Cocina y comida

SonoGustoso. Episodio 1. Guapi sabe a tradición. ¡Podcast!


Cocinar es más que mezclar ingredientes. Cada plato que sale del fogón lleva consigo memorias, bienestar y dignidad. Con este proyecto queremos entender cómo la cocina construye identidad, cómo resiste, cómo cuenta historias que ningún libro de historia oficial te va a contar. Y Guapi nos abrió sus puertas. Mejor dicho, sus fogones. Las mujeres nos enseñaron a escuchar.

Nuestro primer episodio —"Guapi sabe a tradición. Donde la cocina es memoria y el río cuenta historias"— nace de los encuentros con las mujeres de la Fundación Chiyangua. Ellas son las guardianas de la tradición culinaria del Pacífico, sabedoras que mantienen viva la memoria entre mareas, manglares y un río que no deja de contar historias.

Nos contaron algo que nos voló la cabeza: las sabedoras de las comunidades anunciaron que esta Fundación nace en los años noventa, en una azotea llena de hierbas medicinales, aromáticas y de condimento. Y que cada comunidad tendría su réplica como símbolo de organización colectiva, identidad y patrimonio cultural.

Una azotea como acto fundacional. Plantas que curan, sazonan y conectan. Eso es Guapi: donde lo sagrado y lo cotidiano se cocinan juntos. 

Aquí nos adentramos en: 
  • Fogones que son espacios de resistencia: cada receta tradicional es un acto político, una forma de decir "aquí estamos, esto somos".
  • Saberes ancestrales transmitidos entre mujeres: de abuela a nieta, de fogón a fogón, con las manos en la masa y el corazón en el territorio.
  • La conexión profunda entre palabra, música y alimento: porque en Guapi no se cocina en silencio; se cocina con décimas, arrullos y la cadencia del Pacífico.
  • Patrimonio vivo que respira: no hablamos de folclor embalsamado, sino de tradiciones que se adaptan, evolucionan y se reinventan sin perder su esencia.

¿Para quién hicimos esto? Para ustedes, que:
  • Les apasiona la gastronomía como fenómeno cultural (y no solo como tendencia instagrameable).
  • Quieren entender cómo la comida construye identidad y comunidad.
  • Buscan voces auténticas, sin filtros del mainstream gastronómico.
  • Estudian antropología, cocina, estudios culturales, historia... o simplemente son curiosos insaciables.
  • Creen que la cocina puede ser un acto de resistencia y memoria.
Entre los testimonios que grabamos, descubrimos referencias al libro "Cantando historias. Entre versos y coplas", ese compendio donde la oralidad del Pacífico se hizo texto como proceso de memoria y duelo colectivo. Porque en Guapi, contar, cantar y cocinar son formas del mismo arte de preservar lo que nos hace humanos.

Este podcast es para escucharlo con atención, preferiblemente con los ojos cerrados, dejando que las voces de estas mujeres te transporten a ese territorio donde el mar y el río se encuentran, donde la selva abraza las casas y donde cada plato es un manifiesto, un canto a la vida.

Sociedades de control

Panópticos

“Los usuarios no somos productos, sino las fuentes de suministro de materia prima… (…) los productos inusuales del capitalismo de vigilancia se derivan de nuestro comportamiento, sin que este se vea afectado. Sus productos buscan predecirnos, sin importarles realmente lo que hacemos ni lo que nos hacen”. Shoshana Zuboff, "La era del capitalismo de vigilancia: La lucha por un futuro humano en la nueva frontera del poder".

El capitalismo de vigilancia utiliza la tecnología para el control y la estandarización cultural; las narrativas digitales pueden ser manipuladas para beneficiar estructuras de poder. La tecnología refuerza dinámicas de monitoreo y explotación de datos con impacto en la cultura. La ciudad contemporánea es un espacio de vigilancia permanente, donde dispositivos tecnológicos y arquitectónicos ejercen control sobre los cuerpos y las dinámicas sociales. El concepto de panóptico, originalmente desarrollado por Jeremy Bentham y posteriormente teorizado por Michel Foucault como metáfora del poder disciplinario moderno, encuentra en el contexto urbano actual una materialización concreta y compleja. Se trata de explorar cómo esta arquitectura de la vigilancia se inscribe en el tejido urbano de Medellín como mecanismo de control y elemento constitutivo de nuevas formas de habitar y significar el territorio.

En Medellín, las comunas han sido históricamente territorios marcados por dinámicas de violencia, transformación urbana y resistencia social, configurándose como espacios de particular interés para los sistemas de observación estatal y no estatal. La implementación de dispositivos de vigilancia en estos territorios no puede desligarse de una historia de estigmatización y control social que ha caracterizado la relación entre el centro y la periferia urbana. Esta dimensión histórica impulsa a indagar cómo los habitantes de las comunas significan y se relacionan con estos dispositivos, construyendo narrativas propias sobre seguridad, control y territorialidad que trascienden las lógicas oficiales de la vigilancia.

