La Ciudad Graffiti

Memorias del Spray: el legado del graffiti 


El domingo 26 de octubre de 2025, en el marco de la celebración de los 41 años del Hip Hop en Medellín, se realizó por Atómikos Crew el 3er Encuentro Memorias del Spray: El legado del graffiti en Medellín y su conexión con la cultura Hip Hop, una charla sin precedentes que reunió a voces fundamentales de distintas generaciones del graffiti local.


El evento tuvo lugar en la sede de Atómikoz y el Sindicato del vinilo en el barrio Boston de la comuna 10 La Candelaria de Medellín, y fue convocado por artistas, gestores y referentes del Hip Hop en la ciudad desde 1997, año en que crearon el grupo de rap.


En el encuentro participaron @brick.j.art (pintando desde la década del 1980), @bboymksuno (pintando desde la década de 1990), @pepegraffer_96 (pintado desde la década de 1990), y Hopaz (pintando desde la década de 2012), cuatro exponentes que han construido y sostenido los códigos, estilos y memorias del graffiti en el Valle de Aburrá.


Durante la conversación, de más de cuatro horas de duración, Checho Atómiko iba soltando preguntas, que permitieron trazar una línea de tiempo entre el pasado y el presente del graffiti en Medellín: sus orígenes en los barrios, su vínculo con el Hip Hop, las transformaciones estéticas y políticas del movimiento, y la manera en que las nuevas generaciones siguen apropiándose de la calle como espacio de expresión y resistencia.


El conversatorio fue una cita con la historia y las memorias personales de estos exponentes. Leyendas, veteranos y artistas emergentes compartieron experiencias que van desde los primeros muros hasta los actuales procesos comunitarios y pedagógicos del graffiti. El público, diverso y atento, participó en un diálogo abierto que reafirmó al graffiti como una práctica que crece cuando se construyen procesos de apropiación.

Puedes escuchar la conversación, dale play a los siguientes audios:

Latidos

 Pulsaciones: Worm

Con una trayectoria artística de más de 17 años, Worm, se ha consolidado como diseñador gráfico, escritor de graffiti y formador en la ciudad de Medellín. Muy joven empezó su exploración de la calle, el aerosol y el graffiti, con el colectivo Graffiti de la 5, y esa pasión lo llevó a desarrollar proyectos que van más allá de las paredes, su principal pasión.

Uno de sus hitos más destacados es la creación y edición de la revista de arte urbano Espacio Público con Graffiti de la 5, una de las primeras en su género en Medellín, así como del libro pedagógico-lúdico Estilos y Colores, dedicado al análisis, la enseñanza y la diversión de los estilos de graffiti, pensado para público infantil-juvenil. 

Su recorrido como escritor ha estado marcado por una dedicación firme al estilo salvaje (wild style) de la escritura urbana: desde throw-ups y block letters, hasta desarrollos complejos de wild style, siempre experimentando con nuevas técnicas y soportes.

Su conocimiento de diseño gráfico ha sido clave para evolucionar en las letras, el arte urbano comercial e independiente, y para colaborar con otros artistas en comisiones y trabajos conjuntos. Worm no sólo pinta: comunica, investiga, enseña y apuesta por una vida artística que conecta estética, calle y técnica.

En sus propias palabras: “Para mí el graffiti es un salvavidas … hoy vivo netamente de hacer letras, de escribir y de hacer graffiti y murales. Pasó de ser hobby a ser trabajo” (Revista Cartel Urbano). En su Instagram @wormwh o @WormPieces se pueden seguir sus piezas, lanzamientos y proyectos editoriales.

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Latidos

Bienal de graffiti y arte urbano de Medellín

!Artistas seleccionados para intervención en Galería Guayabal - Fase 2 y Sedes MásCerca - Centros de orgullo por Medellín!

Primeros trazos. Galería Guayabal. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
Desde la Bienal LATIDOS 2025 se comparten los resultados de evaluación y selección correspondientes a las Invitaciones No. 3 (Fundación Grupo Argos – Galería Guayabal Fase 2) y No. 4 (Centros del Orgullo por Medellín – Sedes MásCerca).

En ambos procesos, la evaluación se desarrolló conforme a los lineamientos establecidos en cada invitación y con base en los criterios definidos en el Banco de Artistas Urbanos Gráficos de Medellín, garantizando transparencia, rigor técnico y representatividad artística en cada selección.

Invitación No. 3 – Fundación Grupo Argos (Galería Guayabal · Fase 2)


Guacamayas en el parque de la conservación. Artista: Jomag. Galería Guayabal. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
Tras la revisión conjunta entre la Fundación Grupo Argos y la Dirección Artística del equipo de Arte Urbano de la Agencia APP, se seleccionaron los siguientes artistas para participar en la segunda fase de la Galería Guayabal, bajo la temática “Conexión Medellín – 350 años de construirnos juntos”:
  • Seta Fuerte – Alta Trayectoria
  • Fateone – Alta trayectoria
  • Eyes – Alta trayectoria

 

 Invitación No. 4 – Centros del Orgullo por Medellín (Sedes MásCerca)

Keysu. Galería Guayabal. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025. 

En el marco de la alianza con el programa “Medellín es como Vos”, se seleccionaron los siguientes artistas de media trayectoria para desarrollar obras que representen los valores de orgullo, pertenencia, hospitalidad y talento que caracterizan a la ciudad:

  • Daniel Urrego – Mediana trayectoria
  • Morfe – Mediana trayectoria
  • Monroy – Mediana trayectoria

Los informes completos de evaluación y selección estarán disponibles para observaciones hasta el martes 21 de octubre a las 8:00 p.m., a través del correo: arteurbano@app.gov.co

Estos resultados evidencian la diversidad de miradas y estilos que hoy componen la escena del arte urbano en Medellín, un ecosistema en el que la memoria, la gráfica y la ocupación del espacio público continúan dialogando con fuerza a través de iniciativas como la Bienal LATIDOS.

