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LECTURAS PORNOGRÁFICAS Y ESCRITURAS PELIGROSAS

“Mi cuerpo ya no será sino la grafía que tú escribas sobre él, significante indescifrable para cualquier otro que no seas tú. Pero ¿qué eres tú, Ley que transformas el cuerpo en tu signo?”
Michel de Certeau, La invención de lo cotidiano: Artes de hacer

UNA SOCIEDAD INTERSTICIAL

La adopción de horarios y medidas para el tiempo del trabajo, el estudio o el ocio, el control de las basuras y desechos, el acceso al agua y a otros servicios, la construcción de las viviendas teniendo en cuenta la orientación y localización de las de los demás, la definición de áreas aceptables para el desarrollo de ciertas actividades productivas, comerciales o recreativas, son situaciones en las cuales la ciudad impone una coordinación…”
Jorge Orlando Melo, Medellín 1880-1930: los tres hilos de la modernización.

-¿En dónde se ha encontrado usted, del mes de mayo del año próximo pasado a hoy; en compañía de quién o quiénes, de qué se ha ocupado y de qué asuntos ha tratado?
-Me he encontrado en el distrito de Medellín y en esto, me he encontrado solo, no he tratado de ningún asunto y durante el tiempo que he estado en este municipio me ocupé en trabajar en El Silencio.
-¿Sabe usted quién es un individuo que en el mes de mayo próximo pasado fue traído a esta población por los conductores José Parra y Ramón Pavón, a cumplir la pena de un año de confinamiento a que lo condenara por vagancia el Inspector de Belén y la Jefatura General de Policía?
-Sí señor, yo soy.
-¿Sabe usted quién es el individuo que a mediados del año referido se ausentó de este distrito para el de Medellín, donde fue capturado y remitido nuevamente a esta población en el mes de septiembre del mismo año?
-Sí señor, yo soy.
¿Sabe usted quién es el individuo que después del expresado mes de septiembre volvió a ausentarse de este distrito para el de Medellín, donde una vez más fue capturado y remitido a esta población a donde llegó ayer?
-Sí señor, yo soy. [1]

Esta escena, en la que la ley tiende sus ojos de Argos sobre el cuerpo del criminal, transcurre entre Medellín y Segovia en 1918. El accionar del interrogado es descompuesto en dos tiempos: un pasado y un presente inmediato, que la ley conoce y a los que hace referencia a través de preguntas que comportan la carga de imperativos. La ley quiere saber cuándo, con quién y en dónde ha estado durante su fuga, además de los asuntos que ha tratado con dichas personas, en dicho lugar y en dicho momento. Aunque se camufla bajo enunciados desiderativos, el interrogado sabe que sólo se quiere confirmar lo que ya se conoce. No miente, porque no tiene escapatoria. Ante las preguntas-narración del delito, no le queda más que asentir y reconocer que él es el criminal que huyó de la vigilancia del sistema; él es ese sujeto que se fuga una y otra vez, en una especie de tragicomedia, en la que a cada paso que da fuera de su confinamiento, vuelve a ser apresado por ese ente ubicuo que aunque abstracto, hace sentir su omnipotencia a través de sus hombres y sus instituciones; ese ente que es el estado.[2] 

Este caso es ilustrativo de los procesos criminales a los que se enfrentaba la justicia de la ciudad durante el primer cuarto del siglo XX. Durante este período, Medellín se encontraba en un proceso de transición entre dejar de ser una aldea y convertirse en una gran ciudad, de lo que dan cuenta los acelerados procesos de modernización que transformaron su industria, su infraestructura, sus medios de transporte  y sus medios de comunicación, entre otras técnicas que, aunadas a los procesos de un modernismo creciente que se introducía en las concepciones de los habitantes de esta ciudad; hicieron de ésta una urbe en formación en la que el impulso de la modernidad tomó un ritmo vertiginoso.

Para algunos investigadores, como Melo, es entre 1880 y 1930, cuando se efectúa la transición de Medellín como ciudad moderna. Para otros, como Espinal y Ramírez, es en la mitad del siglo XX, a finales de la década del 40, cuando este proceso toma forma definitiva. El primero se centra en tres discursos  que constituyen los cimientos de la modernidad medellinense: “[1] el desarrollo de una imagen de ciudad moderna y los esfuerzos para poner en práctica, en forma planeada, unos ideales de vida urbana; [2] el proceso por el cual se intentó educar a la población para esa vida urbana y [3] la forma como la literatura trató de encontrar su punto de inserción en esa ciudad en proceso de modernización y civilización…”[3] No obstante, al plantear estos procesos del modernismo como hilos de la modernización, no ilustra de manera eficaz la dialéctica entre modernismo y modernización así como tampoco su diferencia operativa.

