía. Un punto de inflexión significativo en su proceso de profesionalización fue una convocatoria de arte urbano, dónde, aún sin experiencia, entró a conocer la escena, materiales (aerosol) y a definir su camino.

Kozte, comenta que en su trayectoria, rápidamente se sintió atraído por el muralismo, especialmente el retrato en gran formato. Esta preferencia definió su metodología de trabajo desde el principio: al ser obras que requerían una ejecución prolongada, pintar en un espacio sin permiso resultaba demasiado complejo e inviable. Por ello, su práctica se centró en la gestión proactiva de los espacios, buscando el muro, tocando la puerta y pidiendo autorización a los dueños o propietarios involucrados.

Su estilo está marcado por el arte latinoamericano, ejecutado a partir de capas y paletas saturadas, con una amplia gama de colores, quizás como una referencia los estímulos visuales con los que creció, en Magangué y la costa atlántica. En sus palabras:

Mi obra se distingue por una fusión de técnicas que integran elementos del muralismo y el graffiti tradicional con recursos del arte contemporáneo, logrando un lenguaje visual dinámico y altamente expresivo. Esta experimentación técnica se complementa con una fuerte narrativa visual que invita a la reflexión y al reconocimiento de la diversidad humana.

Respecto a su trayectoria internacional, Kozte ha construido su camino bajo la filosofía del hazlo tú mismo, o como el mismo expresa, "No esperes a que te llamen, haz que suceda". Tras años esperando una invitación formal a festivales, decidió que no podía esperar más para cumplir su sueño de pintar en el extranjero. 

Su primer gran viaje autogestionado fue a México por casi dos meses, una experiencia que le confirmó el valor de viajar solo y lo motivó a seguir. Este espíritu proactivo lo llevó incluso a Panamá, donde gestionó un evento completo: consiguió patrocinador, el muro e invitó a otros dos artistas. 

Desde ese inicio en 2019, Kozte ha mantenido sus procesos orgánicos, viajando y solucionando en el terreno, desde lo empírico: experimentando, explorando e (re)inventando. Hoy, seis años después de su primera aventura por fuera, afirma que cerca del 90% de sus experiencias internacionales han surgido de esta forma: llegando al lugar, preguntando, y haciendo que las oportunidades se materialicen:

Mi trabajo se caracteriza por una profunda sensibilidad social y una clara intención de visibilizar a personas y comunidades que suelen pasar desapercibidas en el entramado de la sociedad contemporánea. En este sentido, mis retratos intensamente contrastados y el uso intencional de paletas de colores saturados actúan como reflectores sobre las culturas retratadas, elevando su valor simbólico y resaltando su papel dentro del ecosistema global. 

Kozte es líder y gestor cultural de Surreal street art fest (@surreal.artfestival), una plataforma internacional para la convergencia del graffiti lettering y el muralismo contemporáneo en Medellín. Nacido en 2017, el festival se distingue por su apuesta por el gran formato y la calidad artística, reuniendo a creadores locales e invitados internacionales provenientes de importantes escenas globales (como París, Londres, Verona y diversos países latinoamericanos) para encontrarse, pintar y afianzar lazos y amistad.

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Latidos

Bienal de graffiti y arte urbano de Medellín

!Artistas seleccionados para intervención en bajo de puente Avenida Guayabal!

Pepe 96 accionando. 2 de septiembre de 2017. Fotografía: Víctor Jiménez
El equipo de Arte Urbano de la Agencia APP comparte el viernes 7 de noviembre a las 7 p. m. el Informe de evaluación y selección correspondiente a la Invitación No. 5 de la Bienal LATIDOS 2025, destinada a intervenir el bajo del puente de la Avenida Guayabal con Calle 10, en el marco de la Galería Guayabal Fase 2.

El documento incluye el listado completo de artistas habilitados, no habilitados y seleccionados, junto con los puntajes asignados por el Banco de Artistas y las fechas de las próximas actividades. Se estableció que cualquier observación al informe se recibiría hasta el 9 de noviembre a las 8:00 p.m., a través del correo arteurbano@app.gov.co.

Entre los artistas seleccionados destacan nombres de alta trayectoria como Mr. Shifo (Graffiti) y Pepe96 (Graffiti); la mediana trayectoria estuvo representada por Chosen y Omer en graffiti, y Juanos y Fluffy Rabbit en muralismo; mientras que la emergente incluyó a Don Juan y Primitivo, mostrando la diversidad de miradas, estilos y trayectorias que convergen en la escena artística de ComuniGraff.  Para conocer el informe completo da clic aquí

La intervención artística se desarrollará en las columnas del bajo del puente, integrando ocho obras individuales que transformarán este espacio vial en un corredor de arte, identidad y movilidad segura. Cada artista contará con autonomía creativa, bajo el acompañamiento de la Dirección Artística de la Bienal LATIDOS, asegurando coherencia curatorial y armonía visual con el entorno urbano de la Galería Guayabal Fase 2.

Este momento simboliza el cierre de las convocatorias públicas de LATIDOS 2025, consolidando un acontecimiento hito del siglo XXI donde el arte urbano se materializó como un espacio de encuentro, diálogo y visibilidad para los artistas locales. El proceso refuerza el carácter de un proyecto colectivo de arte urbano, que visibiliza la creatividad y la fuerza de los barrios y comunas, transformando a Medellín en un Museo a cielo abierto de rutas y galerías de Arte Urbano.

Latidos

Bienal de graffiti y arte urbano de Medellín

!Se abre convocatoria pública para intervención en bajo de puente Avenida Guayabal!
Avenida Guayabal con la Calle 10. Bajo de puente conocido como "El Chorizodromo" donde se encuentra el negocio Carnes del puente de Guayabal. Imagen tomada de la noticia "El motivo por el que sellaron el puesto de carnes debajo del puente de la Av. Guayabal", intervenida con graffiti a partir de IA Gemini. 2025.

El equipo de Arte Urbano de la Agencia APP abrió la Invitación No. 5 de la Bienal LATIDOS 2025, destinada a intervenir el bajo del puente de la Avenida Guayabal con Calle 10, en alianza con la Secretaría de Infraestructura Física. 

Esta convocatoria se dirigió a los artistas del Banco de Artistas Urbanos Gráficos de Medellín, incluyendo categorías de alta, mediana y emergente trayectoria, y se concibió como una de las últimas oportunidades de participación pública de la bienal en esta edición.