Cada muro, cada trazo y cada propuesta son parte esencial de este gran proceso colectivo que sigue consolidando a Medellín como uno de los epicentros del arte urbano gráfico en América Latina.

Latidos

Bienal de graffiti y arte urbano de Medellín

!Se abren convocatorias públicas para intervención en Galería Guayabal - Fase 2 y Sedes MásCerca - Centros de orgullo por Medellín!

Mural en proceso en La Loma (Comuna 13 y San Cristóbal). Fotografía cortesía El Bicho. 2025.

Invitación — Fundación Grupo Argos (Galería Guayabal · Fase 2)

Bajo la temática “Conexión Medellín – 350 años de construirnos juntos”, esta convocatoria invita a los artistas del Banco de la Bienal LATIDOS a desarrollar una obra comisionada en alianza con la Fundación Grupo Argos.

El proyecto propone una reflexión visual sobre la historia compartida de la ciudad, su capacidad de transformación y la fuerza colectiva que ha hecho posible construir, entre generaciones, el Medellín que hoy conocemos. Una oportunidad para dialogar desde el arte con los 350 años de esta ciudad que no deja de reinventarse.


Invitación — Centros del Orgullo por Medellín (Sedes MásCerca)

En alianza con el programa “Medellín es como Vos”, esta obra concertada se inspira en el manifiesto “Qué orgullo Medellín” y en los valores que definen el carácter antioqueño: amabilidad, empuje, hospitalidad, solidaridad, pertenencia y talento.

Será un ejercicio de creación colectiva que conecta los barrios, las emociones y las identidades que hacen de Medellín una ciudad diversa y vibrante, donde el arte urbano se convierte en espejo de lo que somos y de lo que soñamos ser.

Ambas invitaciones están dirigidas exclusivamente a artistas inscritos en el Banco de la Bienal LATIDOS 2025.

📅 Cierre de postulaciones: lunes 20 de octubre, a las 10:00 a.m.
📍 Formulario de inscripción: https://forms.gle/Q54DiYEcHDrzsAxj9

La ciudad sigue latiendo. Cada muro es una historia en construcción, y cada artista, una chispa que alimenta ese gran mural colectivo, esa galería a cielo abierto llamada Medellín.

Latidos

 Pulsaciones: Eskibel

El primer mural que marcó el rumbo de la carrera de Eskibel apareció en 2009, cuando tenía apenas 16 años. Ya llevaba varios años explorando el graffiti y el tagging en las calles, experimentando con el aerosol y con la estética —y la ética— que define esta cultura urbana. Hasta mediados de 2018, la calle fue su principal escuela: allí aprendió las técnicas, los códigos y la potencia expresiva del muro como espacio de resistencia y comunicación.

En 2014 ingresó a estudiar Sociología en la Universidad de Antioquia, y esa experiencia académica transformó su mirada sobre el arte. Durante varios semestres desarrolló investigaciones sobre arte urbano, reflexionando sobre sus dimensiones sociales, políticas y simbólicas. De ese proceso surgió una propuesta visual vinculada al discurso del nuevo muralismo, corriente que integra elementos de la pintura de estudio, el muralismo clásico y el street art, con la intención de generar obras de alta plasticidad que inviten a la reflexión crítica.

El paso del graffiti al nuevo muralismo supuso para Eskibel una transformación profunda en su relación con la calle, los tiempos de producción y los territorios. Apoyado en los saberes sociológicos, la cultura Hip Hop y el proceso organizativo dela corporación Manguala, busca crear imágenes humanistas, cargadas de sentido social y diálogo comunitario. Cada mural se convierte en una conversación con quienes habitan los espacios donde trabaja, una apuesta que conecta su obra con el arte relacional y con la escucha activa de los territorios.

A lo largo de más de diez años de trayectoria, Eskibel ha participado en numerosos festivales locales, nacionales e internacionales, así como en espacios de conferencia y formación artística. Su práctica no se limita a la pintura: se expande hacia la enseñanza, la investigación y el debate sobre el papel del arte urbano en la transformación social. En cada muro, su obra deja ver una búsqueda constante por conectar estética, pensamiento crítico y memoria colectiva.

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Cocina y comida

SonoGustoso. Episodio 2. Las azoteas y las guardianas de la tierra. ¡Podcast!

Hay espacios que desafían su propia definición. Las azoteas de Guapi además de patios traseros con huertas, son universos elevados sobre pilotes, jardines suspendidos donde florecen hierbas, frutos y saberes que sostienen la vida misma. Territorios de resistencia y organizaciones que parten del cilantro como tejido, donde cada planta cuenta una historia de autonomía, cada semilla es un acto político y cada cosecha alimenta el cuerpo y la memoria colectiva guapireña.

En el Pacífico colombiano, donde el agua gobierna los ritmos de vida, las azoteas se convierten en espacios estratégicos de soberanía alimentaria y autonomía organizativa. Son huertas que guardan historias, resistencias y soberanía alimentaria. Más que patios: son ecosistemas completos donde la tierra se cultiva en diálogo constante con el río, el mar y la selva.

No es casualidad que sean las mujeres quienes han transformado estos lugares en verdaderos laboratorios de soberanía alimentaria. Soraida Montaño, doña Teófila Betancurt y doña Marcelina Solís son apenas tres voces de un coro mucho más amplio de la Fundación Chiyangua. Ellas son las guardianas de este espacio, donde han tejido en cada semilla una herencia de comunidad y futuro.