Por otro lado, Espinal y Ramírez, centran su análisis en la construcción de un “cuerpo cívico”  a través de diferentes discursos institucionales y mediáticos, que derivaron en una praxis social que podría denominarse “higienista y reguladora” y a través de la transformación urbana acarreada por el Plan Piloto que Wiener y Sert, elaboraron para la ciudad bajo la dirección de Le Corbusier.[4]

Así, ambas perspectivas se refieren a dos etapas distintas del proceso de modernización medellinense; la primera, a una etapa de formación y, la segunda, a una etapa de consolidación. Este estudio, por su parte, se centrará en la primera etapa, sin descuidar, de un lado, sus conexiones con procesos históricos de larga duración, especialmente los referidos a la sociedad colonial y, de otro, las conexiones con la ciudad moderna que se consolidará a mediados del siglo XX. Aún más, estas reflexiones serán actualizadas en su relación con los imaginarios que hoy tejen las intrincadas tramas del espacio urbano de la Medellín contemporánea.

Si bien no se puede determinar el momento exacto en el que la ciudad pasa de ser una aldea premoderna (y semicolonial) a una urbe pletórica de  modernismo[5]; sí se puede aprehender, a través de determinados “casos límite”[6], algunos procesos sociales que ilustran ese tránsito, con sus contradicciones y sus problemas irresolutos. Aquí, se presentarán algunos de esos “casos límite” que pueden ser considerados como procesos sociales cristalizados, en los que la (des)estructuración que implica la modernización, se aprecia con algunos matices.

Imagen del telegrama que anuncia la fuga de Misael Restrepo. AHJM, Criminales,  Violación de Confinamiento,
 documento nro. 14487, 1918, s.f.
Volviendo al prófugo apresado por el Argos (panoptes) de la ley, que ilustra la sociedad disciplinaria en consolidación, tenemos que las preocupaciones que ya desde las Reformas Borbónicas inquietaban al estado (sobre el que se refundaría, en buena media, la república), siguen siendo una constante: el cuerpo vacante es un número negativo dentro de la sociedad. Asimismo, la modernización empieza a mostrar los efectos que trae sobre el mundo, acortando distancias y aumentando velocidades; por medio del telégrafo se comunican las huídas del prófugo que una vez rompe el cerco de su confinamiento, ya está siendo rastreado por los tentáculos de un estado potenciado por la tecnología.[7] 

A diferencia de los casos que estudiaremos a continuación, este termina en una condena; se suma a la pena de confinamiento en Segovia, la reclusión por dos años en la cárcel departamental. En éste, se puede apreciar un delito común sobre el que se despliegan los mecanismos de un estado moderno, que ya no tendrá la necesidad de aplicar una tortura sobre el cuerpo criminal, sino que lo obliga a cumplir su confinamiento para luego pasar al espacio aún más reducido de la celda. La ley se inscribe sobre el cuerpo esposado que, además, es trasladado por sus gendarmes al lugar donde debe cumplir su pena. La ley, vuelve sobre su vasto cuerpo de papel y caracteres, para consultar los cargos de que se acusa al criminal[8] Misael Restrepo (ahora tiene nombre) y comprueba en su corpus que éste es culpable. La historia de este acusado de vagancia y hurto que, además, viola la restricción legal que pesa sobre él, es interpretada a la luz de un código legal que prescribe para ella un desenlace: el castigo. Éste, a su vez,  ilustra los dos espacios de disciplinamiento con que cuenta el sistema para hacer cumplir sus mandatos: primero, un emplazamiento funcional, con unos límites que le asignan un lugar al reo del que no puede salir y, segundo, un espacio de confinamiento: la cárcel. El primero tan efectivo como el segundo, pues a falta de paredes de concreto, cuenta con dispositivos tendidos en red, que interceptan sus pasos y lo reinsertan en el espacio que para él ha sido (a)signado.

La historia del delito de Misael Restrepo, nos permite introducirnos tanto en la sociedad disciplinaria que se venía construyendo desde el siglo XVIII, aún bajo la dominación española[9]; como en el ámbito de la moral, aquél en el que mejor que en ningún otro, la consciencia social[10] brota en formas inesperadas, que no son más que la cristalización anacrónica de las corrientes de cambio que modelan lenta y subrepticiamente el cuerpo social. Si bien este delito común nos permite ver la operatividad de la maquinaria disciplinaria, en su funcionamiento normal; los delitos que se considerarán a continuación tienen todos una particularidad: fueron sobreseídos[11], es decir, la ley no pudo fallar sobre ellos, tanto por ineficacia en sus mecanismos inquisitoriales como porque comportan conflictos tales, que sobrepasan la formalidad del marco jurídico y traen consigo problemas que, aunque aparentemente banales, desbordan las dimensiones normativas al referirse directamente a un conjunto de prácticas o, si se quiere, costumbres, que están siendo transformadas y que, a su vez, requieren la transformación de los códigos sociales en que se enmarcan para adquirir legitimidad.

