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La Ciudad Graffiti
En
la actualidad tanto en los barrios como desde los presupuestos públicos la expresión graffiti ha tomado un lugar relevante como representación cultural, consumo y
afinidad de las y los jóvenes, a pesar de que aún sigue teniendo detractores
que no lo comprenden como un movimiento artístico y lo estigmatizan como un
acto vandálico.

Lo que se sabe
Al
relacionar las prácticas territoriantes de los agentes jóvenes de la ciudad con
las vanguardias artísticas y más particularmente con el collage, la escritura
espontánea y automática, el performance, el happening, el surrealismo, el
situacionismo, la intervención, los btl’s, el diseño, la publicidad, los
tattoos, entre otras, buscamos aportar a la escritura de la historia presente
de las artes visuales locales que normalmente están en los márgenes.
Se
conocen y por eso se tiene como referente fundamental las investigaciones
desarrolladas por Armando Silva y los grupos de graffiti, artes visuales y Street art, que se recogieron en blogs como Memoria Canalla http://memoriacanalla.wordpress.com
, así como la web de Street Art Fachada, http://fachada.tk/
(ya desaparecida), que almacenaba más de 30 seres visuales de Colombia y un sin
número de Latinoamérica; aunado a los recientes trabajos de Teresa Caldeira
sobre Espacio, segregación y arte urbano en el Brasil. Lo anterior en pos de
análisis contemporáneos que toman en cuenta el punto de vista de los actantes o
agentes urbanos, tratando de exaltarlos, al reconocerlos, mediatizar, politizar
o re-categorizar su papel y acción.
Se han realizado en la Universidad de Antioquia, dentro del pregrado en Comunicación Audiovisual alrededor de 5 tesis que tiene como campo de conocimiento el impacto que generan los graffitis de la calle Girardot a su público destinatario; las experiencias y contenidos que los graffiteros construyen de su praxis y su ciudad; a la vez que, estos escritores visuales entienden el graffiti como campo de lucha.
Se han realizado en la Universidad de Antioquia, dentro del pregrado en Comunicación Audiovisual alrededor de 5 tesis que tiene como campo de conocimiento el impacto que generan los graffitis de la calle Girardot a su público destinatario; las experiencias y contenidos que los graffiteros construyen de su praxis y su ciudad; a la vez que, estos escritores visuales entienden el graffiti como campo de lucha.
Se
sabe que existen algunos artículos de revistas de la misma universidad con
relación a Malk: -o mala-leche- un graffitero mayor, y algunos artículos del
portal de cultura de la Alcaldía de la Ciudad, Medellín Cultura que narran las
historias del colectivo Doña Gloria. También a raíz del asesinato de un
Graffitero menor de edad en Bogotá, los periódicos El Tiempo, El Espectador, y
en alguna medida El Colombiano han publicado noticias sobre el proceso judicial
y artículos de opinión, los cuales sirven para ilustrar la mirada de la
sociedad colombiana con respecto a las huellas y marcas juveniles en la ciudad.
Se
ha publicado una investigación titulada Graffiti en Medellín, por la Casa de
las Estrategias y producida por la Fundación Mi Sangre, donde se presentan a
manera de reportaje denso los graffiteros históricos de la urbe. El colectivo
de Graffiti de la 5 cuenta con una publicación periódica de culturas juveniles
con un énfasis en graffiti y espacio público. De igual manera mc´s, graffiteros
y personas pertenecientes a la Kasa Kolacho han creado desde el 2008 el
Graffitour, un recorrido por las memorias de los barrios y los
murales de San Javier, la comuna 13.
Lo que se dice
Esos rayones, expresiones, irrupciones, escisiones, colores, formas de escribir, pintar, pensar, reflejarse, exponerse, entregarse, adhesionarse -a un equipo-, descargarse y fundirse… de habitar, de tomar y de manifestar una posición, de plasmar una visión de mundo, una manera de organizarse y de “participar” mantienen una relación de re-creación e interdependencia con la ciudad, el universo urbano, sus centralidades, velocidades, gustos, colores, problemas, necesidades, cambios, culturas, modas, discursos y prácticas.