Para esta intervención se seleccionarán ocho (8) artistas con el siguiente perfil:
  • 2 artistas de alta trayectoria en graffiti
  • 2 artistas de mediana trayectoria en graffiti
  • 2 artistas de mediana trayectoria en muralismo
  • 1 artista emergente en graffiti
  • 1 artista emergente en muralismo
La intervención del Bajo de Puente de la Avenida Guayabal con Calle 10 marca un nuevo hito dentro de la Galería Guayabal, un corredor artístico que articula el arte urbano con la naturaleza, la movilidad y la memoria industrial del sur de Medellín. En este punto convergen la historia del trabajo, los paisajes del río y la fuerza del graffiti, que ha hecho de Guayabal un territorio clave en la evolución estética del arte urbano gráfico de la ciudad.

Cada obra debe ser individual y de creación libre, asignada por la Dirección Artística según la trayectoria de cada participante. La convocatoria estableció fechas precisas para asegurar transparencia y organización: las inscripciones comenzaron el 5 de noviembre y cerrará el 7 de noviembre a primera hora, para tener los resultados de los seleccionados en la noche. Las intervenciones artísticas se ejecutarán del 21 al 26 de noviembre, consolidando estos muros como un espacio de expresión y registro de la creatividad urbana, que abren o cierran, la Galería Guayabal.

Para garantizar el acceso a la información y facilitar la participación, se compartieron los documentos de referencia y las herramientas de inscripción: la Invitación No. 5 – PDF, el listado de muros disponibles y el formulario de inscripción.

Esta convocatoria queda registrada en la memoria de la Bienal LATIDOS como un hito de participación artística, reflejando la fuerza y diversidad del arte urbano en Medellín. Además, representa la última convocatoria pública de la bienal en su primer ciclo en el 2025, cerrando un capítulo de intervenciones en el que más de 50 artistas transformaron la ciudad en una galería viva, en un museo a cielo abierto, donde los muros son testigos del pulso creativo de los artistas y un Distrito creativo, artístico y cultural.

Latidos

Pulsaciones: Leo2

A los catorce años, Leo2 encontró en los muros una forma propia de respirar. No pintaba para escapar, sino para entender lo que lo rodeaba y quizás hacerse uno.

En las noches y los días en Angelópolis (Antioquia) y luego en las calles de Medellín y otras ciudades aprendió a leer las calles, a descifrar su pulso, a reconocer a otros escritores que también hablaban con letras y color. Desde entonces, su inspiración ha estado ligada a ese acto de caminar, observar, dejarse afectar y ver en los muros.

Al final creo que la calle es mi gran inspiración. De ahí he sacado la mayor parte de mis ideas. Pintar y estar presente en ella es lo que me ha movido a seguir pintando todos estos años.

Esa relación orgánica con el espacio público define su obra: un diálogo entre el grafiti y el paisaje, entre la memoria urbana y la intención que radica en el yo de hacerse notar.

El estilo que representa surge a partir de la fluidez de los tags, los dinámicos y complejos trazos de la escritura salvaje de letras, acompañado de fondos inspirados en la naturaleza fantástica y los bellos paisajes colombianos donde la fauna y la flora son temas recurrentes, enmarcados en arboledas coloridas teñidas del amarillo profundo de los guayacanes. 

La calle es su aula, su taller y su galería. Allí sus prácticas gráficas y visuales se hacen escritura y cuerpo: se comparte, se discute, se borra, se lucha, se vuelve a pintar. 

El graffiti para Leo2 es "una pasión y forma de posicionamiento que le permite superarse y estar seguro desde un lugar de enunciación que lo hace sentir cómodo", viviendo un intenso ahora. En sus obras y piezas se conserva su raíz nómada y su espíritu libre, pero también nos invita a la contemplación. En su trabajo, la calle es territorio que late con lo afectivo, lo autoral, lo abstracto y el presente.

Aunque así mismo y para la comunidad se reconoce como un graffitero tradicional, su trabajo esta en esa frontera entre el grafiti y la pintura mural contemporánea. Su dominio del las letras de estilos salvajes y codificados concretan lo formal al convertir la letra en territorio, la palabra en paisaje, y el tag en fondo o cielo.

Recomendaciones

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La Ciudad Graffiti

Nos están robando el horizonte

Experimentación con IA a partir de analogías a la obra Horizontes de Francisco Antonio Cano y las visuales alusivas a la construcción de edificios en la zona de Las Palmas de Medellín. Imagen tomada de la red social X por Josty. 2025.
¿Ustedes también han notado en las últimas semanas cómo en Medellín nos están robando el horizonte? Como escritor de graffiti me he venido preguntando seriamente por el ascenso aparentemente silencioso de ese edificio que se levanta cada día más en ladera oriental, sobrepasando el borde de la montaña en la zona de Palmas.

¿Cuál es el sentido de estar peleando entre nosotros por muros cada tanto, y quedarnos pasivos cuando nos roban hasta el paisaje? En mis años como escritor de graffiti una de las cosas que este mismo hacer me ha enseñado de mil maneras es que el Graffiti es una pregunta por la ciudad, por lo que siendo de todos a veces no es de nadie.

Y entonces ¿el paisaje qué? ¿no nos importa porque no es un muro para satisfacer nuestro ego y aspiraciones? El paisaje y el hábitat son derechos fundamentales para nosotros como escritores, artistas, ciudadanos y seres humanos, pero no nos atrevemos a levantar la mirada del nivel del suelo. Qué chimba que podamos pelear por nuestros derechos como nos paramos por un spot, que no seamos espectadores pasivos de un boom inmobiliario -porque nos da muritos pa pintar-, compradores compulsivos que dependen de una multinacional que nos haga las pinturas, y seres que viven de espaldas a su mundo como esa gente que anda muy feliz trabajando como si nada con el matagatos ese que quiere ser dizque presidente (o mercader del poder).

El graffiti es una voz poderosísima, ustedes lo saben; ellos también. Por eso tratan de usurparla, de callarla, si no es con unas Lukas, será con el garrote, así como quieren usurpar el paisaje. Mientras la ciudad, la naturaleza y el placer del goce estético ¿para quiénes son? Nos dicen que tenemos que renunciar a una parte del paisaje, de nuestro Horizonte, para que los más ricos puedan tener una vista privilegiada, esos mismos poderosos que dicen proteger no sé qué tradiciones antioqueñas pero son los primeros que salen a vender hasta el paisaje que han romantizado al extremo de convertirlo en una comedia rosa, insípida y traqueta.