Para leer y descargar el artículo completo de Daniel Pajón Toro, hacer clic AQUÍ

[1] AHJM (Archivo Histórico Judicial de Medellín),  Criminales,  Violación de Confinamiento, documento nro. 14487, 1918, f. 9r.
Todas las fuentes primarias citadas en el cuerpo de la investigación han sido modernizadas, para hacer más amena su lectura; disponiendo de los cuidados necesarios para no alterar el sentido,  allí donde ha sido pertinente aplicar correcciones ortográficas o gramaticales.  
[2] Este es el mecanismo del panoptismo que se cierne sobre el cuerpo criminal. Como lo plantea Foucault, el panoptismo “es polivalente en sus aplicaciones; sirve para enmendar a los presos, pero también para curar a los enfermos, para instruir a los escolares, guardar a los locos, vigilar a los obreros, hacer trabajar a los mendigos y a los ociosos.” FOUCAULT M., “Vigilar y castigar…”, p. 124.
[3] MELO J. O., “Medellín 1880-1930: los tres hilos de la modernización”.
[4] Si bien estas investigadoras reconocen que la transición de pueblo a ciudad, tiene lugar entre 1890 y 1920; centran sus análisis en los procesos que tienen lugar a mediados de siglo, cuando Medellín “ya era una ciudad industrial.” Para establecer,  a partir de la Carta de Atenas (1943) y su influencia en el Plan Piloto diseñado para la ciudad, la consolidación del espacio urbano que se gestaría en la modernidad medellinense, cuyos cimientos estaban representados en cuatro ideas básicas: habitar, cultivar el cuerpo y el espíritu (recrearse), trabajar y circular.” ESPINAL PÉREZ C. E. y RAMÍREZ BROUCHOUD M. F., “Cuerpo civil, controles y regulaciones…” pp. 43, 50.
[5] En este punto, habría que revisar la tesis según la cual Medellín vivió “una modernización sin modernidad; en otras palabras, modernización económica y técnica dentro de una sociedad tradicional y católica.” REYES CÁRDENAS A. C., “La vida cotidiana en Medellín…”, p. 302.
En primer lugar, es importante la distinción operativa que propone Berman para distinguir el proceso de transformaciones técnicas y científicas (materiales) del proceso de transformación de imaginarios colectivos (simbólico); entendiendo su  relación dialéctica que, no obstante, no implica una dependencia entre ambos en cuanto al ritmo de su desarrollo y al carácter de las configuraciones sui generis que adquiere en cada sociedad.  En segundo lugar y, en ese orden de ideas, es importante resaltar el papel del modernismo en el siglo XIX que, si se rastrea a través de una opinión pública moderna emergente, por medio de la prensa; se encontrará como un elemento vigoroso que desde los periódicos y los pasquines, pasando por las hojas sueltas hasta la publicidad, se enfrascó en debates en los que se discutían los proyectos de nación que, por entonces, terminaban por decidirse en los campos de batalla.
Por eso, sin ahondar más en este punto, pues se darán claves de esta perspectiva a lo largo de este estudio; si bien las primeras dos o tres décadas del siglo XX fueron de formación de una industria que, por ende era incipiente, los imaginarios en que se ancló dicha modernización, fueron los que posibilitaron que se instaurara una experiencia moderna con sus implicaciones directas en los ritmos y los estilos de vida. La mejor muestra de que en este primer cuarto de siglo sí hubo modernismo pero sin modernización, es la obra de Tomás Carrasquilla; valga citar las palabras de Juan Guillermo Gómez: “la novela de Carrasquilla es representativa de esta fase de desarrollo urbano en una forma ejemplar. En ella se pone de presente la aguda conciencia de un cambio social originado por el dinamismo urbano, por la presencia de una capa social dirigente que impulsa nuevos negocios y que, muy en particular, genera nuevos hábitos de sociabilidad. Esta nueva praxis cultural, que se revela en la introducción de determinadas modas lingüísticas, de novedosas formas de vestir, de hábitos alimenticios inéditos y de nuevas costumbres como paseos y bailes, entra en contradicción con las costumbres tradicionales de origen campesino y provinciano.  […] La nostalgia es en Carrasquilla el prisma que sirve de instrumento para descomponer analíticamente la nueva luz del progreso que se filtra, como un chorro incontenible, “metodizado o caótico”, sobre la ciudad de Medellín.”  GÓMEZ GARCÍA J. G., “Literatura y sociedad: otro juicio sobre Tomás Carrasquilla…”, p. 360.