Esos rayones, expresiones, irrupciones, escisiones, colores, formas de escribir, pintar, pensar, reflejarse, exponerse, entregarse, adhesionarse -a un equipo-, descargarse y fundirse… de habitar, de tomar y de manifestar una posición, de plasmar una visión de mundo, una manera de organizarse y de “participar” mantienen una relación de re-creación e interdependencia con la ciudad, el universo urbano, sus centralidades, velocidades, gustos, colores, problemas, necesidades, cambios, culturas, modas, discursos y prácticas.
Se
dice que datan en Medellín dichas grafías, letras, nombres de apropiación
anónima -pues la expresión visual de las paredes en general tiene un código de
mensaje, de obra y no de nombre o de sujeto- de los años 80’s, para reaparecer
entre 1993-1994 y posicionarse al fin del siglo XX. Hay muchas personas que han
pasado por este camino y en el transcurso de estos 30 años la diáspora de rayar
sobre los muros ha ganado a muchísimos seres efímeros que pasean de lugar en
lugar haciendo marcas, abriendo muros y dejando huellas en las paredes; así como se han dado otras posiciones
y oportunidades desde las instancias gubernativas a nivel local con respecto a
esta manera de ver, aprehender y representar (casi que cooptando desde la
persuasión un arte que se reivindica opuesto a lo oficial y que sale de las
culturas populares de las periferias o comunas).
Cruzando el lápiz con el aerosol
Hoy
me interesa que hacen los artistas del graffiti y colectivos en el vivir e
intervenir ciudad como una expresión que va en crecimiento, con sus detractores
y su impulso a través de los presupuestos participativos de las comunas,
poniendo un especial énfasis en las producciones, eventos, propuestas
colectivas que podemos denominar arte urbano del graffiti inscrito dentro del
arte callejero.
Esta
premisa y principio orientador lo considero relevante debido a que sobre las
relaciones espacio - prácticas artísticas, estéticas y políticas - y gentes,
hay pocos investigadores y pocas investigaciones. Todavía más que el resultado,
las maneras de la acción del graffiti son consideradas ilegales, de alta
peligrosidad dado el control, la vigilancia y la militarización, y los que se
acercan a ellas las ven como un objeto desconectado de la historia del arte a
nivel glocal.
La
intervención artística, el arte del proceso y la acción estetizante y
colectiva, la construcción del saber colectivo y las preguntas por los procesos
de cambio del espacio desde transformaciones (y problemas) plásticas y gráficas
entre las gentes y comunidades, memoria y olvido de la ciudad que no se relata,
se desconoce y se invisibiliza son una constante que se privilegia, que se
exalta para percibirla, para narrar y construir objetos de estudio con las
otras visiones de ciudad, dando un papel relevante a las juventudes, los
colectivos de dibujo, graffiti y arte urbano.
Muchos
artistas ante el desempleo y el padecimiento de una ciudad aburrimiento se
llenan de autogestión, invención y recursividad para con el color transformar
sus hábitats y dejarse ver en sus propuestas.
Colectivos
de lo efímero, de procesos actuales y de intervenciones difusas, de memorias de
la marcha que se van renovando con el continuo hacer y repensar lo visual desde
el cuerpo como primer espacio: habla, siente y pinta, escribe, sentir y pensar…
como el grupo ART, pionero en la ciudad de las técnicas de agitación visual,
esténcil y acciones directas que tienen su radio de acción en el centro
histórico y los sistemas y mercados masivos; el colectivo Sin Nombre y la
Capilla, estudiantes y maestros de artes plásticas en general de la Universidad
Nacional que realizan acciones, intervenciones murales y conciertos
performativos; Las Plagas, Los Monstruos, los Peligros Crew, Pandemia Crew,
SKS, entre otras agrupaciones de graffiteros pertenecientes a las escuelas de
hip-hop de las comunas de Medellín, organizaciones como Cultura y Libertad, KGP;
Narkográfica y todo su despliegue poético dilucidado desde la literatura y el
realismo mágico.