Luego vendrán por más, ya saben lo que decía Gabo de lo que va a pasar con el culo de los pobres cuando la caca tenga algún valor, a ese poder de siempre no le importaría hipotecarnos de por vida, vean que vivimos en una ciudad cada vez más privada, y el graffiti andando con veleidades superficiales, actuando como agente esencial de la gentrificación sin mediar reflexión, divorciado de la historia y sin vocación de poder aparte de la que le impongan los mecanismos institucionales.

Josty

Cocina y comida

Del Oído al Paladar: Cuando Guapi y el Pacífico suenan en el barrio y La Ladera

Hay encuentros que desafían la geografía. El jueves 30 de octubre de 2025, la Sala Mi Barrio del Parque Biblioteca La Ladera en Medellín se transformó en un territorio del Pacífico colombiano. Del fogón al piano, del manglar a la montaña, los saberes y sabores de Guapi viajaron hasta las comunidades de los barrios de Medellín y la biblioteca La Ladera para demostrar que la cultura no conoce fronteras cuando se comparte con generosidad y convicción.

Más de 45 personas se congregaron esa tarde para el cierre de SonoGustoso, un proyecto que durante meses documentó la riqueza culinaria de Guapi a través de las voces de sus mujeres sabedoras. Entre los asistentes había 15 jóvenes curiosos, 10 adultos en plenitud de la vida, 20 adultos mayores con sus propias memorias y perspectivas del Pacífico, y 3 o 4 niños que descubrían por primera vez los sabores y sonidos de un territorio lejano pero cercano en su esencia.

Cuando el Pacífico suena a piano: el primer toque

El evento comenzó de la manera más apropiada posible: con música. Antes de las palabras, antes de las explicaciones, antes de cualquier concepto, estaba el sonido puro del Pacífico traducido a piano y voz.

Yao & Crissbeth abrieron la tarde con su propuesta "Pacífico a piano y voz": una intervención que podría parecer contradictoria (el piano no es instrumento tradicional del Pacífico) pero que resultó profundamente coherente. Los ritmos afropacíficos traducidos a teclas de piano, guasá y caja mantuvieron su alma intacta. La voz de Crissbeth se elevó con la fuerza de los cantos ancestrales, los arrullos que mecen la vida, los alabaos que despiden a los muertos, las coplas de los viejos que cuentan historias de amor y dan enseñanzas de las resistencias.

Este primer toque fue fundamental: preparó los corazones antes que las mentes. Los adultos mayores comenzaron a moverse en sus sillas, varios reconociendo melodías que conocían desde niños. Los jóvenes, inicialmente en sus celulares, fueron dejándolos de lado para aplaudir e integrarse en los coros. Los niños, inquietos, se movieron con los sonidos.

La música creó el ambiente perfecto: un territorio emocional compartido desde donde comenzar el viaje hacia Guapi.

La palabra del director: contexto y compromiso

Después de que la música preparara el terreno, llegó el momento de las palabras. La socialización por parte del director del proyecto Sebastián Alarcón "Boom Pollo" contextualizó todo lo que estaba por venir. Explicó los orígenes de SonoGustoso, sus objetivos, su metodología de trabajo con la Fundación Chiyangua, el tiempo en que hizo el viaje y el proceso de la producción de la mano de este estímulo para habitantes de la comuna 8.

Pero más allá de los aspectos técnicos, el director compartió la filosofía detrás del proyecto: el reconocimiento de que los saberes culinarios tradicionales son patrimonio cultural inmaterial invaluable, que las voces de las mujeres sabedoras merecen ser amplificadas, que la fundación Chiyangua y la cocina del Pacífico tiene mucho que enseñarnos sobre soberanía alimentaria, sostenibilidad, biodiversidad y resistencia cultural.

Habló de las azoteas como espacios de autonomía, de los fogones como altares de abundancia, de las recetas como documentos. Habló con pasión y emoción de un sonidista que le cuesta dirigirse a los demás, explicando el proceso de documentación sonora, la importancia de crear repositorios accesibles, el valor de proyectos que ponen en diálogo territorios aparentemente distantes como Guapi y Medellín.

Los asistentes escucharon con atención. Para muchos, era la primera vez que oían hablar de la cocina tradicional no como folklore pintoresco sino como conocimiento local, práctica política y acto de resistencia. Las caras reflejaban sorpresa, reconocimiento, algunos asentimientos de quienes ya intuían estas conexiones.

Un viaje sonoro colectivo: escuchando juntos

Luego vino el corazón del evento: la escucha colectiva del último episodio del podcast. Escuchar juntos es un acto político: es reconocer que hay historias que merecen atención colectiva, voces que deben amplificarse, saberes que necesitan circular más allá de sus territorios de origen, acciones que nos desconecten de los móviles y pantallas superando juntas y juntos una sociedad distraída.

En la sala, el silencio respetuoso se llenó con las voces de Teófila Betancurt, Marcelina Solís y otras matronas hablando del futuro de la cocina guapireña. Resonaron las reflexiones sobre la transmisión de saberes de las mujeres de la Fundación Chiyangua.

Los 20 adultos mayores presentes reconocían en esas voces ecos de sus propias madres y abuelas. Varios de ellos son migrantes que llegaron a Medellín décadas atrás, y en cada relato parecía encontraban fragmentos de su propia historia, sabores que creían olvidados, técnicas que pensaban perdidas. Algunas lágrimas discretas rodaron por mejillas curtidas.

Los 15 jóvenes se mostraron especialmente cautivados. Para muchos de ellos, criados en contextos urbanos alejados de las cocinas tradicionales, escuchar a una persona joven como el director hablar y luego escuchar su manera de valorar estas formas identitarias y culturales por medio de narrativas digitales, despertó interés y sorpresa.

Ruby: cuando el saber se hace vianda

Pero el momento que verdaderamente ancló toda la experiencia en lo tangible fue la presencia de Ruby, la matrona sabedora guardiana de la cocina, habitante de Medellín, oriunda de Timbiqui, municipio hermano del Guapi. Fue el momento de conectar con una sabedora en vivo, en carne y hueso, con sus propias manos e historias.