La presencia de cámaras de seguridad, torres de observación, CAI móviles y otros dispositivos panópticos acompasados con arquitecturas del encierro, genera transformaciones en las prácticas culturales y sociales de las comunidades. Por medio de la fotografía se busca documentar cómo estos elementos se integran en la cotidianidad de los habitantes, modificando formas de socialización, ocupación del espacio público y construcción de identidades territoriales. La vigilancia no solo observa, sino que también modifica los comportamientos, genera nuevos códigos de convivencia y participa en la reconfiguración simbólica del territorio comunitario.

Desde el ámbito artístico, la potencia de la fotografía como dispositivo que problematiza la propia noción de observación y registro es fundamental. Fotografiar los dispositivos de vigilancia implica activar una reflexión meta-visual sobre los regímenes de mirada que atraviesan el espacio urbano. La cámara fotográfica se convierte así en un "panóptico portátil" que devuelve la mirada, invirtiendo las relaciones de poder entre observador y observado. Elizabeth Jelin plantea que a través de la fotografía se hace y devuelven las memorias. Esta dimensión estética busca generar imágenes que no solo documenten, sino que también interpelen al espectador sobre su propia posición en estos circuitos de vigilancia urbana.

La investigación-creación permite articular rigor metodológico con experimentación artística, combinando técnicas etnográficas de recolección de testimonios con estrategias fotográficas de documentación recorriendo las calles. Esta aproximación metodológica híbrida responde a la necesidad de abordar un fenómeno complejo que requiere tanto análisis social como reflexión estética. La fotografía se constituye como herramienta de investigación que produce conocimiento situado sobre las dinámicas de vigilancia, mientras que el trabajo etnográfico permite acceder a las narrativas y significaciones que los habitantes construyen en torno a estos dispositivos.

El interés es experimentar y exteriorizar cómo estos "panópticos urbanos" no solo ejercen vigilancia, sino que también participan en la construcción de narrativas comunicativas que entran en disputas, generándose relatos sobre seguridad, control y territorialidad que se inscriben en el imaginario ciudadano. La fotografía, entendida como dispositivo de captura y vehículo de memorias, se convierte en herramienta de reflexión sobre estos procesos de observación y registro social.

Todo esto, para contribuir desde la mirada al debate en torno a la ciudad, la vigilancia, el control y las memorias desde una perspectiva sensible, dando a las voces y experiencias de las comunidades y artistas un lugar central, generando preguntas, cuestionamientos y conocimiento desde dinámicas poéticas, plásticas y gráficas propias del mundo social y la cultura urbana.

Cocina y comida

 Saberes y sabores del Pacífico: Memorias culinarias y sonoras de Guapi

Hay proyectos que trascienden el papel y se convierten en actos de resistencia cultural. SonoGustoso, saberes, sazones y sabores de Guapi en el Pacífico colombiano es uno de ellos: una iniciativa que busca rescatar, documentar y celebrar la cocina tradicional de Guapi, Cauca, a través de las voces que realmente importan: las de las mujeres, los abuelos y las abuelas que han guardado estos conocimientos como tesoros vivos durante generaciones.

A través de las historias, las recetas y los cantos, este docupodcast es un ejercicio de memoria colectiva donde los sonidos del ambiente y el hacer cobran protagonismo: el golpe del pilón machacando el plátano, las golpes y maniobras de las manos que organizan la azotea, el chisporroteo del aceite al recibir el pescado fresco, las conversaciones en las cocinas de humo, la lluvia que suena en los tejados, el ritmo del mar que marca los tiempos de la piangua. Cada sonido cuenta una historia, cada técnica es un saber ancestral transmitiendo vivo.

La propuesta es necesaria: mapear la diversidad biocultural de Guapi desde sus fogones, reconociendo que la cocina no es solo alimentación, sino identidad, autonomía, territorio y resistencia. Es entender que cuando una abuela enseña a preparar el encocado, los aborrajados u otro plato, no solo transmite una receta: transmite una cosmovisión, una relación con el manglar, con el río, con la selva y con la comunidad.

 

Los pilares del proyecto


1. Documentar para avivar y convocar

El primer objetivo es claro: rescatar los saberes culinarios que han sobrevivido gracias a la oralidad. En un mundo donde todo se escribe y se digitaliza, estas tradiciones han resistido en la memoria de las cocineras tradicionales, las piangueras y las ancianas de Guapi, lideresas de la Fundación Chiyangua.

A través de entrevistas profundas, se recopilan historias de vida, recetas de algunos platos, las técnicas que requieren años de práctica, los secretos que solo se aprenden observando. Todo esto se convertirá en los cinco capítulos en un repositorio sonoro, disponible para investigadores, cocineros, estudiantes y, sobre todo, para las futuras generaciones que merecen conocer de dónde vienen.

2. Darle valor a los oficios y saberes

Hay una intención política en este proyecto: visibilizar saberes y oficios que históricamente han sido menospreciados o poco visibilizados. Las matronas cocineras guapireñas, muchas de ellas piangueras, todas mujeres que se internan en los manglares en condiciones extremas, son expertas ecológicas, magas del cuidado y el bienestar, y conocedoras profundas de los ciclos de la naturaleza. Las cocineras tradicionales son científicas empíricas, custodias de técnicas milenarias de conservación, fermentación y transformación de alimentos.

Este proyecto les da voz, les da espacio, les reconoce su lugar fundamental en los patrimonios culturales inmateriales del Pacífico colombiano asociados como la partería, las músicas de marimba, los bailes y cantos tradicionales.

3. Promover las identidades afro desde lo local hacia el mundo

La tercera pata del proyecto es la difusión. Se crea un seriado de cinco episodios temáticos que exploran diferentes dimensiones de la cocina guapireña: ingredientes locales únicos, platos emblemáticos, la comida en la vida cotidiana y en las festividades. Cada episodio es una ventana a un universo cultural afrocolombiano.

El sueño es ambicioso: posicionar la riqueza culinaria de Guapi como parte fundamental del patrimonio cultural inmaterial del Pacífico colombiano. Porque cuando reconocemos nuestros saberes, sazones y sabores y el mundo conoce y valora estas tradiciones, se generan condiciones para su preservación, emprendimiento y continuidad.

Un legado que se escucha


SonoGustoso es, en esencia, un proyecto de memorias y justicia cultural. Es reconocer que en cada plato de papachina, en cada plato con las hierbas de la azotea, en cada viche de mariscos, hay siglos de conocimiento acumulado, de adaptación al territorio, de creatividad en contextos de escasez y de celebración comunitaria.

Es entender que la cocina del Pacífico es patrimonio inmaterial, territorio sonoro, biocultural y afectivo. Y que preservarla es una forma de decir: aquí estamos, así vivimos, esto somos y lo compartimos, se los legamos. 

Porque mientras haya una abuela enseñando a preparar un alimento y a hacer la azotea,, mientras suene el pilón en las madrugadas y las piangueras conozcan los secretos del manglar, Guapi seguirá viva en cada bocado, en cada historia, en cada sabor que suena y cuenta un territorio de selva, río y mar.

La Ciudad Graffiti

Escrito en la calle

Portada de la publicación Escrito en la calle realizada por Mariana Yepes, Luis Flórez y Karen Gómez. 2025.

"Escrito en la calle. Color, forma, trazo y energía” es una guía gráfica y pedagógica pensada para escritores de graffiti que se apasionan por este universo, pero también para personas interesadas en las prácticas callejeras, visuales y gráficas, escrita por Mariana Yepes, Luis Flórez y Karen Gómez, acompañados por Verónica Morales (Rarónica) y 4 Elementos Skuela.

Contenido de la publicación Escrito en la Calle. 2025.
El material reúne contenidos esenciales sobre teoría del color, anatomía de la letra, partes y estilos del graffiti, así como recomendaciones sobre materiales y técnicas. Más allá de ser un manual técnico, la guía propone una mirada educativa y consciente sobre la práctica del graffiti: escribir en la calle como acto de reivindicación, comunicación, creación y construcción de identidad personal y afinidad colectiva.

Desde un enfoque que combina arte, pedagogía y cultura urbana, esta propuesta invita a explorar el color, la forma, el trazo y la energía como elementos que revelan la fuerza expresiva del arte urbano gráfico. La guía busca fortalecer la comprensión de estas prácticas como espacios de aprendizaje y diálogo, donde la creatividad se conecta con la reflexión, la memoria y el territorio.

Anatomía de la letra. Publicación Escrito en la calle. 2025.
La publicación es una herramienta abierta y didáctica tremenda, de las pocas que tenemos en la ciudad (sumado al libro de Worm), útil tanto para procesos educativos de las Escuelas de Graffiti como para experiencias comunitarias y artísticas, reafirmando que el graffiti y el arte urbano gráfico son trayectos formativos de pensamiento, sensibilidad, transformación social y creatividad.

Latidos

Muralismo Latinoamericano. La transformación permanente del tabú en tótem

Desde hace siglos, en América Latina nos hemos hecho la misma pregunta: ¿Quiénes somos?. Esa búsqueda de identidad ha marcado nuestra historia, y el Festival ExtraMural de la corporación Manguala, inspirado en el pensamiento de Oswald de Andrade, retoma la idea provocadora de que “solo la antropofagia nos une”. Con ello nos invita a conversar, desde el muralismo, sobre arte, cultura y política en clave colectiva.

