Pronunciamiento público a propósito del nuevo PEOTE


Reconocemos la Medellín construida por los excluidos de siempre: los desplazados del campo que llegaron a la ciudad a reconstruir sus vidas y construyeron barrios; la de los empobrecidos que no tuvieron la capacidad de adquirir vivienda en el mercado inmobiliario y dotaron de sentido un territorio. Reconocemos la creación histórica de los barrios de Medellín y la memoria de los habitantes de esos territorios que han defendido de la amenaza de diversos tipos de desalojos y conflictos.

El suelo urbano al que han accedido los sectores populares es fruto de las condiciones desiguales de ocupación y consecuencia de las marcadas desventajas sociales y económicas del grueso de la población para acceder a una vivienda de manera formal en la ciudad. Entendemos que la ciudad tiene múltiples formas de ocuparse y diversas formas de apropiación.
Como muestra, las más de 300 mil  víctimas de desplazamiento forzado que viven en la ciudad y que no han obtenido una reparación integral o accedido a una restitución de vivienda, son quienes desde hace décadas construyen lugares habitables en una lucha constante por humanizar el espacio y poder permanecer en el territorio.

Sin embargo, la institucionalidad y la empresa privada han hecho del desplazamiento por el modelo de desarrollo, algo inevitable y la población más vulnerable sigue asumiendo altos costos sociales y económicos producto del traslado y la reubicación. La expulsión de población no puede producirse bajo el argumento de que las viviendas carezcan de escritura pública, pues reconocer la construcción de barrios informales supone la posesión de las viviendas y la inexistencia de títulos de propiedad.

Reclamamos el reconocimiento de las distintas formas de ocupación en la ciudad y las construcciones y las prácticas colectivas a través de las cuales se construyeron vías y senderos, centros de encuentro, escuelas, juntas de acción comunal y canchas, que han sido útiles a la comunidad.

Exigimos que se avance en programas de mejoramiento integral de barrios, orientados a proteger el hábitat popular mediante la adecuación del entorno: conexión de agua potable, redes de alcantarillado y mejoramientos de vivienda, canalización de aguas lluvias, obras de mitigación del riesgo; de manera que las personas y familias puedan seguir habitando el territorio en el que han construido tejido social.

Demandamos mayor atención, voluntad política y presupuesto para la gestión del riesgo en Medellín. Los estudios microzonificados deben concretar acciones para mitigar y disminuir las amenazas del riesgo, mediante la construcción y mantenimiento de  alcantarillados de aguas lluvias y residuales, pilones, muros de contención, cunetas y andenes; es urgente avanzar en la rehabilitación y protección del suelo.

Exigimos acciones concretas de prevención y disminución del riesgo frente a omisiones de la misma Administración municipal con las cuales genera amenazas, dejando obras inconclusas, demoliendo viviendas sin los debidos procedimientos y sin recolección de escombros o construyendo muros de contención sin durabilidad; así mismo a EPM ante la falta de mantenimiento de las redes de acueducto y alcantarillado que filtran sus aguas en la ladera, produciendo humedad y deslizamientos.

La gestión del riesgo no puede ser la desenfrenada evacuación y demolición de las viviendas; ninguna familia deberá ser desalojada y lanzada a un desplazamiento más sino se propician todas las medidas necesarias para proteger su vida y dignidad. En caso de haber reasentamiento, exigimos se les entregue una vivienda de manera inmediata, según sus necesidades y, en el barrio o alrededores.

Consideramos que Ciudadela Nuevo Occidente no se desarrolló integralmente para recibir a miles de familias y por tanto, mientras no se solucionen las problemáticas actuales de vivienda y acceso eficiente a servicios públicos domiciliarios, así como los problemas de cobertura en salud y educación, la Administración municipal no debería propiciar allí más reubicaciones ni las personas subsidiadas o afectadas por procesos de reubicación lo deberán permitir.

Reclamamos proyectos de viviendas dignas a corto y mediano plazo, que sean construidas con las comunidades, buscando ampliar los metros cuadrados de las nuevas casas y gestionando soluciones creativas que superen el subsidio pírrico que hasta ahora alcanza para una “caja de fósforos”. Que la política de vivienda en Medellín, no solo se dirija a impactar el índice cuantitativo de vivienda a través de los Macroproyectos, sino que aporte a la calidad habitacional, propiciando el empleo y promoviendo iniciativas de generación de ingresos para que las personas tengan sostenibilidad económica.

Exigimos mayor atención frente a la protección de derecho humano al agua de los sectores populares de la ciudad, acceso eficiente y continuo a las comunidades que ocupa los bordes que aún no cuentan con redes de acueducto, y mejoramiento y adecuación de las redes de quienes hoy reciben el servicio de alcantarillado de manera ineficiente y perjudicial.