Ruby habló de las viandas y degustaciones que permitieron a los asistentes pasar literalmente del oído al paladar. Lo que había sido sonido y palabra se convirtió en aroma, textura, sabor. Lo abstracto se volvió completamente concreto, degustando un envuelto de maíz sobado con manteca de cerdo y leche de coco, acompañado de queso costeño y una porción de dulce pacífico. Para tomar: agua de panela con canela, clavos, anís estrella y hierbas de la azotea (huerta).

Mientras Ruby hablaba de su oficio, de cómo aprendió a cocinar de su abuela, de los secretos de ciertos platos, de la importancia de respetar los tiempos y los ingredientes. Y les asistentes pudieron ver en vivo lo que habían escuchado en los episodios: el conocimiento profundo y la generosidad de quien cocina para compartir.
Las degustaciones fueron momentos de revelación. Los adultos que quizá habían llegado con cierto escepticismo ("¿qué tan especial puede ser un plato tradicional?") descubrieron complejidades de sabor que no esperaban. Los niños probaron ingredientes nuevos, algunos con desconfianza inicial que se transformó en sorpresa placentera.

Ruby respondió preguntas, compartió anécdotas, explicó técnicas. Pero sobre todo, personificó todo lo que el proyecto SonoGustoso había estado documentando: el conocimiento vivo, la transmisión generosa de saberes, la dignidad del oficio culinario, la capacidad de crear comunidad alrededor de la comida. Y para cerrar el espacio nos cantó unos versos de una canción asociada con las cocinas y las comidas. Ese momento resumió el poder del proyecto: reconectar memorias dispersas, crear puentes entre experiencias que parecían aisladas.

El conversatorio de cierre demostró que el conocimiento no fluye en una sola dirección: de Guapi a Medellín, de las sabedoras a los aprendices, de las cocineras a los comensales. Fluye en múltiples direcciones cuando se crea un espacio genuino de intercambio. Ruby aprendió de las experiencias de los asistentes presentes, todos nos deleitamos con las músicas del agua del Pacífico, el director recibió retroalimentación valiosa sobre el proyecto, les asistentes se educaron mutuamente.

Del oído al paladar: un viaje completo

La estructura del evento no fue casualidad. Siguió la lógica natural de cómo los humanos aprendemos y nos conectamos con nuevas realidades culturales:

Primero, la música: el lenguaje universal que no requiere traducción, que llega directo a las emociones, que prepara el terreno.

Segundo, el contexto: las palabras que explican, que sitúan, que dan marcos de comprensión.

Tercero, las voces: los testimonios directos de quienes viven esos saberes, la documentación sonora que preserva memorias por medio de narrativas digitales, para el cado el docupodcast.

Cuarto, la encarnación: Ruby trayendo todo eso al presente inmediato, haciendo que lo documentado se vuelva experiencia viva.

Quinto, la degustación: el espacio donde todos aportan, donde el conocimiento se construye colectivamente en la celebración de compartir la comida.

Este recorrido llevó a los asistentes del oído al paladar, del concepto a la experiencia, de Guapi a La Ladera sin salir de la sala pero viajando completamente.

Más de 45 personas, una comunidad temporal

La diversidad de asistentes fue uno de los mayores logros del evento. 15 jóvenes que representan el futuro y la renovación. 20 adultos mayores que traen la experiencia. 10 adultos en plenitud de vida que pueden tender puentes entre generaciones. 3 o 4 niños que apenas comienzan a construir sus referentes culturales.

Esta mezcla generacional convirtió la Sala Mi Barrio en una comunidad temporal pero real, donde todos tenían algo que aportar y algo que aprender. Fue, en pequeña escala, lo que la cocina tradicional genera cuando funciona bien: comunidad.

Historias de conciencia, cocina y comida


El título del evento cobró pleno sentido. "SonoGustoso: Conciencia, cocina y comida guapireña". La conciencia se construyó a lo largo de toda la tarde: desde la música que despertó la sensibilidad, pasando por la contextualización que abrió la comprensión, los testimonios que generaron empatía, hasta Ruby que personificó la dignidad del oficio culinario.

La cocina se presentó en múltiples formas: como sonido en los podcasts e intervenciones sonoras, como imagen en los cantos, como proceso en vivo con Ruby, como concepto en el conversatorio.

La comida dejó de ser abstracción para convertirse en experiencia concreta: las viandas y degustaciones que Ruby preparó cerraron el círculo, demostrando que todo ese viaje teórico y emocional tiene una materialidad deliciosa, nutritiva, real.

Un cierre que abre caminos

El evento de socialización de SonoGustoso fue formalmente un cierre: la culminación de un proyecto de documentación que duró meses y produjo cinco episodios de podcast.

Pero todo cierre genuino es también apertura. Las más de 45 personas que salieron de La Ladera esa tarde llevaron consigo algo nuevo: conocimientos sobre cocina guapireña que las mujeres de la Fundación Chiyangua y Ruby habían compartido generosamente, reflexiones sobre patrimonio cultural, música que les quedó sonando en la cabeza, sabores reales en el paladar que confirmaban todo lo que habían escuchado, ganas de aprender más, curiosidad por conocer Guapi.

La energía que se genera cuando la cultura se comparte genuinamente es inagotable. Y esa tarde en La Ladera se demostró que los saberes tradicionales más que reliquias del pasado son herramientas para el presente y semillas para el futuro. Que la cocina del Pacífico tiene mucho que enseñarnos sobre sostenibilidad, comunidad, identidad y resistencia. Que vale la pena escuchar las voces de las sabedoras, ver el trabajo de sus manos, probar el resultado de su conocimiento, sentir la música de su territorio.

SonoGustoso es un proyecto de Sebatián Alarcón "Boom Pollo", Víctor Hugo Jiménez Durango y la Fundación Chiyangua que documenta los saberes y sabores de Guapi, Cauca. Todos los episodios del podcast, están disponibles para quien quiera emprender su propio viaje del oído al paladar, del fogón al piano, de Guapi hasta donde sea que estés leyendo estas palabras, a través de YouTube, búscanos.

https://www.fundacionchiyangua.org

https://www.youtube.com/@fundacionchiyangua5585 

La Ciudad Graffiti

El graffiti en la encrucijada ¿Cooptación?

Letras y frailejones. Obra de Ghetto. Parque de la conservación. Galería Guayabal. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.

En Medellín estamos viviendo un momento que merece ser leído con cuidado.