Cuando recorres una azotea en Guapi, ves un sistema complejo de conocimientos transmitidos por generaciones: qué hierbas crecen juntas, cuáles necesitan más sombra, cómo aprovechar cada rincón según la luz del sol, qué especies medicinales deben estar siempre a mano, cuáles son las especias, ramas y aromáticas esenciales para la cocina tradicional.

Allí conviven la chiyangua para todas la preparaciones, el cimarrón para los caldos, el orégano para los guisos, el poleo para las digestiones difíciles, el limoncillo para las fiebres, la albahaca que perfuma el arroz. Pero también están los frutales: la papaya que madura al sol, el plátano que nunca falta, el chontaduro que marca las temporadas. Cada planta tiene su propósito, su momento, su lugar en el ecosistema doméstico.

Este conocimiento es resultado de años de observación, experimentación y diálogo con el territorio. Las guardianas saben leer los ciclos del río, anticipar las lluvias, entender cuándo el mar traerá brisa salada que puede afectar ciertos cultivos. Sus investigaciones en el día a día son tan valiosas como cualquier estudio académico, aunque raramente se reconozcan como tal.

Las azoteas representan algo fundamental que a menudo se invisibiliza: la autonomía económica y cultural de las mujeres. En un contexto donde los alimentos procesados llegan cada vez con más fuerza, donde las semillas transgénicas amenazan las variedades locales, donde la dependencia del mercado se impone como única opción, estas huertas elevadas que conocemos como Azoteas son espacios de libertad.

Doña Teófila lo sabe bien. Cada mañana revisa sus cultivos, cosecha lo necesario para el almuerzo, identifica qué necesita atención. No depende completamente del mercado para alimentar a su familia. Tiene control sobre lo que come, sobre lo que cocina, sobre lo que transmite. Eso es soberanía alimentaria en su expresión más pura y cotidiana.

Soraida Montaño, por su parte, ha convertido su azotea en un espacio de experimentación constante. Cuando ella abre las puertas de su mundo cotidiano, descubrimos que su trabajo diario es también investigación aplicada: prueba nuevas combinaciones, recupera semillas que estaban desapareciendo, intercambia conocimientos con otras mujeres del barrio. Sus azoteas son explotarios (laboratorios) de biodiversidad y memoria.


Hay que decirlo claramente: sembrar en las azoteas de Guapi es un acto de resistencia. Es resistir a la uniformización alimentaria, a la pérdida de conocimientos ancestrales, a la dependencia económica. Es decir "nosotras sabemos cómo alimentarnos, conocemos nuestro territorio, guardamos las semillas de nuestros ancestros y ancestras". Cada planta que crece en una azotea es un puente entre el pasado y el futuro.  La azotea es su aula, la farmacia, una despensa y su legado.

Lo más extraordinario de estas azoteas es que no existen en aislamiento. Están en diálogo permanente con el río, el mar y la selva. Las mujeres saben que el agua dulce que sube con las mareas nutre de cierta manera, que la brisa marina trae sal y minerales, que los pájaros que vienen de la selva traen semillas en sus patas y su plumaje.

Este entendimiento profundo del territorio hace que cada azotea sea única, adaptada a su microclima específico, a su relación particular con los elementos. No hay dos azoteas iguales porque cada una responde a las condiciones específicas de su ubicación, a los saberes particulares de quien la cuida, a la historia familiar que la habita.

Estos espacios sostienen la cocina tradicional de formas que apenas comenzamos a comprender. Sin las hierbas de las azoteas, muchos platos perderían su identidad. Sin el conocimiento de estas mujeres sobre ciclos, combinaciones y usos, se perdería un patrimonio inmaterial invaluable.

Este conocimiento profundo ha quedado plasmado en cartillas fundamentales para la preservación de estos saberes. "Las Azoteas un embrujo natural" documenta precisamente esa magia cotidiana: cómo estos espacios aparentemente simples contienen universos completos de biodiversidad, técnicas agrícolas adaptadas al territorio y sabiduría acumulada durante generaciones.

El título no es casual: hay algo de encantamiento en ver cómo la tierra produce en lo alto, suspendida entre el cielo y el agua, desafiando las lógicas convencionales de la agricultura. Es un embrujo natural tejido por manos de mujeres que conocen los secretos de hacer florecer la vida donde otros solo verían limitaciones.


Complementando este trabajo, "Las Azoteas: El sabor y el aroma de la cocina tradicional guapireña" establece el vínculo directo entre lo que crece en las azoteas y lo que llega a la mesa. Porque no se puede entender la cocina del Pacífico sin conocer de dónde vienen sus ingredientes, quién los cultiva y por qué ciertas hierbas son insustituibles en determinados platos.

Estas cartillas son registros, documentos y herramientas de preservación (transmisión del patrimonio cultural inmaterial) y resistencia cultural, materiales etnoeducativos que permiten que el conocimiento de las guardianas llegue a nuevas generaciones de forma organizada, sin perder su esencia oral y práctica.

Las azoteas son archivos vivos de biodiversidad, bancos genéticos comunitarios y formas alternativas de organización y resistencia, donde se preservan variedades adaptadas a las condiciones específicas del territorio. Son espacios de investigación empírica donde las mujeres, sin laboratorios ni títulos académicos, realizan trabajo científico de primer nivel todos los días.

Pero quizá lo más hermoso de las azoteas es su dimensión comunitaria. Las semillas se intercambian entre vecinas, los esquejes viajan de casa en casa, los consejos se comparten en las tardes, las cosechas se regalan cuando abundan. Las azoteas tejen redes invisibles pero sólidas de apoyo mutuo, solidaridad y cooperación.