El discurso de la participación no se puede seguir prestando para ser un instrumento que facilita la imposición arbitraria de proyectos institucionales que terminarían expulsando a la población y/o empeorando sus condiciones de vida; requerimos información clara y precisa de los planes y proyectos a ejecutar y las implicaciones que tendrán para los pobladores, de manera que se puedan concertar alternativas y concretar propuestas técnicas y sociales. 

Siendo los barrios populares un acumulado histórico de humanización del espacio, reivindicamos la construcción social del hábitat y la permanencia de los habitantes frente a las intervenciones que la Administración Municipal y la EDU realizan en los barrios; el Estado debe reconocer la realidad de autoconstrucción de estos territorios y por tanto, sus proyectos deben ser definidos y concertados con la población.

"la solución no es eliminar los barrios, que son a la vez expresión de la  inteligencia colectiva del pueblo y espacio de solidaridad y lucha, sino transformarlo para darle a sus habitantes vida digna...”
                 
Manifiesto por la revolución urbana -Movimiento de Pobladoras y pobladores-           
Septiembre de 2014

La ciudad y el espacio público

7 claves para tener ciudades enfocadas en los peatones

© archer10 (Dennis), vía Flickr.
La Asociación de Investigación y Planificación Urbana de San Francisco, denominada SPUR, es una ONG que se dedica a elaborar estrategias que buscan mejorar la calidad de vida urbana, específicamente en las ciudades que conforman el Área de la Bahía de San Francisco.

La mayor ciudad de esta bahía es San José, la que durante las décadas del 50 y 60 vivió un proceso de expansión que la consolidó como un área metropolitana. Después, en los ’90, la ciudad se denominó como la Capital de Silicon Valley, producto de un explosivo desarrollo tecnológico.

En los últimos años, las estimaciones apuntan a que San José tendrá el mayor crecimiento de las ciudades de la bahía. Por este motivo, SPUR hizo la investigación Getting to Great Places, que se enfoca en San José con el fin de mejorar su desarrollo urbano, tomando en cuenta que el gobierno local quiere orientar este crecimiento urbano a la creación de barrios mixtos que sean amigables con los peatones.

A continuación les contamos las 7 claves de este estudio de SPUR.

1. Circulación peatonal


© Michigan Municipal League (MML), vía Flickr.


Caminar por una calle con cafés, restaurantes y tiendas es mucho más agradable que por una calle en donde hay grandes edificios comerciales que no permiten que los peatones se desplacen con comodidad y solo tienen estacionamientos para autos.

Por esta razón, la Asociación de Investigación y Planificación Urbana de San Francisco (SPUR)explica que en este tema influye la percepción de distancias y que, por lo mismo, las ciudades lo pueden evitar con una medida muy simple: evitar construir manzanas llenas de edificios.

Además, las manzanas deben tener calles y pasajes para que los peatones puedan circular entre los edificios.

2. Orientar los edificios hacia las calles


© Michigan Municipal League (MML), vía Flickr.

Si los peatones caminan por una tienda que en su entrada principal tiene estacionamientos para autos, lo más probable es que no se interesen en entrar a ella.

Es por esto que la Asociación aconseja que las tiendas tengan sus entradas en el borde de la calle. Sobre esto, el planificador de SPUR, Benjamin Grant, agrega que así se genera “una especie de intimidad y sentido del lugar”.

Además, explica que los seres humanos se sienten más cómodos en espacios en los que no quedan tan expuestos, como las plazas tradicionales, lo que denomina “instinto residual”.

3. Definir los usos de los espacios públicos



Times Square, Nueva York © Brian Digital, vía Flickr.


Existen ciertos espacios públicos que pueden ser muy bulliciosos y, por lo mismo, se vuelven incómodos para algunas personas. Sin embargo, es necesario reconocer que estos espacios logran atraer a los ciudadanos que ven en ellos buenas opciones para pasar el tiempo. Un ejemplo de esto es lo que ocurre en Times Square, en Nueva York.

Acerca de esto, Grant considera que es importante que este tipo de lugares tengan un buen equilibrio entre el espacio disponible para que circulen los peatones y el que destinan a los kiokos o tiendas, especificando que éstos últimos no deben ser la prioridad en cuanto al espacio.

4. Construir estacionamientos “invisibles” para automóviles



© Éole, vía Flickr.



“Todos los conductores son peatones cuando salen de sus automóviles”. Así es como Grant introduce este punto acerca de cuál es el lugar más adecuado para construir estacionamientos para autos, sin afectar a los peatones ni la calidad de los espacios públicos.

Desde su perspectiva, si un edificio tiene estacionamientos en su parte delantera, “los peatones se sienten como ciudadanos de segunda clase”. Por este motivo, recomienda que si se van a construir estacionamientos, éstos deben ser subterráneos o en la parte trasera de un edificio, para que sean invisibles para los peatones y conductores.

A esto agrega que deben ser multiusos (comerciales, de oficinas y residenciales), con accesos lógicos y que sean seguros para los peatones, es decir, todos los ciudadanos.

5. Detalles de escala humana en los edificios



Empire State Building © Bokeh & Travel, vía Flickr.


El Empire State Building es un edificio que tiene 381 metros de altura, pero que no se ve como una construcción impenetrable, ya que cuenta con accesos peatonales que hacen la diferencia. Según el libro “Getting to Great Places” de SPUR, estos detalles lo convierten en un edificio que crea un ambiente cercano para los peatones a nivel del suelo.

6. Accesos peatonales claros y definidos



Plaza Trafalgar © LifeInMegapixels, vía Flickr.


Para caminar por las plazas y los parques, los peatones deben contar con accesos que permanezcan despejados y que estén bien definidos. Es por esto que se recomienda que los caminos y paseos estén señalizados para motivar a la gente a recorrer un lugar. Asimismo, con estas señales se puede ayudar a los turistas, sobre todo en aquellos lugares que son visitados por mucha gente.

7. Construir “calles completas”

© EURIST e.V., vía Flickr.
Hasta hace un par de décadas, las calles de ciertas ciudades estaban enfocadas para facilitar los desplazamientos de los automovilistas, por lo que ciertos atributos tradicionales de las calles se estaban perdiendo. Algunas de estas características corresponden a tener espacios comerciales, sociales, para el transporte público y las bicicletas.

Por este motivo, la guía busca recuperar estos atributos mediante la construcción de calles completas, es decir, siguiendo un diseño urbano que se centre en aprovechar todo el potencial que tiene una calle desde distintas funciones. Así, los ciudadanos pueden tener espacios públicos más tranquilos, en donde se puedan tomar un café, leer un libro y moverse en bicicleta.
Con este tipo de calles, la Asociación considera que los barrios se enriquecen a través de las experiencias que ofrecen.

Genealogía de un presente neoliberal


En la actualidad, algunas instituciones educativas están experimentando una especie de aporía, que se podría metaforizar de la siguiente forma: un hombre de cromagnon intentando educar a un niño homo sapiens del siglo XXI. Así es: entre la institución educativa y los niños, a veces, hay un abismo de distancia. Por un lado, algunos colegios y familias teniendo la disciplina como el criterio fundamental para gobernar a las nuevas generaciones; y por el otro, los niños y las niñas, viviendo en un mundo configurado para el goce, para la diversión, como único norte posible. A veces, en vez de un abismo, lo que sucede es un choque entre dos trenes, con su consecuente explosión: o maestros incapacitados en las clínicas de salud mental, o niños medicados con Ritalina para que dejen tanta desobediencia, o padres de familia impotentes para transmitir algo de orden a sus hijos, etc.

Esta investigación es una posible puerta para salir de esta aporía, pero no en una dirección educativa; es decir que esta investigación no se pregunta por qué hacer con los niños indomables de hoy, sino que se pregunta por qué es lo que estamos haciendo para que sean tan indomables, tan voraces, tan demandantes, tan consumistas, tan individualistas, tan hedonistas, etc. Lejos de construir ideales para que no sigan siendo así, la importancia de esta investigación radica en que quiere comprender por qué son como son, ubicando la noción de gubernamentalidad en el centro.

Sáenz (2005), un pedagogo e historiador de la Universidad Nacional, habla de dicha noción de gubernamentalidad en una investigación sobre la ciudad de Bogotá como ciudad educadora. El autor tiene claro lo siguiente en relación con los estilos más contemporáneos de gobierno:

“El gobierno más efectivo no es el que se ejerce de manera directa y personal, sino el que opera a través de prácticas indirectas de disposición de los espacios, los tiempos y cuerpos para producir aprendizajes y conductas específicas e involuntarias (en el sentido en que operarían directamente sobre las percepciones, actitudes y comportamientos del individuo y la población sin que éstos se percaten, necesariamente, de ello). (p. 21)

Con esta noción, el modo de gobernar ya no es la disciplina en la forma de los colegios y las familias tradicionales, sino unas prácticas indirectas que empujan a los sujetos a desear ciertas cosas en particular. Un ejemplo claro de este asunto es la proliferación de parques de diversión en los centros comerciales; nadie le tiene que dar la orden a los niños para que se diviertan sin importar el espacio en el que estén. Los parques mismos los atraen… por algo también toman ese nombre de parque de atracciones.   

Pensar a los niños desde la noción de gubernamentalidad, en una ciudad concreta como Medellín, será un trabajo investigativo que se sume a la larga lista de proyectos que piensan la ciudad, pero en tanto que se agrega el elemento infancias, y desde una perspectiva foucaultiana, hace pensar en la posibilidad de que haya algo novedoso en el asunto. 

Para conocer el proyecto de investigación preliminar de Marlon Cortés, hacer clic aqui
Vea la página web de la exposición Los niños que fuimos: huellas de la infancia en Colombia