El graffiti lettering, históricamente marginado o tratado como vandalismo, por fin está entrando al gran formato y a espacios públicos y privados a través de la institución. No es un detalle menor que escritores estén pintando culatas completas de edificios, con letras gigantes y estilos propios. Eso, sin duda, representa una conquista simbólica: el graffiti deja de ser tolerado en la esquina para ser visible en el skyline.

Pero, al mismo tiempo —y esa es la contradicción que no podemos evitar nombrar—, en espacios como el Parque de la Conservación el graffiti entra con una condición: estar ahí, sí, pero bajo un marco previamente definido. Se le permite aparecer, pero no ejercer su potencia plena. Se acepta el lettering, pero usado como barrera, como “cordón de seguridad visual” para que el resto del espacio siga siendo exactamente igual a lo que ya era: una gráfica amable, animalista, sin riesgo conceptual y estéticamente idéntica a la de hace cinco o seis años. Es decir: se avanza en presencia, pero no necesariamente en sentido.

Ocelote Albina. Obra de Chos. Parque de la conservación. Galería Guayabal. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.

Lo que se llama “obra concertada” funciona, en parte, como legitimación y, en parte, como control. Se incluye al artista y al escritor, pero dentro de un diseño ya decidido. Hay participación, pero condicionada. Se amplía la nómina, pero no el campo de posibilidades estéticas. El graffiti no fue invitado a transformar el espacio: fue invitado a blindarlo.

Y basta contrastar con otro caso: el proyecto de Gaseosas Lux. Ahí no hubo “manual de zoología visual”. No hubo instrucciones temáticas ni curadurías de baja intensidad que camuflan dirección. Hubo libertad real. ¿Resultado? Una masterpiece que no busca encajar en una narrativa institucional, sino ampliar el lenguaje del artista y del escritor.

Universo Graffiti. Pieza maestra en la fachada de la planta de Gaseosas Luz. Galería Guayabal. Fotografía Víctor Jiménez. 2025.
Eso plantea una pregunta incómoda ¿Por qué un proyecto privado permitió más libertad creativa que uno público?

No es un asunto de presupuestos. Es un asunto de confianza. Cuando la institucionalidad le teme al arte y al graffiti, los encierra en un guion. Cuando se les permite ser lo que son, aparece el riesgo, la diferencia, la obra viva.

No se trata de negar los avances: que el graffiti esté en gran formato es histórico. Que haya escritores jóvenes pintando a escalas de alta y mediana medida es una victoria de años de disputa. Pero sería ingenuo confundir presencia con autonomía.

Más de 5 animales. Obra de Cereso Monkey. Parque de la conservación. Galería Guayabal. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
La verdadera discusión no es si ahora nos dejan pintar. La discusión es en qué condiciones, con qué límites, para decir qué y con qué lenguaje. El punto no es destruir lo que existe. El punto es evitar que lo existente se presente como la única forma posible de hacer arte urbano y graffiti en Medellín.

Porque cuando lo público solo acepta lo decorativo y lo privado permite lo experimental, algo está invertido. Y cuando el mural institucional se parece a sí mismo desde hace seis años, pero el nivel técnico de los artistas y escritores sí evoluciona, el estancamiento no está en el arte: está en la curaduría.

El desafío que viene no es entrar a los muros: ya estamos ahí. El desafío es que esos muros no sean solo superficies aprobadas, sino territorios de sentido.
Letras y coral. Obra de Barto Scribba. Parque de la conservación. Galería Guayabal. Fotografía Barto. 2025.

Si el arte urbano y el graffiti no pueden cuestionar, incomodar, desbordar o innovar, entonces solo cambia el tamaño del muro, no el lugar del artista y del escritor.

José Monroy

La Ciudad Graffiti

 A favor o en contra del arte urbano. Análisis de “Las cuchas tienen razón”

Las Cuchas Tienen Razón. Acción directa de denuncia y resistencia visual. Segundo bloque. Deprimido de la Glorieta del puente El Mico. Barrio Caribe. Fotografía cortesía de Andrés Marín Arango, propiedad de Víctor Jiménez. Enero de 2025
La Escombrera es conocida como un lugar estratégico para nombrar el conflicto armado en la ciudad de Medellín: las operaciones militares1 durante 2001-2002 (Comuna 13 y corregimientos aledaños), el control paramilitar2, la convivencia entre actores armados y el Estado. La Escombrera es una montaña que sirvió como lugar para depositar los desechos de los barrios de la zona occidental de la ciudad, para convertirse iniciando los 2000 en una fosa común por parte de los paramilitares y diferentes actores violentos en la ciudad.

Ahora, el 18 de diciembre de 2024 se hallan dos estructuras óseas luego de remover 36.450 metros cúbicos de tierra3. Ese momento, entre las emociones que pudo generar a las personas buscadoras (y toda la sociedad que sabe y siente este dolor), hubo espacio para el respiro: poder recuperar los cuerpos. No obstante, aproximadamente un mes después del hallazgo de las víctimas, incluyendo a la misma sociedad urbanita, se encontraron con un nuevo silenciamiento: el silenciamiento a través de la censura. El mural “Las cuchas tienen razón” elaborado por colectivos de artistas urbanos el 12 de enero de 2025, como homenaje a las buscadoras y expresión de la memoria, fue borrado por funcionarios de la Alcaldía de Medellín en las horas de la mañana del 13 de enero.

Las Cuchas Tienen Razón. Acción directa de denuncia y resistencia visual. Primer bloque. Deprimido de la Glorieta del puente El Mico. Barrio Caribe. Fotografía Víctor Jiménez. Enero de 2025.
La acción de borrar el mural no sólo pretendía neutralizar una denuncia sensible sobre las desapariciones forzadas ocurridas durante las operaciones militares del 2002, sino también reafirmar un discurso oficial de orden y limpieza que busca minimizar el conflicto histórico.

En el marco de esta nueva conflictividad que abraza las relaciones y sentidos de lo político en el país, los diarios y demás medios de comunicación empezaron a notificar a las poblaciones sobre la disputa que ahora se reflejaba en el plano de lo material-simbólico: el mural como expresión de arte y de lo político. En este sentido, este trabajo busca a partir de la pregunta ¿Cuáles son las discusiones y los sentidos de lo político acerca del cubrimiento de los murales “Las cuchas tienen razón”, en las noticias realizadas por El Colombiano y El Espectador, durante los meses de enero, febrero y marzo de 2025?, abordar un análisis del contenido de los diarios desde una perspectiva crítica del análisis del discurso y de los estudios visuales.