Cuando Soraida, Teófila y  Marcelina abren las puertas de su mundo cotidiano, nos están mostrando un modelo de vida donde la autonomía es posible, donde el conocimiento ancestral tiene valor, donde las mujeres y las plantas son protagonistas fundamentales de la sostenibilidad.

La Ciudad Graffiti

 Festival InkVasión

El viernes 10 de octubre de 2025, en Locación Secreta, se llevó a cabo el conversatorio “Lo práctico de invadir. Lenguajes que irrumpen lo cotidiano”, un encuentro que reunió a exponentes del arte urbano, la fotografía y la curaduría en Medellín, como apertura del primer Festival de gráfica y acción InkVasión.

El espacio propuso una reflexión abierta sobre las formas en que el arte callejero, el graffiti y otras prácticas visuales dialogan con la ciudad, transformando la percepción de los espacios y cuestionando los límites entre lo legal, lo estético y lo político.

Participaron el Colectivo Gráfico La Parresía, la escritora de graffiti Rərónicə, la fotógrafa Lina Ríos, el curador Juan David Quintero y representantes de los crews GSC y LAR, quienes compartieron experiencias sobre sus procesos disruptivos, creativos y las dinámicas que surgen al intervenir el espacio público.


Entre relatos, imágenes y reflexiones, el conversatorio dejó ver cómo el arte urbano gráfico continúa siendo una práctica viva que dialoga con la calle, se adapta al cambio y mantiene su potencia de resistencia. Una noche de ciudad, muros, humo e ideas que habitaron de otra manera lo cotidiano.

Para escuchar el audio de las preguntas y respuestas del conversatorio, dar cli aquí

Latidos

Seminario de Grafiti y Arte Urbano Gráfico de Medellín: Memorias, lenguajes y prácticas.


El Seminario de Graffiti y Arte Urbano de Medellín: Memorias, lenguajes y prácticas, realizado el 9 de octubre de 2025, en el marco de la Bienal LATIDOS, fue un encuentro de saberes sobre política pública, curaduría, creación, acción, derecho, comunicación y circulación.  Más que un encuentro académico o artístico: fue una conversación viva entre generaciones, territorios, públicos y formas de entender la ciudad. Durante una intensa jornada, Medellín se miró en su propio espejo urbano y reconoció en los muros la huella de sus memorias, sus luchas y sus búsquedas colectivas.
Asistentes al seminario en el auditorio Beethoven. Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
El evento, organizado por ComuniGraff, la Agencia APP y la Secretaría de Cultura Ciudadana del Distrito, y operado por la Fundación Universitaria Bellas Artes, contó con el apoyo de diversas universidades del Distrito: la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia, la Universidad San Buenaventura, el Tecnológico de Artes Débora Arango, la Universidad Luis Amigó, la Corporación Universitaria Remington, la Universidad Pontificia Bolivariana y la Institución Universitaria Salazar y Herrera.
Participantes del seminario en la jordana de la mañana. Fundación Universitas Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
Con 277 personas inscritas, 211 asistentes activos durante el día, 111 certificados entregados y más de 400 vistas de la transmisión en vivo, el seminario confirmó que el arte urbano ya no se concibe como una práctica marginal, sino como un campo legítimo de conocimiento, de gestión cultural y de política pública, por lo que certámenes como este merecen realizarse anualmente.
Dos generaciones. James Durango "Brick-J", uno de los pioneros del graffiti en Medellín con su hijo Mateo, compartiendo pasiones y espacios. Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.

Una mañana para pensar la ciudad desde sus muros, prácticas y políticas

María Clara Arrubla presentando los avances de Agencia APP. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
La jornada inició con una serie de paneles que pusieron sobre la mesa los temas más urgentes del arte urbano contemporáneo. El panel de política pública reunió a Cristian Cartagena (Subsecretario de Arte y Cultura de la Secretaría de Cultura Ciudadana), María Clara Arrubla (Agencia APP) y Manuel Mejía (ComuniGraff), quienes reflexionaron sobre los retos institucionales de consolidar una política distrital que acompañe los procesos de creación, circulación y reconocimiento del arte urbano en Medellín,, a la luz del acuerdo 010 de 2020 como carta de navegación para el fortalecimiento del Arete Urbano Gráfico.
Manuel Mejía, representante de Comunigraff, expone desde el gremio cómo se ve el avance en la política pública. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
Luego, el panel de curadores —con Juan David Quintero, Juan Fernando Vélez (Pachamama), James Durango (Brick-j) y Fredy Álzate (Constelaciones)— trazó una mirada sobre la curaduría como práctica expandida, donde el muro, la calle y la ciudad galería se entrelazan en una misma narrativa visual.
Juan Fernando Vélez "Pachamama" participa en el panel de curadores con James Durango y Fredy Álzate. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025. 
Puedes ver los paneles de política pública y de curadores, o dar clic al enlace aquí


El panel de colectivos, integrado por Alejandra (Suuralas), Anyela (Pirañas Crew) y José (Graffiti Art), resaltó el papel de las escuelas y festivales en la construcción de ciudad desde el arte colaborativo, siendo la razón de ser y raíz de la bienal.
Alejandra Calle (Colectivo Suuralas), José Monroy (Graffiti Art Escuela) y Anyela Vanegas (Pirañas Crew) comparten sus visiones desde los procesos organizativos. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
El panel de protagonistas, con Alejandro Villada (Pac Dunga), William Monsalve (Fast) y Verónica Morales (Rarónica), permitió recorrer cuatro décadas de historia del graffiti en Medellín, un viaje por estilos, territorios y generaciones que han dejado su trazo indeleble en la memoria urbana.
Rarónica, Fast y Pac Dunga, tres generaciones del graffii y el arte urbano compartiendo visiones y perspectivas. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
Puedes ver los paneles de colectivos y protagonistas, o dar clic al enlace aquí