Ahora bien, Cesar
Figueroa y Miguel Torres son dos representantes a manera individual de la
fusión y la mixtura de técnicas en pro del muro vivo, ambos tattoadores de pieles
y de paredes que perduran. Eso sin olvidar a Felipe -sus carboncillos, hombres
instrumento y escafandras para fumar-, artista plástico de la universidad de
Antioquia, precursor activo que pinta desde hace más de 30 años los espacios y
las paredes de atrás de la Calle Barranquilla, por la zona de Bantú. Es
importante mencionar también al Colectivo GEL, de corte libertario con sus
publicaciones, esténcil's constructivistas y de impacto a partir de exacerbar
los símbolos opresores de la Iglesia, el Estado y el capitalismo. De otra forma
Estudios Agite, diseñadores y publicistas de la UPB –personas de estratos altos
que utilizan estas técnicas para hacer contratos de Street art para eventos de marcas internacionales-; y el Colectivo Doña Gloria, el cual fue galardonado
como jóvenes talento en el 2010 por la Alcaldía de Medellín, que realiza varios
tipos de acciones y producciones, pero que para el caso nos llama la atención
los murales participativos, en los que se define con la comunidad afectada y
habitante el tema, provocando a las gentes a participar del acto, del
acontecimiento de decorar y pintar, colorear, manchar, ilustrar, teñir, cambiar
la escena, dentro de un proyecto cultural del bicentenario de la Independencia.
Eso sin mencionar a Galeria Urbana, la Escuela de Crew Peligrosos, las tomas de
graffiti, los espacios de concertación y otras iniciativas más profundas de las
otras escrituras.
Practicas
populares y expresiones underground, colectivos subterráneos, grupos subversos,
arte callejero o street art, arte urbano y arte público, intervención
artística, plástica y estética, acción directa, acción ilegal, violaciones al
manual de convivencia, a las contravenciones y a la ley de seguridad ciudadana,
maneras de representación y participación de los que no tiene voz, arte
transformador, político, activismo artístico comprometido desde la subjetividad
con el hacer y la construcción de los seres, cuerpos y espacios de la ciudad: ¿para qué queremos graffiti si lo que tenemos es una multiplicidad de expresiones y prácticas no regularizadas de arte urbano?
Finalmente
hay algo que queda por decir para dichas maneras, formas y prácticas que es de
relevante importancia. Hoy,
el registro audiovisual y fotográfico se constituye en la manera en que la
acción efímera en el espacio público se hace durable en el tiempo, se comparte
en el mundo, existiendo una correlación entre lo real y lo virtual, la calle
real y el ciberespacio gracias a los usos y la interdependencia de estos
acontecimientos con la ciudad(es) y los medios de comunicación de los mismos
graffiteros, activistas, artistas y estencileros como páginas web, blogs y
galerías fotográficas, en una forma de
Malla que permite desplazarse de un lugar a otro y de una idea a otra, buscar y
referenciarse con artistas de otras latitudes, armar colectivos, acciones y movimientos,
mutando, cambiando de forma para conseguir la emergencia de los flujos de
información y personas que son acordes a lo que queremos producir, ya que la
consigna es…somos agentes que registramos y exaltamos como cuerpos y seres
urbanos y por tanto nuestro espacio de vivir, hacer, encontrarnos, cambiar y reivindicar es
la calle.
Del
arte expandido del graffiti
El
graffiti es una gramática visual y contemporánea que se puede nombrar como una
de las narrativas coreográficas y modernas que habitan las juventudes de los
mundos urbanos. Es un conjunto de maneras de apropiación, opciones de vida, formas propositivas
y críticas que forjan e inventan a la ciudad de Medellín.
Hay
una íntima interdependencia entre expresión, producción de sentido y contexto
cuando estamos hablando de escrituras otras y de arte urbano. Lo que nos lleva
a considerar al graffiti –y el creador de la “obra”- como una forma o manera
estética que transita por lo anti biográfico, lo fugaz, el espectador y el arte
en sí; además de lo virtual, la internet y el cibermundo que han permeado y
cambiado de algún modo estas categorías con las que se asocian las prácticas
culturales callejeras y al artista urbano de la acción.
Actualmente,
basado en la investigación-creación “La ciudad Graffiti”, Víctor Jiménez se
encuentra becado en la modalidad de Artes visuales de la Secretaría de Cultura
Ciudadana, con el fin de elaborar un ensayo que propone una revisión crítica de
la producción documental sobre el graffiti como el arte urbano que el
investigador ha creado entre el 2013 y el 2015, cuyo producto será un documento
crítico que recoja, enriquezca y actualice las visiones de los graffiteros, la
información de las escuelas y el estado del arte urbano no oficial del Valle de
Aburrá y la ciudad de Medellín. Este artículo es un avance de este ensayo. Para
conocer el documento completo hacer clic Aquí
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NARRATIVAS, INTERDISCIPLINARIEDAD E INVESTIGACION
CARTOGRAFÍAS ESTÉSICAS
MEMORIAS URBANAS DEL CENTRO DE MEDELLÍN
El concepto de cartografía urbana propuesto en
esta investigación parte de un ejercicio etnográfico y estético que ilustra
algunas memorias urbanas del Centro de Medellín, a partir de la condición
itinerante, tanto espacial como temporal, de ciertos lugares emblemáticos de la
ciudad tales como Guayaquil, la Alpujarra, parque Berrío y parque Bolívar.
A su vez, el concepto de cartografía estésica retoma la noción desarrollada por Kantya Mandoki en su texto Estética cotidiana y juegos de la cultura: Prosaica I, cuando advierte que lo estésico como tal se comprende como una estética de lo cotidiano: los usos del cuerpo y del espacio, los ritmos temporales, los gestos de la vida cotidiana, los hábitos y las rutinas son, en efecto, el sensorium de toda una carga simbólica que definen los lugares en términos de usos y apropiaciones.
*Primer recorrido. Las políticas de la memoria: tiene que ver con el registro audiovisual de acontecimientos urbanos con pretensiones memoriales sustentados desde la institucionalización de la memoria, es decir, narrativas grandilocuentes; mitemas fundacionales del pasado identitario de la ciudad; usos políticos del espacio público; eventos conmemorativos tradicionales ligados a la promoción turística de la ciudad; la concreción de unos hechos históricos y culturales exteriorizados en monumentos, esculturas, plazas públicas, mobiliario urbano, edificaciones con declaratoria patrimonial o de bien de interés cultural, y demás dispositivos visoespaciales que instauran una significación semántica del poder oficial en el contexto citadino.
*Segundo recorrido. Los conflictos de la memoria: como resultado de un contexto urbano itinerante y que se encuentra en constante transformación, este recorrido plantea las huellas, los trazos, los marcajes, cicatrices y palimpsestos de un pasado negado dentro de las urdimbres del presente citadino. Las tachaduras del pasado y los procesos de gentrificación generados en este sector de Guayaquil evidencian unas memorias que se han destruido debido a que sus historias han desaparecido de la trama urbana con motivo del embellecimiento de la ciudad y su inscripción dentro de los acelerados procesos de modernización.
De ahí el carácter itinerante que presentan las memorias del centro de Medellín, cuyo devenir urbano hace manifiesto las tensiones de un paisaje urbano en constante transformación con motivo de las lógicas modernistas: edificios con declaratoria patrimonial olvidados, destruidos, borrados dentro de la urdimbre urbana actual, demolidos y arrinconados por nuevas monumentalidades que compiten contra ese pasado colonial y republicano de la ciudad, pero cuyas huellas siguen presentes como una especie de marcaje que se resiste a ser olvidado.
*Tercer recorrido. Composiciones plurales y alternativas de la memoria: como reconocimiento de unas memorias singulares y públicas, adscritas al devenir urbano en tanto que modifican o re-significan los espacios de la ciudad proyectados por la visión del planificador urbano, este recorrido plantea la posibilidad de identificar otro tipo de monumentalidades no oficiales tales como objetos urbanos e iconos populares, y al mismo tiempo emblemáticos, propios del sector por parte de los ciudadanos que terminan dignificando los lugares de una poética urbana efímera, ligada al acontecimiento urbano.
Paolo Villalba Storti
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NARRATIVAS, INTERDISCIPLINARIEDAD E INVESTIGACION
Crónicas Urbanas
Cuando castiga el sol
Panorámica Centro de la ciudad Parque de San Antonio. Fotografo: Carlos Vidal |
Es mediodía, los rayos inclementes del sol dimensionados por el cemento inhabitable del parque San Antonio, alejan toda forma viviente de la hostil loza. Los vendedores ambulantes buscan el refugio de las sombras en alguno de los cuatros arbustos del lugar; entre estos vendedores se encuentra el joven Samuel de quince años, vendedor de jugo de guanabana, habitante del sector de Niquitao y uno de los protagonistas anónimos del diario vivir del centro de Medellín.
Samuel. Foto: Juan Fernando Hernández. 2012. |
Sabe que el calor del sol es su aliado y, al contrario de otros vendedores da continuas vueltas alrededor del yermo parque. Es entonces cuando los valientes transeúntes que se atreven a cruzarlo, divisan a Samuel con su delantal blanco y su nívea piel de porcelana - que lo hacen resplandecer bajo la excesiva luz meridiana - como una aparición que arrastra un oasis ambulante, y cuyo liquido blanco disipa la sed por solo mil pesos.
Samuel es el ángel adolescente de la guanabana, socorre a los ciudadanos castigados por el sol. También es el querubín de su madre, que se muere de cáncer en un cuarto de inquilinato, donde convive con el y otra hija dos años mayor que Samuel y quien también vende el jugo lechoso de la deliciosa fruta.
Una noche, en su camino de retorno al lugar donde guarda su carrito guanabanero, una explosión cercana a la Plazuela San Ignacio ensordeció por un momento los oídos de Samuel, y con asombró, sus ojos observaron caer extremidades humanas a su alrededor. Desde entonces afirma no temerle a nada, ni siquiera a los funcionarios de espacio público que no respetan su estatus angélico, su condición de salvavidas cuando el reseco asfalto agrede como verdugo los pasos del caminante, cuando el sol del verano citadino en el San Antonio castiga a quienes osan permanecer allí más de un minuto.
Una noche, en su camino de retorno al lugar donde guarda su carrito guanabanero, una explosión cercana a la Plazuela San Ignacio ensordeció por un momento los oídos de Samuel, y con asombró, sus ojos observaron caer extremidades humanas a su alrededor. Desde entonces afirma no temerle a nada, ni siquiera a los funcionarios de espacio público que no respetan su estatus angélico, su condición de salvavidas cuando el reseco asfalto agrede como verdugo los pasos del caminante, cuando el sol del verano citadino en el San Antonio castiga a quienes osan permanecer allí más de un minuto.
Un siglo de vida en Medellín. Fundación Viztaz. |
Cada tarde, cuando el astro rey esconde sus látigos, Samuel el ángel de la guanabana, repliega sus alas, tan blancas como la pulpa de aquella fruta, y marcha a su cuarto de inquilinato a posar un beso sobre la frente de su madre.
Parque de San Antonio. Foto: Juan Fernando Hernández. 2012. |
Juan Fernando Hernández
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NARRATIVAS, INTERDISCIPLINARIEDAD E INVESTIGACION
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