¿Quién dio la orden? Acciones de protesta y resistencia visual ante las ejecuciones extrajudiciales y en solidaridad con las mujeres y madres buscadoras. Deprimido del puente El Mico. Barrio Caribe. Fotografía: Víctor Jiménez. Enero de 2025.
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1 Una estrategia de “pacificación” de la ciudad y contrainsurgente. En el 2002 es ordenada una de las operaciones más nombradas: Operación Orión, esta es ordenada por el entonces presidente Alvaro Uribe Vélez y la ministra de defensa Marta Lucía Ramírez. En dicha acción quedaron 200 personas heridas y 16 muertos, cuatro de ellos militares; “según el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en ese operativo, 105 personas fueron desaparecidas, 17 fueron asesinadas por la fuerza pública, 71 perdieron la vida en manos de los paramilitares y 80 civiles terminaron heridos”. (Builes Aristizábal y Zapata Bedoya, 2023).

2 Específicamente Bloque Cacique Nutibara.

3 Este hallazgo es parte de la fase 5 de intervención forense al predio La Escombrera, por un equipo de profesionales de la UBPD y el Grupo de Apoyo Técnico Forense (GATEF) de la JEP. La búsqueda de personas desaparecidas por parte de la JEP se da en el marco del Caso 08, «Crímenes cometidos por la fuerza pública, agentes del Estado en asociación con grupos paramilitares, o terceros civiles en el conflicto armado».

Para conocer el escrito realizado por Vanessa Forero y Viviana Ospina Restrepo, fruto de las consultas, los conversatorios y sus posturas, dar clic aquí

La Ciudad Graffiti

Arte urbano pictórico en Medellín: Libertad creativa

Universo graffiti. Producción conjunta. En la imagen obras de Blese, Jomag y Shamo. Galería Guayabal (Gaseosas Lux). Fotografía: Víctor Jiménez. 2025.
Medellín ha mantenido un arraigo marcado en el arte costumbrista, que privilegia la representación de imágenes ¨bellas¨ como fin último de la producción artística. Esa herencia visual ha nutrido el trabajo en los muros de la ciudad y ha favorecido su visibilidad. Sin embargo, resulta preocupante que esa lógica se presente como la única vía en los proyectos públicos; el arte urbano puede y debe ser también una herramienta de pensamiento crítico y de pluralidad estética.

Es importante destacar los grandes esfuerzos desde los distintos ámbitos por el fortalecimiento de la practica artística y las buenas intenciones con las que la mayoría ha trabajado en estos proyectos. Pero también es necesario replantear algunos puntos sugerentes a la libertad creativa, ya que ha sido una de las banderas que se promueven. En las recientes convocatorias y proyectos se observa una tendencia a priorizar objetivos, agendas y narrativas institucionales de ciudad que responden a políticas mas amplias que al mismo que hacer artístico.

Esta lógica produce algunos efectos preocupantes. Lo primero es que transforma el arte urbano pictórico al precarizar el trabajo creativo, limitar las narrativas emergentes y reducir el potencial transformador del arte urbano pictórico, enfocándolo únicamente en un producto para el consumo turístico, decorativo y propagandístico. Además, impone marcos curatoriales y administrativos que homogenizan estilos y prácticas. Así mismo, otorgan a funcionarios públicos con conocimientos en otras disciplinas y sin formación artística el poder de evaluar y validar las propuestas, incluso cuando estas se encuentran dentro de estos mismos marcos curatoriales pasando por encima de la autonomía del propio artista.

La precariedad habitual de las prácticas artísticas en nuestros contextos nos obliga a aceptar los proyectos pese a los desacuerdos que tenemos. De todas formas, creo que la crítica y el análisis profundo, con garantías y disposición, pueden fortalecer los procesos desde todas las partes involucradas. Por ello planteo algunas acciones concretas:
  • Mesas amplias en donde se expanda el conocimiento sobre el arte actual, sin sesgos previamente construidos ni jerarquías preestablecidas sobre lo que es válido en el arte.
  • Una curaduría y coordinación artística comprendidas como un acompañamiento y potenciación de procesos, y no como una “policía estética” que limite o condicione la multiplicidad de las propuestas artísticas.
  • Apertura a nuevos lenguajes contemporáneos, promovidos desde la formación académica e institucional, que incluyan voces de otras disciplinas y dinámicas artísticas.
En conclusión, proteger la libertad creativa no implica estar en contra de las tradiciones, sobre todo cuando estas hacen parte de las búsquedas genuinas de los artistas. Significa, más bien, abrir el campo de posibilidades, permitir que convivan múltiples sensibilidades y reconocer que la diversidad estética también construye identidad. La libertad creativa no destruye lo que existe, sino que lo amplía; No ignora la historia, la enriquece con nuevas formas de mirar y crear.

Jomag Ariza

Sociedades de control

Panópticos: Investigación creación 

Panópticos utiliza la fotografía como práctica artística y metodología de documentación para indagar sobre los dispositivos de vigilancia presentes en el tejido urbano de Medellín. A través de derivas urbanas por las comunas 5, 12, 13 y 14, la obra mapea panópticos visibles y menos evidentes: la presencia física de cámaras, postes y estructuras de control, así como los efectos espaciales y comportamentales que estos dispositivos generan en el territorio. Esta exploración trasciende la arquitectura de la vigilancia para evidenciar cómo estos mecanismos se han integrado y normalizado en la vida cotidiana, reconfigurando las formas de habitar el espacio público.

El proyecto parte del concepto de panóptico desarrollado por Michel Foucault, reinterpretándolo en el contexto de las dinámicas urbanas contemporáneas de Medellín, donde la vigilancia se materializa tanto en miradas, códigos de comportamiento, arquitecturas, cámaras de seguridad, torres de observación, CAI móviles, y otros dispositivos de control territorial que configuran una geografía específica del poder por medio del mirar y el observar en las comunas.

De igual forma, esta investigación creación dialoga con el concepto de capitalismo de vigilancia desarrollado por Shoshana Zuboff, que define la mercantilización de datos personales como un nuevo modelo económico donde las grandes corporaciones tecnológicas explotan la información que los usuarios ceden. La vigilancia contemporánea ya no es únicamente estatal ni está fija en estructuras arquitectónicas: se ha vuelto móvil, algorítmica y corporativa. Los dispositivos móviles, las aplicaciones y las cámaras que administran nuestros datos personales construyen una arquitectura global de modificación de la conducta, estimulándonos para que nuestros deseos encajen en sus necesidades comerciales y aceptemos el registro exacerbado sin cuestionamientos.

Panópticos trasciende la denuncia para proponer formas de resistencia y transformación desde las prácticas artísticas, la experimentación y las propias comunidades. Al extraer de su contexto aparentemente natural aquellos objetos que forman parte de estos mecanismos de vigilancia —tanto físicos como digitales—, la obra nos invita a cuestionar: ¿Qué normalizamos? ¿Qué dejamos de ver por habitual? ¿Cómo podemos repensar nuestra relación con estos dispositivos que nos observan, nos acompañan y nos configuran? El proyecto se estructura en tres fases —exploración y documentación fotográfica y sonora, producción material de la obra, y socialización comunitaria— apostando por un diálogo crítico que inflexione estas infraestructuras de control.

Para conocer más de la investigación creación, la obra y la artista, visita https://belzabala7.wixsite.com/panopticos

Cocina y comida

SonoGustoso. Episodio 5. Sazón futuro, legado vivo ¡Podcast!


Hay finales que son en realidad comienzos. El último episodio de SonoGustoso no cierra una historia: abre un camino hacia el futuro donde la tradición se siembra en nuevas generaciones. Porque el fogón de Guapi nunca se apaga, solo cambia de manos. Y en ese cambio de manos reside toda la esperanza.

Durante cuatro episodios hemos viajado por los ríos, los mares, las azoteas, los manglares, los fogones y las celebraciones de Guapi. Hemos escuchado las voces de las sabedoras, los cantos de las trabajadoras, los secretos de las cocineras. Hemos probado, a través del sonido, los sabores ancestrales del Pacífico colombiano.

Pero todo ese viaje tendría un sabor agridulce si no miráramos hacia adelante. La cocina tradicional de Guapi no es un museo, es un organismo que respira, se transforma y se proyecta. Las mujeres de la Fundación Chiyangua lo saben bien: su tarea no es solo cocinar como cocinaban sus abuelas, sino asegurar que sus nietas también cocinen, pero con las herramientas de su propio tiempo. Así, la cocina no es pasado sino futuro.


La Fundación Chiyangua es una organización sostén de las prácticas culturales de Guapi y el pacífico Es un proyecto político de preservación cultural, un acto de resistencia comunitaria y un puente generacional. En sus fogones y azoteas, en sus talleres y espacios no solo se preparan platos: se transmiten saberes, se fortalecen identidades, se construye futuro.

Las mujeres que integran la Fundación entienden que su legado es so oralidad, su forma de ser y su palabra. No se trata de repetir mecánicamente las recetas de las abuelas, sino de comprender los principios que las sostienen para poder adaptarlos a nuevas realidades sin perder la esencia.

Este legado se manifiesta en cada taller donde una joven aprende a preparar el aborrajado, en cada conversación donde se explica por qué ciertas hierbas son insustituibles, en cada momento en que una niña observa cómo su abuela transforma ingredientes simples en platos extraordinarios. Esta cadena de transmisión ha funcionado durante siglos en el Pacífico, pero hoy enfrenta desafíos sin precedentes.

¿Amenazas? Muchas. Las abuelas conocen los secretos de la cocina tradicional, pero muchas veces no han tenido la oportunidad de sistematizar ese conocimiento. Las nietas, por su parte, crecen en un mundo donde la comida rápida compite con los platos que requieren horas de preparación, donde las redes sociales muestran cocinas que nada tienen que ver con la suya.


Sin embargo, el fogón sigue siendo el lugar de encuentro. Allí, entre el humo y los aromas, se sigue transmitiendo lo esencial: no solo cómo cocinar, sino por qué cocinar de esa manera, qué significa cada ingrediente, qué historia cuenta cada plato. La Fundación Chiyangua ha sabido hacer de este proceso algo intencional, organizado, valorado.

Este episodio final no esconde las dificultades. Reflexionar sobre los retos de mantener viva la tradición en un mundo que cambia es parte fundamental del legado que se quiere transmitir. Porque solo reconociendo los obstáculos se pueden buscar caminos para superarlos.

Los desafíos son múltiples: la migración de jóvenes hacia las ciudades en busca de oportunidades, la desvalorización económica del trabajo culinario tradicional, la escasez creciente de ciertos ingredientes por cambios ambientales, la competencia de alimentos procesados que resultan más baratos y accesibles, la pérdida de espacios comunitarios donde antes se cocinaba colectivamente.

Pero junto a cada reto existe también una oportunidad. Las nuevas generaciones traen herramientas que pueden potenciar la tradición: capacidad de documentar en video y audio, acceso a redes que permiten dar a conocer la cocina guapireña más allá del territorio, creatividad para adaptar recetas sin perder su esencia, conciencia sobre la importancia de la soberanía alimentaria, la autonomía y la autodeterminación.

Esta es quizá la reflexión más poderosa de este episodio final. El fogón nunca se apaga, solo cambia de manos. Es el reconocimiento de que la tradición no es estática, que la cocina viva requiere renovación constante, que cada generación aporta algo nuevo sin por eso traicionar lo ancestral.


Las mujeres de la Fundación Chiyangua comparten esta visión con fuerza, amor y visión de futuro. Saben que sus manos, algún día, estarán cansadas. Saben que otras manos, más jóvenes, deberán tomar las cucharas de palo, avivar el fuego, probar el punto de sal. Y confían en que esas manos estarán preparadas porque ellas se están encargando de prepararlas. 

Un cierre que reivindica la tradición oral como memorias y fuerza transformadora. Porque la memoria no es nostalgia, es combustible del presente y acción para el futuro. Recordar cómo cocinaban las abuelas no es quedarse atrapado en el pasado, es tener fundamentos sólidos desde los cuales proyectarse.

La memoria de la cocina guapireña contiene conocimientos sobre soberanía alimentaria, sobre uso sostenible de recursos, sobre construcción de comunidad, sobre creatividad en contextos de escasez. Son conocimientos que hoy, más que nunca, el mundo necesita poner en práctica y dado el caso recuperar.

Cuando personas interesadas como nosotros o las juventudes de Guapi aprenden las recetas tradicionales, no están aprendiendo solo a cocinar: están apropiándose de herramientas para la autonomía, para la resistencia cultural, para la construcción de alternativas a modelos insostenibles de alimentación.