 

Una tarde de  diálogos y saberes sociográficos compartidos

Taller de derechos de autor y propiedad intelectual con el artista y abogado David Gómez (UdeA). Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025
En la jornada de la tarde, el seminario se transformó en un espacio de aprendizaje colectivo. En las mesas y diálogos de Saberes abordaron temas cruciales para la profesionalización y sostenibilidad del arte urbano. 
Taller de internacionalización del arte urbano con Nino Gaviria de la Universidad San Buenaventura. Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
El abogado David Gómez (UdeA) orientó el espacio sobre propiedad intelectual, mientras Nino Gaviria (Universidad San Buenaventura) compartió estrategias sobre internacionalización del arte urbano. 
Mesa de cartografía femenina en el arte urbano gráfico con Carmen Álvarez (Tecnológico de Artes Débora Arango) y Verónica Morales (Universidad Luis Amigó). Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía Agencia APP. 2025.
Por su parte, Catalina Rojas (UdeA) guio a los asistentes en la creación de un portafolio efectivo para creadores, y Carmen Álvarez (Débora Arango) junto a Verónica Morales (U. Luis Amigó) lideraron el taller Cartografía femenina: voces que habitan la ciudad, un diálogo sensible sobre la presencia de las mujeres en el espacio público y en las narrativas visuales urbanas.
Taller de portafolio efectivo para creadores con Catalina Rojas (UdeA). Fundación Universitaria Bellas Artes. Fotografía cortesía  Agencia APP. 2025.
Cada conversación, cada ejercicio, reafirmó que el arte urbano gráfico y  el graffiti en Medellín es una práctica estética, una forma de pensamiento, una pedagogía de lo sensible y una herramienta política que redefine la relación entre artes, visualidades y territorio.

Todos los actores, todos los sectores, todos los latidos

El Seminario LATIDOS 2025 fue una experiencia colectiva donde la ciudad se pensó a sí misma desde sus muros, lenguajes y prácticas. Entre palabras, colores y memorias, quedó claro que el arte urbano gráfico y el graffiti no solo se pintan: también se estudia, se gestiona, se enseña y se transforma. Medellín —con su historia marcada por el arte urbano— late al ritmo de sus creadores, investigadores, docentes y estudiantes, demostrando que los muros son archivos, los aerosoles instrumentos de memoria, las personas bibliotecas y referentes sociales, y el arte una manera de habitar el futuro.

Latidos

Pulsaciones: Mela


El nombre de Mela empezó a aparecer en los pupitres y paredes de la institución educativa donde estudio el bachillerato. Desde el 2007, escribe en los muros de Medellín, dibujando con aerosol un universo propio de formas, trazos y colores. Escritora de graffiti, artista urbana y diseñadora gráfica, ha construido una trayectoria sólida dentro de la escena local, transitando por distintos estilos hasta encontrar en el estilo salvaje —la escritura entrelazada, compleja y codificada— su sello distintivo.

Su dominio técnico del aerosol la llevó a explorar el muro las superficies desde una mirada más amplia, donde el diseño y la composición dialogan con el entorno. Ese mismo interés la impulsó a estudiar diseño gráfico, una formación que potenció su creatividad y le permitió establecer colaboraciones, comisiones y proyectos independientes dentro y fuera de la ciudad.

Además de su práctica artística, ha desarrollado una valiosa labor como artista formadora, trabajando de manera independiente y en alianza con proyectos comunitarios, cajas de compensación y entidades privadas. En sus talleres, el arte y las prácticas del graffiti se convierten en un camino de vida para niñas, niños y jóvenes en contextos de vulnerabilidad, invitándolos a transformar sus entornos desde la creación y la palabra visual.

En una escena que históricamente ha sido masculina, Mela destaca por su presencia activa: ha sido convocada a concursos, festivales, conversatorios y talleres, tanto nacionales como internacionales, muchas veces siendo la única mujer en presencia del aerosol. Su trabajo es, así, un acto de visibilidad y emancipación, un gesto que abre espacio para nuevas voces en el arte urbano.

Con estilo firme, compromiso comunitario y formación técnica, Mela sigue dejando su firma —literal y simbólica— en los muros de Medellín, ampliando el legado del graffiti con conciencia, técnica y sororidad.

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Cocina y comida

SonoGustoso. Episodio 1. Guapi sabe a tradición. ¡Podcast!


Cocinar es más que mezclar ingredientes. Cada plato que sale del fogón lleva consigo memorias, bienestar y dignidad. Con este proyecto queremos entender cómo la cocina construye identidad, cómo resiste, cómo cuenta historias que ningún libro de historia oficial te va a contar. Y Guapi nos abrió sus puertas. Mejor dicho, sus fogones. Las mujeres nos enseñaron a escuchar.

Nuestro primer episodio —"Guapi sabe a tradición. Donde la cocina es memoria y el río cuenta historias"— nace de los encuentros con las mujeres de la Fundación Chiyangua. Ellas son las guardianas de la tradición culinaria del Pacífico, sabedoras que mantienen viva la memoria entre mareas, manglares y un río que no deja de contar historias.

Nos contaron algo que nos voló la cabeza: las sabedoras de las comunidades anunciaron que esta Fundación nace en los años noventa, en una azotea llena de hierbas medicinales, aromáticas y de condimento. Y que cada comunidad tendría su réplica como símbolo de organización colectiva, identidad y patrimonio cultural.

Una azotea como acto fundacional. Plantas que curan, sazonan y conectan. Eso es Guapi: donde lo sagrado y lo cotidiano se cocinan juntos. 