[6] Esta es una expresión acuñada por Ginzburg, para referirse  a procesos sociales cuya excepcionalidad se perfila en términos de una ruptura. Este enfoque microhistórico privilegia el cambio y, dentro de esta corriente social incesante que es el cambio, a aquellos procesos que se presentan como eslabones entre un estadio y otro. Un ejemplo de un “caso límite” es Menocchio, el famoso molinero friulano de El queso y los gusanos, que representa el tránsito entre un mundo de oralidad primaria (teocéntrico) a un mundo dominado por las técnicas de lecto-escritura (y sus procesos de racionalización y laicización); que es considerado por Ginzburg como un “eslabón perdido”, entre la baja Edad Media y la Modernidad.
El molinero “había vivido en primera persona el salto histórico, de alcance incalculable, que separa el lenguaje gesticulado, murmurado, chillado, propio de la cultura oral, de aquel otro, carente de entonación y cristalizado sobre el papel, propio de la cultura escrita. El primero es casi una prolongación del cuerpo, el otro es «una cosa mental». La hegemonía de cultura escrita sobre cultura oral fue fundamentalmente una victoria de la abstracción sobre el empirismo. En la posibilidad de emanciparse de las situaciones particulares radica el vínculo que ha ligado siempre inextricablemente la escritura al poder.”
GINZBURG C., “El queso y los gusanos…”, pp. 18-19, 99.
[7] “Este espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el que los individuos están insertos en un lugar fijo, en el que los menores movimientos se hallan controlados, en el que todos los acontecimientos están registrados, en el que un trabajo ininterrumpido de escritura une el centro y la periferia, en el que el poder se ejerce por entero, de acuerdo con una figura jerárquica continua, en el que cada individuo está constantemente localizado, examinado y distribuido entre los vivos, los enfermos y los muertos—todo esto constituye un modelo compacto del dispositivo disciplinario.” FOUCAULT M., “Vigilar y castigar…”, p. 119.
[8] “Febrero 6 de 1918
1. Sí consta al libro 86, folio 348, que el señor Misael Restrepo, fue condenado por el Inspector 4º Municipal de Medellín, el 17 de noviembre de 1914, a sufrir la pena de seis meses de reclusión. Sentencia que reformó la Jefatura General de Policía el 21 de diciembre del mismo año, condenándolo sólo a 3 meses de la misma pena.
2. Fue condenado por el Inspector de Policía de la América el 18 de Mayo de 1916 a sufrir la pena de dos meses de reclusión por delito [de] Hurto.” AHJM (Archivo Histórico Judicial de Medellín),  Criminales,  Violación de Confinamiento, documento nro. 14487, 1918, f. 13r.
[9] Y, sobretodo en la república.  Valga mencionar las reformas que los criollos introdujeron con su llegada al poder, en el ámbito privilegiado para el cambio social (y para la instauración del nuevo orden) por la ilustración: la educación. “No sin tropiezos, con las renovadoras ideas educativas se avanzó hacia una transformación de la educación que se manifestó en diversos aspectos: en lo social fue más incluyente (pensó en los indígenas, las mujeres y los pobres); en lo ideológico se acudió a pensadores más civilistas (Bentham); en lo pedagógico se miró a autores con otros referentes culturales (Lancaster); y en lo institucional se amplió la cobertura poblacional…” ESPINOSA CAMPOS I., “Vida escolar y cultura impresa…” pp. 101.
[10] “Toda la conciencia social no llega íntegramente a exteriorizarse y materializarse. Toda la estética nacional no está en las obras que inspira; toda la moral no se formula en preceptos definidos. La mayor parte permanece difusa. Hay una vida colectiva que está en libertad; toda clase de corrientes, van, vienen, circulan en varias direcciones, se cruzan y se mezclan de mil maneras diferentes, y, precisamente porque se encuentran en un perpetuo estado de movilidad, no llegan a concretarse en una forma objetiva.” DURKHEIM E., El suicidio,  p. 345.
[11] Según el diccionario jurídico, “El sobreseimiento es un acto procesal que pone fin al juicio; pero le pone fin sin resolver la controversia de fondo, sin determinar si el acto reclamado es o no contrario a la Constitución y, por lo mismo, sin fincar derechos u obligaciones en relación con el quejoso y las autoridades responsables. Es, como acertadamente anota don Ignacio Burgoa, de naturaleza adjetiva, ajeno a las cuestiones sustantivas, ya que ninguna relación tiene con el fondo.” Tomado de: < http://www.diccionariojuridico.mx/?pag=vertermino&id=117>. [Consultado el  20/10/2013]. 