SonoGustoso ha sido precisamente eso: un viaje de la memoria al futuro. Empezamos escuchando las voces de las sabedoras, documentando sus conocimientos, registrando sus técnicas. Pero el propósito siempre fue mirar hacia adelante: crear un repositorio sonoro que permita que futuras generaciones accedan a estos saberes, que los valoren, que los continúen.

Este viaje nos llevó por las azoteas donde se cultiva la autonomía, por los manglares donde se recolecta con canto las pianguas y almejas, por los fogones donde se celebra la comunidad. Y nos deja en este punto final que es también un punto de partida: la certeza de que la cocina del Pacífico no se apaga, se transforma, se reinventa y se proyecta hacia adelante.


La tradición culinaria de Guapi es semilla de resistencia porque mantenerla viva es resistir a la uniformización cultural, a la pérdida de identidad, a la dependencia alimentaria. Cada plato que se cocina y come es un acto de afirmación.

Pero también es semilla de esperanza porque contiene las claves para un futuro más justo y sostenible. Las prácticas culinarias tradicionales del Pacífico son, en muchos sentidos, más ecológicas, más comunitarias, más respetuosas con el territorio que muchas de las que nos vende occidente y este mundo posmoderno y distraído.

El fogón de Guapi sigue encendido en las manos de abuelas, madres, mujeres y nuevas generaciones. Esta es la conclusión esperanzadora de este viaje sonoro. A pesar de todos los desafíos, a pesar de las amenazas a la tradición, a pesar de los cambios vertiginosos, el fogón sigue vivo.

Está vivo porque hay mujeres comprometidas con transmitir sus saberes. Está vivo porque hay jóvenes interesadas en aprenderlos. Está vivo porque existe la Fundación Chiyangua y otros espacios similares que valoran y protegen estos conocimientos. Está vivo porque la comunidad reconoce que en esos saberes culinarios reside parte fundamental de su identidad.

La cocina de Guapi es pasado, presente y futuro entrelazados en cada bocado. Es memoria que se come, identidad que se saborea, resistencia que se cocina, sazón que se escucha. Y mientras haya manos dispuestas a avivar el fuego, mientras haya oídos atentos a las historias de las sabedoras, mientras haya paladares que reconozcan el valor de estos sabores únicos, el sazón futuro estará garantizado y el legado seguirá vivo, sonando.

Este es el episodio final de "SonoGustoso", un viaje sonoro que reconoce y homenajea la cultura del Pacífico colombiano. Gracias a todas las mujeres de la Fundación Chiyangua que abrieron sus cocinas, compartieron sus saberes y nos mostraron que la cocina y comida son bienstar y semilla de futuro. Este proyecto es un testimonio de que el fogón nunca se apaga: solo cambia de manos, y en esas nuevas manos late la esperanza de que los sabores, los saberes, las sazones y la identidad del Pacífico seguirán inspirando y  alimentándonos. 

Latidos

 Exposición: Latidos callejeros

Medellín ha trazado un camino cultural propio, distinto al de otras ciudades del país. Su historia artística se ha construido desde la autonomía, dejando huellas como las Bienales de Coltejer (1968, 1970 y 1972), que marcaron un precedente al propiciar diálogos nacionales e internacionales y fortalecer la crítica, el coleccionismo y la educación artística.

Inauguración de Latidos callejeros por Daniel Escobar, director Agencia APP y Ana María Portilla de la Galería Somos y Casa Loma, operadores de la exposición. Centro comercial Palacio Nacional. Fotografía: Víctor Jiménez. 30 de octubre de 2025.

Cincuenta y tres años después, la ciudad retoma ese espíritu creativo con la Primera Bienal de Graffiti y Arte Urbano – LATIDOS, un espacio que articula prácticas académicas, expositivas y pedagógicas en torno a una comunidad que, por más de tres décadas, ha transformado el espacio público con color, formas, estilos y conceptos propios del graffiti y del arte urbano local.

Asistentes en la inauguración de la exposición Latidos callejeros. Centro comercial Palacio Nacional. Fotografía: Víctor Jiménez. 30 de octubre de 2025.

La Bienal se estructura a partir de intervenciones en gran y mediano formato, con la participación de artistas locales e internacionales, y con el acompañamiento de festivales y escuelas que han contribuido al fortalecimiento del movimiento del graffiti y del arte urbano en Medellín. Estas acciones se complementan con actividades orientadas a construir la memoria de esta práctica, a través de tres ejes curatoriales transversales: la libertad creativa, la memoria, el territorio y la identidad, y los muros hablan. La galería del Palacio Nacional abre sus puertas para visibilizar los procesos de artistas que dialogan con los lenguajes y símbolos del arte urbano. Cada obra se concibe como una postura frente a la sociedad, celebrando la diversidad de estilos, técnicas y narrativas que configuran la vitalidad de esta escena.

De izquierda a derecha: Juan David Quintero (líder curatorial), Santiago Arboleda "Numak" (director artístico) y Wilmar Martínez (coordinador) del equipo de Arte Urbano de la Agencia APP y la Bienal Latidos. Centro comercial Palacio Nacional. Fotografía: Víctor Jiménez. 30 de octubre de 2025.

Con la participación de 31 artistas locales, la Bienal busca fomentar nuevos públicos y dinámicas de circulación, llevando el graffiti y el arte urbano al ámbito galerístico como un gesto de reconocimiento y legitimación dentro de las prácticas contemporáneas del arte.

Artistas y escritores

  • AMBS
  • BICHO
  • BITTERSWEET
  • BRICK J
  • CADI
  • CERESO MONKEY
  • CHOSEN
  • CRAZY SAMZ
  • DELIRIO
  • EL BAROW
  • EYES
  • FATEONE96
  • FIGUEROA INFINITO
  • FIRE
  • FISH CORROSCO
  • FLUFFY RABBIT
  • LA LINTERNA
  • MKS
  • MORFE
  • MR SHIFO
  • NUKA
  • PAC DUNGA
  • PAUCAR
  • PEPE 96
  • RARÓNICA
  • SALVE
  • SCIFU
  • SEM
  • SEÑOR OK
  • YEE
  • YNCHE

De la calle al museo: graffiti, irrupción y anonimato. Centro comercial Palacio Nacional. Fotografía: Víctor Jiménez. 30 de octubre de 2025.
Juan David Quintero Arbeláez. Líder curatorial