Aquí nos adentramos en: 
  • Fogones que son espacios de resistencia: cada receta tradicional es un acto político, una forma de decir "aquí estamos, esto somos".
  • Saberes ancestrales transmitidos entre mujeres: de abuela a nieta, de fogón a fogón, con las manos en la masa y el corazón en el territorio.
  • La conexión profunda entre palabra, música y alimento: porque en Guapi no se cocina en silencio; se cocina con décimas, arrullos y la cadencia del Pacífico.
  • Patrimonio vivo que respira: no hablamos de folclor embalsamado, sino de tradiciones que se adaptan, evolucionan y se reinventan sin perder su esencia.

¿Para quién hicimos esto? Para ustedes, que:
  • Les apasiona la gastronomía como fenómeno cultural (y no solo como tendencia instagrameable).
  • Quieren entender cómo la comida construye identidad y comunidad.
  • Buscan voces auténticas, sin filtros del mainstream gastronómico.
  • Estudian antropología, cocina, estudios culturales, historia... o simplemente son curiosos insaciables.
  • Creen que la cocina puede ser un acto de resistencia y memoria.
Entre los testimonios que grabamos, descubrimos referencias al libro "Cantando historias. Entre versos y coplas", ese compendio donde la oralidad del Pacífico se hizo texto como proceso de memoria y duelo colectivo. Porque en Guapi, contar, cantar y cocinar son formas del mismo arte de preservar lo que nos hace humanos.

Este podcast es para escucharlo con atención, preferiblemente con los ojos cerrados, dejando que las voces de estas mujeres te transporten a ese territorio donde el mar y el río se encuentran, donde la selva abraza las casas y donde cada plato es un manifiesto, un canto a la vida.

Sociedades de control

Panópticos

“Los usuarios no somos productos, sino las fuentes de suministro de materia prima… (…) los productos inusuales del capitalismo de vigilancia se derivan de nuestro comportamiento, sin que este se vea afectado. Sus productos buscan predecirnos, sin importarles realmente lo que hacemos ni lo que nos hacen”. Shoshana Zuboff, "La era del capitalismo de vigilancia: La lucha por un futuro humano en la nueva frontera del poder".

El capitalismo de vigilancia utiliza la tecnología para el control y la estandarización cultural; las narrativas digitales pueden ser manipuladas para beneficiar estructuras de poder. La tecnología refuerza dinámicas de monitoreo y explotación de datos con impacto en la cultura. La ciudad contemporánea es un espacio de vigilancia permanente, donde dispositivos tecnológicos y arquitectónicos ejercen control sobre los cuerpos y las dinámicas sociales. El concepto de panóptico, originalmente desarrollado por Jeremy Bentham y posteriormente teorizado por Michel Foucault como metáfora del poder disciplinario moderno, encuentra en el contexto urbano actual una materialización concreta y compleja. Se trata de explorar cómo esta arquitectura de la vigilancia se inscribe en el tejido urbano de Medellín como mecanismo de control y elemento constitutivo de nuevas formas de habitar y significar el territorio.

En Medellín, las comunas han sido históricamente territorios marcados por dinámicas de violencia, transformación urbana y resistencia social, configurándose como espacios de particular interés para los sistemas de observación estatal y no estatal. La implementación de dispositivos de vigilancia en estos territorios no puede desligarse de una historia de estigmatización y control social que ha caracterizado la relación entre el centro y la periferia urbana. Esta dimensión histórica impulsa a indagar cómo los habitantes de las comunas significan y se relacionan con estos dispositivos, construyendo narrativas propias sobre seguridad, control y territorialidad que trascienden las lógicas oficiales de la vigilancia.

La presencia de cámaras de seguridad, torres de observación, CAI móviles y otros dispositivos panópticos acompasados con arquitecturas del encierro, genera transformaciones en las prácticas culturales y sociales de las comunidades. Por medio de la fotografía se busca documentar cómo estos elementos se integran en la cotidianidad de los habitantes, modificando formas de socialización, ocupación del espacio público y construcción de identidades territoriales. La vigilancia no solo observa, sino que también modifica los comportamientos, genera nuevos códigos de convivencia y participa en la reconfiguración simbólica del territorio comunitario.

Desde el ámbito artístico, la potencia de la fotografía como dispositivo que problematiza la propia noción de observación y registro es fundamental. Fotografiar los dispositivos de vigilancia implica activar una reflexión meta-visual sobre los regímenes de mirada que atraviesan el espacio urbano. La cámara fotográfica se convierte así en un "panóptico portátil" que devuelve la mirada, invirtiendo las relaciones de poder entre observador y observado. Elizabeth Jelin plantea que a través de la fotografía se hace y devuelven las memorias. Esta dimensión estética busca generar imágenes que no solo documenten, sino que también interpelen al espectador sobre su propia posición en estos circuitos de vigilancia urbana.

La investigación-creación permite articular rigor metodológico con experimentación artística, combinando técnicas etnográficas de recolección de testimonios con estrategias fotográficas de documentación recorriendo las calles. Esta aproximación metodológica híbrida responde a la necesidad de abordar un fenómeno complejo que requiere tanto análisis social como reflexión estética. La fotografía se constituye como herramienta de investigación que produce conocimiento situado sobre las dinámicas de vigilancia, mientras que el trabajo etnográfico permite acceder a las narrativas y significaciones que los habitantes construyen en torno a estos dispositivos.

El interés es experimentar y exteriorizar cómo estos "panópticos urbanos" no solo ejercen vigilancia, sino que también participan en la construcción de narrativas comunicativas que entran en disputas, generándose relatos sobre seguridad, control y territorialidad que se inscriben en el imaginario ciudadano. La fotografía, entendida como dispositivo de captura y vehículo de memorias, se convierte en herramienta de reflexión sobre estos procesos de observación y registro social.