Imagen de uno de los 100 carteles fijados por Antonio Mejía, sin pie de imprenta.AHJM, Criminales,  Infracción ley de prensa, documento nro. 13661, 1915-1920, f. 2r.


Espacio público, espacio institucional, poder y consumismo

El espacio, la verificación de la soledad


La categoría de espacio como consecuencia del ejercicio del consumismo y la distinción, y la manera como éste se estructura a partir de su relación con los referentes de espacio institucional y espacio público se sustentan en este artículo con una distinción constitutiva: la pretensión de estructurar, a partir de una eticidad, una estética del consumismo. Dicha distinción acerca los conceptos de ética y estética con las sustancias valorativas de la producción del espacio, por medio de la materialización de la ciudad. Se trata de mostrar que lo apto para el mercado y el desperdicio del mercado son estructurantes del espacio, y este a su vez es el teatro del fracaso. Además, hoy la sustancialidad del individuo es un estructurante del espacio público, y dicha sustancialidad alimenta la soledad del individuo que va contra la ficción espectacular en que se convierte el espacio institucional.

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La pobreza: consumo de identidad social en la ciudad


La idea central se delimita a partir de la pregunta por la forma en que la categoría de identidad surge de la satisfacción al momento de consumir y además como se plantea a partir de su relación con el referente estigmatizante de pobreza. Lo que se quiere sustentar es que esta distinción es constitutiva de la pretensión de estructurar una estética de la ciudad y para la ciudad.

Con base en estos planteamientos, el texto se organiza esbozando una premisa general sobre los juicios, individuales y colectivos, como estructurantes de un ejercicio de construcción social para el mercado, además de como se aborda la individualidad en la sociedad de consumo, para seguir con el señalamiento de algunos ejes centrales sobre la pobreza, la diversidad de estigmatizaciones, y la vida pública. Se intentara sugerir que este no es un problema meramente epistemológico, y que la escisión entre lo colectivo y lo individual es articuladora de una serie de prácticas de identidad social, en tanto que encarna una apuesta normativa sobre lo que debe ser la pobreza como índice de discriminación y de estigmatización, problemas asociados a la pobreza como desarrollos propios y singulares del capitalismo de consumo. 

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http://revistaurbanismo.uchile.cl/index.php/RU/article/viewFile/23211/30056
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Tecnotropolis

CIUDAD Y ESCALA HUMANA
Darío Ruiz Gómez
Los llamados grandes proyectos no sólo terminan por tragarse el presupuesto municipal sino que dejan en el olvido el resto de los territorios, ya que la desenfocada magnitud de los proyectos tomados como visionarios, dejan en el olvido las impostergables tareas diarias de mantenimiento y renovación de las aceras y calzadas, la señalización de las nuevas vías, los derechos del peatón. Lo que ampulosa y retóricamente se suele llamar por parte de la tecnocracia, “gran escala” no es otra cosa que la caída en la desproporción o sea en el desfase, por ausencia del seguimiento necesario mediante el cual se aterriza, racionalmente, cualquier proyecto para que no se salga de escala. Este desfase entre nosotros suele darse como aumento elevado de los costos mediante el incumplimiento aceptado de la fecha de entrega. El arquitecto Calatraba es autor de algunos de estos engendros colosalistas como la Ciudad de los Artistas de Valencia donde el ampuloso diseño futurista – en su resquebrajado escenario se está filmando una película de ciencia ficción- no contó, paradójicamente, en su construcción con la debida racionalidad tecnológica.

El reclamo de Mies Van Der Rohe de que “Dios está en el detalle”, es un llamado de atención sobre la necesidad de conservar la escala humana recabando siempre en el detalle del acabado, de conceder una poética a los materiales, de rescatar la manualidad, lo que olvidan los proyectos dibujados y abstractos. El detalle de un pasamanos en una calle de barrio, los acabados de una jardinera, el valor estratégico de los pequeños parques como remansos en medio de una ciudad crispada por un falso delirio tecnológico. Unas escaleras eléctricas en medio de un paisaje precario de ciudadanos que no pueden pagar los servicios, es un despropósito mayúsculo que ilustra a dónde puede llegar la ausencia de lógica en la aplicación de la tecnología. ¿No era más importante un programa de mejora de viviendas, de renovación urbana?

Cuando Jane Jacobs hace la crítica demoledora de las grandes freeway que, fragmentan los sectores urbanos en lugar de acercarlos para el intercambio social, llama la atención sobre la importancia que tiene en la afirmación del tejido social, la conservación y defensa de las pequeñas calles de vecinos, las panaderías y bares de barrio. “El fracaso de la utopía progresista, reflejado en la destrucción de la ciudad –decía Fulvio Irace en 1986- y en la crisis de la ideología urbana, ha terminado por trastornar, en su ruinoso derrumbe, la idea misma de arquitectura”. Dentro de las urbanizaciones privadas y no como parte de la ciudad se erigió una arquitectura desafiante sin espacialidad urbana, se construyeron obras públicas sin ninguna calidad, legitimadas, aparentemente por la nueva tecnología. Pero esto no fue sino aquello que ilustra el genial dibujo de Goya: “Los sueños de la razón producen monstruos”. Los grandes proyectos son los grandes contratos en manos de una tecnología sin ética y para la cual lo primordial son las ganancias inmediatas. La otra ciudad y sus calles, sus parques, fueron olvidadas y agredidas y hoy cuando ya no hay tierras para la especulación, sus pobladores son desalojados por grupos violentos con fines especulativos.

Entre el desbocado espectáculo de una movilidad enloquecida, el territorio de la ciudad se ha convertido en una serie de islas desconectadas unas de las otras, lo que impide que se cumpla una cita, que se llegue cumplidamente al trabajo, que el transporte justifique su tarea, que estén conectadas las distintas programaciones cívicas y culturales, que las familias se visiten. ¿Cuáles sino éstas, son las premisas para proyectar una ciudad a escala humana? Si desaparece el vecino ya no hay ciudad lo dijo Lipovesky. ¿Puede imaginarse mayor innovación que recuperar la escala de una ciudad humana?

Casa + Casa + Casa = ¿Ciudad?


La Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y la Universidad de los Andes, hicieron  un reconocimiento al impulsor de la vivienda de interés social en el país, Germán Samper Gnecco, con una exposición que estará abierta en el  Archivo de Bogotá hasta  Febrero de 2012.
Germán Samper Gnecco es uno de los  arquitectos más representativos de la arquitectura moderna en Colombia. Sesenta años de trabajo ininterrumpido, en campos tan diversos como el diseño arquitectónico, el urbanismo y la vivienda popular, así como sus investigaciones y su interés en el dibujo (croquis de viajes), lo convierten en un referente de la arquitectura local con obras tales como la Biblioteca Luis Ángel Arango, el Museo del Oro, el Edificio Avianca y la Ciudadela Colsubsidio, en Bogotá; el Edificio Coltejer, en Medellín; el Centro de Convenciones, de Cartagena; y la Ciudadela Real de Minas, de Bucaramanga, entre otros proyectos que hoy hacen parte del patrimonio arquitectónico colombiano.
En homenaje a su aporte al desarrollo de la arquitectura de Bogotá y, en especial, al mejoramiento del nivel de bienestar de los bogotanos de estratos populares, la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y la Universidad de los Andes, concibieron la exposición “casa+casa+casa=¿ciudad?, cuyo eje central es la investigación realizada por Samper Gnecco alrededor de la vivienda de interés social y la conformación del espacio urbano de las áreas residenciales.
La exposición está dirigida a un público general y busca propiciar una reflexión en torno a temas relacionados con la vivienda social en el país. No es una exposición nostálgica sino propositiva, que se espera sea el comienzo de muchas investigaciones futuras a partir del fondo Samper del Archivo de Bogotá.
La muestra consta de cinco apartados o capítulos. En el primero, dos presentaciones audiovisuales y un vídeo con material de archivo fílmico -realizados especialmente para la exposición- describen el contexto en el que Samper inicia su investigación a finales de los años cincuenta. En el segundo apartado se muestran los inicios de su trabajo en el taller del maestro suizo Le Corbusier y los proyectos realizados para el Banco Central Hipotecario.
Los cuatro temas fundamentales de la investigación: la autogestión y autoconstrucción dirigida y los estudios sobre densidades se explican a través de los proyectos La Fragua, Sidauto y Carimagua en Bogotá; la vivienda baja de alta densidad y las agrupaciones de vivienda, con los proyecto de Previ en Perú, la Alhambra en Bogotá y Brujas en Medellín; las normas mínimas y el modelo de las redes alternas y el proyecto realizado para Ciudad Bolívar y el recinto urbano a través de los proyectos Ciudadela Real de Minas en Bucaramanga y Ciudadela Colsubsidio, en Bogotá.
Los proyectos están ilustrados con más de 60 documentos originales provenientes del Fondo Samper del Archivo de Bogotá, que incluyen planos finales, dibujos de trabajo y esquemas. Este material está a su vez complementado con fotografías, 63 apoyos audiovisuales y cuatro maquetas. También se incluyen 30 cuadernos de apuntes y croquis del archivo personal del arquitecto.
En el tercer apartado, se suscita una reflexión sobre el  tema de la vivienda social en el país, se presentan preguntas y retos, también con apoyo audiovisual y cuatro presentaciones en vídeo.
Un panorama de proyectos de vivienda colectiva representativos desde 1900 hasta el 2011 en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica -y en el que también se registran los proyectos de vivienda y otros proyectos  de  Samper, su biografía,  así como hechos destacados de la historia y datos demográficos como referencia- ocupa 30 metros lineales de una de las paredes laterales de la sala principal.
Por último, se presenta un documental sobre la vida del arquitecto Samper Gnecco, producido por su hija Catalina y dirigido por Carlos Mario Urrea. Al tiempo, en la Sala Bicentenario, se presentan más de cincuenta dibujos originales  y de veinte cuadernos de croquis de Samper relacionados con la investigación en vivienda, de la colección de más de 4.000 dibujos de estudio realizados en sus viajes.
Ficha técnica
La investigación estuvo a cargo de varios grupos de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes, dirigidos por las arquitectas Marcela Ángel Samper y María Cecilia O´Byrne Orozco; y del grupo de investigación Proyecto, Ciudad y Arquitectura, con el apoyo de Alberto Miani y Rafael Villazón, decano y director de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes. También participaron De lo público, dirigido por Isabel Arteaga y Diana Ruiz, y el grupo de investigación en vivienda orientado por Clemencia Escallón y Stefano Anzellini. Adriana Parias y Fabio Forero fueron investigadores invitados.
La curaduría y la museografía de la exposición estuvieron a cargo de los arquitectos Marcela Ángel Samper y Carlos Betancourt, apoyados por la arquitecta Eugenia Gaviria y el equipo del Archivo de Bogotá, encabezados por Lorena Díez. Los arquitectos Pedro Bermúdez, Juana Salcedo, Eugenia Gaviria, Lina Arenas y Natalie Herrera fueron los asistentes de investigación, junto con los monitores David Peraza y Oljer Cárdenas.
La realización del material audiovisual fue de Catalina Samper y su grupo de colaboradores. El diseño gráfico de la imagen es de AZ Diseño gráfico y los impresos fueron diseñados en el Taller de Medios de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes.

Casa Casa Ciudad CaratulaGermán Samper, una investigación en vivienda

(…) Como en mayo del 68: Pongamos la imaginación en el poder. ¿Qué ha pasado con la imaginación de los diseñadores urbanos, de los paisajistas, de los arquitectos, de los promotores e inversionistas? Alberto Miani Uribe
Es tal la dedicación y el esmero puestos por Germán Samper en la investigación de la Vivienda popular, que intentar hacer una retrospectiva de su trabajo y vida, es a la vez dar cuenta de los fenómenos urbanos y el desarrollo de la vivienda popular en Bogotá durante la segunda mitad del siglo XX. Este libro da fe de ello.
Esta publicación es la culminación de una historia que comenzó en el año 2009 con la donación de la documentación que a lo largo de sesenta años el Arq. Samper había recopilado en el ejercicio de su profesión. Un acervo que - en palabras del Director encargado del Archivo de Bogotá - está compuesto por 68.964 planos, tres y medio metros lineales de documentos textuales, cuatro metros de publicaciones, 41 publicaciones seriadas, 4500 imágenes digitales de croquis de viajes y 39561 gigas de información de fotografías de los proyectos y conferencias dictadas por el Arq. Samper Gnecco. Un conjunto que permitió la realización de una exposición visitada por 4277 personas y 95 grupos, cuyo desmonte debió ser aplazado varias veces atendiendo solicitudes del público en general y la comunidad académica.
Pero no sólo disponer de la información podría haber garantizado una muestra de tal claridad conceptual; La exposición CASA + CASA + CASA = ¿CIUDAD? Fue también el resultado de una rigurosa investigación en el tema de la vivienda de interés social en el país, desarrollada por la Universidad de los Andes; proyecto investigativo que contó con la participación de numerosos profesionales y estudiantes bajo la dirección de Marcela Ángel y María Cecilia O´Byrne autoras y compiladoras de la publicación que ahora da cuenta de esta pesquisa. Igualmente, se deben sumar los esfuerzos de Catalina Samper Martínez y Diego Samper Espinoza a través de la producción de un documental y la edición de un segundo libro, respectivamente, donde se narra la obra y vida de este arquitecto, docente, político, maestro.
Y es que después de tantas horas dedicadas a proyectos como La Fragua o Ciudadela Colsubsidio en Bogotá, Ciudadela Real de Minas en Bucaramanga o Prezi en Lima, que el 2012 haya sido un año de homenajes a Germán Samper resulta más que meritorio. CASA + CASA + CASA = ¿CIUDAD? Es acaso el término de estas efemérides, en una discusión donde Samper fue pionero hace más de 50 años y donde hoy nos continuamos cuestionando sobre la brecha entre la producción social del hábitat y la vivienda producida por el mercado. Qué las anécdotas sobre Paris, la sensibilidad de sus croquis de viaje, la belleza de los relatos y recuerdos del trabajo con la comunidad, que la experiencia acumulada con los años sirva para que –como ha escrito Alberto Miani en el prólogo de esta publicación – pongamos la imaginación al servicio de las comunidades más vulnerables, en una deuda que hace mucho tienen nuestras ciudades para garantizar algo que no es más que la misma dignidad humana.
CASA + CASA + CASA = ¿CIUDAD? Germán Samper una investigación en Vivienda / Marcela Ángel Samper y María Cecilia O´Byrne, Compiladoras. Bogotá: Universidad de Los Andes, Departamento de Arquitectura; Ediciones Uniandes. 2012. 296pp ; 24.5 x 27.5 cm.



DocumentalLibro

La destrucción del Agora Urbano

CIUDAD Y POLIS


Darío Ruiz Gómez

Me llamó  un amigo, arquitecto  que hace décadas reside en Nueva York, estaba espantado por la destrucción de su barrio Boston, de calles como Bolivia, Perú. ¿Cómo se pudo llegar a semejante devastación sin que ninguna autoridad interviniera? Recordemos lo que Francoise  Choay  la gran urbanista dijo:  Medellín,  no es una ciudad. Perdido el Centro Cívico, la desmembración de la unidad del territorio,  nos llevó a caer en un caos en donde se destruyeron rápidamente los antiguos significados, lo central se volvió residual y lo periférico un territorio incontrolable. En la Alcaldía de Juan Gómez una de las premisas para el Museo de Antioquia era devolver a la ciudad la presencia de ese espacio simbólico en el cual se identificara  la comunidad. Se planteó una renovación de estos sectores, recuperar  vías como Carabobo, Cundinamarca, Cúcuta conectándolas con la Universidad de Antioquia y haciendo que este gran flujo peatonal le diera otra dinámica a un sector deprimido. Las posteriores Alcaldías aprovecharon este planteamiento pero la propuesta quedó inconclusa ya que se olvidaron de su articulación con el norte de la ciudad.


Una ciudad no puede perder su centro simbólico, el ágora donde se convoca a los ciudadanos para que se sientan ciudadanos ya que desaparecería el concepto fundamental de Polis para convertirse en una simple aglomeración incapaz de conceder razones a la vida en sociedad tal como nos lo recuerda Edward W. Soja. Si Medellín hace cuatro años estaba en el mínimum de zonas verdes establecidas ¿cuántas se perdieron durante la última alcaldía con los nuevos proyectos de desarrollo inmobiliario, especialmente de los mal  llamados desarrollos prioritarios? El espacio cívico convertido en mercancía sólo conduce a esa irracional manera de destruir el tejido urbano, de tugurizar un ambiente, de hacer que conceptos como lugar, intercambio social, vivienda social se hayan convertido en frases vacías o en monstruosas humillaciones a la dignidad humana con edificios de once pisos sin ascensor, sin shut de basuras y en donde se hacen las necesidades en las escaleras, se arroja la basura o se convierte una vivienda en una ruidosa discoteca, como sucede hoy en Pajarito.


El informe de Universo Centro es apabullante. Creo que sin caer en las suspicacias de Fajardo en su “Libro Blanco”, Aníbal Gaviria pecó de ingenuo al recibir una Alcaldía sin una previa rendición de cuentas:   siempre hay proyectos que no se hicieron, terribles errores que es necesario enfrentar a tiempo para que el agua sucia no le caiga encima. Por supuesto el más grande caos vial de Colombia pero ¿y la desaforada cantidad de semáforos colocados sin responder a la debida racionalidad? ¿Cuál fue el coste de estos contratos? Y ¿el adefesio de puente de la  4 una ofensa a la ingeniería, castigable necesariamente? ¿Hubo en la Alcaldía de Salazar un solo proyecto de ciudad?  Conceptos como renovación urbana, como mejora de vivienda se olvidaron y en cambio se privilegió el contratismo en la llamada Ciudad Ligth.  ¿Y la rampante inseguridad  de las calles y el total olvido de la problemática del Centro? Y ¿los gastos suntuarios en la llamada cultura del espectáculo? Y ¿los oídos sordos ante los reclamos de los portavoces de la ciudadanía? Y ¿ la funesta  rumba segura? Los oscuros y poderosos intereses que han causado esta derrota de la ciudad, van a chocar con la presencia de un verdadero urbanista, arquitecto, defensor del orden de la ciudad, Jorge Pérez. Los que aún tenemos esperanza estamos con él.