La historia de esta “antropofagia” se remonta a los tiempos de las crónicas de Indias, cuando en 1492 Colón escribió por primera vez la palabra caníbal para referirse a los pueblos caribes. Así nació un imaginario que enfrentaba al “indio feroz y antropófago” con el “buen salvaje”, y que más tarde serviría de excusa para justificar la colonización. Pero lo que en principio fue un estigma, con el tiempo se convirtió en una metáfora poderosa: devorar, transformar y recrear lo ajeno para construir una voz propia.

Ese espíritu lo encarnó el muralismo mexicano posrevolucionario, que levantó imágenes de indígenas, obreros, campesinos y héroes del mestizaje con el fin de afirmar una identidad nacional. Aun así, no escapó a la paradoja: el primer mural de ese movimiento lo pintó un artista francés, Jean Charlot, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso. Tal vez fue el primer sacrificio simbólico que permitió al arte mexicano devorarlo y hacerlo suyo.

Mural de @Gleo_co. Tomado del Instagram de la Artista.
El muralismo no tardó en extenderse por la región. En Ecuador brillaron Camilo Egas y Oswaldo Guayasamín; en Cuba, Amelia Peláez y René Portocarrero; en Colombia, Ignacio Gómez Jaramillo y Pedro Nel Gómez. Cada uno de ellos reinterpretó, desde sus contextos, el legado del muralismo mexicano.

Mural de @yankamanta. Tomado del IG del artista.
Hoy, esa herencia sigue viva en artistas como Gleo, Yankamanta o Fidel Castro, que con sus murales narran historias de la naturaleza andina y tropical, de cuerpos racializados con pintura facial, o de oficios ancestrales como el tejido, la pesca o la minería. Sus obras, a veces directas y otras más sutiles, insisten en que la identidad latinoamericana sigue siendo un motivo inagotable de creación.

Mural de @fidelumen. Tomado del IG del artista.
El muralismo actual dialoga con las urgencias sociales del presente, pero también conversa con su pasado. En ese cruce de tiempos, vuelve a resonar la vieja pregunta por la identidad, y con ella la necesidad de escuchar distintas voces de la región que nos ayuden a imaginar nuevas formas de devorarnos y reinventarnos a través de las artes y el espacio público como espacio de disputas y encuentros.

Breves reseñas de los muralistas invitados al conversatorio organizado por el festival Extramural de la Corporación Manguala

Gleo
Natalia Gallego Sánchez, conocida como GLEO, es una muralista colombiana reconocida internacionalmente. Su obra une lo urbano y lo espiritual mediante colores intensos, rostros humanos y símbolos ancestrales que invitan a la contemplación interior. Sus murales monumentales están presentes en América, Europa, África y Medio Oriente, y forman parte de colecciones en Montreal, Vigo y Valencia. En 2022 realizó Mujer flor en la ventana en La Haya, por invitación del Museo Mauritshuis, reafirmando su lugar en el arte urbano contemporáneo.
De izq. a der. Yankamanta, Fidel y Gleo. Conversación en La Casa Centro Cultural. Fotografía cortesía Corporación Manguala. 2025.
Fidel Castro Cabello
Artista visual y educador cubano radicado en Bucaramanga, Colombia. Con más de 17 años de trayectoria, trabaja la pintura, el dibujo, la instalación y el muralismo en diálogo con comunidades y territorios. Ha expuesto en Cuba y Colombia y lidera proyectos de arte urbano que resignifican espacios desde la memoria y la identidad. Fue director de la Escuela Municipal de Artes de Bucaramanga y desde 2021 impulsa murales vinculados a organizaciones sociales, consolidando el arte como herramienta de transformación comunitaria.

DevorAndo el muralismo. Conversación en La Casa Centro Cultural. Fotografía cortesía Corporación Manguala. 2025. 
 Yankamanta
Jairo Mena, conocido como Yankamanta, nació en San Miguel de Ibarra, Ecuador. Su obra, influenciada por el arte indigenista, las luchas sociales y los saberes ancestrales, refleja la fuerza de sus raíces multiculturales y abre diálogos sobre memoria y derechos humanos. Es fundador y director del Festival NUMU, una de las principales plataformas de muralismo en Ecuador, desde donde ha impulsado intervenciones comunitarias e intercambios internacionales, posicionándose como referente del muralismo latinoamericano.

Asistentes al conversatorio Antropofagia y muralismo latinoamericano. Charla del Festival Extra Mural y la Bienal LATIDOS. La Casa Centro Cultural. Fotografía cortesía Corporación Manguala. 2025.
Documento escrito por José Monsalve. Director Festival Extramural.  
Edición y corrección ortotipográfica por Víctor Hugo Jiménez Durango.

Para escuchar el audio de las preguntas y respuestas de la charla, clic aquí