Todo esto, para contribuir desde la mirada al debate en torno a la ciudad, la vigilancia, el control y las memorias desde una perspectiva sensible, dando a las voces y experiencias de las comunidades y artistas un lugar central, generando preguntas, cuestionamientos y conocimiento desde dinámicas poéticas, plásticas y gráficas propias del mundo social y la cultura urbana.

Cocina y comida

 Saberes y sabores del Pacífico: Memorias culinarias y sonoras de Guapi

Hay proyectos que trascienden el papel y se convierten en actos de resistencia cultural. SonoGustoso, saberes, sazones y sabores de Guapi en el Pacífico colombiano es uno de ellos: una iniciativa que busca rescatar, documentar y celebrar la cocina tradicional de Guapi, Cauca, a través de las voces que realmente importan: las de las mujeres, los abuelos y las abuelas que han guardado estos conocimientos como tesoros vivos durante generaciones.

A través de las historias, las recetas y los cantos, este docupodcast es un ejercicio de memoria colectiva donde los sonidos del ambiente y el hacer cobran protagonismo: el golpe del pilón machacando el plátano, las golpes y maniobras de las manos que organizan la azotea, el chisporroteo del aceite al recibir el pescado fresco, las conversaciones en las cocinas de humo, la lluvia que suena en los tejados, el ritmo del mar que marca los tiempos de la piangua. Cada sonido cuenta una historia, cada técnica es un saber ancestral transmitiendo vivo.

La propuesta es necesaria: mapear la diversidad biocultural de Guapi desde sus fogones, reconociendo que la cocina no es solo alimentación, sino identidad, autonomía, territorio y resistencia. Es entender que cuando una abuela enseña a preparar el encocado, los aborrajados u otro plato, no solo transmite una receta: transmite una cosmovisión, una relación con el manglar, con el río, con la selva y con la comunidad.

 

Los pilares del proyecto

1. Documentar para avivar y convocar

El primer objetivo es claro: rescatar los saberes culinarios que han sobrevivido gracias a la oralidad. En un mundo donde todo se escribe y se digitaliza, estas tradiciones han resistido en la memoria de las cocineras tradicionales, las piangueras y las ancianas de Guapi, lideresas de la Fundación Chiyangua.

A través de entrevistas profundas, se recopilan historias de vida, recetas de algunos platos, las técnicas que requieren años de práctica, los secretos que solo se aprenden observando. Todo esto se convertirá en los cinco capítulos en un repositorio sonoro, disponible para investigadores, cocineros, estudiantes y, sobre todo, para las futuras generaciones que merecen conocer de dónde vienen.

2. Darle valor a los oficios y saberes

Hay una intención política en este proyecto: visibilizar saberes y oficios que históricamente han sido menospreciados o poco visibilizados. Las matronas cocineras guapireñas, muchas de ellas piangueras, todas mujeres que se internan en los manglares en condiciones extremas, son expertas ecológicas, magas del cuidado y el bienestar, y conocedoras profundas de los ciclos de la naturaleza. Las cocineras tradicionales son científicas empíricas, custodias de técnicas milenarias de conservación, fermentación y transformación de alimentos.

Este proyecto les da voz, les da espacio, les reconoce su lugar fundamental en los patrimonios culturales inmateriales del Pacífico colombiano asociados como la partería, las músicas de marimba, los bailes y cantos tradicionales.

3. Promover las identidades afro desde lo local hacia el mundo

La tercera pata del proyecto es la difusión. Se crea un seriado de cinco episodios temáticos que exploran diferentes dimensiones de la cocina guapireña: ingredientes locales únicos, platos emblemáticos, la comida en la vida cotidiana y en las festividades. Cada episodio es una ventana a un universo cultural afrocolombiano.

El sueño es ambicioso: posicionar la riqueza culinaria de Guapi como parte fundamental del patrimonio cultural inmaterial del Pacífico colombiano. Porque cuando reconocemos nuestros saberes, sazones y sabores y el mundo conoce y valora estas tradiciones, se generan condiciones para su preservación, emprendimiento y continuidad.

Un legado que se escucha


SonoGustoso es, en esencia, un proyecto de memorias y justicia cultural. Es reconocer que en cada plato de papachina, en cada plato con las hierbas de la azotea, en cada viche de mariscos, hay siglos de conocimiento acumulado, de adaptación al territorio, de creatividad en contextos de escasez y de celebración comunitaria.

Es entender que la cocina del Pacífico es patrimonio inmaterial, territorio sonoro, biocultural y afectivo. Y que preservarla es una forma de decir: aquí estamos, así vivimos, esto somos y lo compartimos, se los legamos. 

Porque mientras haya una abuela enseñando a preparar un alimento y a hacer la azotea,, mientras suene el pilón en las madrugadas y las piangueras conozcan los secretos del manglar, Guapi seguirá viva en cada bocado, en cada historia, en cada sabor que suena y cuenta un territorio de selva, río y mar.

La Ciudad Graffiti

Escrito en la calle

Portada de la publicación Escrito en la calle realizada por Mariana Yepes, Luis Flórez y Karen Gómez. 2025.

"Escrito en la calle. Color, forma, trazo y energía” es una guía gráfica y pedagógica pensada para escritores de graffiti que se apasionan por este universo, pero también para personas interesadas en las prácticas callejeras, visuales y gráficas, escrita por Mariana Yepes, Luis Flórez y Karen Gómez, acompañados por Verónica Morales (Rarónica) y 4 Elementos Skuela.

