Mostrando entradas con la etiqueta Notas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Notas. Mostrar todas las entradas

Cultura Punk en Medellín

La llama que no se apaga: rock, sollis y familia en la Zona Noroccidental

La gallada de la memoria. Rockers de la zona noroccidental y de otras partes de la ciudad. Parque Biblioteca Gabriel García Márquez. Barrio Doce de Octubre. Fotografía: Rocío Rojas. 2 de agosto de 2025.

Caímos al parche como quienes llegan a un solli a una casa, en este caso, la nota era en el auditorio de la biblioteca. El aviso aunque estuvo en varias redes sociales, corría de voz en voz, como antes, cuando la única invitación era el rumor y la cita en un punto conocido.

En el escenario del auditorio, sillas para los moderadores e invitadxs, y una pantalla flotando como telón. Allí estaban Norman Isaza, Antonio Calao, Orlando Valencia, Luis Fernando Montoya, Ernesto Gómez, Rodrigo Mora Yepes, Álvaro Zapata, Andrés Klaus Runge, Mally Osorio, Patricia Hernández, entre otros. Nombres que para muchos son solo eso, pero que en la memoria rockera de la ciudad y de la zona noroccidental de Medellín suenan como acordes que encienden la noche.

En el inicio, la protagonista fue la poesía. Un monólogo literario de Orlando Valencia, primer bajista de Danger, radicado en USA y que viajó hace unas semanas a Bogotá para lanzar su libro "El maravilloso regalo de descansar", y luego a Medellín para este encuentro conversacional.

Las charlas arrancaron con una pregunta que golpeó como bombo en el pecho: “¿Por qué fuimos y somos rockeros?”. Ahí se abrió un catálogo de respuestas que iban desde refugio, rebeldía y grito de identidad, hasta moda, convicción y familia improvisada. Todos coincidían en algo: había una urgencia por romper el molde antes de que el modelo económico, el sistema lxs quebrara a todxs.

Archivos del rock. Cuaderno de Patricia Hernández de 1984. Fotografía: Víctor Jiménez. 2 de agosto de 2025.

Se mostraron cuadernos con más de 40 años, diarios de canciones, eventos y detalles de la cotidianidad. Igualmente, un vídeo recopilatorio de imágenes de la época donde se mostraban diferentes momentos de esa juventud que, cuatro décadas más tarde, se reunía justamente para hacer retrospectiva de aquellos años en la década de los 80. Se habló de las fiestas clandestinas o parches, del compartir del sonido, de los encuentros donde se reconocían los rockers por la pinta, por el pelo, los vinilos y por el pulso de la cabeza siguiendo las guitarras o baterías. El parche de la Leti siempre al frente, la corte de Las Palmas cayendo en combo, la gente de los otros barrios, unidos por la música... los sollis en las casas donde las paredes amanecían sudadas y la madrugada tenía sabor a cerveza tibia, chamber, hierba y pactos no escritos de lealtad.

Se dieron memorias de las cicatrices: los constantes atropellos de la policía, las etiquetas de “pinta de marihuanero”, “vagos”, “peligrosos” que les lanzaban desde la familia, la escuela, la iglesia o el barrio. Señalamientos que dolían, pero que también forjaban una hermandad imposible de explicar a quien no la vivió. Una vez en el matrimonio de la rockera Patricia Hernández hubo un enfrentamiento con la fuerza pública, varios fueron detenidos, pero finalmente lograron poder seguir en la fiesta, en la nota. Entre los raros o rockers nació un código invisible que te distinguía en la calle y te salvaba la vida.

Performance a partir del texto monólogo "Mísero Próspero", del dramaturgo español, José Sánchiz Sinisterra. Homenaje a los rockers de la Zona Noroccidental de Medellín y al director de teatro Farley Velásquez. Auditorio Parque Biblioteca Gabriel García Márquez. Barrio Doce de Octubre. Fotografía: Víctor Jiménez. 2 de agosto de 2025.

Hubo un performance de Pando, con evocación y futuro, por el camino y el legado, pues la música nunca ha sido un pasatiempo: es medicina y trinchera, abrazo y barricada, vida. Con las intervenciones de Klauss y Rodrigo Mora se afirmo cómo el rock afinó el pensamiento crítico y enseñó a hablar sin pedir permiso...  Entre risas y silencios apareció la pregunta que persigue todavía: ¿Qué quedó de ese espíritu? ¿Nos tragó el sistema o seguimos metiéndole ruido desde adentro?

El eco de los sollis: cuando el rock hizo familia. Rockers rinden homenaje a Black Sabbath y Ozzy Osbourne. Auditorio Parque Biblioteca Gabriel García Márquez. Barrio Doce de Octubre. Fotografía: Víctor Jiménez. 2 de agosto de 2025.
La conversa y presencia de Carlos Alberto Acosta y Román González fue importante. El primero, todo un referente de los medios de comunicación hablados y escritos en aquella época y en la realización de conciertos emblemáticos para la ciudad. Por su parte, Román González, un promotor cultural que se empeña en mantener vivo este movimiento musical a través de las redes sociales. Ambos, además de hacer memoria sobre la época, hablaron de sus proyectos actuales: Carlos Acosta con la creación de Muro: Museo Rock de Medellín que se acaba de abrir al público en la casa de la música del Parque de Los Deseos, y Román González con su idea de grabar un disco con los vocalistas de bandas emblemáticas de heavy y el metal paisa.

El momento final llegó: los más emotivos se subieron al escenario, para con mímicas y sus voces cantar un tema de Black Sabbath como homenaje a Ozzy Osbourne. En los parlantes se dejo escarpar una canción que todos conocían de memoria. La conversación se detuvo. Hubo sonrisas, miradas cómplices y ojos cerrados. Por un instante, estábamos otra vez en los sollis. Y entendimos algo: esa pasión es una llama encendida, la herencia rockera y obrera, que sigue ahí, rugiendo. 

Para conocer otro artículo sobre este acontecimiento, te invitamos a leer a Román González
"Volver al ruido, al barrio, a la memoria: lo que significó estar ahí"

Cultura Punk en Medellín

 Rock barrial. Memoria viva

Volante de convocatoria. Foto tomada por Amado Lopera. Profesor en aquella época del LNMFS

En el barrio Florencia, en la zona noroccidental de Medellín, las esquinas reflejan aquellos años en que la juventud encontraba en el rock una forma de decir lo que no se podía callar. Eran los primeros años de los 80, cuando los bailes en casas como la de Lety o El Cejas reunían a decenas de jóvenes sedientos de música, libertad y comunidad. A estos encuentros los llamaban “los sollis”, fiestas de barrio donde sonaban los vinilos y se tejían las primeras redes de lo que se convertiría en una escena musical con alma y formas de hacer propias.

Parche Las Palmas en el barrio Florencia. Año 1983. Fotografía tomada por  Julián el del 12,  facilitada por John de la Calle.

Hoy, por esa energía que se ha vuelto una cultura, se prepara un conversatorio que quiere revivir ese espíritu rebelde, crítico y transformador del rock barrial. El encuentro pondrá el foco en cómo esta música fue mucho más que un género: fue un detonante de cambios profundos en las dinámicas sociales, familiares, culturales y, sobre todo, juveniles de Medellín en los años 80.

Las personas invitadas partirán del Parche de Las Palmas, en el barrio Florencia, un lugar emblemático donde confluían jóvenes de toda la zona noroccidental, provenientes de sectores como Castilla, Doce de Octubre, Pedregal, Las Brisas y Bello. Allí, en esos parches, nacía una forma de vivir y sentir el mundo que rompía con lo establecido y sembraba nuevas maneras de habitar el barrio.

El conversatorio será moderado y contará con invitados clave, testigos presenciales de esa época efervescente. Voces que vivieron de cerca los conciertos clandestinos, las batallas con los prejuicios sociales, las tensiones familiares por la pinta o por los gustos musicales, y también las amistades que nacían entre acordes y sueños eléctricos.

El evento se enriquecerá con un performance y lecturas de crónicas, relatos, poesía y semblanzas escritas sobre el movimiento rockero popular de Medellín. También se compartirán fotografías, videos caseros y piezas musicales que marcaron una época, construyendo una atmósfera donde el archivo se convierte en testimonio vivo, y donde la historia se narra desde la emoción y la experiencia directa.

Parche Las Palmas en el barrio Florencia. Año 1983. Fotografía facilitada por John de la Calle, sin identificar autor.

Porque el rock, en esta ciudad es archivo afectivo, escuela de pensamiento y lenguaje propio. Un refugio para quienes no encajaban en los moldes dominantes y una plataforma para decir, sin miedo, lo que se siente en las entrañas:

 “Fuimos jóvenes con el alma gritando en guitarras eléctricas. Éramos rebeldes, sí, pero también buscadores. Este espacio es para honrar ese pasado, mirar las heridas que dejó, y agradecer lo que transformamos”.

Desde el proyecto Hazlo Tú Mismx nos programamos para asistir a este acontecimiento. Porque hay memorias que merecen prevalecer, hacerles vivas, para seguir re-existiendo, distorsionando, caminando y cantando.

Las del combo de Las Palmas. El día de las madres rockeras 2023. Fotografía tomada por Fredy Builes facilitada por John de la Calle.