Contenido de la publicación Escrito en la Calle. 2025.
El material reúne contenidos esenciales sobre teoría del color, anatomía de la letra, partes y estilos del graffiti, así como recomendaciones sobre materiales y técnicas. Más allá de ser un manual técnico, la guía propone una mirada educativa y consciente sobre la práctica del graffiti: escribir en la calle como acto de reivindicación, comunicación, creación y construcción de identidad personal y afinidad colectiva.

Desde un enfoque que combina arte, pedagogía y cultura urbana, esta propuesta invita a explorar el color, la forma, el trazo y la energía como elementos que revelan la fuerza expresiva del arte urbano gráfico. La guía busca fortalecer la comprensión de estas prácticas como espacios de aprendizaje y diálogo, donde la creatividad se conecta con la reflexión, la memoria y el territorio.

Anatomía de la letra. Publicación Escrito en la calle. 2025.
La publicación es una herramienta abierta y didáctica tremenda, de las pocas que tenemos en la ciudad (sumado al libro de Worm), útil tanto para procesos educativos de las Escuelas de Graffiti como para experiencias comunitarias y artísticas, reafirmando que el graffiti y el arte urbano gráfico son trayectos formativos de pensamiento, sensibilidad, transformación social y creatividad.

Latidos

 Gleo


Nathalia Gallego Sánchez, más conocida como Gleo, nació en 1992 y creció en Cali, una ciudad tropical y diversa del suroccidente colombiano. Desde los diecisiete años comenzó a pintar muros como un gesto de libertad y búsqueda personal. Lo que inició con formas marinas frente a su casa —peces, criaturas acuáticas y movimientos de agua— se transformó con el tiempo en una poética visual marcada por los mitos, los símbolos y la espiritualidad. Sus personajes, casi siempre femeninos, aparecen envueltos en una atmósfera ritual: rostros enmascarados, miradas que arden con ojos amarillos, cuerpos que parecen portar secretos ancestrales.

Autodidacta y observadora del espacio urbano, Gleo considera la calle como una gran escuela, un lugar donde se aprende haciendo y donde el error, la lluvia o el roce de los transeúntes forman parte de la obra. En entrevistas ha dicho que “la calle es una escuela gigante, en la cual uno puede ser autodidacta, pintar y cuestionar el espacio público”, y que su arte pertenece a la gente que lo habita: “cuando pintamos en la calle, el trabajo final no nos pertenece, pertenece a la gente que vive allí; ellos deciden si lo preservan o lo eliminan” (Dinero, 2020; Beyond Walls, 2023). Ese carácter efímero es lo que da sentido a su práctica: el muro no es solo superficie, sino territorio compartido.

Trazos amarillos. Participación de Gleo en el Festival Extra Mural. Institución Educativa Héctor Abad Gómez. Sede Niquitao. Fotografía: Víctor Jiménez. 2025.
Su formación académica pasó por la Universidad del Valle, donde cursó Artes Visuales y Diseño Gráfico, pero pronto entendió que la técnica no bastaba. En la calle encontró una forma de conocimiento más intuitiva, más cercana a la experiencia. El aprendizaje fue también geográfico: viajó por Sudamérica —México, Brasil, Argentina, Perú— y se dejó nutrir por las capitales del muralismo. En cada viaje aprendió nuevos modos de entender el color, la figura y la relación con las comunidades. De allí viene su preferencia por los vinilos y pinceles, una elección que exige tiempo, paciencia y una dedicación casi meditativa.

Marcando el boceto. Gleo en acción. Institución Educativa Héctor Abad Gómez. Sede Niquitao. Fotografía: Víctor Jiménez. 2025.
Su obra se ha extendido por el mundo como una red de símbolos. En los muros de Cali, Bruselas, Lisboa, Santiago, Marrakech o Kansas, aparecen sus figuras místicas, híbridos entre lo humano y lo espiritual, que aluden a los cuatro elementos —agua, fuego, tierra y aire—, a la naturaleza y a las energías que sostienen la vida. Los ojos amarillos que se repiten en muchas de sus obras son, según la artista, una metáfora del ciclo y del infinito. En ellos se concentra una fuerza que conecta lo visible y lo invisible.

Gleo ha participado en festivales internacionales como el Mural Festival de Montreal y el Mauritshuis Murals Project en los Países Bajos. Su presencia en las calles de América y Europa la ha consolidado como una de las muralistas latinoamericanas más reconocidas de su generación, una voz que combina la sensibilidad indígena, el color popular y la reflexión sobre el espacio público como campo simbólico.

El nombre Gleo surgió una noche de juego con las letras de su propio apellido, Gallego. Entre tachones y garabatos encontró un sonido que la representaba: Gleo, la mujer del mar, como ella misma recuerda. Desde entonces firma así cada uno de sus muros, aunque su rostro rara vez aparece en medios; prefiere que su identidad permanezca en las paredes, en esas figuras que respiran la mezcla de lo onírico y lo real. En una entrevista con I Support Street Art dijo: “Soy una persona que simplemente pinta paredes, tratando de creer que en este trabajo encuentro una forma de ser libre”.

 Infancia de fuego, que ilumina el juego de la vida. Obra de Gleo. Institución Educativa Héctor Abad Gómez. Sede Niquitao. Fotografía: Juan David Bolívar. 2025.
Su obrar es una pintura que respira lo femenino y lo colectivo, un lenguaje donde el cuerpo es territorio y el color una forma de pensamiento. Cada mural de Gleo parece preguntarnos por lo que somos y por la relación entre el ser humano y el todo: la tierra, los dioses, la energía, la memoria y las personas. En una época en la que las ciudades tienden al olvido, sus muros actúan como espejos espirituales que nos recuerdan —con ojos luminosos— que seguimos habitando la misma materia, los mismos sueños.

Referencias: